El Patriarca Ardlay.
William.
La he dejado descansar un poco más mientras me doy una ducha.
Al salir, aun la encuentro dormida. Me acerco y le acaricio la espalda,
"Mmm, su piel suave y delicada"
Te amo Candice, eres la mujer a quien necesito a mi lado por el resto de mis días.
No la despertaré, la dejaré descansar.
Termino de vestirme y me dirijo a las oficinas del banco.
_ ¡Buenos días Wendy!
_ ¡Buenos días señor! Bienvenido.
Todo parece estar normal. Si hubiera algún problema George ya me lo habría comunicado.
_ Wendy por favor tenga todo listo para la reunión de las 10:00 am
Con el señor Huang y Eimen.
_ Si señor... enseguida.
_ Y también haga venir a la señorita Geisha. _ Entrando a la oficina me encuentro con George quien ya me esperaba.
_ ¡Buenos días William!
¿Cómo estuvo el viaje? _ poniéndose de pie me da un abrazo de bienvenida.
_ Todo estuvo de maravilla. Gracias por preguntar y encargarte de la empresa.
¿Algún problema en mi ausencia?
_ Ninguno laboral. _ responde mientras se sienta en el sofá de piel marrón.
_ ¿Qué significa eso, laboral? ¿Entonces?...
Estoy tan feliz que nada me arruinará el día.
_ La señorita D' Caro vino dos veces a buscarte.
_ ¿Amanda? ¿Sabes para qué?
_ No para negocios seguramente. Y era más que obvio que no podría ayudarle con su urgencia.
La vi diferente William. Debes tener cuidado con ella.
Estuvo haciendo preguntas sobre la señorita White.
_ ¿Por Candice? eso sí que me ha incomodado y preocupado.
_ ¡Bien hermano!... me regreso a mis labores ya que he estado sin la ayuda de la señorita White, y por lo visto no llegará el día de hoy tampoco.
¿Sabes porque? _ me pregunta alzando una ceja.
_ Le di el día libre. _ le respondo sin más explicaciones.
_ Claro, lo dicho antes. Si yo tuviera el cabello rubio y los ojos verdes y un par de piernas, también tendría unos días de descanso. _ Con una risa sarcástica salió de la oficina.
Después de pasar casi todo el día con Huang y Eimen hablando de negocios. No llegamos a ningún acuerdo, y la verdad es que no puedo concentrarme pensando en ella, en Candice.
Así que después de almorzar hemos decidido que continuaremos con esta reunión el día de mañana.
_ Amir. Esto tiene que quedar cerrado mañana.
No les daré ni un día más para que ustedes se pongan de acuerdo.
_ ¡Pero William!
_ Pero nada Amir. Cada minuto que pasa y no se ponen de acuerdo es pérdida de dinero. Y negocios son negocios, Si no me dan una respuesta mañana cerraré el negocio con los japoneses.
_ No es necesario William. Mañana te tendremos una respuesta y positiva. No permitiremos perder negocios contigo.
Tomo mi portafolio y me despido.
Al salir del edificio, me doy cuenta que alguien me está fotografiando.
Hago caso omiso y me subo a la limosina.
_ Al pent-house por favor Steven.
_ Sí señor... ¿Se ha dado cuenta que lo fotografían señor?
_ ¿Tú también lo notaste? _ Steven confirma con la cabeza.
_ Hace unos días que ese auto se estaciona en el mismo lugar.
No pensé que era necesario decírselo pero. Me pareció ver a la señorita D' Caro conversando con el fotógrafo.
Esto no me gusta nada por lo que tendré que tener precaución y seguridad para Candice.
_ Gracias Steven. ¿Puedo pedirle que no mencione esto con nadie? No quiero hacer un escándalo hasta averiguar porque Amanda está haciendo esto.
Steven es de mi entera confianza y sé que no dirá nada.
Al llegar al pent-house la encuentro aun dormida.
Me sirvo un trago de whisky y la observo dormir con tanta paz y tranquilidad.
Se mueve y parece que está por despertar.
_ ¡Buenos días!..
_ ¿Días?.. Sonrió al escucharla. Parece que no se ha dado cuenta que ha dormido casi todo el día.
_ ¿Con su café tan temprano patriarca?
Hum... definitivamente no se ha levantado en todo el día.
Me le acerco y la beso, deseo poseerla nuevamente entre mis brazos,
Penetrar ese sendero suave y delicado que me enloquece cada vez que me pierdo en el. Sus besos y sus caricias son embriagadoras.
Con solo besarle, la bragueta de mi pantalón parece abrirse.
_ Umm mi amada... me vuelves loco Candice y quiero poseerte, hacerte mía en este instante.
Comienzo a acariciarla, le beso el cuello, los labios los muerdo uno a uno haciéndola gemir.
_Ohhhh...ahhhh... si babe así... ...
Albert cómeme, has me tuya mi amor. No pienses en nada ni nadie. Solo en nosotros dos.
Sus gemidos y palabras son música para mis oídos.
Acaricio sus pezones duros y excitados con mi lengua.
Le doy pequeños mordiscos a la vez que los succiono.
_ Candice te amo...
Poco a poco recorro su vientre hasta llegar a su humectada vagina.
Su aroma me embriaga.
Levanta sus caderas dejándome en una mejor posición. Coloco mis manos debajo de su delicado y suave trasero.
Le aprieto y acerco mis labios en sus labios vaginales y comienzo a saborearla. Sus movimientos y gemidos no tardan en sentirse y escucharse. Esta excitada, humectada que puedo sentir su sabor en mi lengua. Coloco mi dedo cordial dentro de su vagina.
_ ¡ouch!... si mi amor, así...
Lo meto y lo saco suave y delicado, con el dedo menique estimulo su parte trasera. Eso la excitó aún más nuestra primera vez.
Succiono su clítoris para hacerla correr en mis labios.
_ Mi amor... me correré... por favor no te detengas Albert.
Hago lo que me pide y la complazco. Después de unos segundos de quedar inmóvil con sus piernas temblorosas, me subo para besarla.
_ Ahora me toca a mí. _ me dice con esa mirada coqueta que tanto amo. Baja el zipper de mi pantalón sacando mi dotado miembro y comienza a besarlo y acariciarlo.
_ Ohhhh... ahhhh, mmm...
Candice que delicioso te la comes mi amor.
Jugando con mi falo, lo desliza de arriba hacia abajo dándome el placer más delicioso y placentero que solo encuentro con ella.
Después de varios minutos succionándome.
La levanto de los hombros y la engancho en mi cintura, cargándola hacia la pared. Me besa con dulzura y desespero.
Coloco mis manos en su espalda y nuestros cuerpos comienzan a danzar en el vaivén de caderas contra la pared.
Cuando estoy a punto de correrme, la bajo y coloco mi falo es sus labios para que lo succione nuevamente.
No tardo en correrme en sus deliciosos labios.
_Ohhh... ahhhh...Candice... mmmm.
Lo suelta y término dejando caer el resto de mi líquido en sus senos duros y excitados.
Los dos caemos al piso hundidos en un abrazo.
_ Candice, te amo. Te amo con toda mi alma, mente y ser.
Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Has venido a darle luz y sentido a mi vida.
Siento mi corazón estremecer tan solo de imaginar si algo le llegase a suceder por mi culpa.
_ También te amo... te adoro Albert...
Subiéndose en mi abdomen comienza a besarme nuevamente.
_ Mi amor... no lo despiertes. _ Le advierto.
_ Te necesito con energías...
_ ¿Energías? ¿Iremos a escalar la montaña Everest? Jajajaja.
_ ¡Algo así!... Le respondo guiñando el ojo haciéndole la invitación el día de mañana a Manhattan para visitar el cuarto azul.
Fin
Primera parte
