Todo había empezado ese día, tras un camino que se sintió eterno hasta el río Sena, donde sus amigos se encontraban listos para tocar.

Estaba emocionado, si bien el día no empezó de la mejor forma, sí había cambiado gratamente.

Desde la ardua práctica que se sentía cada vez más insípida, el dueto realizado con su padre y ahora, el concierto.

Un concierto donde lo habían invitado a tocar tras chocar con un viejo modelo de teclado. Y claro, tras conocerlo a él.

El hermano de Juleka era ligeramente más grande por lo que pudo notar, parecía ser una persona bastante relajada y lo había hecho sentirse parte de la banda aún cuando ese era su primer encuentro.

Acercándose a él entre canción y canción para hacerle pequeños apuntes sobre cada melodía prolijamente escrita sobre las partituras.

Cuando el concierto terminó, todos sus amigos se acercaron para felicitarlo e incluso, pedirle que considerara entrar al grupo.

Y no podía negar que realmente le encantaba la idea... aunque no estaba seguro de obtener el permiso para ello.

Luka le dio alcance cuando estuvo a punto de subir al auto donde Gorila ya lo estana esperando, ofreciéndole su puño como seña de despedida.

-Un placer tocar contigo, Adrien -El de ojos verdes no dudo en chocar su puño con el del contrario.

-Lo mismo digo, Luka.

-Sé que dijiste que esto podía no volver a repetirse -Dijo el de mechas azules, antes de ofrecerle una carpeta -Pero sería genial que les dieras un vistazo.

-Estas son las...

-Las partituras de nuestras canciones. Espero verte pronto.

Luka regresó al interior del bote donde los demás estaban celebrando, permitiendo que Adrien entrara al auto mientras observaba la carpeta que se le había confiado.

Quizás era un buen momento para reiterarle a su padre que la música se disfrutaba más en compañía de otras personas.

BOTE.

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