Disclaimer: Los personajes y lugares reconocibles son de J.K.R, yo solo los utilizo para satisfacer mis primitivos deseos.

‹‹Con esta mano yo sostendré sus anhelos, tu copa nunca estará vacía, porque yo seré tu vino. Con esta vela alumbrare tu camino en la oscuridad y con este anillo te pido que seas mi esposa››

El Cadáver de la Novia

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La mansión Parkinson era un campo de guerra en esos momentos. Había elfos domésticos por todos lados, y los gritos de Daphne Greengrass retumbaban por todos lados dando ordenes a cualquiera que se atravesara en su camino. Pansy, desde su habitación, soltó un suspiro cansado. Agradecía que Daphne estuviera haciendo todo aquello, después de todo no tenía una madre que lo hiciera, pero sentía que toda la situación la sobrepasaba. Nadie tomó en cuenta su opinión o la de Harry para esta ceremonia. Daphne dijo que debía tener una boda a la altura de las expectativas sangre pura, su padre había dicho que su princesa debía tener la mejor boda del mundo, Alexander había dicho que Potter no podía simplemente llevarse a su hermanita para casarse en algún cuchitril y para completar Draco había dicho que, si él había aceptado el circo que Narcissa había montado de su boda con Hermione, ella tendría que aceptar lo mismo. Joder, que habían sido meses difíciles. Malditas fueran las opiniones de todos. ¿Por qué no podían dejarlos ser y ya? No se casaba cualquier persona, se casaba el jodido Harry Potter y la maldita prensa quería estar presente. Ella no soportaba la prensa. Odiaba la atención, un hábito que posiblemente adquirió después de siete años de relación con Harry Potter.

La puerta de la habitación se abrió, sacándola de repente de sus pensamientos. Por ella entró su ejercito de damas de honor: Hermione, Astoria, Ginny, Luna y Millicent; por supuesto, no podía faltar la pequeña Victore, la niña de las flores y que venía escuchando a Luna contarle alguna loca historia. Pansy no había estado segura de que Ginny y Luna fuera parte de sus damas de honor, pero Theo casi la hechiza cuando se lo comentó y Ginny…bueno, Ginny era su cuñada, y si quería estar en paz con Alexander lo mejor que podía hacer era incluirla. No es que no soportara a la pelirroja, es que simplemente sería más feliz si ella no respirara. Solo eso.

Las miró con una sonrisa en el rostro y las invitó a acercarse para que terminaran de ayudarla a preparar. Hermione fue la primera que se acercó y comenzó a hablarle de todos los hechizos que conocía de anticoncepción. ¡Como si Harry y ella no hubiesen follado en cada rincón de esa habitación! Siete años les habían servido para aprender lo suficiente de esos hechizos. Ginny se acercó con una enorme brocha de maquillaje y comenzó a retocarle y arreglarle las cosas que no estuvieran bien. Luna le recomendó que se relajara, porque si no los nargles no la dejarían en paz. Astoria le puso una hermosa gargantilla de diamantes antes de alejarse y observar todo el espectáculo desde una distancia considerable. Pansy podía asegurar que la chica no se sentía cómoda en medio de ellas. Millicent le dio un enorme abrazo cuando las otras tres se hubiesen alejado y le dijo al oído que su madre estaría orgullosa de ella. Pansy la sostuvo con más fuerza por unos minutos y después de un profundo respiro la soltó. Victore se acercó con un pergamino en la mano y cuando llegó hasta ella se lo extendió con sus cortos brazos. Pansy abrió lo que suponía era una carta con curiosidad y descubrió allí la elegante letra de su padre.

Pansy:

Estoy tan feliz de que te hayas enamorado de un hombre que te ama tanto como yo.

Estoy feliz de quien está a tu lado y con quien vas a compartir el resto de tu vida en un hombre que sabrá amarte y apreciarte por la mujer fabulosa que eres.

Estoy feliz de que te hayas enamorado de un hombre que vale la pena, que te persigue a dónde vas como león hambriento y que aún en momentos de oscuridad te dedique el brillo de su mirada. Estoy feliz, porque para Harry Potter no existe otra mujer en el mundo que no seas tú y sé que es capaz de construirte un castillo, aunque solo tuviera papel y lápiz a su disposición.

Estoy feliz de que te hayas enamorado de un hombre que esté dispuesto a darlo todo por ti.

Estoy feliz de que te hayas enamorado de un hombre que, como yo, sepa que te gusta que te acaricien el rostro y jueguen con tu cabello. Cualquiera te puede decir ‹‹te amo››, pero solo unos pocos conocen los pequeños detalles.

Estoy feliz de que te hayas enamorado de un hombre que tenga como fin llenarte de alegría, que te haga sonreír y que aún en tus días más difíciles sea capaz de hacerte sentir bien.

Estoy feliz de que te hayas enamorado de un hombre que está dispuesto a llevarte la contraria y que para casi todo tiene un punto de vista diferente al tuyo. Así me aseguro de que, en la salud, la distancia o la enfermedad podrás contar con alguien que se quede a tu lado a pesar de las diferencias.

Estoy feliz de que te hayas enamorado de un hombre que te tiene presente en cada momento del día y que llena tu vida de detalles. Un hombre que jamás te ha ocultado lo que siente y te dice aquello que necesitas saber. Estoy feliz de que te hayas enamorado de alguien que sepa escucharte, aún cuando todo lo que escucha es silencio.

Estoy feliz de que te hayas enamorado de un hombre que es tan libre como tuyo, que te ama y se deja amar por ti. Estoy feliz de que hayas encontrado alguien que, aunque no sea yo, te haga feliz.

Mereces todo el amor que te tengo y quien no sepa dártelo, no es digno de ti.

No te conformes con menos, princesa.

Nunca bajes el listón de lo alto.

Confía en mí, un hombre que siempre va a estar enamorado de ti.

Te ama,

Papá.

Posdata: Elena está orgullosa de ti. Siempre lo ha estado. En momentos de luz, en momentos de oscuridad, tu felicidad y la de tu hermano siempre fue nuestra brújula en el camino. Mamá te ama.

Su maquillaje posiblemente estaba arruinado y su nariz estaría roja al momento de desfilar hacia el altar, pero no le importaba. Habían sido muchos años donde solo eran ella, Alexander y papá, y en todo ese tiempo Abraham Parkinson nunca se había permitido mostrarse débil ante ellos. Siempre había sido un hombre con altas expectativas sobre sus hijos y nunca se conformaba con menos y por eso entre su círculo de amigos era el padre exigente, siendo los otros un poco más flexibles. Quizás era por la ausencia de su madre, quizá siempre había sido así, pero ella no pudo haber pedido un padre mejor. Y le llenaba de alegría que en unas pocas palabras su padre le recordase que seguía orgullosa de ella, tan orgulloso como cuando la despidió en el andén a los once años y ella no sabía nada de la vida.

— Espero que la carta dijera algo realmente emotivo, porque has arruinado completamente tu maquillaje y tenemos quince minutos para rehacerlo. – la voz de Ginny la sacó de sus pensamientos. Fulminó a la su cuñada con la mirada. Merlín, es que no la soportaba. Se secó el rastro de lágrimas que le quedaba y se sentó frente al buró para que la pelirroja pudiera hacer su trabajo. Diez minutos y unos cuantos movimientos de varita después, su maquillaje estaba como si nada hubiera pasado. Con una sonrisa les pidió a las chicas que la dejaran sola unos minutos y se quedó pensando en todo y en nada.

Unos toques en la puerta la trajeron de vuelta a la realidad y antes de que pudiera dar permiso al intruso de entrar, la puerta se abrió revelando la rubia cabellera de Draco. Le sonrió cálidamente a su mejor amigo y con un gesto de mano le invitó a sentarse junto a ella. Él se acercó y ella suavemente descansó su cabeza sobre su hombro. Él la rodeó con un brazo y se quedaron allí en silencio por lo que pareció una eternidad. Su relación siempre había sido así, de pocas palabras. Nunca habían sido necesarios los largos discursos para decirse cuanto se amaban y cuan importantes eran para el otro, porque las acciones lo decían todo. Quizás al principio no se llevaban bien, pero la vida y las circunstancias los habían unido eternamente.

— ¿Estás lista? – le preguntó su amigo suavemente. Pansy cerró los ojos por un segundo y asintió. Ambos se pusieron de pie y se abrazaron fuertemente. – Sabes que te amo, ¿verdad? Eres mi mejor amiga, Pansy, la hermana que nunca tuve. Siempre te voy a proteger.

Pansy soltó una risita, recordando aquel día de Pascuas en la Mansión Malfoy y los años que le siguieron. Draco tenía razón, él siempre la protegía. Cuando hacían alguna travesura, cuando alguien la molestaba, cuando Harry le rompió el corazón, cuando llegó la guerra…Draco siempre había estado allí.

Salieron de la habitación tomados de la mano y recorrieron así los pasillos de la Mansión Parkinson hasta llegar a las escaleras. Al final de estas la esperaban su padre y su hermano para llevarla por el camino hasta el altar. Draco bajó con ella las escaleras y cuando llegaron al final, dejó un delicado beso en su frente y se alejó.

— ¿Lista, princesa? – le preguntó su padre. Ella asintió con una sonrisa y tomó a su padre y a su hermano por los brazos.

Los tres comenzaron a caminar suavemente hasta llegar a la entrada de los jardines de la Mansión. Allí había un camino de diversas flores color violeta y a los lados estaban sentados los cientos de invitados. La prensa comenzó a retratar desde el momento que puso un pie allí y los flashes alertaron a Harry de su presencia. Su futuro esposo la miró con una enorme sonrisa y aun en la distancia ella pudo percibir ese brillo en los ojos verdes que solo era para ella y que la hacía enamorarse cada día.

Tomó un profundo respiro y sosteniendo más fuerte a su padre y su hermano, comenzaron a caminar. Durante todo el camino una radiante sonrisa adornaba su rostro. Cuando comenzó su relación con Harry muchos años atrás, soñaba más de lo que debía con este día; pero después la guerra llegó y con ella se fueron todos sus sueños y esperanzas. Los ojos comenzaron a escocerle por las ganas de llorar y respiró suavemente para controlarse. Esto acababa de comenzar. Para cuando se dio cuenta ya habían llegado hasta el final del camino y Harry le estaba extendiendo una de sus pálidas manos. Ella la tomó con seguridad y juntos se acercaron al Primer Ministro que era quien iba a oficializar la boda.

Kingsley los miró a ambos con lo que parecía ternura antes de comenzar la ceremonia. Hizo las preguntas que se hacen en cada boda y dijo las palabras obligatorias. Luego leyó un pasaje muggle sobre el amor antes de cederles la palabra para que comenzaran con los votos matrimoniales. Harry decidió ser quien rompiera el hielo y mirándola fijamente a los ojos y sin una pizca de vacilación comenzó a hablar.

— Pansy, hoy es el día en el que debo hacer la promesa más importante de mi vida. Por eso hoy, frente a todas estas personas y sobre todo frente a ti, prometo amarte, cuidarte y comprenderte el resto de nuestras vidas. Aunque a veces sea difícil, aunque a veces me parezca imposible. También prometo escuchar todo aquello que tengas que decirme, aunque no sea lo que quiero escuchar, y a tomar en cuenta tu punto de vista, aunque no sea el mismo que el mío. Prometo respetar tu amor por ir de compras y a tener ideas para cada fin de semana el resto de nuestras vidas. Prometo abrazarte y darte mi apoyo cuando las cosas se pongan difíciles, así como tu lo has hecho conmigo. Prometo estar allí para criar juntos a nuestros hijos, me comprometo a compartir contigo las responsabilidades y sobre todo te prometo admitir cada vez que me equivoque para así poder intentarlo nuevamente. Por que la vida está hecha de oportunidades, y contigo no pienso desperdiciar ni una. ¿Sabes? Aquella vez en cuarto año, cuando nos besamos por primera vez, fui yo quien conjuró el muérdago. Porque a pesar de ser un Gryffindor, el Chico Dorado, era demasiado cobarde como para decirle a la chica que me gustaba lo que sentía. Sin embargo y contra todo pronóstico, tu nunca tuviste miedo de expresar lo que sentías por mí. Por eso te admiro, porque cuando se trata de quienes te importan realmente no te da miedo enfrentarte al mundo entero. Pansy, prometo regalarte flores, aunque no sea primavera, que estaré presente aun cuando no puedas verme y que cuando todo parezca perdido, me esforzaré por encontrar una razón para mantener vivo este amor. Te amo y estoy orgulloso y feliz de que hayas aceptado dar junto a mí un paso más en el camino. – besó su mano cuando terminó de hablar y le dedicó una enorme sonrisa. Una sonrisa de esas que la desarmaban y la volvían a construir. Ahora estaba más segura que nunca de que estaba haciendo lo correcto, de que Harry era su camino y su hogar. Le sonrió y le apretó levemente las manos para infundirse valor.

— Harry, te elegí a ti de entre todas las personas porque fuiste el único que pudo ver quien realmente soy. Fuiste el único que no vio a la Princesa de Hielo de Slytherin, a la mejor amiga de Malfoy o la cabeza hueca de Parkinson. Te elijo a ti porque cuando me agarras de la mano y caminas junto a mí me siento invencible. Te elijo a ti porque entre tus brazos me siento segura y en mi hogar. Te elijo porque estuviste a mi lado en los mejores momentos, pero en los peores nunca me soltaste ni por equivocación. Te elijo porque sabes cómo quererme y porque a pesar de los errores y las desilusiones nunca has dejado de buscarme. Te elijo porque eres quien único me deja ser como quiero ser y se siente orgulloso de eso. Por dejarme ser la cabeza dura y caprichosa que soy. Gracias Harry, por creer en mí y darme una oportunidad. Gracias por darme tantas alegrías. La vida no es lo suficientemente larga para devolverte todo lo que has hecho por mí, pero prometo aprovechar el tiempo todo lo posible. Gracias, amor, por escucharme siempre. Por dejarme ser una niña y una mujer siempre que se me da la gana y nunca cansarte. Más que mi amor, eres mi mejor amigo y te lo agradezco. Prometo siempre estar a la altura de las circunstancias y hacerte feliz aun a costa de mi propia felicidad. Prometo ser tu fortaleza y tu felicidad y darte esa familia que siempre has querido y no has podido tener. Te amo y soy feliz de que me hayas elegido a mí como la mujer para compartir el camino de la vida. – un minuto después de que Pansy terminara de hablar el jardín entero de inundó de aplausos que acallaban la voz del Primer Ministro. La pequeña Victore se acercó con los anillos y los novios los intercambiaron. Luego se miraron a los ojos una vez más y sintiéndose más completos que nunca unieron sus labios en un beso que prometía muchas más cosas de las que habían dicho.

Quizás habían pasado por un millón de cosas a lo largo de los años. Quizás había momentos en los que querían dejarlo todo y no volver a empezar, pero entonces recordaban las sonrisas y las miradas y se daban cuenta de que estando uno junto al otro, estaban en su hogar. Sin importar lo demás. Posiblemente muchas veces no iban a saber donde estaban, pero siempre iban a saber donde regresar.

Porque como dice Elvira Sastre:

A ti podría decirte que para mí cualquier lugar es mi casa si eres tú quien abre la puerta.

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¡FIN!

NdA: ¿Y? ¿Qué les pareció? ¿Les gustó o les pareció muy fresita? Sé que con el asunto de los votos los personajes se fueron muy OOC, pero mi vena romántica pudo conmigo. xD De verdad quiero saber que les pareció.

Quiero darle las gracias a todas las que se tomaron el tiempo de leer y quizás dejar algún review. ¡Son un amor! *corazones*

Nos esteremos leyendo en alguna otra historia y en las traducciones que sé tengo pendientes.

Un abrazo,

Nat