Inuyasha y sus personajes son propiedad de la talentosa Rumiko Takashashi Sensei.

Yo solo los uso para cumplir mis mas alocadas fantasías.


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—Inu, tonto, ¡Te odio! —gritó la pequeña niña de cabellos azabaches, mientras rompía en llanto y salía corriendo fuera de la sala.

—K-kagome… —susurro el niño de cabellos plateados, extendiéndose su mano hacia ella, como si pudiera alcanzarla. Estaba visiblemente afectado, parecía que estaba a punto de llorar también.

—¡Pero que tonto eres! —lo regañó una niña de cabellos castaños— ¡Ve a disculparte!

—¡Pero solo dije la verdad, Sango! —se defendió él, sin entender muy bien porque se había enojado.

—¡Le dijiste que se veía fea con su nuevo corte de cabello!

—¡Yo no dije que se viera fea! —era cierto, solo había respondido "no", cuando ella pregunto si le gustaba su nuevo cabello. Él solo había sido sincero, Kagome siempre había usado su lindo cabello negro y ondulado hasta la cintura. Y así le gustaba a él. Prácticamente no la había reconocido cuando llego esa mañana con una corta melena enmarcando su rellenas mejillas sonrosadas y esos grandes y dulces ojos chocolates.

—Bueno, ahora te odia —le recordó la niña.

Los ojos del pequeño peliplata comenzaron a picar.

—¿M-me odia? —se llevo una mano al pecho, le pesaba y dolía de una forma que lo hacia querer abrazar sus rodillas y llorar.

La chica sentada en el escritorio de la colorida y luminosa sala se llevo una mano a la frente. Maldita sea, le dolía y cada sonido era como un martilleo en su cabeza ¿No podían esos mocosos dejar de lloriquear por estupideces?

El ruido la estaba matando, especialmente cuando tienes una jodida resaca de unos muchos vasos de vodka en el cuerpo. Necesitaba una aspirina, un antiácido, una… oh, no, el niño empezó a hacer ese ruido molesto por la nariz ¡Iba a llorar!

Maldijo su vida. ¿cómo una chica hermosa como ella estaba desperdiciando su juventud ahí?

—Kagura one-san— la llamó la pequeña castaña— Inuyasha esta llorando.

—Puedo oírlo bastante bien —demasiado, ¿no podía ir a llorar a otro lugar como su amiga? La verdad era, que ella también quería llorar. Moría por un baño y ropa interior limpia.

—La señora Kaede nos canta o nos lee un cuento cuando lloramos —sugirió Sango, mirándola con curiosidad, no parecía tener buen aspecto.

—¿Por qué no vas a buscarla, niña? — Dios, si nadie les enseñaba proactividad a esta juventud la sociedad se estancaría.

La pequeña Sango parpadeo sin entender.

—Porque la dejo a usted a cargo. — la apuntó con el dedo con inocencia.

Ah, cierto. Chica lista…

Kagura le dirigió una mirada cargada de odio en sus ojos carmesí, cada segundo que pasaba ahí parecía envejecerla mas ¡Y solo tenia quince años!

El tonto mocoso de Inuyasha seguía llorando y Kagura no podía estar mas iracunda, ¡Que alguien lo callara! ¿Cómo rayos podía estar armando tremendo escandalo porque esa niña se había enojado con él? Se pasaba casi todos los días con los otros niños en juegos que terminaban en peleas, en las que ella —de mala gana— debía intervenir para que no se sacaran los ojos.

El resultado siempre eran niños sucios y con algunos golpes e ¡Inuyasha jamás lloraba por eso!

—One-san, has algo —demandó la pequeña Sango comenzando a enojarse, su bobo amigo estaba desconsolado y se estaba hartando.

Kagura se levanto de la mesa exaltada. ¿En que momento su vida se había convertido en acatar caprichos de niños malcriados? Debería comenzar a elegir mejor sus trabajos de medio tiempo…

—Escucha mocoso— le dijo Kagura a Inuyasha cuando se arrodillo frente a él— La vida es dura. Tu no eres muy inteligente. Es bastante obvio que las chicas te odiaran, así que acostúmbrate y deja de llorar.

Los grandes y llorosos ojos dorados del niño se abrieron de par en par ante ella. Bien, había dejado de llorar. Si, quizás eso de ser maestra no le iba tan mal…

—¿Kagome… me odiara… por siempre? — el labio inferior del pequeño peliplata comenzó a temblar ante la idea, se suponía que ellos estarían juntos siempre, siempre. Si ella lo odiaba, lo dejaría. Las lagrimas se agolparon en sus ojos de nuevo y volvió a romper en llanto con mas intensidad.

El dolor punzante arremetió en la cabeza de Kagura ante el estridente llanto del niño, quizás no era tan fuerte, pero sus oídos lo estaban multiplicando por mil y tener la fuente de ese ruido justo frente a ella no ayudaba.

—One-san, sigue llorando… —observo Sango.

Kagura le entrecerró los ojos con enfado ante tal obviedad.

—Dios, ¿Podrías llorar mas despacio? —pidió la quinceañera masajeando su frente.

—Ka… ka… gome… —sollozo él.

Kagura rodó los ojos hastiada.

—¿No son los 10 años una edad muy temprana para llorar por una chica?—inquirió a nadie en particular.

—Tenemos ocho —comento sango mostrando los dedos de sus manos.

—Como sea —resopló Kagura— Niño, si dejas de llorar, te diré que hacer para que Kagumi te perdone.

—Kagome —corrigió Sango. Kagura la ignoro.

Inuyasha se calló, interesado, mientras sorbía ruidosamente por la nariz.

—Toma — la adolecente se quitó uno de los prendedores que llevaba para sujetarse el cabello y se lo entregó — llévale esto y dile lo bonito que se le vería con su nuevo corte de cabello.

Sango asomo su cabecita, curiosa.

—¡Que lindo! —exclamó— One-san, yo también p…

—No — cortó ella rápidamente.

El niño observo el prendedor incrédulo. Era una pluma metálica con algunas incrustaciones de perlitas de fantasía.

—Pero es horrible… —soltó él frunciendo el ceño.

Kagura tuvo que reprimir el deseo de retorcer una de sus pequeñas orejas.

—Tu solo ve. Ahora —el niño sintió un poco de nervios ante la severa mirada carmesí y sin decir mas se marcho con el regalo entre sus manitos.

Kagura y la pequeña Sango lo observaron perderse por la puerta.

— ¡Que desperdicio! —resopló la castaña— ¿Sabe que va arruinarlo verdad?

La joven acomodo uno de sus negros mechones de cabello tras su oreja.

—Si… —respondió desinteresada mientras observaba el reloj en su muñeca, en quince minutos mas seria libre. — Pero cuando vuelva, ya no será mi problema.

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*One-san también significa algo así como "señorita"

Yo debería estar actualizando mis otros fics, pero la idea de una Kagura (es una de mis pj favoritas) quinceañera en plena etapa de rebeldía fiestera estando a cargo de estos niños me inspiro mucho jajaja.

Ojala lo hayan disfrutado, la pase bien escribiéndolo (aunque fue algo muy express y puede que tenga uno que otro error) Tengo pensado escribir mas viñetas cortitas con los otros personajes en su etapa de pequeños.

Bueno, nos vemos, ¡Gracias por leer!