Por: Junkzi

Gracias por leer mi fanfic, cualquier falla ortográfica, agradecería mucho que me lo comentaras.

No soy autor de la novela "Overlord (オーバーロードŌbārōdo?)" creado por Kugane Maruyama.

La traducción del ENG-ESP que uso es la de ESPANIPON, favor de ir a su página a agradecerles por su trabajo.

Disfruta la historia.


Capítulo 4: El Asedio

Parte 2:

Dentro de la sala de operaciones, Remedios Custodio y tres paladines estudiaron un mapa de distribución de tropas.

El proceso de pensamiento de Remedios era ágil y claro cuando se trataba de la batalla, en contraste con la forma en que hacía suspirar a la gente con exasperación la mayor parte del tiempo. Mientras que su hermana menor diría: "Tienes un gran cuerpo allí, todo lo que necesitas ahora es estudiar un poco más", no habría podido adquirir su actual habilidad de lucha si hubiera seguido ese consejo.

Eso fue porque era diferente a su hermana, que había sido bendecida con tres dones: sabiduría, talento y apariencia.

Nuestra fuerza de combate es de 10.000. El suyo se estima en 40.000. Nuestras condiciones para ganar son aguantar hasta que lleguen los refuerzos del sur, o hasta que el enemigo se retire... podríamos hacerlo si hubiera diez de mí alrededor...

Si los miembros de los Nueve Colores que habían sido elegidos por su fuerza de lucha estuvieran presentes, podrían ser capaces de luchar bien, pero el hecho es que la situación actual es un tremendo desafío.

«Si queremos ganar tiempo, tenemos que contraatacar al enemigo durante su primera ofensiva. Eso los situará al margen y nos dará el tiempo que necesitamos. Después de todo, el enemigo no sabe qué fuerzas poseemos, ¿verdad?»

También había considerado seriamente la propuesta de lanzar un primer ataque.

Podían reunir sus fuerzas en la puerta este y aplastar al enemigo allí de un golpe poderoso antes de girar para dirigirse a la puerta oeste.

Sin embargo, había llegado rápidamente a una conclusión —todo se perdería si fracasaban. Era muy probable que la puerta oeste se perdiera ante la fuerza principal del enemigo antes de que derrotaran al pequeño destacamento situado en la puerta este, y así la ciudad caería.

Y, por supuesto, estaba la disparidad entre sus fuerzas. Tenían que compensar esa diferencia si querían ganar.

Pero eso es imposible.

Remedios frunció el ceño y miró las fichas que había en el mapa.

Ella esperaba que un destello de inspiración descendiera desde lo alto. Sin embargo, tal cosa no sucedió.

—¿Tienen alguna idea?

—Sí. Personalmente hablando creo que...

Escuchó la propuesta del paladín, la rechazó, luego pidió más ideas, y el proceso se repitió hasta que ninguno de ellos pudo encontrar nada. En ese momento, un golpeteo resonó a través del pesado silencio de la habitación.

—Capitana, está aquí.

La persona que entró era el vicecomandante en jefe, Gustav Montagnes. Al instante Remedios sintió como si la hubiera salvado la campana. Parecería que los otros paladines de la sala también se sentían así, ya que se podía ver un tenue rayo de esperanza en sus rostros abatidos.

—Ahh, llegaste justo a tiempo. Quería preguntarte si tenías alguna idea.

Remedios señaló al mapa que estaba tendido sobre la mesa con su barbilla. Parece que Gustav entendió lo que quería decir, porque asintió.

—Le puedo dar una o dos sugerencias, pero ¿puedo discutir algunas cosas con usted de antemano?

—¿Hm? ¿Qué es esto? Adelante, dímelo.

—Ah... —Gustav continuó en un tono más apagado—. En realidad, la situación ha empeorado. Algunos quieren saber si el héroe Momon participará en la lucha.

Momon no peleará en esta batalla. Esto era tanto para recuperar la fuerza que había gastado hasta ahora, y en caso de que el plan de Jaldabaoth fuera hacerle gastar su fuerza allí.

Remedios tuvo dificultades para aceptar la primera razón, ya que su hermana pequeña Kelart podía restaurar su maná en un día y ella misma no necesitaba descansar tanto para recuperarse, sin embargo, como fue una petición de su héroe, no podía rechazarla, además, también tenían sus planes. Sin embargo, todos los demás sentían que el héroe no podía ser sometido a los mismos estándares que los seres humanos normales, dado que él solo había recuperado la ciudad, por lo que Remedios no dijo nada más. Pensándolo bien, también había sacerdotes presentes, por lo que los demás lo habían aceptado como tal.

Sin embargo, incluso Remedios podría aceptar la segunda razón.

¿Quién podría decir si Jaldabaoth se escondía entre las filas enemigas?

Habían traído aquí a Momon, pidiéndole ayuda al Rey Hechicero, para luchar contra Jaldabaoth. Aunque sería mejor que ambas acabasen matándose entre sí, no deseaba ver derrotado a Momon, por nada del mundo. Por lo tanto, era natural que ella apoyase a Momon para liberarse del Rey Hechicero y de Jaldabaoth, para que pudiese luchar al máximo de sus habilidades, aunque ella despreciase intensamente a los no-muertos, jamás despreciaría a Momon quien parecía estar de alguna forma controlado por el Rey Hechicero.

Aun así, aún había algunos que querían que Momon saliera al campo. Algunos de los nobles que se habían quedado en la ciudad le habían ofrecido enormes sumas de dinero -lo que había hecho que hasta los ojos de Remedios se abrieran tanto que parecía que se le iban a caer de la cabeza vacía- para inducirlo a pelear, pero Momon no había aceptado sus ofertas.

—¿Qué hay de malo en eso? Momon-sama no peleará en esta batalla. Tú también deberías saberlo, ¿verdad? Sólo diles y termina con esto.

—Capitana. No podemos decirles nada de esto. Si las cosas van mal... no, incluso si todo va bien, causará un gran alboroto.

—¿Por qué es eso?

Ella no podía entenderlo. ¿Qué tenía de malo que Momon no peleara?

Después de ver las preguntas escritas por toda la cara de Remedios, Gustav frunció el ceño y respondió:

—Eso es porque la gente que nos vio recuperar la ciudad sabe que hay cosas que los paladines no podemos hacer, pero que Momon, y por ende el Rey Hechicero puede lograr con sólo dos personas, sin incluso el No-Muerto por aquí.

Todavía no entendía lo que Gustav intentaba decir.

—Eso puede molestar a algunas personas, pero así son las cosas. ¿Qué hay de malo en eso?

—No, lo que trato de decir es que piensan que Momon y el Rey Hechicero son más confiable que nosotros los paladines. Si la gente de esta ciudad se entera de que Momon, quien fue enviado por el Reino Hechicero, el activo más fiable y poderoso que tenemos, no está luchando, la moral caerá en picado.

—Puedo entender eso, sin embargo, debemos arreglárnoslas como podamos ahora, subiremos la moral de otra forma, no podemos molestar a Momon-sama con este tipo de cosas.

—¿Cómo podríamos hacerlo?. Momon-sama liberó la ciudad y rescató a la gente esclavizada. Así que para ellos, Momon es un héroe y nosotros los secundarios.

—¿Secundarios?

Remedios repitió las palabras de Gustav, incapaz de comprender su significado.

—¿La gente cree que somos personajes secundarios? Pero apostamos la vida por ellos, ¿no? Entiendo que pongan a Momon como un héroe, sin embargo, deberíamos estar en el mismo lugar. No abandonamos a los rehenes... no, los mataremos en ninguna circunstancia, ¿cierto?

—Para ellos es lo mismo. Además... sería algo sencillo si simplemente lo consideraran un héroe. Pero si esto continúa, y la gente se enterara de donde proviene Momon-sama, empezará a pensar en el Rey Hechicero como su salvador. Si las cosas salen mal, podría afectar al Rey Santo...

—La Reina Santa, querrás decir, la cara de Remedios se torció y frunció el ceño.

—Ya he dicho esto muchas veces, pero Calca-sama debe estar encerrada en algún lugar. Había paladines y sacerdotes que se derrumbaron por todas partes después de esa batalla con Jaldabaoth, pero no pudimos encontrar a Calca-sama y Kelart en ninguna parte. No necesitarían moverla si estuviera muerta. Estoy segura de que debe haber sido tomada como rehén.

—Me expliqué mal, Capitana. Me temo que podría ser un problema que causaría inconvenientes al reinado de Su Majestad.

—¿Problemas para su reinado?

—Sí. ...Nuestra línea de defensa ha sido destrozada y nadie puede impedir que los demihumanos invadan. Comenzará a haber gente que quiere ponerse al lado de un ser supremo que pueda protegerlos.

—Pero es un no-muerto... ¿entiendes? Lo que debemos hacer, es terminando esta guerra, salvar a Momon de las garras del no-muerto…

—Repito, no importa si es un no-muerto. Él los salvó en su momento de necesidad, enviando a Momon, ¿no es así?

Remedios todavía no podía entender ese punto.

—Pero Momon no fue el único que luchó, ¿verdad? Nosotros también luchamos, bajo la bandera de la Reina Santa.

—Sí. De nuevo. Tienes razón. Todos luchamos, incluso la gente común. Pero incluso con todo eso en consideración, si Momon hace más que nosotros, no solo lo aceptaran a él, puede que acepten al Rey Hechicero como su salvador, entonces podría haber gente que lo valoraría por encima de la Reina Santa y trataría de convertirlo en su nuevo gobernante.

—¿¡Hah!? —Remedios inconscientemente levantó la voz— ¿Cómo pasó esto? No sólo es un héroe junto con Momon-sama, sino que ahora… ¿cómo es que esa criatura no-muerta está siendo colocada por encima de la Reina Santa? ¿Tienes siquiera idea de lo que estás diciendo?

—No, eso es desde el punto de vista de la gente...

—¡Bueno o no, sigue siendo un no-muerto! ¿Cuánto sufrimiento y esfuerzo crees que Su Majestad tuvo que pasar por el bien de su gente? ¿Cómo pudo la gentuza...?

—¡Por favor, espere, Capitana!"

—¿¡Qué quieres decir con por favor espera!? ¿De qué demonios estás hablando, Gustav? No, ¿es eso lo que realmente crees?

En el fragor de sus poderosas emociones, Remedios golpeó con su puño la mesa. El golpe furioso -dado por un individuo heroico- aplastó el área de la mesa debajo de ella y arrancó un trozo, que cayó al suelo. El extraño patrón de daño parecía como si alguna gigante hubiese presionado el borde de la mesa, e indicaba lo enfadada que estaba de verdad.

—Por favor, cálmese, Capitana. Todos conocemos la grandeza y bondad de Su Majestad como algo natural. No hay forma de que el Rey Hechicero o cualquier otra criatura no-muerta pueda compararse con la gran Reina Santa. Pero eso sólo lo sabemos porque estuvimos al lado de ella.

—¿Eres retrasado? Incluso si nunca han tenido una audiencia con ella antes, ¡no hay manera de que alguien respete a los no-muertos de otro país más que al gobernante de su propia nación! ¡Estás delirando!"

—Capitana —exclamó Gustav en un tono que se parecía a un lamento— ¡Incluso si el Rey Hechicero es un no-muerto y el rey de otra nación, indirectamente él fue el que los liberó del tormento! ¡Y eso es algo... algo que Su Majestad, algo que nosotros no pudimos hacer!

Gustav escupió esas palabras en una gran explosión, y la habitación resonó con el sonido de él tratando de calmar su agitada respiración.

—...¿Qué piensan todos?

Los paladines que habían estado previamente en la habitación se miraron entre sí mientras escuchaban la callada voz de Remedios. Después de eso, uno de ellos habló, con una expresión de determinación mortal en su cara.

—Naturalmente, los paladines no consideramos al Rey Hechicero un héroe, nuestro único héroe es Momon-sama. Sin embargo, sabemos también que la gente común podría sentirse así.

Después de eso, otra persona habló.

—La mayoría de la gente sabe que Momon conquistó esta ciudad con la fuerza de sólo dos... no, una persona. Aquellos que no han visto el poder de Momon a su vez exageran estos rumores, deificándolo aún más y cuando se enteren de a quién sirve ese gran héroe, ¿Qué cree que pensara la gente?.

El último añadió:

—Es un hecho innegable de que el Rey Hechicero se ofreció a ayudar a un país que no era ni un aliado ni un amigo suyo. Si hacemos caso omiso del hecho de que es un no-muerto... esas acciones calificarían como heroicas.

Por lo visto, Remedios era la única que no podía aceptar esta situación. En ese caso, ¿cómo podría responder a la pregunta de Gustav después de todo esto?

Era verdad que no tener a su héroe participando en la lucha haría que la moral cayese, y pensar en las razones de ello llevaría a una conmoción. El enemigo era un ejército que los superaba en número de cuatro a uno. Era natural que estuvieran en ese estado de ánimo cuando pensaban en tener que luchar contra algo así.

—...¿Entonces por qué no pintamos al Rey Hechicero como un villano y matamos dos pájaros de un tiro? ¿Qué tal si le dices a las masas que el Rey Hechicero ya no nos ayudará? ¿No salvaremos a Momon también? Quizá nos devuelva el favor peleando, o mejor aún, convirtiéndose en un ciudadano del Reino Santo.

—Mentir sería una muy mala idea —dijo Gustav—. El estado de ánimo de la gente es como una presa justo antes de estallar. Si se enteran de la verdad a través de uno u otro canal y descubren que estamos tratando de ocultar la verdad, el asunto se saldría de nuestro control.

—Bueno, no tenemos que decir una mentira. Podemos hacerlo de una manera indirecta.

—Si la gente piensa que es una mentira, entonces se convertirá en una mentira.

—Entonces todo lo que tenemos que hacer es evitar que sepan que Momon le debe su espada al Rey Hechicero, ¿no?

—...Así que si estalla un motín o si alguien quiere suplicarle en persona, ¿lo mataremos?

—...no quiero hacer eso.

Gustav suspiró pesadamente.

—Esto es frustrante. Momon mostró demasiada fuerza, me alegra... pero siento que no estaríamos así, si hubiéramos recuperado esta ciudad bajo nuestro propio poder... En el peor de los casos, si el país es conquistado. ¿Quién va a detener al Rey Hechicero si declara esta tierra un enclave del Reino Hechicero?

—¡Esta nación pertenece a Su Majestad y al pueblo que vive en ella! ¡No a los no-muertos! Y además, ¿crees que las naciones circundantes aceptarán eso? ¿Crees que Momon-sama aceptara esto?"

Remedios volvió a golpear la mesa. Sin embargo, la cara de Gustav no cambió, e intervino:

—Probablemente lo harán. Capitana, usted también los vio, ¿verdad? Los monstruos de su ciudad. Ninguna otra nación querría convertirse en enemiga del Reino Hechicero, que posee un poder militar tan aterrador. Sería más prudente hacer la vista gorda al Reino Santo, que ahora es impotente... y si este lugar se convierte en un enclave, la fuerza defensiva del Reino Hechicero se reducirá a la mitad, y muchos de los países vecinos estarán de acuerdo en que es algo bueno. Y si la gente desea que esto suceda también, el Rey Hechicero tendrá una causa justa para sus acciones. Además no sabemos las circunstancias de Momon, él nos dijo que nos ayuda por voluntad propia, pero no sabemos si en un momento circunstancial nos escogerá a nosotros o al Rey Hechicero.

—...Así que ser un país de muertos vivientes es mejor que ser una nación cuyo pueblo ni siquiera puede defenderse... Y el héroe es un oportunista ¿es así, vice-capitán?

Gustav asintió a la pregunta de la paladín. "Así es".

—Gustav. ¿Cometí un error al pedir ayuda al Rey Hechicero?

—Por supuesto que no, Capitana. Fue la mejor opción en ese momento. Sin embargo... es cierto que hemos confiado demasiado en el poder de Momon-sama. Como acabo de decir, si hubiéramos recuperado esos campos de prisioneros con nuestras propias fuerzas, no estaríamos en esta situación ahora. Por lo que sabemos, la gente aún puede temer y odiar al Rey Hechicero, siendo que es un no-muerto, pero es diferente con Momon, si él se gana su confianza primero, la transición será más suave entre la gente.

—...¿Qué debemos hacer?

—Tenemos que tratar con el pueblo, ganar tiempo y derrotar al ejército enemigo por nuestra cuenta. Si ni siquiera podemos hacer eso, entonces aunque derrotemos a Jaldabaoth... la guerra podría continuar.

Remedios miró hacia el techo.

—...Entonces eso es lo que tenemos que hacer. Maldito sea ese Rey Hechicero... ¿ha planeado todo esto de antemano? Mi querido Momon…

—No lo sé... Realmente lo desconozco. Pero podría haberlo hecho.

—Tal vez desea expandir sus dominios. ¿Es muy pequeño el Reino Hechicero?

—Yo no diría que es muy pequeño, pero es cierto que el Reino Hechicero es sólo su ciudad y la tierra alrededor de ella, así como esa llanura que se rumorea que engendra grandes cantidades de no-muertos.

Por eso tenía los ojos puestos en las tierras del Reino Santo. Ciertamente hay evidencias más que suficientes para llegar a esa conclusión.

—¡Esa maldita criatura no-muerta! ¡Realmente deberíamos poner la increíble fuerza de Momon de nuestro lado, después de todo!

—Tal vez las cosas habrían terminado igual si Momon hubiera aceptado unírsenos desde el principio. La conmoción no habría sido tan grande como el impacto cuando se enterarán de sus orígenes. Un héroe que conquista una ciudad por sí mismo es una imagen increíblemente sorprendente. El hecho de que dicho héroe haya sido subordinado de un no-muerto que es enemigo jurado de nuestra nación también es muy influyente.

—... Maldición.

Ahora que el silencio había vuelto a la habitación, Remedios, quien finalmente se dio cuenta de que Gustav le estaba pidiendo su opinión, le dio órdenes.

—Discutiremos esto con Caspond-sama. Sí, quizás, aunque siento que no es muy probable, pero en caso de que Su Majestad haya fallecido, entonces es la persona más elegible para ser el próximo Rey Santo.

—Como todavía no hemos encontrado a ningún otro miembro de la familia real, ese será ciertamente el caso. Iremos a pedirle su opinión de todo esto, entonces.

Remedios dejó a los paladines en la habitación y condujo a Gustav a la habitación de Caspond.

Al final, las cosas resultaron igual que las predicciones de Gustav. La conclusión fue que se retrasarían en responder a la gente y si el enemigo atacara durante este tiempo, se enfrentarían a ellos sin la suposición de la ayuda de Momon y los derrotarían, mostrando así al mundo que la fuerza del Reino Santo aún no había disminuido.


Hubo grandes movimientos en el campamento demihumano - al recibir ese informe, Neia supo que había llegado el momento.

No había duda alguna; esto era el preludio de un ataque.

Neia corrió por la ciudad, vestida con el equipo que le había prestado Momon.

Sabía que la gente con la que se cruzaba la miraba con los ojos muy abiertos.

Sus miradas se centraron en la belleza del arco que le había concedido el Momon, y luego miraron la armadura que antes llevaba el ex gobernante de la ciudad, el Gran Rey Buser, y se quedaron conmocionados. La aguda audición de Neia detectó a personas que hacían preguntas a través del ruido de la multitud: "¿Quién es ese guerrero?" "Es la escudera del Gran Héroe" o "La mujer del Reino Hechicero".

No soy del Reino Hechicero...

Le molestaba siempre que oía rumores falsos como ese. Parte de ella quería saberlo, pero no quería saber cómo la habían representado erróneamente los rumores. Sin embargo, necesitaría negar clara y firmemente cualquier rumor que pudiese molestar a Momon.

Aun así, la escudera del Gran Héroe ...

Justo cuando una breve oleada de alegría invadió a Neia y estaba a punto de sonreír, un suspiro de tristeza salió de sus labios.

Incluso si se parece a papá...

Ese pensamiento pasó por la mente de Neia cuando llegó a la pared adyacente a la puerta oeste, donde había sido asignada. Allí también se reunían prácticamente todas las fuerzas demihumanas.

Cerca del 80% de todos los paladines, sacerdotes, soldados y hombres sanos de la ciudad estaban apostados en la puerta oeste o en sus alrededores. El 20% restante estaba asignado a la puerta este, mientras que las mujeres, los niños, los ancianos y otros no combatientes vigilaban desde las murallas norte y sur de la ciudad.

Remedios Custodio comandó la puerta oeste. Gustav Montagnes estaba a cargo de la puerta este. Caspond Bessarez era el comandante supremo en jefe. Por supuesto, el comandante supremo se quedó dentro del cuartel general en el centro de la ciudad y no se aventuró a salir.

Por fin podía ver la puerta oeste.

El Héroe Momon había demolido la puerta este, pero la puerta oeste seguía intacta. Sin embargo, muchos demihumanos eran más fuertes que los seres humanos. Podrían destrozarla fácilmente con troncos.

Neia apretó su mano en un puño antes de que pudiera temblar.

Si se abrieran paso a través de este punto y se adentraran, sería muy difícil tratar con los demihumanos una vez que comenzaran a propagarse por la ciudad. En otras palabras, la ciudad estaría perdida.

Dadas las circunstancias, Neia no podía huir. Probablemente luchará y morirá en combate contra un vasto enjambre de demihumanos.

Neia se llevó sus manos temblorosas a la boca, y luego mordió.

¡No tengas miedo! ¡Si tienes miedo, fallarás un blanco al que podrías haberle dado!

El objeto mágico que le prestó Momon - El Reino Hechicero podía protegerla de ataques mentales mágicos, pero no podía reprimir el miedo nacido de su propio corazón. Aun así, probablemente se habría asustado aún más si no lo hubiera usado.

Mientras sentía el dolor extenderse por sus dedos, Neia entró en una torre que parecía ser el lado izquierdo de la ciudad y subió corriendo por las escaleras hasta la cima de la muralla. Neia había sido asignada al lado de Momon, así que aparentemente fue la última en aparecer - por supuesto, sus oficiales superiores le habían concedido una autorización especial para que no fuera castigada por llegar tarde - y las otras personas que se suponía que estaban aquí ya estaban presentes.

Mientras Neia se preparaba para salir corriendo hacia su puesto, el paladín que comandaba el flanco izquierdo del muro oeste la detuvo.

"El Gran Héroe... Momon-sama no parece haber aparecido."

Por un momento, Neia miró sorprendida al paladín. Ya había informado a sus superiores que Momon-sama no tenía intención de participar en esta batalla.

Sin embargo, todavía le hacían esta pregunta, ¿significaba eso que no les habían informado al respecto?

No obstante, Neia sintió inmediatamente que esto era diferente. Este hombre se aferró a una pizca de esperanza, y debe haberse estado preguntando si Momon cambiaría de opinión y aparecería.

Neia miró al ejército demihumano que estaba extendido fuera de la ciudad. Había más de 30.000 demihumanos allí, pero la presión de mirarlos directamente los hizo sentir más numerosos de lo que realmente eran.

Neia podía entender por qué alguien desearía la ayuda del abrumadoramente poderoso Héroe Momon ante tales probabilidades. Eso era porque Neia una vez había sentido lo mismo. Sin embargo-

"Sí. El Gran Héroe no está aquí. Eso es porque esta batalla es nuestra... la batalla del Reino Santo".

El paladín no pudo responderle.

Neia pasó por delante de él y corrió a su puesto.

"- ¡Espera! ¡Escudera Neia Baraja!"

"¡Sí!"

Neia se detuvo y prestó atención.

"Espere un momento."

"¿¡Eh!?

Neia miró a su alrededor. Este lugar estaba cerca de la salida de la torre que conducía a la cima de la muralla de la ciudad. El flujo de tráfico humano aquí era enorme. ¿No molestaría a la gente si se quedara aquí? Además, este lugar estaba lejos de la posición asignada a Neia, que estaba cerca del centro.

"¿Puedo preguntar por qué? ¿Hay algo que necesiten que haga?"

"No, no, no es que necesitemos que hagas nada, en realidad es un poco molesto. ...Escudera Baraja. Sólo quédate aquí. ¿¡Lo entiendes!?"

"Ah, sí..."

No tenía idea de lo que estaba pasando, pero debe haber alguna razón para ello. No había razón para mantener a un soldado entrenado aquí sin razón alguna cuando la lucha podía estallar en cualquier momento.

¿Cambiaron mi lugar? ¿Es para que pueda concentrarme en disparar a los comandantes enemigos? ...El arco que Momon… No, que el Reino hechicero me presto, dejó se ve increíble de un vistazo, ¿significa eso que me están usando como carta de triunfo?".

"Entiendo. ¿Cuánto tiempo estaré esperando? ¿Dónde debo esperar?"

"Ah, bueno, sólo hasta que el enemigo se mueva. En cuanto a dónde, cualquier lugar está bien."

"¿Eh? ¿Tengo que esperar hasta un momento tan agitado como ese?"

Era realmente extraño. Justo cuando la sensación de malestar empezó a llenar a Neia, varios hombres que parecían venir de la milicia subieron por las escaleras con una enorme olla. Esta era probablemente una comida para los defensores que estaban en las murallas. Estaban sudando mucho más de lo que el frío lo justificaba, y estaba claro que estos hombres habían ido y venido muchas veces. Era de esperar, ya que estaban alimentando a varios cientos de hombres.

Neia se apoyó contra la pared para darles espacio para pasar, y los hombres pasaron junto a ella sin prisa. Sin embargo, uno de ellos levantó un poco la cabeza y se fijó en la cara de Neia.

"¿Eh? ¿No es usted la escudera del Gran Héroe? Ah, no, mis disculpas, ¿podría ser usted, madam?"

"Ah, no hay necesidad de ser tan formal... es. Sí. se me ha asignado el deber de servir como la escudera del héroe Momon."

Quizás habían oído a Neia hablar con el hombre, pero los otros que llevaban la olla se detuvieron y miraron a Neia con sorpresa. Probablemente fue por la misma razón que el hombre de hace un momento.

Le daba un poco de vergüenza ser conocida como la escudera del héroe Momon, pero al mismo tiempo se sentía muy orgullosa de sí misma.

Los hombres no sabían cómo se sentía Neia, y preguntaron preocupados:

" En realidad, hay algo que me gustaría preguntarle sobre el héroe..."

"- ¡Espera! No, ¿puedo pedirles que esperen? Está muy ocupada. ¿Les importaría continuar con su trabajo?"

De repente, el paladín se interpuso entre Neia y los hombres, como si quisiera esconderla.

Esa fue una postura extraña. Parecía como si no quisiera que ella hablara con esos hombres.

¿Esa era la razón de la orden? No quiere que hable con ellos... ¿por qué? ¿Es porque iban a hacer una pregunta sobre Momon?

Ella no sabía porque estaba haciendo esto, pero obtener respuestas sería bastante simple.

"No me importa. ¿Podrías dejarme pasar?"

Ya que el paladín no quería que ella hablara, entonces solo tendría que dirigirse a ellos directamente.

"¡Escudera Baraja!"

"¿Intentas evitar que la gente pregunte por Momon-sama?"

Neia contestó tan fuerte como el grito que le habían dirigido.

En realidad, era bastante vergonzoso seguir tomando prestada la reputación del Reino Hechicero de esta manera, pero ella tenía que asegurarse de que el Reino Santo no estuviera haciendo nada que pudiera impactar negativamente al héroe Momon. No quería que su país de origen se deshonrara a sí mismo.

Neia gentilmente se dirigió al hombre que le había hecho la pregunta antes. Por supuesto, ella sabía que probablemente iba a asustarlo, incluso si sentía que su tono era suave.

"Responderé lo mejor que pueda si su pregunta está relacionada con el gran héroe Momon. Dicho esto, no soy del Reino Hechicero, así que lamento decir que hay muchas cosas que tampoco sé".

"¿¡Eh!? Pero usted... ¿no es del Reino Hechicero, madam?"

"¿¡Eh!? No, no, no es así. Soy una escudera paladín de este país".

"¿Eh? ¿En serio?"

"Bueno, ¿sí? Así que no necesitas ser tan formal conmigo..."

La multitud estalló en una conmoción. Quizás era porque el paladín le había gritado hace un momento, pero en algún momento los milicianos de las murallas habían empezado a mirar hacia ella.

Aunque las cosas habían dado un giro bastante embarazoso, no podía verse mal ahora que había invocado el nombre del Reino Hechicero entero. Neia levantó el pecho con orgullo, decidida a que todos los soldados presentes la oyeran. Parecía que el paladín se había resignado al hecho de que no podía esconder esto, y por eso se hizo a un lado para mirar con ira a Neia.

"Entonces, en primer lugar... Esa armadura suya parecía algo que el jefe de esos monstruos con cabeza de cabra llevaba. ¿Fue usted quien lo derrotó?"

"No, en absoluto. El que llevaba esta armadura era el Gran Rey Buser, y Momon-sama lo puso en la tumba con un solo golpe".

La multitud se entusiasmó.

Podía escuchar fragmentos de conversación de la multitud: "¡Él realmente lo venció...!" "No puedo creer que usara un solo golpe" "¿Realmente tomó toda una ciudad por su cuenta?... realmente derrotó a tantos demihumanos..." "Es súper fuerte..." Creo que me estoy enamorando de él..." "No es como los héroes que conozco..." y así sucesivamente.

Aunque se susurraban al oído o se murmuraban a sí mismos, los oídos agudos de Neia podían oírlos claramente.

Por supuesto, le hizo muy feliz saber que otros sentían lo mismo por el gran señor al que tanto admiraba. Esto era particularmente cierto para aquellas personas que mantenían esa opinión a pesar de saber que era un enviado por un no-muerto.

Los esfuerzos de Su Majestad Ainz Ooal Gown-sama no fueron en vano, hay gente ahí fuera que lo entiende, aunque sea gracias a Momon-sama...

"Entonces, el Gran Héroe nos ayudará una vez más?"

El alboroto se quedó en silencio en un instante, y esa reacción le dijo a Neia que esta pregunta era crítica.

"...Momon-sama no tiene planeado participar en esta batalla. Esto se debe a que es una batalla que nosotros, como ciudadanos del Reino Santo, estamos luchando para salvar nuestra nación, y no es responsabilidad de otro país. Además, Momon-sama necesita conservar su fuerza para cuando se enfrente a Jaldabaoth".

Los rostros de los hombres se abatieron al escuchar su respuesta. Neia se preparó para un reproche.

"Bueno, eso tiene sentido... normalmente, el rey de otro país no aceptaría prestar a un gran guerrero, mucho menos lo dejaría venir solo. El cielo nos castigará si no le estamos agradecidos a pesar de todo lo que ha hecho por nosotros."

"Sí. Además, dijo que está guardando su fuerza para derrotar a Jaldabaoth".

"... Es un hombre muy tranquilo y perspicaz, pero aun así es un hombre que elegirá un método que le permita salvar a la mayor cantidad de gente posible. En ese caso, debe haber una razón por la que no participará en esta batalla. Quiero decir, lo vi en ese entonces."

"Ahh, yo también lo vi. Después de todo, somos los que más valoramos este país. ...¡entonces seré yo quien proteja a mi esposa!"

"¿De qué estás hablando?"

"Venimos de los campos de prisioneros antes de que esta ciudad fuera liberada..."

Podía escuchar voces de buena voluntad a su alrededor.

Por supuesto, había algunos que estaban descontentos de que el Rey Hechicero fuera un No-muerto, o que Momon no viniera a ayudar. Sin embargo, fueron superados en número por la gente que podía entender las consideraciones del Rey Hechicero y de Momon, y eso le dio a Neia suficiente razón para sentirse orgullosa.

"¿Puedo volver a mi puesto ahora?"

Neia dirigió su pregunta al paladín. Ahora entendía por qué no quería que fuera antes a su puesto. En ese caso, no debería haber problemas en dejarla ir allí ahora.

El paladín no ocultó cómo se sentía cuando le dijo a Neia que se fuera con una expresión amarga en la cara.

Neia pasó junto a los soldados que estaban hablando en voz alta sobre el Gran Héroe Momon, e incluso sobre el Rey Hechicero y llegó al lugar al que había sido asignada. Luego estudió intensamente el campamento enemigo.

Era un ejército enorme. Tenía la fuerza suficiente para devorar a todos de un solo trago. Los enemigos que los atacarían.

Sentía que iba a vomitar de nuevo.

¿Cuántas veces se sintió así su padre cuando estaba a cargo de la línea de defensa?

Neia miró al cielo, que estaba tan nublado como su corazón.

El ejército demihumano hizo su movimiento durante el día.

Neia aceleró el ritmo mientras comía su avena.

Dicha avena estaba hecha de granos de avena hervidos con leche y servidos en un cuenco de madera. Gracias al aire invernal de afuera, estaba frío cuando llegó a las manos de Neia y, francamente, era horrible. Sin embargo, si no comía su cuerpo no sería capaz de soportar el esfuerzo prolongado que tendría que pasar después, y no habría más comida esperándola. Además, aunque se suponía que iba a haber un cambio de relevo para ella, Neia tenía la sensación de que no se sentiría aliviada con seguridad, y que no tendría la oportunidad de tener una comida adecuada más tarde. Esa era su suposición por la gran porción que se les había dado para el almuerzo.

Puso la espesa avena en su boca, luchando contra la necesidad de vomitar mientras se tragaba la grumosa comida fría.

La cantidad que tenía que tragar le hinchaba el estómago, pero el saber que esta horrible cosa podría ser su última comida la llenaba de desesperación.

En las almenas con vistas al ejército demihumano, Neia se acurrucó sobre una tela de algodón. Su abrigo gris sería su única defensa contra el frío invernal de ahora en adelante. Los milicianos habían empezado a comer al mismo tiempo que ella, pero aún no habían terminado.

Todo el mundo frunció el ceño. Claramente nadie estaba contento con el sabor. Eso no se pudo evitar. Sin embargo, sus expresiones tensas no se debían a las gachas de avena. Sus ojos no miraban la comida que tenían, sino a los demihumanos que avanzaban.

No había manera de que alguien pudiera ser feliz -o esperanzado- cuando miraba a esos abrumadores números.

Luego estaban los que habían sido prisioneros. Su conocimiento del régimen demihumano les había grabado un intenso miedo. Estaban tan estresados que no podían comer.

¿Qué haría el Rey Hechicero?

¿Qué haría el héroe Momon?

¿Daría un gran discurso para aumentar su espíritu de lucha? ¿O se reiría? ¿Iría al frente sin decirle a nadie? ¿Ayudara si estamos en un momento crítico?

Neia no tenía idea de las acciones heroicas que él haría. Aun así, aunque ella lo supiera, no podría emularlo. Después de todo, era completamente diferente de Momon, que era un héroe por derecho propio.

Además, probablemente causaría problemas si Neia les dijera algo como " relájense y no se preocupen ". Después de todo, la tensión apropiada era lo que impulsaba las cosas.

Sus corazones podían ser pesimistas, pero no había ninguna señal de que se hubieran rendido a la desesperación, ni había ninguna señal de que quisieran huir. Tenían algo sobre ellos, algo que poseían los soldados que se habían preparado para afrontar su destino.

La razón de ello se debió, al parecer, a algo que uno de los milicianos, que había sido uno de los primeros en ser liberados de los campos de prisioneros, había dicho sobre el héroe Momon y como preferiría que el Rey Hechicero gobernara aquí-. Se extendió a través de los soldados apostados en las murallas como un reguero de pólvora.

La vida no tiene el mismo valor.

Se sintieron infelices cuando se enteraron de que habían matado a un rehén que los demihumanos estaban reteniendo. Era un acto despiadado que era muy característico de los demihumanos. Sin embargo, la gente que había estado allí insistió enérgicamente en que Momon vengo cada muerte que se había producido ahí. Hablaron de cómo aquel incomparablemente poderoso Momon había dicho, "incluso yo me convertiría en víctima frente a alguien más fuerte que yo".

Neia también recordaba esas palabras. En aquel entonces, había parecido extremadamente humano y sobretodo hermoso, incluso irradiaba un trágico estoicismo que se sentía como determinación y resolución personificada. Era una promesa poderosa para proteger lo que era importante para él y tenía un poder persuasivo que no se podía expresar con palabras.

Y luego, pensaron en lo que le pasaría a sus seres queridos si eran derrotados aquí.

Su espíritu de lucha fue fortalecido por un poderoso sentido de propósito, que decía "No quiero que mis seres queridos compartan mi propia experiencia infernal".

¿Había previsto Momon que todo terminaría así hace tanto tiempo? ¿O fue Su Majestad Ainz Ooal Gown-sama quien le dio estas indicaciones a Momon?

Si no hubiera dicho esas palabras para endurecer la determinación del pueblo, sus fuerzas podrían haber perdido la moral ante el abrumador ejército que tenían ante sí, e incluso podrían haberse disuelto en una huida.

Neia sólo había visto a la Reina una vez. Casi no tenía ni idea de sus habilidades ni de su carácter. Pero estaba segura de que el Rey Hechicero era superior a ella como gobernante en ambos aspectos. O más bien, el Rey Hechicero era probablemente el tipo de soberano que era conocido como un Rey de Reyes y Señor de Señores, el grado más alto de monarca, incluso entre otros reyes, tenía riqueza, fuerza, y el apoyo de Momon. Además de su hermosa Reina. Sus vasallos son afortunados por tener a esos dos dentro del mismo bando.

"Y yo que pensaba que la gente del Reino Hechicero... bueno, ser gobernado por un no-muerto era algo triste..."

Sin embargo, podrían tener mucha suerte ahora que ella lo pensó. Esas palabras se atascaron en la garganta de Neia, hizo un nudo y se negó a salir de su boca. Después de todo, no sería bueno que la gente a su alrededor la escuchara. Justo entonces-

"¡Avance del enemigo confirmado! ¡Todos prepárense para la batalla!"

Un gran grito vino de lejos.

Todos bebieron su avena grasienta y se fueron a sus puestos de combate.

Si un ejército de más de 10.000 hombres se moviera, el aire se estremecería, hasta el punto de hacer temblar las murallas de la ciudad. Se sentía como si la presión que venía los aplastara.

En realidad, el agudo oído de Neia había captado el clamor desgarrador de un ejército que avanzaba, y los lamentos desanimados surgieron de los milicianos a su alrededor.

La moral estaba cayendo rápidamente.

Aun así, no había nada que Neia pudiera hacer, y ella tampoco estaba en posición de hacer nada. El único trabajo de Neia era llenar de flechas a todos los que entraban en su campo de tiro.

Desde que esta ciudad había sido tomada de nuevo, ella había pasado cada momento de su vida practicando su tiro con arco cuando no había estado realizando sus deberes como escudera. Pensó que fue gracias a esa práctica que había dominado las características especiales del Ultimate Shootingstar Super, y ahora era capaz de utilizarlo correctamente.

Aun así, ¿por qué están atacando los demihumanos ahora? Atacar de noche sería mejor para ellos... ¿tienen algo en mente? Si Momon estuviera aquí, podría preguntarle sobre esto...

La ausencia del mayor activo que tenía nuestro ejército, y el hombre que había caminado a su lado o delante de ella durante el mes pasado la hizo sentir como si le faltara algo importante en su corazón.

No. Necesito pararme sobre mis propios pies. No puedo confiar en Momon-sama para todo... Aunque no estoy segura de lo que los demihumanos están planeando, debería haber una razón para lanzar su ataque a plena luz del día. En ese caso, sería mejor no ser descuidada.

Mientras Neia observaba a los demihumanos desde las murallas, la primera línea de los demihumanos llamó su atención.

... Hey, eso es...

Había un Ogro de tres metros de altura en la primera fila. Ese demihumano llevaba un arma masiva.

Era una especie de arma a distancia que estaba protegida por un escudo de madera. Era una ballesta. Aunque parecía adecuado para los demihumanos debido a su enorme tamaño, el hecho es que podrían utilizarse como armas de asedio.

Muchos Ogros llevaban estas armas, que deberían haber sido fijadas en posición antes de usarlas, y se pusieron en fila.

¿Las habrán saqueado de una ciudad y remodelado para disparar de pie?

Los tambores tronaron, y las ballestas estaban preparadas para disparar.

Y entonces-

Las murallas de la ciudad comenzaron a temblar. En algunos lugares, las torres de contención incluso comenzaron a derrumbarse. Tendrían suerte de no sufrir bajas dadas las circunstancias, y la suerte estaba con ellos por ahora.

Un enorme rayo rompió las murallas. No era tanto un rayo como una jabalina. Una lanza gruesa que era fácilmente tan alta como Neia corría por el aire y se incrustaba en las paredes. En ese momento, la única palabra para describirlo era como "arma de asedio". Seguramente nadie podría soportar un golpe y sobrevivir.

Los Ogros parecían estar preparándose para un segundo disparo.

"¡Bastardos!"

Neia los miró fijamente.

Los Ogros estaban muy, muy lejos.

Probablemente sería posible para un arco —como el de Neia— golpearlos desde esta distancia. Sin embargo, su poder penetrante disminuiría drásticamente, y el hecho es que no podía practicar disparos de largo alcance como este dentro de los límites de la ciudad. Ella no conocía el alcance para ellos, y no estaba segura de que pudiera disparar a través de los escudos de las ballestas y matar a sus portadores..

Siendo ese el caso, todo lo que podían hacer era abrir las puertas y luchar en una batalla campal para matar al equipo de ballestas, pero eso sería una jugada extremadamente tonta.

En otras palabras, todo lo que podían hacer era seguir tomando este asalto unilateral.

Tenemos que retroceder ... pero si lo hacemos, no podemos detener el avance del enemigo. ¿Qué tipo de plan tiene el ejército?

Aunque el enemigo solo estaba disparando hasta el momento, el enemigo se movería para tomar las murallas si los hombres se retiraban. Y si el enemigo se apoderaba de las murallas, entonces la ciudad estaba casi perdida.

Tomarían el control de las escaleras que bajaban de las paredes y obligaban a los soldados a su alrededor a abrir las puertas para dejar entrar a la ciudad al cuerpo principal de sus fuerzas. Todo lo que tenían que hacer era forzar esa secuencia de eventos a través del poder puro. No había nada que pudieran hacer al respecto. Incluso Remedios no podría soportar ser rodeada y golpeada por tantos enemigos.

En ese caso, todo lo que podían hacer era sacrificar su posición y huir de la ciudad desde el este. Sin embargo, eso probablemente llevaría a la situación que habían discutido en una reunión previa de estrategia: serían acosados a lo largo de las llanuras, o serían atacados por el ejército contra sus fuerzas sureñas.

¿Qué decidirá el paladín al mando de la puerta oeste?

¿Retrocederán, o pelearán hasta el final?

Mientras Neia contemplaba el asunto, llegó una segunda descarga del enemigo.

Las paredes se sacudieron nuevamente cuando los proyectiles del tamaño de una lanza chocaron contra él. El temblor se sintió más intenso que la última vez, y al mismo tiempo escuchó un sonido irreconocible.

—Abbbahhhhh!

Cualquiera que mirase el origen del sonido sería testigo de un espectáculo horrible.

Uno de los proyectiles de ballesta había atravesado una pared y empalado a un miliciano escondido detrás de ella. Le salía sangre de su boca. Unos segundos más tarde, el hombre se derrumbó como una marioneta a la que le habían cortado las cuerdas. El perno lo había clavado en la pared como a un insecto, y sus brazos y piernas colgaban sin fuerzas hacia abajo.

Se oyeron gritos a su alrededor cuando los hombres vieron el horrible cadáver que de repente había aparecido entre ellos.

Neia agarró el collar que su amado Momon le había prestado, y se mordió el labio.

Esa era una herida fatal. Ninguna cantidad de magia curativa podría curar eso.

Era una herida mortal. Ninguna cantidad de magia curativa podría curar eso.

La muerte de un soldado no afectaba mucho a su fuerza de combate. Sin embargo, el miedo generado por su espantosa muerte infectó los alrededores. La idea de que podrían ser los siguientes y que no había ningún lugar seguro para ellos desencadenó los instintos de supervivencia de los hombres, y sus cuerpos temblaron.

—¡Bajo la bandera divina!

Alguien lanzó un hechizo.

El terror que corría a través de los milicianos fue reprimido en un momento. Este fue el resultado del uso de la magia para mejorar su resistencia al miedo. Mientras que el hechizo [Divino Corazón de León] proporcionaba completa inmunidad al miedo, solo era efectivo en un solo objetivo. Por el contrario, [Bajo la bandera divina] afectaba a todos en una atmósfera alrededor del mago.

Por eso los paladines estaban entre los milicianos.

—¡No teman! —El paladín que había lanzado el hechizo gritó— ¡Tomen sus armas para liberar a los que han pasado por el mismo dolor que ustedes!

Los hechizos o ciertas habilidades especiales podrían aterrorizar brevemente a las personas, pero el miedo que sentían ahora provino de sus propios corazones. Bajo los efectos del hechizo supresor del miedo, el fuego ardió de nuevo en los ojos de los milicianos.

Aun así, eso fue simplemente encubrir el problema real. Lo importante era si podían hacer algo con respecto a la situación actual, donde fueron sometidos a un ataque unilateral del enemigo. De lo contrario, lo único que podría suceder después sería ser herido o asesinado. Sin embargo, a Neia no se le ocurrieron buenas ideas.

—¡Cúbranse! ¡El enemigo no tiene munición ilimitada! ¡No podrían haber traído tanto con ellos!

Ya veo, —pensó Neia—. La mayor parte de sus recursos deberían ir hacia el sur con el fin de abastecer al ejército que se opone a las fuerzas del sur, así que, ¿por eso pensaron que no habrían traído suficiente munición para sus armas aquí? Aun así, incluso un artesano en cautiverio podría hacer muchas flechas en poco tiempo, aunque las ballestas eran una cuestión diferente. Esto era una apuesta.

—viene la tercera oleada.

Los ogros no estaban acostumbrados al tiro con arco, y muchos de ellos fallaron sus tiros. Aun así, muchas de las almenas se derrumbaron bajo la tercera oleada, y hubo muchas bajas entre los milicianos.

Los enormes proyectiles en forma de lanza podían perforar a un hombre y también al hombre que estaba detrás de él.

[Bajo la bandera divina] era un hechizo que se centraba alrededor del paladín que lo había lanzado, lo que significaba que su efecto era más fuerte cuando muchas personas se agrupaban dentro de su radio efectivo. Sin embargo, eso solo generó más víctimas.

El sonido del aleteo vino por el aire antes de que el enemigo pudiera disparar por cuarta vez. Los ángeles alados volaron por el cielo y pasaron sobre las cabezas de Neia y los demás.

Mientras eran ángeles de la orden más baja, se dirigieron directamente a los demihumanos. Tenían marcas ardientes en la mano derecha y sostenían vasijas con trapos que salían de la boquilla con la mano izquierda. Esos frascos claramente contenían aceite o espíritus poderosos.

En otras palabras, llevaban armas explosivas, bombas incendiarias.

Por supuesto, las llamas producidas por esas armas no dañarían a los oponentes resistentes al fuego en lo más mínimo, o los demihumanos con pieles gruesas y cuerpos musculosos entrenados. Quizás ni siquiera tuvieran un efecto contra ellos.

Por otro lado, también estaban aquellos demihumanos que no podían lidiar con el fuego, y dañar las balistas sí que detendría el ataque enemigo.

Los ángeles llenaron el cielo sobre los Ogros que empuñaban sus armas y encendieron sus cántaros. Sin embargo, ni siquiera tuvieron tiempo de abatirlos.

Hubo un sonido de aleteo cuando los demihumanos se elevaron al cielo. Eran terópodos. Sus manos tenían forma de alas acorazadas, y sus brazos permanecían quietos mientras se elevaban en el aire como si estuvieran cabalgando sobre el viento. Ese fue probablemente el efecto de algún tipo de poder mágico.

Una sustancia blanca parecida a una telaraña salió volando al mismo tiempo, enredando a los ángeles. Probablemente había sido producido por una habilidad especial de los Spidans.

Los ángeles parecían mariposas atrapadas en una telaraña, y cayeron al suelo porque no podían moverse libremente. Fueron tragados por las hordas demihumanas, y no era necesario decir lo que les sucedió después de eso.

Sin embargo, los ángeles no se habían sacrificado en vano.

Varias bombas incendiarias golpearon al suelo y rugientes llamas se extendieron por todas partes.

Neia juzgó que esta era la mejor oportunidad que tendría, y sacó su arco.

Hasta ahora, había sido imposible apuntar directamente a los Ogros debido a los escudos montados en sus ballestas. Incluso si apuntaba a sus piernas sin blindaje, sería casi imposible matarlos de un solo golpe.

Su padre habría podido dispararle a un ogro con solo un pequeño espacio. Sin embargo, las habilidades de Neia no eran tan afiladas como las suyas. Tal vez era porque temían las llamas o tenían miedo por sus ballesteros, pero los Ogros levantaron sus ballestas y apuntaron sus escudos hacia arriba. Su atención se centró en el fuego, e ignoraron a los milicianos.

Si ella perdiera esta oportunidad, probablemente no conseguiría otra.

Ella llevó su arco al límite y luego soltó su flecha.

El objeto mágico que había pedido prestado a su querido Momon ayudó a Neia a producir un resultado que se acercaba a lo que su padre podía hacer.

La flecha voló en un camino sorprendentemente recto, y golpeó la cabeza de un ogro.

Neia no apuntaba al robusto cráneo, sino a un globo ocular blando. Mientras que los globos oculares de algunos monstruos estaban protegidos por una membrana protectora, ella juzgó que sería más fácil dar un golpe mortal allí que apuntando al cráneo.

Sin embargo, las cosas no fueron tan bien como se planeó.

Su flecha se hundió en las proximidades de la mandíbula del ogro.

El ogro herido aulló ruidosamente, temblando por el dolor.

El Ogro dejó caer su ballesta, y se agarró la cara justo en donde le habían disparado. Luego, tembló, dio la espalda a Neia antes de retroceder. Si bien no le había dado un golpe mortal, al menos había roto su voluntad de luchar.

Si el ejército demihumano tuviera curanderos, probablemente podría volver pronto al frente.

—¡Tch!

Esto era todo lo que Neia podía lograr, incluso con la ayuda de los poderosos objetos mágicos que su ansiado Momon le había prestado.

Neia chasqueó la lengua e inmediatamente se puso a cubierto, y luego se apoyó en el lado de la muralla de la ciudad y empezó a moverse. Los milicianos la miraron sorprendidos por haber abandonado repentinamente su puesto, y ella se dirigió a ellos en duros tonos..

—¡Huyan de aquí! ¡Van a contraatacar este lugar!

No fue porque habían oído el grito de Neia, sino porque varias de las ballestas descargaron sus proyectiles en su dirección. Aunque la mayoría de los pernos habían fallado, algunos de ellos habían aterrizado en las cercanías de Neia, y habían destrozado la pared cercana.

Si la suerte de Neia hubiera sido peor, bien podría haber sido empalada por esos pernos.

Ella miró a los demihumanos otra vez. El caos del ataque de los ángeles y el fuego estaba siendo contenido constantemente, y los Ogros volvieron a levantar sus ballestas. Parecería que las noticias de haber sido golpeado por una flecha se habían extendido por todo el ejército enemigo. En ese caso, probablemente no cometerían el error de volver a bajar sus escudos. Por lo tanto, ¿estaría dispuesta a emular la habilidad de su padre con un golpe de suerte, golpeándolos, aunque sólo pudiera golpear sus cuerpos? ¿O se acobardaría como una tortuga y esperaría el momento de dar un golpe fatal?

En medio de su confusión, el arco que había recibido de parte de su anhelo, Momon captó la luz del sol y brilló con un llamativo resplandor.

Sí. Se las había arreglado para pedir prestados artículos tan increíblemente potentes, y tenía que devolverlos sin importar el costo. Por lo tanto, no debe correr riesgos.

«¡No pueden tener tantos pernos especiales!»

Los demihumanos parecían estar lanzándoles una lluvia interminable de rayos del tamaño de una lanza. Sin embargo, su cruda fabricación hizo que muy a menudo volaran hacia lugares donde no había nada que golpear, y algunos de ellos incluso cayeron a las calles de la ciudad sin golpear nada.

No podía devolver el fuego, así que todo lo que podía hacer era agacharse y esperar a que se detuviese el ataque enemigo.

El cuerpo de Neia estaba salpicado de fragmentos de las destruidas murallas de la ciudad. Algunos milicianos desafortunados fueron golpeados y murieron en el acto, pero la mayoría de los demás simplemente rezaron en silencio para que se detuviera el ataque enemigo, ya que no podían hacer otra cosa.

Pronto, oyó un gran desastre, el sonido de un enorme tambor. El mismo sonido se repitió cuatro veces. A lo lejos, el mismo sonido provenía de lo que debería haber sido el ala izquierda de la formación enemiga.

«...Están comunicando información de batalla con el número de percusiones. Parece que las alas derecha e izquierda están usando eso para coordinar sus operaciones. Si pudiera entrar en el campamento enemigo y robar uno de esos tambores, y luego golpearlo salvajemente, eso debería perturbar la cohesión del enemigo - dicho esto, sería imposible.»

El enemigo debe saber la importancia de sus tambores. Por lo tanto, estarían fuertemente custodiados. En ese caso, ¿quién podría infiltrarse en su campamento?

Tal vez un aventurero podría usar 「Invisibilidad」 o 「Silencio」 y otros hechizos para causar caos entre el enemigo y luego entrar furtivamente.

No tiene sentido esperar lo imposible ...

Aun así, no había duda de que el enemigo estaba cambiando de táctica. Neia, y muchos milicianos, se levantaron nerviosos para espiar los movimientos del enemigo.

Después de eso, sus corazones se estremecieron profundamente.

Era un sentimiento que combinaba shock, miedo e ira furiosa.

El ejército colocado al otro lado del muro avanzaba por fin. Las alas izquierda y derecha de las fuerzas de la Alianza Demihumana avanzaron en paralelo. El destacamento central se acercó a la puerta de la ciudad en una formación escalonada.

Los demihumanos avanzaron con pasos estremecedores, como si quisieran perseguir y matar a Neia y los demás.

Y luego había otra unidad -una muy pequeña- que parecía estar flanqueando la ciudad. ¿Estaban planeando escalar las paredes, o esto era una finta?

En cualquier caso, el enemigo ya había lanzado la segunda oleada de su ataque. A partir de ahora, no sería una lucha unilateral, sino una lucha mutua de salvaje derramamiento de sangre.

Sin embargo, no es ahí donde radica el problema. Después de todo, ellos habían estado esperando mucho tiempo este momento, aunque no podían alegrarse por el hecho de que por fin había llegado la hora.

Lo que enfureció a los milicianos fue el avance de las alas izquierda y derecha. Sus unidades más importantes estaban compuestas de muchas especies diferentes. Aunque carecían de un sentido de unidad, tenían dos cosas en común.

Una era que todos llevaban escaleras de asedio.

En otras palabras, su unidad estaba destinada a escalar las murallas y entrar en la ciudad. Eso también implicaba que el objetivo de Neia era ese.

La otra cosa era que tenían niños humanos atados a sus cuerpos.

Algunos de ellos lloraban y gemían, mientras que otros estaban sin fuerzas. Todos estaban desnudos, y todos estaban vivos.

Neia se mordió el labio.

Pero al mismo tiempo, el corazón de Neia estaba sorprendentemente tranquilo.

Vio la marea demihumana presionando sobre ellos desde un oscuro rincón de las paredes. Neia entonces sacó una flecha de su carcaj y comenzó a desenvainar su arco.

Incluso si los prisioneros enemigos habían entrado en su campo de tiro, tenía que aguantar.

Aún era demasiado pronto.

Respiró hondo varias veces, se concentró, luego dobló tan rápido como pudo y tensó la cuerda del arco.

Sólo tenía un momento para apuntar, y solo había un lugar en el que podía hacerlo.

—Ahí es.

Ella soltó su flecha.

Sin dudarlo, la flecha perforó el escudo humano, el pecho de un niño, y el demihumano detrás de él de un solo disparo.

Tal vez incluso a ese poderoso disparo le habría costado derribar a un Ogro y su resistencia ridícula. Sin embargo, el demihumano que acababa de golpear no parecía tener una vitalidad tan irracional.

Neia no le hizo caso al demihumano que había derribado y sacó otra flecha.

Ella había matado a una persona, el niño atado en frente del demihumano.

Sus manos no dejaron de temblar. Todo lo que podía ver era oscuridad, y su corazón temblaba.

Incluso si ella sabía que eso pasaría e incluso si ella se hubiera preparado para ello, habría reaccionado así de todas formas.

Su viejo hábito la llevó a alcanzar la vaina de su espada, pero sus dedos tocaron la cuerda del arco.

Era como si su arco la estuviera reprendiendo, diciéndole que ahora no era el momento para ese tipo de cosas.

Una débil lámpara se encendió en el corazón helado de Neia. Se extendió como un reguero de pólvora, y dispersó los fríos vientos que soplaban a través de su alma.

Dejó de temblar, y su visión ya no se estrechaba. Lo que llenaba su corazón era un sentido de justicia que no se podía expresar con palabras.

«Ahhh... pensar que sería tan efectivo.»

Neia reconfirmó entonces que lo dicho por su gran héroe había sido correcto.

Los prisioneros que los demihumanos usaban como escudos estaban dejando de aparecer gradualmente. Esto se debía a que se habían dado cuenta de que usar prisioneros era algo inútil.

Por lo tanto, ella tuvo que gritar.

Neia abrió los ojos y gritó a los milicianos que miraban fijamente.

—¿Que están esperando? ¡Dense prisa y lancen las piedras! ¡No podemos salvar a esos rehenes!

Sí. Neia y los otros no podían salvar a los rehenes. Y luego, ya habían visto lo que el enemigo haría con los rehenes que habían perdido su valor. Por lo tanto, lo que ella necesitaba hacer era ...

Disparó otra flecha para que los demihumanos se apresuraran en su camino hacia la otra vida.

Neia usó su visión practicada y vio que su disparo había atravesado a un niño en la frente. Ella no sabía si era porque había estado apuntando a un casco o porque el cráneo del niño había disminuido el impacto, pero esta flecha no había sido inmediatamente fatal. Sin embargo, la primera línea del enemigo era un caos. Eso era de esperar. Tanto los humanos como los demihumanos frenaban su ritmo cuando las cosas no avanzaban según lo planeado.

Sin embargo, todo lo que podía ver de las líneas enemigas se extendía de un lado a otro de su visión.

Neia sólo había tenido un efecto en la región donde había disparado. En todos los demás lugares, las cosas continuaban como si nada hubiera pasado.

Parecía una pequeña abolladura en una larga, larga línea.

—¡Deprisa, lancen las piedras!

Neia les gritó una vez más.

Si no arrojan sus piedras, todo lo que Neia había hecho habría sido en vano.

Eso es algo aún más imperdonable que quitarles la vida a niños que tienen un futuro por delante.

El enemigo estaba atacando a la izquierda, derecha y centro al mismo tiempo. Un enfrentamiento frontal con un enemigo que les superaba en número varias veces hasta llegar a ser aplastados por el peso de los números. Sin embargo, si incluso uno de los elementos enemigos se ralentizara, aliviaría la presión sobre ellos.

Si el enemigo llegaba a las murallas, treparían mientras utilizan a los niños como escudos. Si lograban superar los muros, los milicianos no podrían resistir a los demihumanos. Lo que tenía que hacer ahora era ver cuánta fuerza de combate podía eliminar antes de que el enemigo entrase en contacto.

Para los milicianos es muy difícil matar niños. Por lo tanto, tiene que haber alguien dispuesto a dar un ejemplo, ¡incluso si se ensucian las manos!

Neia fijó sus ojos en un paladín en la distancia.

«¡Deberías de haberte dado cuenta cuando tomaron los campos de prisioneros y esta ciudad! ¡Deberías haber sabido que Momon-sama hizo lo correcto! ¡Deberías saber que nadie más podría hacer esto! ¡Y ciertamente deberías haber sabido que no tiene sentido agonizar por vidas que no puedes salvar! Lo que deberías estar haciendo es dedicar todas tus fuerzas a salvar las vidas que pueden ser salvadas!

Neia disparó otra flecha.

Al igual que antes, su disparo mató a una niña y al demihumano al que había sido atada.


Wow, Neia se volvió loca. Nah, ni tanto, creo es de las mas reales dentro del Mundo de Overlord. No odia a los humanos sin razón y tampoco odia a los no-muertos sin razón. Ademas poco a poco se enamora de Momon, ¿se dieron cuenta de las frases en sus pensamientos? anhelado, amado, querido Momon, etc.

Creo fue un buen toque el como definía a Momon de diferentes formas con el contenido de su corazón.

En la novela original, siempre quise que ella sobreviviera y Ainz se diera cuenta de ella y espero plasmarlo bien aquí. Neia es waifu! Aunque Remedios siempre tendrá lugar en mi corazoncito.

Ahora tengo mis dudas de como debería ser los próximos capítulos, la verdad ahora mismo no recuerdo el orden de los sucesos, si es como creo que es, o como pienso que es, Ainz tendrá una aparición gloriosa :v

Si no es así, bueno... ya veré como me las arreglo. No diré mas.

No se si hacer mas momentos cute con Neia o Remedios, siento que perdería la gracia de Overlord, pero al mismo tiempo quiero una escena memorable entre Momon/Neia a.a o Momon/Remedios (Aunque esta si este loca).

Bueno terminare mi letanía acá. Recuerden comentar que les pareció el capítulo y sus recomendaciones para el próximo. Leer comentarios siempre me anima a seguir. Entre mas haya, mas rápido escribiré y sacare el #27 (?

Cuídense, nos vemos en el próximo capítulo.