Mis hermosas lectoras, muchas gracias por la paciencia. Por fin he logrado terminar el outtake, espero que sea de su agrado :)

OUTTAKE

EPOV

Ella es toda dulzura, toda ternura, toda belleza. Me cautivó desde la primera vez que la vi. Es el ser más puro e inocente que haya conocido alguna vez; despertó un candor en lo más profundo de mí, que ha ido creciendo día a día, es tan ardiente el sentimiento que ha cosechado en mí; la enorme necesidad de protegerla de su madre y cualquier otra persona que ose querer dañarla. Necesito verla nuevamente, tenerla en mis brazos otra vez, volver a sentir la calidez de su cuerpo y su entrega

Mientras conduzco rememoro el momento más maravilloso que he tenido en mi vida. El momento más apasionante, puro y arrebatador. Recuerdo el sonrojo dulce de sus mejillas al llegar al orgasmo, la fiereza con la que enterró sus uñas a lo largo de mi espalda, la pasión que la consumía al mismo tiempo que a mí, la dulce música de sus jadeos al ser acariciada, al disfrutar de nuestra unión. La excitación comienza a despertarme, necesito verla ya. Acelero… pero la decepción llega pronto, ella no está se ha ido, ha regresado a Crawley antes de tiempo, el pánico comienza a carcomer en mí al recordar sus palabras de ayer.

Doy vueltas por la habitación, esperando en vano que ella regrese, comienzo a sentir furia conmigo mismo. Es por mí que no puedo estar con ella, es por el estúpido compromiso que tengo con Tanya. Comienzo a lanzar cosas a través de la habitación, rompo jarrones y esculturas, la ira que me recorre no puede ser calmada hasta que la tenga de vuelta.

Decido ir por ella, después de dos semanas en las que me he visto envuelto en reuniones y compromisos imposibles de posponer soy libre para ir por Bella. He parecido un león desesperado por ir en búsqueda de su presa, estoy hambriento de la dulzura, de la ternura, de la pasión y calidez de Bella. Tengo que encontrar una solución para tenerla conmigo siempre, porque ella es mía.

¡Dios! Siento una furia tan salvaje apoderarse de mí ante la posibilidad de que otro sea quien la tenga, soy completamente irracional y lo más lejano a un buen caballero, me estoy convirtiendo en un maldito posesivo. Necesito reclamarla, asegurarme que esperará a mi lado por unos años en lo que logro terminar mi matrimonio con Tanya. Si tan sólo Bella hubiera llegado a mi vida años antes, ella es la persona ideal para cumplir mi promesa a mi madre, no tendría que sacrificarme y soportar a una arpía de persona como Tanya por los próximos años, pero un Cullen debe de cumplir siempre su palabra, siempre, sin involucrar sentimientos, sin importar las circunstancias un Cullen cumple con los compromisos adquiridos. Suena tan antiguo y tan obtuso, pero es la lección más importante que mi padre y abuelo me han dejado. Sólo espero que Bella logre comprenderlo y quiera permanecer a mi lado hasta que pueda ser libre. La ira fluye de la nada al recordar la noche anterior cuando la vi con el imbécil aquel que osó estar cerca de ella, que pretende conseguir aquello que anhelo y deseo; quiero saber quién es el, qué hacía ella con él, ¿será acaso…? No, ella no puede estar saliendo con él, ella dijo que no tenía pareja. Es frustrante no saber cómo manejar estos celos, porque ¡Demonios! Estoy jodidamente celoso.

Una voz bastante molesta en mi cabeza me dice que no tengo derecho alguno de reclamarle, ni mucho menos de exigirle absolutamente nada, aun así me resulta difícil mantener estos malditos celos a raya.

Temo que no se presente, que ignore la nota que le he mandado, doy vueltas de un lado al otro frente a la banca de nuestro primer encuentro, estoy nervioso, furioso, pero sobre todo anhelante de verla y abrazarla. Ella es la única persona en este mundo capaz de quebrantar mi seguridad, mi confianza en mí mismo y la capacidad de conseguir lo que quiero, pero ella lo hace, aparece, tan hermosa como siempre, seré completamente ridículo al pensar que este mundo no merece a alguien como ella. Es un ángel, mi ángel.

— ¿Qué es lo quieres decirme? —dice con voz contenida.

—Has venido —estoy realmente aliviado al verla frente a mí—. Temí que no lo hicieras y estaba planeando ir a tu casa, en verdad necesitamos hablar.

—Particularmente no tengo algo que decir, pero debido a tu insistencia me imagino tú sí, así que te escucho.

—Bella, ¿por qué te fuiste así, sin decir nada? Fui a buscarte ese día en la noche, pero cuando llegué me informaron que habías abandonado el hotel y habías pedido ayuda para cambiar los boletos ¿Por qué?

—Ya no tenía que hacer nada en Italia, tengo más cosas que hacer aquí, hay personas quienes me esperaban. Mi contrato contigo, más bien con Tanya, está por concluir, como dije, el vestido está casi terminado y me haré cargo de enviarlo con Ángela para que llegue en perfectas condiciones.

— ¿Las personas a quienes te refieres incluyen al tipo que te llevó a casa anoche? —trato de contenerme, de no explotar y arruinar las cosas.

—Edward, no tengo por qué darte explicaciones, ese tipo de cosas no entran en las relaciones cliente- vendedor.

— ¡Para ya! —me enoja, me llena de furia que trate de resumir lo que tenemos en un absurdo contrato—. Deja de hablar como si entre nosotros no hubiera pasado algo, como si no fuéramos algo.

Una risa sarcástica se le escapa.

—Por supuesto que hay algo entre nosotros, eres el futuro esposo de una de mis clientas, la más complicada que he tenido, si me dejas agregar. Pronto se van a casar.

—Bella… —comienzo a decir, pero me da corte.

—Lo que haya sucedido entre nosotros prefiero dejarlo en el pasado. Para ti puede ser fácil, pero si continuamos con esto terminaré siendo un desastre, Edward.

—Bella, yo… No es así, no hables así de lo sucedido. Ese día fue uno de los mejores. No tienes idea de lo difícil que es para mí —trato de explicarme, pero son tanto sentimientos que vienen a mí que me desbordan y realmente no sé qué explicación puedo darle.

—Oh sí, me lo imagino. Ver a la cara a tu prometida, a quien amas, después de acostarte con su diseñadora y no cualquier diseñadora, sino la diseñadora de su vestido de novia, me imagino lo difícil que debió ser para ti. El remordimiento, la culpa, cómo podías verla a la cara después de revolcarte en la cama de tu habitación de tu hotel conmigo, ¿no es así? —comienza a sonar molesta, su rostro se tuerce en gestos de enfado, pero eso no logra opacar la desesperación y sí el resentimiento que siento hacia ella por atreverse a hablar de esa manera del momento más feliz y limpio en mi vida. No dejaré que nadie lo ensucie, ni si quiera ella.

— ¡No hables así! —le grito y la rodeo con mis brazos—. No te atrevas a hablar del momento más feliz de mi vida como si hubiera sido un error, no manches ese recuerdo, Bella. No te atrevas —digo entre dientes. Cada maldita palabra que ha salido de su boca se ha convertido en una llaga en mi pecho. ¿Cómo puede hablar de esa manera de un acto tan puro?

—Edward, no es necesario que hagas todo esto. No tienes que fingir…

Mis labios no le dejan terminar, al principio fue un beso torpe con fuerza mientras ella se muestra rígida en sus brazos, pero poco a poco comienza a ceder ante lo que desea, el beso entonces se vuelve más lento, seductor y apasionado. Chupo, lamo y mordisqueo su labio inferior. Ella acaricia mi cabello. Continúo besándola, deleitándome en ella, pero maldición, me doy cuenta de que tenemos compañía, no sé cómo, pero los medios nos han encontrado. Mi primera reacción es protegerla, ella intenta girar, pero la detengo, debo cubrirla, impedir que sepan quién es; la acribillarán y no puedo permitirlo, no a ella.

—Procura caminar con la cabeza agachada, no levantes el rostro. ¡Mierda!

Sea quien sea quien les haya dado la información lo pagará, me encargaré de matarlos uno por uno de ser necesario. Nadie la lastimará, nadie la dejará expuesta. ¡Demonios! Esto de nuevo es mi culpa.

—Edward, necesito quitarme tu gabardina.

—No levantes el rostro, seré yo quien te guíe.

—Edward, ¿podrías explicarme qué es lo que sucede?

—Bella, te lo diré cuando estemos en el coche. Afortunadamente hoy decidí traer a Tyler conmigo.

— ¿Quién es Tyler? ¡Demonios, Edward, no entiendo nada!

—Bella, por favor sólo camina, prometo que en el auto te explico.

Continuamos caminando hasta que llegamos a la acera, Tyler de inmediato se pone en acción, va maldiciendo al igual que yo. Ambos debimos de darnos cuenta cuando se iban acercando, pero la prioridad ahora mismo es sacarla de aquí sin que la reconozcan.

—Debes conducir rápido, Tyler, la prensa ha comenzado, la prioridad es proteger a la señorita Swan, nadie debe verla.

—Edward —gimotea.

—Lo sé, lo siento, debí decirle a Tyler que vigilara pero nunca creí que la prensa fuera a estar aquí, nadie sabía que viajaría hacia aquí.

—Edward, el beso, Tanya ¡Ahora se enterará! ¡Por qué, por qué! No debiste besarme, no debiste venir hacia aquí. Edward yo…

Ella está asustada. No, no, no, mi ángel no merece esto. Debo de darle paz, de evitar que la dañen.

Llegamos al hotel y subimos de inmediato a la habitación esperando que Tyler haya manejado lo suficientemente rápido para darnos unos minutos de ventaja y poder subir con calma.

—En verdad lo lamento, Bella. No quería esto, no para ti.

—Ya no podemos hacer nada, sólo esperar.

—Debemos pensar en algo para pasar el tiempo mientras estamos aquí, no podrás huir y hablaremos.

— ¿Me obligarás si no quiero hacerlo?

—Necesitamos hacerlo y lo sabes.

— ¿Para qué? No necesito escucharte decir cuán arrepentido estás, la presión bajo la que te encuentras y sólo fue una liberación, tampoco necesito escuchar que te casarás con ella y que apenado me confieses que la amas. Ahora dime, ¿debo agregar a esto el deseo de mantenerme como tu amante? ¿O acaso se trata de una charla para remediar tu culpa y decirme que tampoco es mía, que fue el momento y no debo sentirme mal por haberme revolcado con el prometido de mi clienta?

¡Carajo! Está comenzando a hacerme enfadar de nuevo, últimamente soy ira y desesperación. ¿Por qué se empeña en verlo todo de esta manera? ¿Por qué quiere ensuciar nuestra unión, nuestro amor? De nuevo esa vocecita molesta que me dice que soy yo quien lo está haciendo. Así que me apresuro a aclarar las cosas con ella.

—Tanya no es más que el medio para satisfacer una de las peticiones de mi madre y poder darle tranquilidad. Como seguramente Alice te ha dicho, mi madre se encuentra bastante delicada —creí que sería más difícil hablar de esto con ella, pero no es así, ella me da todo, paz, comprensión, amor—. Ella se encuentra preocupada de manera absurda por encontrarme solo, por no encontrar a una mujer a la cual pueda amar, Tanya estaba ahí como la mejor opción para calmar su preocupación. No la amo, no la amé y nunca lo haré, mi relación con Tanya comenzó en el mismo instante en que mi madre me pidió casarme, mi relación con Tanya no ha ido más allá de la apariencia pública y ante mi madre. Jamás me ha interesado de esa manera.

— ¿Cómo puedo saber que todo esto es cierto?

No puedo culparla porque dude de lo que le digo.

—Estoy seguro de que Alice estará encantada, e incluso tía Esme, de confirmártelo. Ninguna de ellas, ni el tío Carlisle quieren que continúe. Ellos no entienden que por mamá estoy dispuesto a cualquier sacrificio.

—Y Tanya es ese sacrificio —afirma.

Sólo soy capaz de asentir.

—En cuanto pase lo que tenga que pasar con mamá, mi relación con Tanya terminará y estoy seguro que Tanya lo sabe, por eso quiere llevar esta absurda boda a lo alto. La boda y el divorcio con el empresario, hijo de una de las familias con más prestigio de Italia, eso podrá traerle muchos beneficios.

—Y a ti podrá perjudicarte.

—Lo sé, pero ya estoy tomando medidas preventivas y es algo que puedo manejar, por mi mamá haría lo que fuera.

—Me sorprende que tu madre no se haya dado cuenta del poco entusiasmo por tu boda.

—Ella lo ha hecho, he tratado de convencerla que son los nervios de la boda y el miedo a dejar la soltería, pero ella es demasiado perceptiva.

— ¿Y no es así? ¿No temes dejar la soltería y poder estar con otras personas?

—No, no ahora —la miro fijamente porque es cierto, anhelo dejar la soltería pero para unirme a ella. Ella lo cambia todo.

Hacemos el amor nuevamente, de la manera más íntima, apasionante y entregada. Ambos queremos y deseamos esto. Cada embiste de mi parte, cada movimiento de recepción suyo es la confirmación de que nos pertenecemos, de que nos amamos, que estar al lado del otro es nuestra naturaleza, es para lo que estamos hechos. No la dejaré ir, ella no lo ha dicho completamente, pero sé que es mía, su alma es mía, su cuerpo es mío, su amor me pertenece; todo en la misma medida que yo a ella. Me siento aliviado porque estará conmigo, me esperará, lo ha comprendido todo.

Vivo el despertar más pacífico, más hechicero con ella entre mis brazos. La sensación es extraordinaria, quiero vivirlo por el resto de mi vida.

Pero todo se desmorona, ambos hemos malinterpretado todo. Ella no estará conmigo, ella no puede esperarme. Ella se me está yendo entre las manos, pero no me rendiré.

Esa noche decido ir a buscarla de nuevo a su departamento, pero mi sorpresa es mayor y me saca de mis casillas. Ella de nuevo con el fulano de la otra noche. Aprieto mis puños hasta el punto del dolor, golpeo el volante del carro, quiero ir por ella, subirla al carro y llevarla conmigo. Respiro hondo, debo de calmarme o arruinaré más las cosas con ella. Los sigo de cerca, van a cenar, espero que no se trate de una clase de cita, pero resulta que lo es; lo que termina de llenar mi costal de ira es que me negara frente a él, que negara conocerme, además que ha cubierto para él la muestra evidente de nuestro encuentro de anoche. ¿Cómo puede hacernos esto?

Mi cabeza es un torbellino rojo sangre mientras la veo cenar con el imbécil ese, ella está incómoda y aprovecho que se marcha al baño para ir detrás de ella y pedirle una explicación, pero cada palabra que dice me hiere, desgarran mi pecho porque al ver las cosas en como ella lo hace me odio por atreverme a hacerle esto, a pedirle que sea la otra. ¿Qué es más fuerte en mí, mi amor y deseo de estar con ella o su bienestar?

Ella sale despavorida del baño en cuanto tiene oportunidad, pero nuevamente la pongo frente al foco. Hay una jauría de reporteros esperando por ella, quiero ir tras ella y protegerla, pero sé que eso sólo la perjudicaría más, así que dejo que Tyler se encargue de ella mientras manejo la situación y me aseguro que no le seguirán y pondrán en peligro.

Cuando la veo subir de nuevo acompañada por el mismo hombre con el que cenó es que me doy cuenta de lo que debo hacer. Bebo durante toda la noche tratando de alejar de mi mente todos los escenarios de ella al lado de ese tipo. Pienso en la libertad que él tiene para darle todo lo que ella busca. Ella no merece esto, merece todo aquello que me dijo, ser la primera opción, merece tener a alguien a su lado que la ame y pase cada día a su lado… y seré yo quien se lo dé.

—Tyler quiero que te comuniques con Emmett y mis abogados, todos, cada uno de ellos. Nos esperan unos largos días, y una cosa más, necesito todos los datos, hasta el mínimo detalle del hombre que ha estado con Bella.

Empaco mis cosas y Tyler me lleva de inmediato al aeropuerto.

—Deberás quedarte y cuidar de la señorita Swan, cualquier cosa que necesite encárgate de que sea cubierto, sin importar costo alguno. Su seguridad es la prioridad.

—Entendido, señor.

—Procuraré estar de regreso cuanto antes, mantenme informado.

Es lo último que le digo antes de abordar.

Emmett ya me espera, tiene todo listo y claro no pudo mantenerse callado. Alice está como loca saltando porque por fin romperé mi compromiso con Tanya.

—Esto es por atreverte a colocar a Bella en la posición de la amante —me da una bofetada en cuanto estoy frente a ella.

Mi hermana si que tiene la mano pesada.

—Auch —es todo lo que digo.

—Di que no hago más porque quiero que muevas tu trasero y te deshagas de la perra de Tanya cuanto antes para que puedas ir por ella, pero eso sí Edward Cullen, una más y seré yo misma quien le busque a Bella con quien casarse y frente a ti, te ataré a una maldita silla y te obligaré a ser el testigo que firme el acta de matrimonio.

Gruño ante ese escenario, nadie me la quitará.

Toda la mierda del papeleo ha tardado más de la cuenta, durante las dos semana he ignorado las llamadas, mensajes y cualquier medio de comunicación que Tanya haya elegido para contactarse conmigo, hasta que estoy listo. Me he enterado que ha sido ella quien le ha dado toda la información a la prensa, una mala jugada que terminará de ayudarme para deshacerme de ella.

—Hasta que apareces —me dice nada más entrar a su casa—. Quiero mi remuneración, esa perra de la costurera…

—¡Basta! —le grito—. Jamás vuelvas a dirigirte a Bella de esa manera.

—Con que esas tenemos.

—A partir de hoy considérate avisada por si se te ocurre para una próxima ocasión ponerte a hablar de más con la prensa sobre mí.

Le entrego un sobre.

—Como recordarás al empezar todo este show, firmaste un par de documentos. Soltaste la lengua y con ello perdiste cualquier beneficio o utilidad que pudieras explotar de esta absurda relación.

Su rostro luce desencajado y antes de que pronuncie palabra decido continuar.

—Vuelves a hacerlo o a tocar a Bella y me encargaré que tus días como una modelo famosa queden atrás. No juegues conmigo Tanya Denali porque siempre perderás.

Doy media vuelta para salir de su casa, pero me detengo y le dirijo una mirada sobre el hombro.

—Puedes quedarte con el anillo, puede que lo necesites para empeñarlo en algún momento. A mí ni a Bella nos interesa.

Al regresar a casa tengo en la mesa el reporte completo de todo lo referido a Jacob Black, ya tiene nombre y para mi desgracia no hay ni un solo detalle que recriminarle, ni un solo hecho que pueda usar en su contra y pueda ser indigno del afecto de Bella. Esto me atemoriza todavía más, no hay compromiso que lo mantenga alejado de ella, no ha cometido error tras error con ella, no la ha ofendido de la manera que lo he hecho yo, no hay nada que le impida estar con ella completamente. Han pasado semanas desde la última vez que la vi y todos estos factores pueden haberme jugado en contra. Dejo la carpeta a un lado porque ahora soy completamente libre para ir por ella, pero no puedo llegar sin nada que ofrecerle. Quizá sea demasiado pronto, quizá no lo tome del todo bien, sin embargo quiero arriesgarme. He anhelado esto desde que la conocí. Agarro mi teléfono y le pido a Alice encontrarnos con su compradora personal y que lleve todo lo necesario.

— ¿En serio harás esto, hermanito? —Alice me mira emocionada.

—No puedo esperar por ello, Alice. La amo, demasiado, y la sola idea de perderla me está matando. Es poco tiempo el que llevo de conocerla, pero me es imposible imaginarme una vida sin ella, es insoportable el vacío que siento en mi pecho cuando estoy lejos.

—Oh, Edward. Es la primera vez que te veo enamorado, no sabes cuánto he esperado por verte así.

—Sólo espero que no sea tarde.

—No lo será, estoy segura de que pronto estaremos organizando su boda, es más, seguramente será antes que la mía.

Alice me ayude a elegir el anillo, me siento como un crío, tan nervioso que soy incapaz de tomar decisiones racionales. Sólo espero que esto sea suficiente para poder estar a su lado cada día.

Lo primero que hago al llegar a Crawley es ir en su búsqueda, necesito decirle que mi compromiso con Tanya ha terminado, que podemos estar juntos sin ninguna barrera, sin ninguna culpa. Camino por las calles con paso apresurado, la distancia entre nosotros se va reduciendo, me siento como un niño emocionado por navidad. Todo lo que ella me hace sentir es demasiado nuevo. La necesidad me apremia cada vez más conforme me acerco a su local; pero entonces mi alma comienza a morir. Frente a mí tengo la presentación consumada de aquello que más he temido, ella encontró a alguien que podía darle todo lo que buscaba. Miro atentamente como masoquista la manera en cómo ella le sonríe, en cómo él la abraza, comienzan a caminar y voy detrás de ellos con el firme propósito de arrebatarla de sus brazos, de llevármela, pero no lo hago. Espero fuera del pequeño edificio donde vive el tal Jacob, espero y espero, ella no sale y mi mente comienza a torturarme; cada segundo, cada minuto se vuelve más desgarrador.

¡Mierda! El dolor es insoportable, siento que me arrancan a tirones el alma. Me quedo vacío. La he perdido, he hecho todo mal y lo he solucionado tarde. Los días siguientes me la paso yendo a Buchan Country Park, trato de rememorar cada recuerdo que tengo con ella en este lugar, tratando de mitigar el dolor. Estoy tan arrepentido, debí de haber actuado antes, ahora ella no está más. Cada noche he gritado de desesperación y odio conmigo mismo; me he tenido que detener de ir por ella, no puedo arrebatarle la felicidad que ha encontrado con él, debo ser capaz de aceptarlo, debo aprender a vivir con el enorme vacío que hay en mí, vivir con el profundo amor que le tengo; debo dejar que continúe su camino. Pero también debo hablar con ella, no puedo dejar que crea que no me atreví a dejar atrás mi compromiso con Tanya porque ella no fuera suficiente.

Dolerá como una mierda el tenerla frente a mí y saber que debo dejarla partir después de que me explique, así que cada tarde en el parque es un intento de ganar fuerza y voluntad para ir a despedirme de ella. Tengo que hacerlo esta noche, es mi última oportunidad. Voy pensando en el discurso que presentaré cuando veo una cabellera preciosa sentada en nuestra banca. Me parece una alucinación. Me acerco lentamente, parece perdida en sus pensamientos porque no me escucha.

—Nunca imaginé que te encontraría aquí —le digo.

Ella se gira y mi corazón se detiene… Duele… Deja de latir… Me mata.

Vuelvo a la vida.

El alivio me llena, siento temblar mis rodillas de felicidad cuando ella me aclara todo, Bella no está con Jacob, todo fue una confusión, ella continúa amándome. Ella quiere estar conmigo por el resto de mis días, quiere ser mi compañera de vida. Me ama tanto como yo a ella. La nobleza de su alma me ha perdonado, quiere estar conmigo y lo estaremos, sin culpas, sin barreras, sin compromisos de por medio. Podré hacerla feliz como se merece, amarla cada día y protegerla de cualquiera. Bella me ha aceptado en su vida y yo me hago una promesa: jamás dejar que este ser tan puro vuelve a sentir un gramo de infelicidad.

Tres años después

—Necesito ese contrato lo antes posible —hablo con mi personal—. Sin pretextos ni excusas, Tony —corto antes de que me dé alguna excusa.

Todos asientes, saben que una vez dada la orden se debe cumplir, al menos que exista una razón realmente fundamentada daré marcha atrás. Van saliendo de la sala de juntas uno por uno, una vez vacía me levanto de mi asiento y abro la puerta detrás de mí que da lugar a mi amplia oficina. Todo el jodido mundo queda atrás, la alegría y paz vuelven a reinar en mí y todo es a causa de la persona que tengo frente a mí. Ella se encuentra parada justo frente a mi escritorio. Aunque ella no me crea cuando se lo digo soy completamente sincero, cada día es más hermosa.

—No ha ido muy bien la reunión allá adentro ¿cierto? —me dedica su cálida sonrisa, capaz de desaparecer hasta el más amargo recuerdo.

—Ven aquí —es todo lo que digo.

Ella da un par de pasos y yo le sigo, nos encontramos justo a la mitad. Mis brazos como si tuvieran vida propia envuelven su pequeño y cálido cuerpo. Ella acomoda mi corbata y las solapas de mi saco.

—Fui con Alice a la tumba de tu madre —toma mi rostro entre sus delicadas manos—. Quería que conociera al pequeño Owen, ahora que el pediatra le ha dado luz verde me pidió que la acompañara.

—Oh, Bella —coloco una de mis manos en su nuca—. No sé qué hubiera hecho si no hubieras estado a mi lado.

—Shhh, estoy aquí —ella toma mi rostro entre sus delicadas manos y besa dulcemente mis labios—. Siempre, para ti.

—Mi dulce Bella — la atraigo hacia mí y la envuelvo por completo—. La extraño tanto.

—Lo sé, lo sé. Ha dejado un hueco en todos, pero ella está tranquila y se fue siendo feliz y rodeada de su familia.

—¿Sabes que parte de esa felicidad se debe a ti?

— ¿Yo? Ella sólo veía a sus hijos felices y eso es lo que le dio la tranquilidad que necesitaba.

—Mi felicidad eres tú.

Ella se sonroja; y joder que a lo largo de los años sigo sin acostumbrarme, sigo adorando esa característica y de nuevo joder, que cada vez la adoro más a ella, cada parte de ella. Lo único que ha cambiado en ella es esa confianza y seguridad en sí misma que ha ido ganando. Ha logrado cumplir su sueño y lo ha realizado por ella misma, por su trabajo y dedicación, y de manera increíble su pasión por su trabajo ha ido incrementando, su ilusión sigue puesta en esa tienda de vestidos de novia; creí que podría llegar a sentirme celoso del tiempo que les dedica a sus diseños o al negocio, pero no es así, tengo una fascinación por verla trabajar. Su espíritu ya brioso se ha fortalecido en estos años y gran parte de ese resultado es el distanciamiento que ha tenido con su madre.

Renée trató de contactarla más rápido de lo que pensé, vendió el local con todo dentro, pero el dinero se le acabó y trató de recurrir a su mina de oro, pero no más. Se ha bloqueado cualquier vía de comunicación que pudiera tener con Bella, quiero que continúe con la paz que le ha dado el estar lejos de su madre. Lo último que me enteré de ella es que ha comenzado a ser la típica cazafortunas, pero no le ha ido muy bien. Al final ella es pasado en la vida de Bella y no merece la mínima preocupación.

—Y tú la mía —besa mi mejilla, regresándome a nuestra realidad—. Le he pedido a Tyler que me trajera, espero no te moleste.

—Pero mira las cosas que dices, sabes que pondría tu taller y la tienda aquí mismo para tenerte a mi lado a cada instante —tomo sus manos y reparto besos entre ambas.

—Eso no sería muy productivo para los dos —se sonroja y sé exactamente por qué lo dice.

Camino con ella entre mis brazos hasta llegar a mi escritorio, la tomo de sus caderas y la siento en él, abro sus piernas y me coloco entre ellas.

—Yo también necesito un incentivo en mi lugar de trabajo. La imagen de ti jadeante sobre mi escritorio me ayudará a resistir las largas horas de trabajo hasta que te tenga de nuevo a mi lado.

Huelo su delicioso aroma detrás de tu oído, recorro toda su exquisita piel a lo largo de su cuello, deposito un suave beso en el hueco entre sus hombros y cuello. Ella lleva su mano a mi nuca, justo donde termina mi cabello y masajea en pequeños círculos, eso se siente realmente bien.

—Mi dulce Bella, necesito probarte —le digo mirándola a sus ojos—. Necesito tomarte como lo hice en tu taller, perderme en la calidez de tu cuerpo.

Subo la falda de su vestido y bajo sus bragas, termino de quitárselas y me aseguro de guardarlas en el bolsillo de mi saco, después la beso de manera ferviente; mi deseo se vuelve incontrolable, nada de eso ha cambiado tampoco. La pasión, la dicha, el amor siguen ahí, cada vez que la miro, cada vez que la respiro y la toco. Ella sigue provocando el calor que se expande desde mi pecho hasta el último rincón de mi ser, cada día sigo necesitándola, sigo queriendo ser lo mejor para ella.

Hago que se pare del escritorio, quiero darle la vuelta y perderme en su carne húmeda, pero justo en el momento en que lo hago ella trastabilla, cae desvanecida en mis brazos, pero sigue consciente, por lo que la llevo hasta el sillón frente a mi escritorio y la recuesto. Se ha puesto pálida y mi corazón se ha desbocado por la preocupación.

—Maldición, Bella, me habías dicho que ya no estabas teniendo estos mareos —gruño.

—No quería preocuparte, es el cansancio.

—No, Bella, esto es más que cansancio y si piensas seguir con esa excusa te advierto que mandaré a cerrar la tienda.

—No puedes hacer eso, es mi tienda —trata de incorporarse y la ayudo a levantarse—. Sé que todavía no termino de liquidar mi préstamo…

— ¡Mierda, Bella! No me hagas enfadar —aprieto el puente de mi nariz—. Ni siquiera has llamado al médico como te he pedido.

—He estado ocupada con…

Antes de que termine su frase la tomo del brazo para hacerle levantar y la jalo conmigo, cuidando en todo momento que no tropiece y se encuentre en condiciones de andar, pero lo pienso mejor y la tomo en brazos, camino con ella por todo el lobbie hasta el ascensor.

—Edward, espera, tu secretaria nos está viendo.

Finjo no escucharla porque en este preciso momento estoy demasiado encabronado con ella.

—Edward, por favor, adónde vamos.

—Iremos al puto médico —gruño.

—Cariño, sé razonable, hagamos una cita para ir otro día —la fulmino con la mirada—. Está bien, más tarde.

—No me arriesgaré, Bella.

—Bájame por lo menos.

—Puedes caer, acabas de desvanecerte en mis brazos —le digo afligido, mi pecho está encogido por la preocupación. Ella inclina su cabeza y la comprensión aparece en su rostro. La abrazo y la mantengo pegada a mí—. No puedo perderte a ti también.

— ¡Oh, Edward! —se separa y me da un beso delicado—. No lo harás, si fuera algo grave te lo diría, pero está bien, vamos. Pero debes bajarme y debemos regresar un momento a tu despacho.

— ¿Por qué? —le pregunto.

—Porque no traigo bragas y probablemente terminaré dando un espectáculo.

—Bien, señora Cullen, creo que la manera más rápido de poder verificar mis sospechas es practicándole una ecografía —la doctora nos mira atentamente, no ha explicado qué es lo que sospecha en absoluto y espero tener mis respuestas rápido porque terminaré explotando.

Miro a mi hermosa esposa, el color ha vuelto a sus mejillas. La sigo con la mirada mientras entra al baño para prepararse con una bata. Espero pacientemente y una vez que la doctora la coloca sobre la camilla me siento a su lado y tomo su manos. Bella se estremece por el frío del gel. La doctora comienza a analizar el vientre de Bella.

—Sí, ya nos esperaba —sonríe la doctora.

— ¿Qué sucede?

—Un minuto.

Unos cuantos movimientos en el aparato y un golpeteo frenético llena el consultorio, es furioso y al mismo tiempo alegre. Es el preludio de algo extraordinario.

Y de pronto mi corazón palpita al mismo ritmo de esa magnifica cacofonía.

—Ese ruido, señores Cullen, es el latido del corazón de su hijo. Tienes poco más de mes y medio de embarazo.

Bella se lleva su mano libre a su boca y veo como sus ojos se vuelven acuosos.

—Edward —susurra—. Es nuestro, Edward. Nuestro hijo.

En ese momento reacciono a lo dicho por ella y por la médico. Mi bebé, mi hijo, el retoño de nuestro amor está en camino. Miro la pantalla donde la doctora ha congelado la imagen, veo con mayor claridad el pequeño bulto. Me levanto rápidamente para acercarme más a la imagen más bella que haya visto; cuando aparto los ojos lo hago para tomar el rostro de Bella y llenarlo de besos.

—Gracias, joder, gracias. Me has dado una razón más de existir, el regalo más grande que alguien pueda desear.

Ella asiente y dos enormes lágrimas se deslizan por su mejilla, las cuales me apresuro a limpiar con mis labios.

Cinco meses después

—Ustedes dos son increíbles —me dice Alice—. ¿Cómo se supone que le compre ropita a mi sobrino o sobrina si no me dejan saber el sexo?

—Queremos que sea una sorpresa para todos, Alice —le explico por millonésima vez.

En ese momento sale de la casa mi esposa. Ella realmente luce radiante y mierda, mucho más sensual, su ligeramente abultado vientre sobresale en ese vestido blanco que trae. Ella es un ángel radiante.

—Siento la demora —nos saluda—. Gracias por mandar a Tyler por mí —besa mi mejilla, pero yo quiero mucho más así que en lugar de dejarla apartarse le doy un beso en sus dulces labios.

— ¿Cómo está mi bebé? —me inclino a besar el vientre de mi esposa y de inmediato siento una patadita en respuesta.

—Te ama —me dice Bella.

—Como yo a ustedes —me enderezo nuevamente y beso la coronilla de Bella.

—Señores Cullen, todo está listo para su ecografía.

Bella pasa primero para prepararse, cuando nos dejan pasar a Alice y a mí ella ya se encuentra acostada con su vientre asomándose. Tomo mi lugar a su lado y la tomo de su mano, ella me dedica una sonrisa radiante. La doctora pronto se pone manos a la obra y nos muestra a nuestro pequeño tesoro. Está creciendo sano y su corazón late con fuerza. Cada vez falta menos para tenerlo con nosotros.

En algún momento de la consulta a Alice le parece buena idea tratar de sobornar a la doctora para que le diga el sexo del bebé con la excusa de tener que ir preparando a Owen sobre la bienvenida de su primo o prima. Se retira enfurruñada al ver que no obtendrá respuestas.

Ayudo a Bella a ponerse de pie y colocarse de nuevo su ropa, aprovecho que la doctora se ha retirado para poder acariciar a mi mujer, subo lentamente por sus piernas con el propósito de colocar sus bragas en su lugar.

— ¡Edward! —susurra escandalizada.

—Sólo me aseguro de que estén bien puestas en su lugar.

—Pues ahora ya lo están —dice sonrojada—. Necesito sentarme para colocarme mis balerinas.

—Ven acá.

La tomo en brazos y vuelvo a sentarla sobre la camilla, tomo sus zapatos y se los coloco, pero primero deposito un beso en ellos. Ella ríe por las cosquillas que le he provocado.

—Al paso que vamos terminarás poniéndome todos los días los zapatos, con semejante vientre ya no puedo moverme con tanta agilidad, ya ni siquiera puedo verme los pies —mira hacia abajo y se encuentra con nuestra hermosa creación y hace un puchero.

—Tú encárgate de mantener calientito y horneándose a nuestro bebé, yo me encargo de todo lo demás.

—Terminarás llevándome en brazos a todos lados —hace un tierno puchero y sus ojos se llenan de lágrimas.

Bueno, mi dulce Bella no ha quedado exenta del efecto de las hormonas del embarazo.

—Una razón mas para estar tocándote todo el tiempo —froto la punta de mi nariz con la suya.

Cuando salimos Alice sigue enfurruñada por no poder saber el sexo de nuestro hijo, pero su rostro cambia en cuanto le hablan para avisarle que el pequeño Owen clama por su madre, se va despavorida y yo me encuentro agradecido con mi sobrino por librarnos de los reclamos de su madre. Vemos a Tyler en la entrada del hospital esperando por nosotros, se acerca para tomar el bolso de mi esposa y le sonríe avergonzado, frunzo mi ceño ante ese gesto.

—¿Qué sucede, Bella?

Bella me mira suspicaz y creo que sé exactamente lo que ha sucedido.

—Antes de que lo digas, entiende que me preocupo por ti. Tu embarazo está avanzado y no puedo estar contigo. ¿Qué pasa si te sucede algo y necesitas ayuda? —me estremezco ante ese escenario. Quiero abrazarla, quiero mantenerla cerca de mí y asegurarme de que está bien cuidada.

—Ángela está conmigo todo el tiempo, además sólo estoy trabajando la mitad de la jornada en la tienda y la mitad en casa, pero entiendo que te pongas ansioso, esto es nuevo para ambos —toca su vientre y sonríe, es la más hermosa sonrisa, incluso más de la que suele dedicarme exclusivamente a mí.

—¿Entonces no estás molesta?

—Sí, pero entiendo que te hace sentir más seguro, también me hubiera gustado que me consultaras o por lo menos avisaras que aumentarías mi seguridad —acaricia mi mejilla—. Lo que sí es un hecho es que después de que nazca el bebé esto terminará. Regresaremos a lo usual, Tyler o alguno otro de los chicos revisando esporádicamente que todo esté bien.

—De acuerdo, puedo vivir con eso.

Se para de puntitas y me besa profundamente. Siento a nuestro pequeño agitarse dentro de su madre. No puedo esperar para tenerlo con nosotros.

CUATRO MESES DESPUÉS

Me acerco sigilosamente al moisés donde se encuentra durmiendo nuestra pequeña Caeli Elizabeth, es un pequeño ángel regordete, con sus mejillas tintadas de un dulce rubor, su cabello chocolate al igual que el de su madre. Deposito un beso en su frente y aunque está dormida se dibuja una pequeña sonrisa. Me siento aliviado, al parecer está teniendo dulces sueños.

—Anda, ven a dormir —escucho a Bella detrás de mí.

—Es sólo que es tan pequeña y frágil —murmuro sin despegar un ojo de ella.

—Ella estará bien —trata de calmarme, ha notado la zozobra en mi voz—. Te tiene a ti, nos tiene a ambos para protegerla.

—Siempre, cariño, siempre las protegeré.

—Cariño, ven, necesitamos dormir antes de que se despierte y pida que la alimente.

—Debo confesar que me encanta verte amamantarla —le digo mientras me meto en la cama y atraigo a Bella a mi cuerpo, pego su espalda a mi pecho y la mantengo ahí —. Es una escena enternecedora y excitante —beso detrás de su oído y la siento estremecer—. Sólo con ella estoy dispuesto a compartirte, claro y con nuestros pequeños que tengamos más adelante.

—Tranquilo, saltamontes, uno a la vez.

Cuando estamos por quedarnos dormidos se escuchan pequeños quejidos desde el moisés y sus pequeñas manos regordetas se agitan.

—Alguien tiene hambre más pronto de lo usual —le digo a Bella.

Bella la toma del moisés justo en el momento en que clama por atención con su llanto, se sienta en la mecedora y descubre su pecho cubierto por su pequeño camisón de satín rosado. Me pierdo en esa imagen, pero definitivamente me quedo embobado de la siguiente escena. Caeli toma entre sus pequeños labios el pezón de Bella y toma su pecho de manera posesiva. Me acerco a ella y acaricio la mejilla de mi hija, sintiendo sus movimientos de succión.

—Justo como su padre de posesivo —me sonríe Bella.

—Ella es perfecta.

Observo a mi hija y en cuanto ha escuchado mi voz ella dirige sus ojitos verdes a mí y con todavía el pezón entre sus labios me dedica una sonrisa.

—Ella definitivamente es la hija consentida de papá.

Después de su cena la tomo en brazos para sacar el gas y tomo el lugar de Bella en la mecedora mientras ella va al baño a limpiarse. Comienzo a cantarle una canción de cuna, Caeli toma con firmeza mi dedo mientras se queda dormida. Al levantar la vista veo a Bella mirándome fijamente, su mirada brilla.

Dejo con pesar a Caeli en su moisés y camino hacia Bella.

—¿En qué piensas, cariño?

—Eres un hombre extraordinario, un magnífico padre y esposo. Te amo tanto —se pega a mí y me da un beso en la comisura de mis labios —Soy tan afortunada de tenerte a mi lado.

—Supongo que al final debemos de dar gracias a Tanya, gracias a ella entré ese día a tu tienda y gracias a ella pude conocer a mi compañera de vida, mi complemento y ahora tengo a la luz más radiante —me giro hacia el moisés.

—Y todo comenzó con mi vestido de novia —dice sonriente antes de besarme.


Mis divinuras, salidito del horno. La verdad es que me costó un montón el poder escribirlo; uno, porque estoy hasta el tope con la maestría y el voluntariado; dos, porque mientras escribía esta historia me metí mucho desde la perspectiva de Bella y cambiar a Edward fue realmente complicado, pero bueno acá les dejo lo que me han pedido desde el inicio.

Me gustaría decirles que tengo una nueva historia para publicar, pero no es así. Las locuras de Dai se toman un receso, espero que pequeño.

Mil gracias por el enorme apoyo y aceptación que ha tenido esta historia, como dije, comenzó a sugir en un momento algo oscuro en mi vida y ha terminado. En serio, MIL GRACIAS a cada una de ustedes.

¡Hasta la siguiente historia!