¡Hola! Esta idea me venía rondando en la mente desde hace semanas y al fin la traigo aquí. Tendrá como máximo 5 capítulos.

Claramente ninguna de las dos sagas me pertenecen, yo solo tomo a sus personajes prestados con fines de entretenimiento.

Aclaraciones:

--Este Fanfic sigue la línea del tiempo de la sagas de Percy Jackson, es decir

Percy nació en 1993, Harry es un año mayor así que nació en 1992.

Harry llega al campamento en el 2004(?) a los doce años. Percy va un año después a la misma edad.

I. -

Como meter una arpia en una jaula de lechuza tamaño estándar.

A Harry le encanta estar en Hogwarts, aquel enorme colegio era su hogar. Tenía buenos amigos y las clases eran divertidas, pero había algo que constantemente le recordaba que nada en el mundo podía ser perfecto.

La atención. Nunca se había considerado especialmente tímido, pero esos últimos días antes de terminar las clases no pudo evitar pensar que tal vez la atención (o fijación) que los demás tenían para con él se estaba volviendo algo extrema.

Así que hacía finales de segundo curso recibió las inevitables vacaciones de verano con una inusual sensación de calma que estaba seguro no tenía nada que ver con su próxima estancia en Privet Drive, se había despedido de la familia Weasley y Hermione en el anden asegurándoles que él estaría bien y volvería en una pieza para el siguiente año escolar.

La señora Weasley le dio un ultimo abrazo muy fuerte antes de dejarlo marchar haciéndole prometer que escribiría. Harry no sabía si podría cumplir tal cosa pero aún así había aceptado.

Estuvo esperando de pie en la estación con el baúl y la jaula de Hedwig a sus pies por varios minutos antes de resignarse a que había sido olvidado por sus tíos y seguramente estaría horas ahí.

Busco un lugar cómodo donde esperar y se dejó caer en la banca después del esfuerzo de mover su equipaje.

Curiosamente la estación estaba casi vacía, a excepción de algunas personas que se movían en busca de su anden o de las ocasionales paradas. Conforme pasaban las horas y su aburrimiento crecía Harry noto que solo tres de esas personas permanecían en el mismo lugar, parecían estar esperando algo igual que el propio Harry.

Dos de ellas eran mujeres de edad avanzada, que charlaban en voz baja y de vez en cuando le daban alguna mirada.

El otro era un hombre joven que recargaba su peso en una muleta. Él lo miraba fijamente y el pequeño mago se

pregunto si lo reconocía de algún lado o si debería irse a otro lugar pues la mirada comenzaba a incomodarlo.

En algún punto el sueño y el hambre debieron vencerlo pues lo siguiente que pudo recordar fue el claro sonido de un golpe y una voz llamándolo.

—¡Vamos Harry! ¡Despierta ya! — lo apremiaba y una mano lo empujaba.

Cuando el niño abrió los ojos estaba seguro de seguir dormido.

Por que ni siquiera en el mundo mágico había una explicación para lo que estaba viendo, las adorables ancianitas habían crecido varios centímetros y le mostraban unos dientes casi tan filosos como sus garras.

—¡Levántate hay que irnos! — le dijo el muchacho al tiempo que le pasaba la jaula y se echaba sobre el hombro el baúl. Debía de ser muy fuerte razonó Harry.

Las dos mujeres siguieron persiguiéndolos mientras corrían, en un par de ocasiones alguna de las criaturas lo llegaba a prender de la ropa pero el muchacho las golpeaba con su equipaje.

—¡¿Qué rayos son esas cosas?!— pregunto mientras su lechuza se revolvía inquieta en el interior de la jaula.

—¡Son benévolas! —contesto el otro entre jadeos —Deben haber olido a un mestizo, ¡no estaba seguro que fueras tú!

Un foco se encendido en la alborotada mente del chico, ¿mestizo? ¿Esto era por que su madre era hija de muggles?

Cuando una benévola lo pescó del cuello de la camisa y empezó a levantarlo Harry maldijo mentalmente a Voldemort con palabras que harían que la señora Weasley le lavara la boca con jabón.

El muchacho intentaba ayudarlo pero no podía ni siquiera llegar a la altura de sus pies. Entonces el mago noto la tranquilidad con la que las pocas personas que había ahí caminaban, sin preocuparles el niño colgado a tres metros del piso por una vieja loca.

Más desesperado que iluminado Harry abrió la puerta de la jaula de Hedwig dejándola salir antes de golpear con ella a la benévola que lo sujetaba.

El punto bueno fue que lo soltó. Lo malo fue la caída, en donde por milagro cayó sobre un montón de maletas afortunadamente no tan duras como su baúl.

De algún modo a una de las benévolas se le había atorado la cabeza en la jaula y ahora la otra intentaba ayudarla.

El muchacho desconocido aprovecho la confusión para llegar hasta el menor y salir casi arrastrándolo de la estación.

Pidió el primer taxi que encontró y en su estado de aturdimiento Harry apenas y fue capaz de registrar que el destino pedido por el desconocido fue el aeropuerto.

Algo en el cerebro del mago de reconecto en ese momento.

—¡Espera! ¿Al aeropuerto? —solto sorprendido con Hedwig en su regazo—¿Quién eres tú? ¿Y qué rayos eran esas cosas? ¿Todo esto es por Voldemort? ¿Cómo es que sabes mi nombre? ¿Eres un mago?

El mayor pareció ligeramente aturdido por sus preguntas.

—¡Por supuesto que vamos al aeropuerto! No hay sitio en este lugar que sea seguro para gente de tu clase—.Dejo salir un suspiro cansado y eso le resto años a su expresión parecía tener poco más de veinte años.—Soy Hend, tu guardián... ¿Quién dioses es Voldemort?

Luego mientras Harry se resistía a lo que cada vez tenía más pinta de secuestro internacional el joven a su lado le soltó lo que seguramente hubiera sido el mayor cuento de su vida. Pero no lo fue, Hagridse le había adelantado un par de años con la que bien podría llamar la revelación de su vida. Sin embargo el discurso pasado del semi-gigante le dejo la mente lo suficientemente abierta para lo que estaba escuchando ahora.

La historia de Hend era una locura que de algún retorcido modo era igual de fascinante que el mundo mágico. Dioses griegos (que aún existían al parecer) enamorándose de mortales y llenando el mundo de sus hijos.

Semidioses.

Mitad mortales, mitad dios.

—¿Por eso me llamaste mestizo? ¿No por que mi madre fuera nacida de muggles? —pregunto con la fascinación mezclada con temor.

—¿Qué diantres es un muggle? ¿Te refieres a los mortales?

Harry estaba apunto de contestar cuando recordó algo tan obvio que pareció detener repentinamente no solo el taxi si no también al joven guardián.

—No puedo ser un semidiós, conozco a mis padres—dijo con seguridad y ante la futura negativa agrego—A ambos. Y estoy seguro ninguno era un dios de la antiguedad.

El taxi avanzo cuando el semáforo cambio pero el rostro del Hend seguía igual.

—Eres un semidiós—le dijo con voz confiada. —El que te atacaran las benévolas es prueba suficiente, el motivo del por que no estás en tu casa en vez de ese internado o el que sea Voldemort y los muggles no lo entiendo ¡Y se supone que eras un caso fácil! Pero algo es seguro, eres un mestizo. Así que te llevare a un lugar seguro.

Harry abrió la boca para protestar cuando se vio callado.

—Escucha no me gusta decirles esto a los nuevos. ¿Pero a veces pasa, entiendes? Uno de tus padres tuvo un romance con algún dios y lo escondió del otro. Incluso si el del romance fuera tú padre, tu madre divina pudo haber manipulado la niebla para que su mujer pensara que eras su hijo legitimo.

El mago boqueo, desde que había entrado a Hogwarts lo único que había escuchado de sus padres era el inmenso e innegable amor que se profesaban. El no podía creer que algo como aquello pudiera ser manchado por nada, quería creerlo aun menos si ese hecho era su nacimiento.

¿Por qué sus padres se amaban, no? Era una verdad indiscutible.

Pese a que cada vez que escuchaba a el muchacho hablar sobre "las cosas que todo semidiós pasaba alguna vez" y aún en contra de su voluntad sentía algo estremecerse en su interior. Como si sus tripas intentaran decirle "¡Si! ¡Justo eso es lo que soy!" algo condenadamente similar a cuando acepto ser un mago.

El muchacho siguió parloteando todo el camino un montón de cosas sin sentido, aunque le pareció escuchar algo sobre si le apetecía una lata de snack.

Cuando llegaron al aeropuerto Harry estaba más que dispuesto a irse con el joven. Más ante la perspectiva de monstruos persiguiéndolo todo del verano si decidía quedarse, él aun no podía hacer magia fuera de la escuela así que la idea de enfrentamientos con seres mitológicos no sonaba reconfortante.

Hend tenía una respuesta para casi todas las preguntas de Harry —junto con lo que debía ser una paciencia infinita —

"¿Por que los monstruos no me persiguieron antes?"

"...No eras mayor. Es a lo doce años aproximadamente cuando empiezan los problemas"

"Nunca me ha perseguido un monstruo en la escuela... uno de la mitología quiero decir."

"Seguramente tiene una barrera mágica".

"¿Tú eres un semidiós?"

"Obviamente soy un sátiro, pero soy tan guapo que es normal que me confundas con un hijo de Afrodita"

Harry se abstuvo de preguntar qué era un sátiro, en su lugar:

—¡Merlin! ¡Mis tíos no saben que paso! ¡Ni a donde voy!... Por cierto ¿Dónde dijiste que quedaba ese campamento?

— ¿Los Dudley? Eso lo vamos a solucionar, cuando lleguemos podemos pedir a alguien ayuda para manipular la niebla. Pensaran que pasaste el verano con ellos...o que fueron ellos los que te enviaron al campamento— como si Harry supiera que era aquello a lo que llamaba niebla —El campamento esta en Long Island, Nueva York.

El aire escapó sin permiso de los pulmones del niño.

—¡Eso esta en América!—su voz salió ahogada de sorpresa (y tal vez un poco de pánico)—¡No puedo ir a América! Mi escuela esta en este continente... ¡Ni si quiera tengo un pasaporte!

El sátiro soltó un suspiro cansado, pero le dedico una mirada paciente antes de hablar.

—No debes de preocuparte por eso, tenemos todo arreglado—levanto en su mano algunos papeles, Harry distinguió lo que parecía ser un pasaporte entre muchas otras cosas más. Aunque todos los documentos estaban en blanco. —Cortesía de Hermes, dios de los viajeros.

Se termino de un bocado el ultimo pedacito de lata que tenía en la otra mano antes de agregar con un tono de tv ventas.

—¡Además te vas a divertir en el campamento mestizo! Manteniendo a jóvenes héroes a salvo de cualquier daño (en su mayoría) por más de tres milenios, ¡Ese es nuestro lema!

Guardo todo con cuidado mientras se acercaba a la ventanilla —seguido de un fascinado Harry—y pedía dos boletos a su destino.

—Volveras al terminar el verano, justo a tiempo para tus clases en tu extraño internado, lo prometo.

El menor nunca sabría el motivo para que aquellas palabras lo calmaran tanto que terminara por confiar completamente en el guardián —su guardián —, incluso cuando no estaba convencido de ser un semidiós.

Pero todo era mejor que pasar el verano en Privet Drive ¿Verdad?

.

.

.

Extra.

Sentados mientras esperaban su vuelo algunos temores invadieron al menor nuevamente. Así que mientras balanceaba sus pies bajo su asiento miro dudoso al mayor.

Este leía una revista "La verde vida" y parecía metido en algún artículo de nombre extraño ya fuera "10 sencillos paso para conquistar a una ninfa" o "La nueva expedición de búsqueda del dios Pan". Pese a lo interesante que debía de estar su lectura de vez en cuando levantaba la cabeza y olfateaba el aire con desconfianza; buscando monstruos.

—¿Qué pasaría si decido quedarme? pregunto después de un rato de observación— pregunta bajito.

El sátiro levanto la vista de su lectura y se acomodo el sombrero negro que llevaba sobre la cabeza.

—¿Quiéres decir aparte de la tunda que te pondrían tus tíos? —Harry se estremece un poco ante el recuerdo de lo que les había mostrado el improvisado mensaje iris que hicieron en los baños. Los Dursley habían llegado a la estación poco después de que su sobrino de había marchado y contrario a lo que el menor había pensado armaron un escándalo (más basados en su miedo a los magos que les habían encargado el cuidado de Harry que de la repentina desaparición del niño). —Tu tío dijo que estarías en serios problemas si te apareces por ahí sin por lo menos un brazo roto que explique tu ausencia.

El mago agradecía que los Dursley no habían podido verlos mientras hacían el mensaje.

"Son mortales" fue todo lo que dio por explicación el guardián encogiéndose de hombros.

El joven de apariencia universitaria tomo una postura sería.

—Fuera de juegos —solto con voz dura— No puedo obligarte a venir conmigo, pero para poner las cosas en perspectiva... Sino me acompañas es poco probable que vuelvas en septiembre a esa escuela que tanto disfrutas ¿Me entiendes?

Oh Merlín bendito, Harry entendía y no tenía intenciones de ser devorado por algún ser mitológico.

Hend ablando el rostro y le revolvió el negro cabello en un gesto fraternal. Las mejillas del niño se colorearon.

—Todo estará bien, no hay ningún semidiós que no encuentre su hogar en el campamento. Ya lo veraz.

El niño que vivió estuvo tentado a decirle que el ya había encontrado un hogar (y una familia) entre los muros del colegio pero decidió callar.

—¿Quién sabe?—hablo despreocupado mascando lo que era sospechosamente similar a las hojas de su revista —Tal vez hasta tengas hermanos.

.

.

¡Mil gracias por leer! Espero les haya gustado, subirte pronto el siguiente capítulo.

¡No olviden decirme su opinión!

Un fic se alimenta de reviews, alimenta este fic para que cresca fuerte y sano :)