ENTRE PAGINAS BLANCAS

Por Lady Pecosa

UNA CHICA CON SABOR A LIMONADA
Capitulo 1

Había tomado el tren rumbo a Hollywood, desde Nueva York, debido a lo cual por sugerencia de Robert había pagado un pasaje con camarote pues eran cuatro casi cinco días de viaje, así que trato de viajar lo bastante cómodo, por cuenta propia había buscado un camarote individual, pues a su estado de ánimo casi siempre taciturno no le interesaba mucho socializar con las personas, y menos tenia deseo de tener que lidiar con pasajeras enamoradizas que por lo regular en cuanto lo reconocían no dejaban de asediarle. Cuando supo que el tren en que partiría no llevaba camarotes individuales sino dobles o cuádruples, opto por buscar un doble y comprar ambos espacios para no verse en la necesidad de compartir el espacio con nadie. Sin embargo el único camarote doble que quedaba disponible ya tenía comprado un espacio, pero según le explico el vendedor se trataba de una persona que tampoco deseaba ser incomodado por nadie, así que probablemente no habría ningún problema de los que él temía, además le habían dicho que la persona no abordaría el tren sino hasta varias estaciones adelante, debido a lo que por lo menos al inicio tendría el espacio para él solo. –"bueno por lo menos me tocara elegir el espacio en donde deseo dormir"-, se dijo cuándo noto que había dos camastros, uno estable más grande y otro que había que armar estilo sofá-cama, que debía permanecer levantado durante el día, -"tomare el espacio grande, para no verme en la necesidad de estar levantando y acomodando constantemente la cama"-, aunque sabía que por lo regular eran los mozos quienes realizaban esas actividades, él tenía por costumbre evitar resultar molesto para las personas aunque estas estuvieran a su servicio. De hecho hacía tiempo que se había formado el hábito de ser muy ordenado y la actitud de modestia era algo que lo distinguía, pues había aprendido a no utilizar demasiados espacios, ni a gastar en superficialidades, sino lo sustancialmente necesario, lo mismo que hacía con sus prendas de vestir y demás artículos, por lo que regularmente viajaba ligero de equipaje, aunque debido a que estaría en la grabación de una película durante un lapso de seis meses había procurado llevar todo lo necesario, pues siendo tan disciplinado como se había acostumbrado le gustaba tener todo bajo control, incluso ya tenía rentado el departamento en donde se hospedaría, lo había mandado pagar por adelantado para ocuparlo durante esos seis meses, en cuanto al sitio, había buscado un lugar cómodo con dos habitaciones, una grande y una pequeña en la cual podría el estudio, además de la cocina-comedor y estancia, -"sí, cada cosa debe tener su espacio"-, en lo que más se había ocupado es que estuviera ubicado en una buena zona, no estaba interesado en tener que lidiar con maleantes, y tampoco deseaba que le quedara lejos de los estudios en los que trabajaría, por lo que elegiría uno ubicado en Beverly Hill, aunque su auto rojo convertible iba viajando ya en otro tren de carga para llegar apenas unas horas antes que llegara él, la mayoría de las veces le gustaba darse sus tiempos para caminar y reflexionar sobre los planes y proyectos que le proponían con frecuencia, en eso no podía quejarse, debido a su gran talento y dedicación, trabajo y ofertas nunca le faltaban así que siempre se daba el lujo de estudiar cada propuesta antes de decidir si trabajaría en ella o no. Encontrar un departamento con esas condiciones no había sido nada sencillo, hasta que finalmente dio con uno, solo que este ya había sido comprometido para otra persona, así que podía tomar uno que era un poco más espacioso en el mismo edificio pero un piso más abajo que el que le había agradado a él, pues regularmente buscaba el último piso en los departamentos que llegaba a ocupar, porque esto le brindaba mayor intimidad y porque muchas veces durante las noches disfrutaba de subir a la azotea a contemplar las estrellas mientras tocaba su ya bastante vieja armónica, así que ocupo a su amiga Karen que desde hacía varios meses vivía por allá, para que con sus recursos convenciera al arrendatario de cambiarle el departamento y darle justamente el que él prefería, en el tercer piso, -"en cuanto a técnicas de seducción la maestra inigualable y única es Karen, es bueno siempre contar con ella para estas eventualidades"-, así que todo estaba listo para disfrutar de un buen viaje y tener una agradable estancia mientras trabajaba, solo esperaba no haber incomodado demasiado a la otra persona que planeaba rentar el departamento que él había elegido, aunque según le había explicado Karen, aparentemente la otra persona se había contentado por ser el otro departamento más grande que el primero que les habían ofrecido. En cuanto abordó el tren se dio cuenta que estaba casi completamente lleno, pues en el comedor no quedaban muchos espacios disponibles para sentarse, afortunadamente las mesas estaban distribuidas para grupos de comensales de seis, cuatro y dos personas, para su fortuna había una mesa de dos comensales lo bastante separada de las demás, así que encargo al mozo que de preferencia le mantuviera el espacio disponible para ocuparlo él libremente. El primer día de viaje trascurrió rápido y tranquilo, el segundo día durante la mañana estuvo en su camarote, solo salió un momento para tomar el desayuno, pero luego regreso al camarote a descansar, aunque paso la mayor parte de la mañana leyendo un compendio de varias historias, tales como: 'Micah Clarke, El signo de los cuatro, La compañía blanca, Rodney Stone, El sabueso de los Baskerville y Sir Nigel'; no era tanto que las novelas policiacas que por aquel tiempo estaban de moda le llamara la atención en realidad, sino que en la película que grabaría el personaje que iba a representar era un investigador policiaco mejor conocido como el detective Sherlock Holmes, así que él siendo dedicado como era, se había tomado el tiempo de ir a comprar la obra de Arthur Conan Doyle, médico, novelista y escritor de novelas para conocerla y adecuarse mejor al papel que le tocaría interpretar, sin embargo el contenido del libro había resultado un tanto más interesante de lo esperado por lo que más tarde a la hora de la comida se llevó el libro con él y luego de comer se quedó leyendo en el comedor. Por momentos se distraía de su lectura y contemplaba el paisaje por la ventanilla, se distrajo sobre todo cuando iban llegando a Illinois, cada vez más cerca de Chicago, eso le molestaba un poco, pues se había prometido a sí mismo que ya no le sucedería, y darse cuenta que sin importar lo que estuviera haciendo, pensar en ella parecía ya un hábito permanente en él no le gustaba, "no puede ser que no puedas controlar tus pensamientos, ponerte nostálgico no sirve de mucho y menos sirve experimentar esta sensación de vacío cada vez que pasas por estos lugares, o ¿Cuál es tu frase favorita? 'mira siempre adelante, no mires nunca hacia atrás' la vida es así", se regañó a sí mismo, recordando que de igual forma le sucedía cada vez que pasaba cerca del Hogar de Pony, sonrió al recordar cuanto había luchado para vencer la tentación de bajar en aquel lugar y dejar libre su instinto de ir a buscarla, varias veces perdió en esa lucha y de pronto se había descubierto a sí mismo parado en aquella colina, contemplando aquel Hogar, con el anhelo de verla, sí, algunas ocasiones había tenido suerte, una vez la vio llegar en un auto que la dejo en la entrada del hogar, y observo como todos los infantes salieron a recibirla llenos de alegría, parecía que era habitual para ella llegar a esa hora de manera diaria, en otra ocasión había sido un fin de semana y desde la colina la vio jugando con todos los niños del hogar, se veía muy contenta y llena de vida, en esa ocasión no pudo permanecer por mucho tiempo pues rápidamente fue descubierto por un joven-adolescente de aproximadamente 15 o 16 años su nombre era Jimmy, un buen chico que dijo ser amigo de ella, la llamaba "jefe", él le hizo prometer a Jimmy que por ningún motivo le fuera a comentar a ella de su presencia en la colina, aunque tardo un poco en convencerlo, porque el chico lo reconoció de cuando había llegado apenas unas horas antes que Candy llegara de su regreso de Londres y en aquella ocasión le había parecido muy elegante pero antipático, sin embargo fue el recuerdo que tenía Jimmy de la tristeza de su 'Jefe', por no haberlo alcanzado lo que lo decidió hacerse cómplice de él y se dejo convencer, él se fue tan pronto como pudo, desde entonces las siguientes ocasiones que llego a ir, siempre tuvo breves pero agradables charlas con el joven Jimmy, quien según le había explicado su padre era dueño de aquella colina, como lo era de las tierras que rodeaban aquel hogar y que por ende Jimmy debía estar al pendiente y cuidar, le conto que hacía poco tiempo habían comprado más terreno y que habían hecho ya unas construcciones extras al hogar, él las pudo apreciar con facilidad, pues en las pocas ocasiones que había ido ya se había aprendido el paisaje, le dio gusto que el hogar de Candy estuviera teniendo progresos y quiso participar, Jimmy le dijo que habían mandado construir habitaciones más grandes y una habitación para invitados, desde entonces de manera regular él hizo llegar una aportación anónima al hogar al inicio de cada mes. Jimmy le contaba un poco sobre lo que ella estaba haciendo por aquellos tiempos, le conto que ella trabajaba en un lugar llamado 'Clínica Feliz', que se iba muy temprano por la mañana, que Albert había dispuesto para ella un coche con chofer que la llevaba muy temprano y la traía todas las tardes, que entonces ella se hacía cargo de dar la cena a los chiquillos y luego de jugar con ellos un rato los acostaba a dormir, por lo que Jimmy le decía, ella se había convertido de gran ayuda para las maestras que estaban al cargo de los infantes. Incluso Jimmy había estado una ocasión en la que él paso por ahí cerca de la media noche, en aquel tiempo aún vivía Susana pero él no se había podido resistir, era mayo y anhelaba verla por su cumpleaños así que condujo hasta el hogar y cuando llego estaciono su auto al otro lado de la colina y subió, esa noche también trepo el gran árbol padre y recostado en una rama se puso a tocar la armónica, en su pensamiento era una forma de regalo que deseaba darle, Jimmy llego al pie del árbol y lo saludo, luego de conversar un rato él le prometió enseñarle a tocar la armónica en su siguiente visita, si es que se veían, él siguió tocando, pero entonces vieron que una luz del hogar se encendía, y ella salió apresurada con rumbo a la colina, -"seguramente escucho la música"- le dijo Jimmy, él se fue apresurado hacia su auto y Jimmy bajo por el lado que ella iba subiendo para distraerla. Tiempo después cuando lo volvió a encontrar en una ocasión en la que no tuvo suerte de verla Jimmy le conto que ella había alcanzado a ver las luces de un auto que se alejaba por el camino, -"estuvo algo triste y melancólica por algunos días, después se le paso, porque el señor Albert la invito a pasar su cumpleaños en su residencia en Chicago a ella y a todos los chicos del hogar, y desde que regreso de allá ha estado muy alegre, además el señor Albert le regalo un par de caballos, que ahora cuida Tom en su granja"-, le dijo Jimmy, fue entonces cuando él le regalo una armónica nueva a Jimmy y lo enseño a tocarla, nunca había imaginado que terminaría siendo maestro de música vocacional, ya no tenía cuenta de a cuantos jovencitos había instruido en eso de tocar la armónica a lo largo de su camino por la vida. Jimmy estuvo también aquella última vez cuando decidió no volver a visitarla nunca más, 'si es que a eso que él hacía se le pudiera llamar visita', solo que aquella vez si había tenido la intensión de verla…

(Flash-back)

Había escrito una carta para ella, hacía un año y medio que Susana había muerto y él le había escrito una carta, llego el por otro lado de la colina y luego bajo hasta el hogar, y puso la carta en el buzón, enseguida regreso a la colina, había planeado esperar a que ella la encontrara y la leyera, entonces se acercaría, o tal vez, si era como Jimmy le había contado ella subiría hasta la colina para leer la carta, pensaba permanecer escondido y según su reacción, saldría para sorprenderla, así que espero tranquilamente, mientras, Jimmy llego hasta donde estaba él, la vieron salir del hogar a él le temblaban las piernas de nervios, entonces al mismo tiempo vio acercarse un auto que se paró frente al hogar, ella levanto la puerta del buzón estaba por meter la mano y tomar el sobre de su carta, cuando justo en ese momento bajo del auto Albert, ella lo vio y olvido el buzón y con ello la carta, Terry desde su lugar observo aquella escena tan llena de entusiasmo y efusividad, ella se lanzó a los brazos de Albert, quien la recibió con los brazos abiertos y la abrazo haciéndola girar por el aire un par de vueltas, la alegría de ella era tan evidente que una lanza de dolor atravesó el pecho de él, pudo percibir el Amor con que Albert la veía y como ella le correspondía con hermosas sonrisas y algo de ilusión en sus ojos, Albert le dijo algo y ella contesto muy gustosa –"por supuesto que sí Bert, en un momento estaré lista"-, y entro corriendo en el hogar. En ese momento Terry comprendió, -"ya es demasiado tarde"- se dijo a sí mismo con la voz casi inaudible, le dolía mucho el pecho, Jimmy que había alcanzado a escuchar le pregunto qué pasaba, entonces él le pidió a Jimmy que bajara por la carta, que por ningún motivo dejara que ella la llegara a encontrar, Jimmy que sentía lealtad hacia él como su cómplice, bajo de la colina, para cuando llego al hogar ella ya iba saliendo con un breve equipaje, Jimmy, tomo la carta del buzón lo más rápido que pudo, pero no paso inadvertido para ella, -"¿Qué sucede Jimmy?, ¿Qué llevas ahí?"-, Jimmy metió rápidamente el sobre en sus ropas, ella iba hacia Jimmy cuando Albert la llamo, -"¿estás lista hermosa?"-, de nuevo ella olvido a Jimmy y centro toda su atención en Albert, entonces salieron las maestras a saludar a Albert y a despedirlos, Jimmy llego a su lado le explico que al parecer Albert venia llegando de Sao Paulo había estado mucho tiempo fuera y que había querido sorprender al 'jefe', viniendo por ella para invitarla a dar un paseo por la residencia de Lakewood, 'tal vez por eso la efusividad y la alegría de verlo' -pensó Terry, pero no, él era actor y muy bien sabía leer el lenguaje corporal, -"no…, no puedo engañarme a mí mismo"- se dijo, entonces Jimmy le regreso la carta, cuando Terry la tomo vio temblar sus propias manos y se dio cuenta que en realidad todo su cuerpo estaba temblando mientras luchaba para evitar que las lágrimas se le escaparan de los ojos, en tanto su pensamiento trabajaba a toda velocidad, 'ha pasado ya demasiado tiempo, no puedo pretender que ella me esperara por siempre, y mientras yo cumplía con mi deber, Albert estuvo siempre a tu lado, consolándote, fortaleciéndote, porque Albert, sí pudo estar contigo verte y escribirte, mientras yo lo tenía negado, no puedo imaginar que Albert no hubiera terminado ocupando mi lugar, no sé si en realidad me has olvidado ya 'Pecosa', pero definitivamente Albert ya ocupa un espacio importante en ti, ahora por tu bien, ya no puedo intervenir, acercarme ahora sería solo causarte más dolor y confusión, lo mejor será que me vaya, y de una vez por todas entienda, que ya te perdí', un estremecimiento de tristeza y dolor recorrió todo su cuerpo, y mirándola fijamente musito, –"Candy, mi Candy… adiós para siempre… mi amada pecosa"-, entonces rompió la carta en cuatro partes, fue justo en ese momento que ella levanto la vista hacia la colina, Jimmy reacciono rápido haciendo a Terry agacharse pronto, -"!Hey!, amigo, la jefe siempre presiente cuando tu estas aquí"-, ella continuaba mirando hacia la colina como si buscara algo, pero entonces Albert la volvió a llamar, -"¿Nos vamos?"-, ella muy sonriente asintió y subió al coche, juntos él y Jimmy vieron alejarse el auto, él de rodillas sobre el pasto permitió dejar correr las lágrimas por sus mejillas, Jimmy lo observaba muy atentamente, parecía comprender la decisión que había tomado y que era para bien de ella, en cuanto él pudo tomar fuerza se puso de pie limpiando su rostro se despidió de Jimmy, -"esta vez… adiós para siempre hermano"- le dijo y se fue directamente hasta Londres.

Aquella tarde él no supo que Jimmy había recogido aquella carta rota, que se tomó la molestia de pegarla y luego la guardo con la firme convicción de que algún día se la haría llegar a 'jefe' y también le contaría lo sucedido.

(Fin de flash-back)

Estuvo tan perdido en sus memorias que ni siquiera noto en qué momento el tren había parado y subido a los pasajeros de Chicago, tampoco noto que habían abordado gran cantidad de gentes y que el tren ya seguía en su curso, fue hasta que el mozo le pregunto si necesitaba algo, entonces él pidió una limonada lo más fría que pudiera, en un rápido recorrido visual se fijó que el tren estaba completamente lleno, había una dama rubia de espaldas a él, que lucía muy elegante y parecía estar buscando un espacio en donde sentarse, él retomo su lectura enterrándose en el libro con el afán de no atraer la atención, no tenía deseo de compartir su mesa con nadie, por lo menos no en ese momento…, demasiado tarde, el mozo se acercó con su limonada y al tiempo le pregunto que si le molestaría que la dama quien viajaba sola podría sentarse en el espacio disponible pues el tren estaba completamente lleno, Terry ni siquiera volteo a ver al camarero, ni bajo el libro -"Si, está bien, no hay ningún problema"- dijo, y sin voltear ni dejarse ver se aferró a la lectura, esperaba que la dama no lo reconociera y mucho menos que hiciera algún aspaviento que atrajera la atención de las otras gentes, lo único de ser actor a lo que no se acostumbraba era eso de ser el centro de atención, más bien trataba siempre de pasar desapercibido, "con suerte, después de que coma se levante y se vaya a su camarote" –pensó Terry, el mesero le ofreció de comer el mismo platillo que había pedido él una hora y media antes y también una limonada lo más fría posible, ella solo asintió con un leve -"Mmmgg"-, …Terry reflexiono "vaya, parece que no soy el único que tiene calor en este Tren" …su entonación le resulto lejanamente familiar… pero no quiso pensar en ello, sonrió, ya le había sucedido otras veces… y finalmente pudo concentrarse en su lectura hasta que llego a olvidar que había alguien sentado en su misma mesa, sintió pesado el cuello, se dio un leve masaje y acomodo sus lentes, cuando lo hacía vio que la dama estaba también concentrada en un grueso libro, lo tenía levantado hacía ella por lo que pudo leer el título, -Compendio de Anatomía y Fisiología Humana Ilustrada-, "Que es eso?, ¿qué mujer lee un libro así?, aunque ahora desde lo del sufragio femenino es más probable que suceda", -pensó Terry, "bueno, por lo menos, si es una dama así de culta, tal vez no esté interesada en los espectáculos y no tenga idea de quién soy yo", pensando así, se volvió a concentrar en su lectura, en ese instante noto en sí mismo una especie de calma y armonía que hacía mucho tiempo que no experimentaba pero no quiso prestar demasiada atención, leyó otro capítulo más de su libro, ya había olvidado en donde estaba, hasta que un joven mozo se acercó a él, trayendo dos nuevos vasos de limonada.

Mozo: -"¿Desea algo más usted señor o su prometida? "-

Terry, saliendo de su enfrascamiento le empieza a responder mientras va apartando el libro hacía la mesa: -"¡Oh!, no la dama no es mi prometida, yo estoy viajando sol….."- por primera vez la vio, el libro se le cayó de las manos, ella también estaba respondiendo algo parecido al momento que el libro de él caía, golpeando su vaso de limonada volcándolo hacia ella, el líquido cayó sobre su rubio cabello y hermoso rostro, todavía con la sorpresa en la cara Terry intento levantar el vaso que había tirado, pero con el rápido movimiento golpeo la limonada que ella había pedido, vertiéndola toda sobre su vestido. El corazón le latía de una forma indescriptible al mismo tiempo que observaba el desastre que había causado, jamás en toda su vida había cometido una torpeza semejante, el pañuelo que ella había sacado para secarse la cara había quedado completamente empapado con el derrame del segundo vaso, Terry vio que el mozo corrió pronto por unas servilletas secas, mientras él saco su pañuelo y empezó a secar con sus propias manos la parte descubierta del pecho de ella.

Ella pegándole en ambas manos le reclamo al tiempo que le quitaba el pañuelo de las manos: -"Basta Terry, deja de tocarme, yo me seco sola gracias, tu por favor ocúpate de los libros, están absorbiendo la humedad"-.

Terry bajo la vista sentía el rostro completamente enrojecido y tomo un libro secándolo con una de las toallas secas que había traído el mozo, seco primero el libro de ella y enseguida el suyo, para cuando termino, el mozo ya había secado la mesa y ella tenía la cara y manos secas, solo estaba su vestido completamente mojado, él sintió una repentina risa, pero la vergüenza fue mayor y se contuvo: -"Lo siento, de verdad, te puedo jurar que nunca jamás en toda mi vida había derramado nada sobre la mesa…Candy"- termino con un suspiro.

Candy: -"!Ohh… ya veo!"- dijo ella en tono de broma y ofensa, al mismo tiempo que sintió como un par de cubos de hielo bajaban por el centro de su pecho, derritiéndose a su paso hasta llegar a su abdomen, se humedeció los labios que en ese momento tenía completamente secos y probo el sabor dulce de la limonada, contuvo una risilla y lo más seria que pudo le dijo, -"No esperaba… nunca imagine llegar a encontrarte aquí, Terry"-.

Terry, se sintió abrumado: -"Lo siento… lamento incomodarte…"-
Con los hielitos, el cuerpo de Candy respingo por el abrupto cambio de temperatura: -"De que hablas… ¡hip!... no me…!hip! incomo…!hip! …das, solo… ¡hip!... no esper… ¡hip!... raba… ¡hip!... encontrarte….!hip!... contrario… ¡hip!... a eso me… ¡hip!... da mucha… ¡hip!... alegría ver… ¡hip!...te…"-

Terry observo sus manos y en ninguna de ellas había algún anillo que significara compromiso, aunque eso no siempre se utilizaba, sin embargo no vio ninguna argolla de matrimonio, entonces tomo sus manos entre las suyas y la apretó delicadamente, dejando salir una sonrisa de sus labios: -"Puedo decir lo mismo Candy, jamás imagine encontrarte en un tren, y también me siento muy…, pero muy feliz de verte"-.

Candy se sorprendió por el intimo contacto de sus manos, pero no las retiro, lo miro atentamente: -"!hip!...Terry y tú,… ¡hip!... ¿desde cuan… ¡hip!... do usas… ¡hip!... lentes?...!hip!"-

Terry: -"!Ohh!, hace un par de años, pero solo los utilizo para leer, más bien son un par de pequeñas lupas que agrandan las letras de los libros que leo para no cansarme demasiado, si la letra es muy chica…"-, se sentía muy nervioso no podía creer que estuviera ante ella, entonces llevo a su boca las manos de ella depositando un beso suave y delicado, pero alcanzo a probar el sabor de la limonada, empezó a reír –"!jajajaja!, Candy, sabes a limonada… ¡jajaja! de seguro, toda tu sabes a limonada…!jajajaja!"-.

Candy sentía que su corazón se le escapaba del pecho de tan fuerte que latía, sentir la calidez de sus labios en sus manos y el comentario aparentemente inocente de que toda ella podía saber a limonada la hizo ruborizar, su risa, esa risa profunda que tanto había añorado, también le aceleraba los latidos del corazón, dijo lo primero que se le ocurrió: -"Pues… ¡hip!... vaya que… ¡hip!... eres simp… ¡hip!... patico… ¡hip!"-

Terry: -"Pero de verdad ¿no vas a dejar de hipar?, será mejor que vayas a quitarte esa ropa mojada, o te vas a enfermar"-, entonces iba a soltarle las manos, pero estaban pegoteadas, él también tenía las manos llenas de limonada y el azúcar pego las manos de ambos, teniendo que estirar un poco la piel para separarlas, entonces ya ninguno contuvo la risa. Cuando terminaron de reír Candy se levantó para ir a su camarote, iba a tomar su libro para llevarlo con ella, entonces él la detuvo. –"No, Candy, déjalo aquí, yo cuidare que se sequen las hojas que se mojaron, aquí entra bastante bien el sol y puedo ir dando vuelta a cada hoja para que sequen sin pegarse entre ellas"-. Ella solo asintió y se fue, "además así me aseguro que regreses después de cambiarte" –pensó él. En cuanto ella se retiró, de los labios de Terry escapo un profundo suspiro, su corazón estaba frenético, tenía el impulso de levantarse detrás de ella y abrazarla con fuerza, la reacción emocional que ella le causaba era demasiado intensa y era muy difícil contener por completo la necesidad de estar a su lado, en verdad la sorpresa de verla lo había dejado anonadado, como era posible que habían estado compartiendo la mesa durante casi dos horas y que no se había dado cuenta de su presencia, recordó que poco antes de llegar a Chicago, se había forzado a bloquear sus sentimientos pero que contrario a ello solo había conseguido hacerlos más intensos, y que cuando finalmente logro concentrarse en su libro fue el momento justo cuando ella llego a sentarse en la misma mesa en la que él se encontraba, entonces recordó que en ese momento él había experimentado una profunda paz en su interior, de forma reflexiva rio en silencio, apenas si podía creer que ella estuviera en el mismo tren y que además, según había dicho el otro mozo ella estaba viajando sola, "¿A dónde irá Candy?, ¿será que viaja solo hasta Lakewood?, o tal vez lleva un destino más largo, que estúpido soy, debí preguntarle, ¿y si se queda en la siguiente estación?" cuando ese pensamiento atravesó su mente sintió como una especie de angustia comenzaba a extenderse por su pecho, "Que idiota, ni tan solo le pregunte su número de camarote, ¿y si ya no regresa y decide bajar en la siguiente estación?, ¡oh no!, que voy a hacer, no, pero debe regresar por su libro, parece importante para ella pues pensó en secarlo primero que a ella misma… no creo que lo dejaría así nada más… no, ella debe regresar a esta mesa, soy capaz de pasar aquí la noche completa vigilando su regreso", por más palabras que se dijera a sí mismo, no lograba contener la angustia que le ocasionaba el miedo de no volverla a ver, sin poder resistirse más llamo al mozo: -"Dígame por favor, ¿cuál va a ser la siguiente estación en la que se detenga el tren?"-

Mozo: -"Si señor, la siguiente estación es en Lakewood"- Terry sintió que la sangre se le helaba, eso era muy cerca del Hogar de Pony, ¡dios!, y ¿si Candy bajaba ahí?, el mozo continuo sin prestar atención a la palidez que cubría el rostro de Terry, -"sin embargo no pararemos señor, pues el tren está completamente lleno, el boletaje fue vendido en su totalidad y la mayoría de los pasajeros llevan destinos distantes, por lo que la siguiente estación en la que paremos, será en la ciudad de Oklahoma, llegaremos ahí hasta el día de mañana casi al anochecer, ¿tiene el señor algún problema,?, ¿necesita bajar o tiene alguna gestión pendiente?"-, el color regreso al rostro de Terry, tenía por lo menos la mayor parte del día siguiente para continuar al lado de Candy, sonrió con un suspiro de tranquilidad.

Terry: -"Gracias, y no, no tengo ningún problema, era solo por curiosidad"-, el mozo se retiró, Terry se concentró en sus pensamientos," tengo casi todo el día de mañana a mi disposición, ¿Qué voy a hacer?, tengo que aprovechar esta oportunidad lo más posible, ¿Cómo hago?..., bueno lo primero es preguntarle cuál es su destino, para tener mayor certeza del tiempo que podre tenerla a mi alcance… ¿pero y luego?,.., y ¿si termino hostigándola?... ¡no, no!, ella no es así… veamos…. ¿en realidad que es lo que quieres hacer Terry?..., ….en realidad, quiero abrazarla, besarla, pedirle que se quede conmigo, que abandone su viaje y se vaya conmigo y permanezca a mi lado para siempre, quiero decirle que no he podido olvidarla, que yo no he cambiado, desde el primer momento en que la vi supe que la amo y nada ha sido de capaz de cambiar esa verdad en mi…, si muy bien con el discurso, pero ¿Cómo llegar a eso? No puedo ser así de abrupto obviamente…. Tengo que hacer un plan…. Tal vez lo primero es tomar las cosas con calma… ¿calma?, ¿Cuánto tiempo hace que estoy en calma?, no, ya no más calma…Candy, Candy, Candy, amor mío… mi amada pecosa, pareces tan distinta, tan elegante, tu mirada refleja una forma de madurez y profundidad en tus pensamientos, luces como una mujer de nueva era, muy inteligente, más bien diría que brillante… ¿en dónde habrá quedado mi atolondrada Tarzán pecosa?, o ¿será que aun continua dentro de ti, escondida para aparecer en el momento más inesperado?, por la forma en cómo vistes ahora y tu manera de conducirte me resulta muy difícil imaginarte saltando de árbol en árbol…, no, ahora eres todo una enfermera, y por lo que veo una enfermera muy profesional…. Pero a mí me gustas más como 'enfermera pecas'", centro su atención en el libro de ella, y empezó a pasar las paginas lentamente, observando los dibujos, que sensación exquisitamente extraña el pasar sus dedos por las páginas que seguramente ella ya había recorrido con sus ojos, quería conocerlo todo de ella, poco a poco fue adentrándose en la contemplación de los dibujos, hasta que sin darse cuenta quedo atrapado por la lectura, el funcionamiento del cuerpo humano era algo fascinante, y las imágenes le ayudaban a asociar con facilidad cada órgano, sistema y glándula….

Candy alcanzo a salir de ese vagón, pero su cuerpo temblaba por completo especialmente las rodillas y no era por estar mojada de limonada, sentía que las piernas no la sostendrían el tiempo suficiente para llegar hasta su camarote, no precisaba medirse la presión estaba segura que se le había elevado hasta el cielo, tuvo que detener su marcha a mitad del siguiente vagón para recuperar el aliento, la numerología de los camarotes iba en sentido inverso el suyo era el #36, lo que significaba que era el primero después de la locomotora, o sea debía caminar hasta 12 vagones para llegar a su espacio, "Terry está aquí, él está aquí" -le repetía su mente con insistencia mientras que su corazón parecía decidido a organizar una revolución negándose absolutamente a seguir avanzando, a menos que lo hiciera en sentido contrario y regresara hasta donde sabía estaba sentado él, trato de dar algunas respiraciones profundas para tranquilizarse, pero de inmediato empezó a sentir que un mareo estaba tomando fuerza en su interior, cerró los ojos por un momento, jamás imagino que la simple presencia de él pudiera seguir causando en ella una reacción emocional tan intensa, como no dejaba de temblar decidió apurarse para llegar hasta su camarote, trato de mantener su mente en blanco mientras caminaba, cuando finalmente llego al #36, entro y cerró la puerta por dentro, al llegar había visto que había un equipaje extra, George le había explicado que tendría que compartir espacio con una persona durante el viaje, así que ella agradeció que en aquel momento esa persona no se encontrara ahí, sin poder resistir más, se sentó en la cama, y entonces se permitió lo que había estado evitando durante el camino, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, primero de manera silenciosa, y luego con la compañía de sollozos entrecortados que por momentos le impedían la respiración, termino tumbada sobre la cama sin poder contener más el llanto, ella que había creído que las lágrimas se habían terminado por fin, ahora se daba cuenta que fácilmente volvería a llenar el lago Michigan con tantas lagrimas que no cesaban de salir, mientras que los recuerdos volvían a su mente, desde aquella dolorosa separación, largas noches llenas de tristeza y melancolía, momentos en los que estando sola no lograba contener el llanto, cada día evitando encontrarse con su recuerdo, y luego de un tiempo creyó que estaba lista para continuar su vida, Albert la había ayudado tanto, le había dado grandes alegrías, y la había motivado a continuar a ilusionarse de nuevo por las cosas sencillas que la vida le ofrecía, él la había invitado a hacer un viaje juntos, y al mismo tiempo que la carta de Albert llegaba, llego también una invitación para leer una conferencia sobre la importancia de la 'calidez humana en la atención de los enfermos' y con ello la oportunidad de tomar una especialización en cardiología durante un curso que demoraría cuatro meses en terminar, esa invitación venia del Doctor Frank, el cardiólogo del hospital San Joseph y de la señorita Mary Jane la directora de la escuela de enfermería, vaya propuestas –recordó

(Flash-back)

-"Hermana María, en realidad ahora no sé qué decisión tomar, por una parte el proyecto de ir a tomar ese curso de especialización en cardiología, me atrae en sobre manera, sin embargo por otra parte está la propuesta de Albert de acompañarlo en un largo viaje de casi un año, me resulta también tentador, pues así podría pasar más tiempo cerca de él"-

Hna. María: -"Candy, debes recordar que las decisiones de nuestras vidas las tomamos por convicción propia y no sería adecuado que yo te dijera que es lo que debes hacer, pero pienso que si viajas para especializarte es algo muy bueno, no solo para ti, sino por todas las personas que ayudarías con tu trabajo, pero por otra parte, debes aclarar tu interés en viajar con el señor Albert, creo que si eso es lo que tu corazón desea, tal vez ni siquiera lo dudarías, pero si no estás segura y aun así piensas que en realidad puedes encontrar la verdadera felicidad a su lado, entonces ve con él, pero Candy si tienes alguna duda… lo mejor es que lo pienses dos veces, por mi parte creo que si viajas con el señor Albert eso puede generar cambios muy profundos en tu vida, ¿comprendes?, lo importante es… si tu estas preparada para ellos, sabes que él te tiene un afecto especial y es algo que no debes ignorar al tomar esta decisión, pero… …yo solo puedo hacer una oración para que tomes la mejor decisión para ti"-

La charla con la hermana María, había dejado a Candy más confusa todavía, desde que había ido a Lakewood con Albert se sentía más unida a él, y sabia a lo que se refería la hermana María con eso de 'cambios profundos'… además con 23 años ya podía considerarse una solterona, sin embargo… no estaba segura… decidió subir hasta la colina para permitirse reflexionar más tranquilamente, cuando llego se sentó a los pies del gran árbol con ambas propuestas en las manos, pero solo las veía, sin lograr llegar a una conclusión, sabía que su relación con Albert se estaba profundizando de una manera distinta, mas intima, pero no estaba segura si quería o no continuar con ello, por una parte si quería, con él siempre se sentía segura y feliz, pero había algo en su interior que le impedía sentir alguna ilusión por él, y la otra propuesta le significaba un cambio menor… o siendo honesta, ¿tal vez le significaba, una huida más?, fue entonces que Jimmy se acercó a ella

Jimmy: -"Jefe, ¿Qué haces, jefe, que piensas tanto?"-, Candy le sonrió al tiempo que noto cuanto había crecido y como en su mirada se dejaba ver que estaba madurando, así que le explico brevemente, las dos propuestas, el viaje y la especialidad, Jimmy, la observo atentamente, llego a mirarla de una manera tan profunda que por un momento Candy se sintió avergonzada

Candy: -"¿Qué pasa Jimmy, porque me miras así?"-

Entonces Jimmytomo una decisión: -"Espérame jefe, por ningún motivo te vayas a mover de aquí, hay algo que tengo que mostrarte y es muy importante, por favor no te vayas a mover de aquí"-, enseguida había montado a su caballo saliendo a todo galope rumbo a su casa, Candy se sintió más perpleja todavía, pero decidió esperarlo como él se lo había pedido. Cuando él regreso, se sentó al lado de ella y saco de sus ropas un sobre reparado de algunas roturas y una armónica, desde el momento que Candy vio el instrumento sintió que un escalofrió le recorría la espalda.

Jimmy le puso el sobre roto en sus manos: -"Esta roto por qué, él mismo lo rompió, cuando vio que el señor Albert había venido por ti jefe, se veía muy triste, de todas las veces que vino, esa fue la vez que más triste se veía, él dijo algo así como que 'tal vez ya era demasiado tarde' y rompió el sobre, él lloro cuando se fue"-

Candy comenzó a sentir una opresión en el pecho que le estaba cortando el aire, el sobre, le era tan familiar, aun negándose a creerlo le dijo a Jimmy: -"No te comprendo Jimmy, ¿a quién te refieres?, ¿quién vino?"-, aunque para ser honesta sabía perfectamente a quien se refería Jimmy

Jimmy: -"El hombre Jefe, el elegante antipático, perdón pero tuve que leer la carta cuando la pegue, lo mejor es que la leas tu misma jefe"-.

Candy para ese momento ya se sentía temblorosa todo alrededor parecía haberse obscurecido y solo veía el sobre, lo abrió con cuidado de no volverlo a romper, saco la carta, era muy breve, pero no cabía duda, ya había reconocido la letra, no requirió ver el remitente, era una carta de Terry, tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no podía ver las letras, parpadeo varias veces para secar los ojos, entonces Jimmy se recostó en el pasto y empezó a tocar aquella vieja melodía que aun aparecía en sus sueños, aun a pesar de los años "Terry estuvo aquí…., ¿Cuántas veces estuvo aquí?... Terry estuvo aquí…., estuvo el tiempo suficiente para enseñarlo a tocar la armónica… ¡Ohh!", Candy no pudo contener más el llanto, que nacía descontrolado desde lo más profundo de su alma, intento contenerse y respirar profundo, tenía que leer la carta, se limpió los ojos, contemplo la letra, cuanto tiempo, esa letra que la había hecho soñar en aquellas viejas cartas que jamás se había atrevido a leer de nuevo….

Candy,

¿Cómo estás? ...ha sido un año.
Había tenido planeado en hacer contacto contigo de nuevo después de que un año había pasado, pero otro medio año ha transcurrido por mi indecisión.
Yo enviare este correo.
-nada ha cambiado conmigo.
Yo no sé si esta carta te importe o no, yo solo quería asegurarme
que tú supieras eso.

T. G.

Candy abrazo la carta en un deseo descontrolado de sentirlo cerca, de alguna forma sentirlo cerca, ¡! -nada ha cambiado conmigo!, la frase salto a la vista y permanecía en su mente como una plegaria que se repite una y otra vez, ¡! -nada ha cambiado conmigo!, ¡! -nada ha cambiado conmigo!, casi podía escuchar su voz diciéndole ¡! -nada ha cambiado conmigo!, "!Terry!", su pensamiento la abrumo en sobremanera, "!Terry me ama!, dios mío, ! Terry me ama!, él vino aquí, él vino muchas veces aquí, entonces aquella noche cuando iba a ser mi cumpleaños, era la música de la armónica de Terry en la colina, si era él, Jimmy intento distraerme pero aquellas luces que vi alejándose, eran las de su auto, era él, era Terry, ¿Cuántas veces vino a verme, sin poder acercarse?" el llanto salía entrecortado pues por momentos se le detenía la respiración, no podía parar de llorar la música que Jimmy tocaba, la sumergía más en un llanto profundo, "él sabía que no debíamos vernos por eso se ocultó siempre…., ¿por qué tanto llanto?, ¿Por qué el contenido de la carta me produce tantas emociones que no logro asimilar?" Pero había una que si distinguía con mucha facilidad, era la esperanza "Dios, cuánto tiempo ha pasado, Albert regreso de Sao Paulo hace casi un año, ¿y si Terry ya cambio?, ¡No! No puede ser, debo ir a buscarlo" Jimmy termino de tocar su armónica, -"Dime Jimmy, dime que sucedió, cuéntame, cuéntame cuantas veces vino, dímelo todo por favor, …yo… yo necesito saber"- lo urgió Candy todavía llorosa.

Jimmy se dedicó a relatarle por varias horas todas las ocasiones en las que había compartido las visitas de Terry y al finalizar Candy le agradeció, Jimmy le dijo: -"Sabes jefe, él no es antipático, es como mi hermano…, si es mi hermano"- y luego le pregunto –"Dime jefe ¿ya sabes qué decisión vas a tomar?"-

Candy ya había olvidado por completo las dos propuestas y se dio cuenta que definitivamente no estaba lista para viajar con Albert, no, sabiendo que los sentimientos de él hacia ella estaban empezando a cambiar, ella no podía permitirse lastimarlo de esa forma, ahora menos, ahora que sabía que Terry si la había buscado y que en su interior muy escondido bajo inmensas capas de dolor había quedado sepultado 'pero todavía vivo', su amor por Terry, la propuesta de la especialidad también quedó relegada, ahora debía de ir a buscar a Terry, sabia en dónde encontrarlo, sabía que él nunca había dejado su departamento en Nueva York. Durante los días siguientes viajo hasta Broadway, fue al departamento, a la compañía Stratford, no lo encontró, la casera le dijo que hacía casi un año había partido de viaje, y en la compañía se enteró que había tomado un año sabático y había regresado a Londres, pero no sabían si volvería pues él también tenía trabajo allá, su corazón termino desecho de nuevo, paro esa noche en Nueva York y regreso al hogar de Pony envuelta en llanto, tenía que volver a empezar, tenía que ocuparse de nuevo, pero ir con Albert significaba arriesgarlo a sufrir, si ella no lograba corresponderlo de la misma forma que él pudiera desear, solo lo lastimaría, y ahora que sabía que su corazón aun pertenecía a Terry, simplemente no debía ir con Albert, no debía pretender usarlo para olvidarse de Terry, así que envió una carta a Albert declinando la invitación, explicándole que aceptaría la oportunidad de ir a estudiar la especialidad en cardiología, aun no sabía en donde era, pero envió una carta de aceptación al Dr. Frank.

(Fin de flash-back).

Y ahora estaba aquí, bañada con limonada, y llorando desconsoladamente porque no lograba controlar los sentimientos que Terry le causaba, creyó que jamás lo volvería a ver y no se sentía capaz de lidiar con la emoción de volver a verlo. No supo cuánto tiempo estuvo tumbada en la cama, debía tener los ojos inflamados por tanto llorar, decidió levantarse, y se lavó el cuerpo poniendo especial atención en enfriar los ojos para que disminuyera la hinchazón, también lavo su cabello, el cual ato en su nuca con un moño, tardo en elegir el vestido que se pondría, quería verse muy bien y termino eligiendo uno con los hombros ligeramente descubiertos y casi sin mangas que se ajustaba perfectamente a su cintura, mentalmente agradeció a Annie que siempre la forzaba a ir de compras cuando estaba en Chicago, le agradeció que la acompañara y le ayudara a elegir esos vestidos, sino ahora se sentiría perdida. Salió rumbo al comedor.

Él no se dio cuenta del paso del tiempo, hasta que el joven mozo se acercó preguntando: -"¿Desea el señor ordenar algo de cenar? o ¿prefiere esperar a que regrese su prometida?"-

"¿mi prometida?... ¡oh!... vaya…. Qué bien se escucha esa frase, y cuanto anhelo que eso fuera verdad, si se trata de Candy" –pensó Terry cayendo en la cuenta de que ella no había regresado, miro su reloj de bolsillo, "¿acaso tres horas no son suficientes para cambiarse un vestido?, tal vez no planee regresar y permanezca en su camarote el resto del viaje", sintió que la tristeza le oprimía el corazón, pero entonces se le ocurrió una idea: -"por favor, vaya preparándome un emparedado sencillo y unas galletas con té, y le agradecería que avise a mi prometida que la estoy esperando para cenar"-, enseguida bajo la vista al libro para evitar que el mozo le preguntara el número de camarote, el mozo se retiró de inmediato, "ojala resulte" –pensó Terry.

Candy ya iba a mitad del camino cuando el mozo se acercó a ella: -"Oh, ¡ya viene señorita!, su prometido le había enviado avisar que la espera para cenar"-, Candy de momento no estuvo segura de que el mozo se estuviera dirigiendo a ella, pero al no encontrarse nadie más en el corredor, supo que si era a ella a quien le hablaba. Estaba a punto de decirle que ella no tenía ningún prometido, pero el joven se le adelanto preguntando: -"¿Que desea usted cenar?"-, Candy pensó por un momento en corregir al mozo, sin embargo al mismo tiempo se dio cuenta de que no tenía sentido hacerlo.

Candy: -"Solo un emparedado sencillo y después un té acompañado de galletas con chispas de chocolate, gracias"-.

El mozo le sonrió con suspicacia: -"Si, me imagine que pediría lo mismo que su prometido, porque pidió el mismo platillo por la tarde, permiso"- y se adelantó rumbo al comedor.

"Lo dicho" –pensó Candy, el joven no iba a asimilar nunca que ella no tenía ningún prometido. La noche había caído sobre el tren en movimiento, y en las ventanillas Candy solo vio su reflejo intentando reprimir las mariposas en el estómago que le producía el pensar en esa frase "mi prometido, Terry mi prometido", respiro profundo cerrando los ojos pero una sonrisa se anunció en sus labios, los recuerdos del verano en Escocia se reavivaron en su mente y en sus emociones, se regañó a sí misma, "por dios Candy, ya no eres una adolescente…. Pero todo mi cuerpo, toda mi mente reacciona como si lo fuera, ¿qué es esta sensación de felicidad que llega y lo invade todo sin razón ni lógica?…. ¿Hace cuánto tiempo no sentía deseo de cantar y bailar al mismo tiempo?...", en la ventanilla vio el reflejo de aquel, su primer y único beso, se estremeció y sintió como sus mejillas se ruborizaban, "no debo seguir pensando así, esto no ayuda a calmar los nervios", se llevó las manos al estómago como tratando de detener las sensaciones y se mordió fuerte los labios, "basta Candy" –pensó- "hace casi un año que él dejo aquella carta que Jimmy recién me dio hace menos de un mes, si Terry se fue, quizá decidió olvidarse de mí, tal vez Terry ya tenga una novia, o peor una prometida de verdad…. ¡!Ohh!", las mariposas chocaron todas unas con otras haciéndole nudo en el estómago causándole un repentino dolor, le vino a la mente la rapidez con la que él negó un compromiso por la tarde, "bueno pero tú también lo negaste Candy" –se dijo, y la Candy traviesa que siempre había habitado en su interior le trajo el recuerdo de las manos de Terry cubriendo las suyas, aun podía sentir la suavidad y calidez de sus labios en ellas, las mariposas volvieron a revolotear, "vaya Candy en verdad eres imposible", se miró en el reflejo, había batallado para decidir que vestido ponerse, pero estaba contenta con el resultado… eso no le había vuelto a pasar desde hacía ya mucho tiempo, finalmente decidió seguir caminando.

continuara...


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