JUGUEMOS A MENTIRNOS

Todos los personajes del manga/ anime Inuyasha no me pertenecen; son creación de Rumiko Takahashi. Yo solo escribo esta historia alternativa, sin ánimos de lucro, como una simple fan, que ama a ese maravilloso Hanyo creado por la grandiosa Mangaka.

Advertencia: Como todo fic que escribo este contendrá lemón, también escenas y palabras fuertes, por lo que si eres menor o no disfrutas esta clase de lectura. Abstenerse de hacerlo.

Bla bla bla: pensamientos.

– Bla bla bla: Diálogos.

POV-: la escena narrada desde la perspectiva o punto de vista del personaje.

CAPÍTULO 1

La tenue luz proveniente de incontables velas era lo único que iluminaba el lugar; tendida en la cama estaba una mujer usando un provocativo baby doll de tul transparente color blanco; la posición del cuerpo femenino cambiaba una y otra vez practicando algunas "poses sensuales".

– Aishhh, porque demonios aún no llega. – renegó en un susurro tomando de la mesita de noche su teléfono celular para mirar la hora. Presionó llamar y el último número discado apareció en su lista.

– ¿Si?. – una voz masculina se escuchó y la mujer mordió sus labios inmediatamente frustrada.

– Hola, etto…solo quería preguntar si ya estas cerca de casa. – musitó. – hace dos horas debías haber llegado. – agregó acostándose sobre la mullida cama, boca arriba

– Ah, no creo que pueda llegar temprano hoy, así que no me esperes despierta. – ordenó el hombre, inmediatamente los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas. – si es todo hablamos mañana en casa, aún me queda mucho trabajo que hacer. – agregó.

– Amor, recuerdas que ayer te pedí que hoy llegaras temprano, solo hoy lo necesitaba. – susurró intentando que su voz no sonara quebrada.

– ¿Sucedió algo grave?. – indagó manteniendo un tono gélido.

– No, no ocurrió nada, trabaja tranquilo, nos vemos mañana. – susurró terminando la llamada, inmediatamente millones de lagrimas recorrieron su rostro. Y tuvo que abrazar el almohadón buscando un soporte mientras lloraba.

Las luces de la habitación se encendieron y las velas fueron apagándose una a una por la mujer quien no podía parar de llorar; al salir a la sala vio los globos y la cena preparada.

– Feliz segundo aniversario, gran tonto. – musitó limpiándose raudamente las lágrimas que no daban tregua. – El plan número cinco ha sido un fracaso. – agregó mirando con tristeza la preparación que horas antes había hecho con anhelo y esperanza.

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La joven estaba ansiosa esperando en el recibidor de una lujosa oficina, su mirada se alternaba entre el enorme reloj colgado en la pared y la mujer que estaba sentada frente a ella tras el escritorio tecleando en el ordenador ignorándola completamente. El estridente sonido del teléfono se escuchó en el lugar y la mujer prontamente atendió.

– Señora Kagome, puede pasar. – musitó al finalizar la llamada y la azabache se paró inmediatamente y sonrió a la mujer. – La guiaré hasta la oficina. – ofreció.

– No es necesario. – aseguró comenzando a caminar. Al llegar frente a la puerta sonrió ampliamente, dio dos suaves golpes e inmediatamente abrió la puerta manteniendo su sonrisa.– Buenos días. – Saludo al hombre que estaba tras el escritorio.

– Buenos días Kagome, siéntate. – ofreció y la mujer lo cumplió inmediatamente. – ¿Nuevamente has venido sola?. – indagó.

– Si. – susurró.

– Te he dicho que la terapia no funcionará si solo uno de ustedes vienen, esto es así como el amor, deben ser ambos los entregados para que dé resultados. – musitó.

– Lo sé, pero por más que le pido que venga, él se niega, no sé qué hacer, solo tú puede ayudarme. – aseguró haciendo un mohín. El hombre suspiró hondamente.

– ¿Cómo te fue anoche?. – indagó e inmediatamente el rostro de la mujer se oscureció.

– Mmm…pues yo…preparé la cena, compre un baby doll transparente, decoré la habitación con velas aromáticas, incluso estuve leyendo algunos libros eróticos para estar inspirada en el momento que llegara, como usted recomendó. – comentó. Los codos del hombre reposaron sobre el escritorio y sus manos dieron apoyo a su mentón, mientras la escuchaba.

– ¿Cómo fue su reacción al verte?. – indagó.

– Tsk, ni siquiera llego a casa anoche, todo fue una pérdida de energía, es un tonto insensible, además de todo el esfuerzo que le dediqué y todo el frio que tuve que soportar con esa prenda, él ni siquiera recordó nuestro aniversario de bodas. – susurró.

– Entonces esta vez ni siquiera tenemos una reacción. – pronunció y la mujer asintió, por lo que el hombre suspiró profundamente antes de hablar. – Kagome en verdad quiero ayudarte, pero como te dije la última vez, el amor no se puede forzar, si él no viene con usted a la terapia de parejas, me parece que está desperdiciando su dinero al venir. – aconsejó.

– Yo…aún no quiero darme por vencida, por favor ayúdeme, no se preocupe por el dinero, yo puedo pagar las consultas. – aseguró.

– Pero…– debatió.

– Por favor, no me rechace también usted. – rogó. El hombre ya le había dicho que no podía ayudarla, que él se especializaba en "parejas", que lo que ella pedía incluso iba en contra de su ética profesional, pero era un buen hombre, pues aún después de decirle eso, no se rehusaba a recibirla cuando ella fijaba una nueva consulta. – Ya se lo dije en la consulta anterior, solo necesito que me escuche y me aconseje por ahora, iniciaremos la terapia de parejas una vez consiga algún avance, no tengo a nadie más que a usted, por favor, ayúdeme. – agregó.

– No lo tomes como un rechazo, simplemente que no puedo aconsejarte como salvar tu matrimonio si tu esposo no hace los ejercicios con usted; la primera vez que viniste dijiste que no querías el amor de tu esposo, que solo querías lograr tener sexo con él, pensé entonces que sería fácil darte algunos consejos, no sé ni siquiera en que pensaba en ese momento, esto resulto ser más difícil de lo que hubiera previsto. – aseguró. – me gustaría saber en verdad que clase de hombre es su marido. – agregó.

– Un ególatra, arrogante, cínico, sin corazón. – musitó la mujer. Y el hombre sonrió levemente. – pero aún así lo amo. – agregó.

– Entiendo, ¿pero si lo ama porque siempre dice que no quiere su amor, que solo busca sexo?. – indagó curioso.

– Etto…mis amigas de la secundaria decían que la manera más efectiva de ganar la atención de un hombre es agarrándolo firme por los pantalones. – explicó. – Claro que lo que más anhelo es que me ame, pero sé que es imposible, por eso me conformaría con tenerlo aunque sea de esa manera. – agregó.

– Las niñas de ahora dan miedo. – musitó el hombre negando con la cabeza. – En verdad que desde que te conocí ya no me siento un psicólogo, parezco más como una de tus amigas locas con planes inútiles. – agregó triste y la mujer rió sonoramente logrando que él sonriera también.

– Gracias Bankotsu por ser mi amigo. – musitó sonriendo y el hombre bufó exasperado.

– Intenta nuevamente hablar con tu esposo, sería un gran paso si él viene a las terapias. – aconsejó y ella asintió. – Nos vemos la próxima semana. – se despidió.

– Etto… ¿no me darás ninguna "misión"?. – indagó dedicándole una dulce sonrisa y hombre suspiró profundamente, no le gustaba para nada hacer eso, pero no podía negarse a los pedidos de la mujer.

– Por lo pronto te recomiendo que esta vez lo que intentes sea más simple, porque no pruebas tomar una ducha con él o le ofreces hacerle un masaje cuando llegue a casa, quizás algo más inocente y sin tinte sexual aparente logre lo que los planes anteriores no. – expuso y la mujer asintió, todos los planes anteriores habían sido difíciles. Desde bailes eróticos, ver videos con contenidos censurados, hasta incluso "roses accidentales" en ciertas partes, pero nada había resultado, simplemente su esposo era inmune.

– Menos mal ya no me pedirás hablar sobre las fantasías sexuales, aún no puedo olvidar su rostro cuando le comente mi fantasía. – expuso, y el hombre aguanto las ganas de reír al ver el rostro sonrojado de la mujer. – creo que después de eso apareció aún menos por casa. – agregó.

– Tu esposo es el extraño, cualquier otro hombre hace mucho tiempo estaría sobre ti arrancándote la ropa. – expuso inconscientemente y se arrepintió al ver el rostro de la mujer.

– Etto…entonces intentaré darle un masaje, nos veremos en unos días y te comento los resultados. – expuso parándose. – Espero que esta vez finalmente consiga algún avance, gracias por todo. – agregó. Bankotsu quedó en silencio mientras miraba fijamente la puerta.

Kagome´s POV-

Estaba nerviosa, ninguna de "las misiones" había sido fácil de cumplir, pero después de cinco decepciones, cada vez era más difícil tomar el coraje para intentarlo; apenas eran las seis de la tarde por lo giré la cabeza sorprendida en dirección a la puerta cuando esta se abrió.

– Ya estoy en casa. – lo escuché decir y aunque no me sentía aún preparada psicológicamente para llevar a cabo el plan, le sonreí.

– Bienvenido. – musité parándome y acercándome a la puerta para recibir su saco y ponerlo en el perchero. – ¿cómo estuvo el día?. – pregunté, queriendo como siempre escuchar algo de su día.

– Mucho trabajo. – contestó escuetamente mientras se colocaba el zapato de casa y caminaba rumbo a la habitación.

– Me sorprendió un poco que llegaras tan temprano. – aseguré intentando agarrar un tema de conversación, mientras lo seguía; normalmente su horario de llegada era después de las 8 de la noche, eso si es que llegaba a casa, pues la mayoría del tiempo prefería dormir en la oficina.

– Me bañaré, dormiré un poco, debo salir nuevamente más tarde. – expuso.

– ¿Salir?. – indague desconcertada; en verdad quería saber ¿donde iría?, ¿qué haría?, ¿con quien estaría?, pero sobre todo no quería que volviera a salir, quería tenerlo a mi lado, pero no me animé a manifestar todo lo que sentía.

– Hump, estoy cansado ahora, si no hay nada urgente iré a bañarme. – musitó.

Si no hay nada urgente. – repetí en mi cabeza, esa era la frase más utilizada por mi "querido esposo", siempre me preguntaba que sería para él una urgencia. ¿ El hecho que estuviera muriendo de angustia y soledad podría ser una urgencia para el hombre?. Simplemente esbocé una mueca simulando una sonrisa. – Ve tranquilo, no hay nada urgente. – susurré, lo último que quería era eso, pero no podía decirle que se quedara, no quería que me viera como alguien posesiva y por sobre todo tenía mucho miedo, miedo de comprobar que aún rogándole él no se quedaría a mi lado. ÉL me miró de reojo y pude ver esa expresión analítica por lo que mantuve la fingida sonrisa.

– Entiendo. – musitó antes de abandonar la sala e ingresar a la habitación.

Por un minuto solo pude quedarme inerte en el mismo lugar, mirando la blanca puerta recientemente cerrada.

– Fuerza Kagome, tú puedes lograrlo. – susurré dándome ánimos; el hecho de abrir la puerta de la habitación, esa simple acción se había vuelto un gran desafío luego de ver ingresando a mi esposo por ésta, mi mano en el pomo de la puerta temblaba y se negaba a reaccionar. – Tranquilízate, respira, que es lo peor que puede pasar. – susurré dándome ánimos, pero eso solo lograba asustarme más; habían sido demasiados rechazos, con cada intento lo creía más lejos que cerca, no sabía hasta que punto podríamos aguantar si todo estos seguía así, eso era lo que más me asustaba, no quería perderlo.

Al abrir la puerta lentamente me colé en el interior y vi la habitación vacía, el sonido del agua me indicó el lugar donde estaba por lo que tomando coraje caminé rumbo a la puerta del baño y sujete el pomo, lo bajé lentamente intentando abrirlo, después de todo la primera opción era ofrecer un baño juntos, pero fue un mal augurio al notarlo con tranca. Suspiré angustiada intentando refrenar los presurosos latidos de mi corazón, en verdad creía que en cualquier momento podría sufrir de un infarto o algo similar, esa forma de latir no podía ser normal. Me senté en la cama cruzando mis piernas y practicando una pose sensual, pero al notar los desgastados pantalones color gris y la sudadera amarilla que usaba normalmente en casa supe que no tendría ningún efecto estimulante.

La puerta del baño se abrió más pronto de lo que hubiera deseado y de la habitación salió el hombre más perfecto que mis ojos hubieran apreciado. El pullover blanco mangas largas y los pantalones holgados del mismo color, aunque simples quizás a los ojos de otros se exhibían perfectamente sobre el esbelto cuerpo del hombre.

– ¿Sucede algo?. – me preguntó quizás al notar la baba que abandonaba la comisura de mis labios.

– No…solo…etto…– tartamudee sin poder hablar coherentemente.

– ¿Necesitabas usar el baño?. – indagó, y quise golpear mi cabeza contra la puerta después de haber asentido. Era una tonta sin remedio. Él me dio paso mientras colgaba la toalla cerca de la ventana sin volver a mirarme.

Lavé mi rostro una y otra vez mientras me miraba al espejo, busqué desesperada entre los objetos guardados en la caja, y sonreía al encontrar un brillo labial, me la puse y luego sonreí, el color rosa me quedaba bastante bien, mi rostro tomaba vida, agité mis cabellos buscando lograr un forma sensual y salvaje. Aparté el cuello de la sudadera dejando a la vista uno de mis hombros y cuando finalmente estuve conforme con mi estilo, abrí la puerta con el corazón debocado.

Las luces habían sido apagadas, mientras el cuerpo del hombre era cubierto hasta la cintura por el grueso edredón, el otoño estaba terminando y el frío del invierno próximo ya se hacía sentir, por lo que era normal que se tapara.

– ¿Ya estás durmiendo?. – indagué al llegar hasta el costado de la cama. Sus ojos se abrieron dándome me entender que aún no lo hacía, y pronto pude escuchar su voz confirmándolo.

– ¿Aún no, necesitas algo?. – indagó. Mordí mis labios para refrenar mis palabras, cada vez que él me preguntaba si necesitaba algo me veía muy tentada a decirle que sí, que necesitaba sexo duro con él, pero simplemente no tenía el coraje de decirlo, igual que en ese momento.

– Ayer, trabajaste todo el día. – susurré. – seguro hoy estás muy cansado. – agregué. El no dijo nada solo se quedó viéndome, esperando que yo hablara sobre "el importante" asunto, que inquietaba su sueño. – Etto…solo quería saber si…si no quieres un masaje, creo que te ayudaría a dormir mejor. – tartamudee sin proponérmelo, es que él lograba ponerme nerviosa cuando me miraba tan fijamente como lo hacía en ese momento.

– No me gustan los masajes. – musitó tajantemente. Mis ojos se abrieron de la impresión y sin poder evitarlo prontamente se llenaron de lágrimas, él siempre era así, un maldito bloque de hielo, siempre eludiendo mis intentos por seducirlo, de una manera educada y formal, yo intenté esbozar una sonrisa pero mis labios temblaron. Ya no podía soportarlo. Me sentía tan frustrada y ofendida que las palabras abandonaron mi boca antes que pudiera pensar coherentemente.

– ¿No te gustan los masajes, o que yo te toque es lo que te asquea, Sesshomaru?. – indagué antes de sollozar audiblemente.

Continua…

Hola…hace un tiempo este nuevo fic rondaba mi cabeza, aún cuando solo eran pequeñas partes incoherentes, deseaba escribirlo y poder compartirlo, espero me apoyen y lo lean.

Esperé finalizar mis otros fics antes de publicar este, así ponía toda mi dedicación en este nuevo proyecto que me emociona en demasía escribir. Se siente extraño el primer capítulo, pues aún no se si alguien lo leerá y comentará (espero alguien lo lea XD).

Atte.

Mizune - Mei