LOS SECRETOS DE LAKEWOOD

CAPÍTULO 11

Por Loreley Ardlay

LUTO

23 DE ABRIL DE 1922

En la humilde capilla ardiente había dos elegantes féretros de maderas nobles, los cuales estaban individualmente cubiertos por un gran tela negra, la gran cantidad de velas que iluminaban la estancia generaban una sensación de tranquilidad en el ambiente, el silencio en el lugar era sepulcral, junto a ellos la figura de una anciana apoyada de su bastón, secaba sus lágrimas con un elegante pañuelo de encaje, sus cansados ojos enrojecidos estaban fijos en las llamas que crepitaban con las sutiles ráfagas de aire que se colaban en el lugar.

Creo que realmente es cierto que estamos malditos ¿Por qué Señor? Una de las pocas personas que realmente nos quería por lo que somos, no por nuestra riqueza, es mi culpa, nunca debí dejar que se fuera de esa manera, creía que alejándose un tiempo estaría tranquila y sanaría, era una chiquilla alegre, se había convertido en una hermosa mujer delicada, que no le era indiferente a nadie, no merecía irse tan joven sin conocer el amor y menos morir de esa forma, yo realmente aprendí a conocerla y a quererla como una hija.

La pequeña figura de la señorita Pony se acercó sacándola de sus pensamientos.

Sra. Elroy, tome, tranquilícese y beba un poco de agua por favor.

-Acercándose y tomando la arrugada mano de la anciana y perdiendo su mirada entre los ataúdes- Sabemos que algún día la muerte llegará y la gente que hemos conocido en este camino se va alejando por diferentes causas, unos se quedan junto a nosotros a otros simplemente les perdemos el rastro, sea por el paso de los años o por accidentes u enfermedades que la vida nos pone en el camino, pero nunca estamos preparados para vivir sin aquellas personas que han calado hondo en nuestra alma, yo también me siento desolada he perdido a la hija más querida y a la hermana que la vida me regaló. Pero debo ser fuerte por lo niños, no puedo abandonarme al dolor, ellos me necesitan más que nunca y debo seguir adelante en honor a Candy y la Hermana María.

Srta. Pony…No sé cómo se lo diré cuando despierte.

Sra. Elroy. Estoy consciente que será duro para él.

Tengo miedo que me odié, él sabía que yo ocultaba el paradero de Candy y no quise decírselo.

Sí, yo también se lo negué, si eso le ayuda a no sentirse tan responsable, vino a buscarla y le pedí que la dejara en paz.

Parado junto a las puertas de entrada, la figura de George se erguía entre las sombras, en el más absoluto silencio apretaba fuertemente el sombrero que sostenía entre sus dedos, un repentino ahogo, lo hizo salir de la calidez de la capilla, sentía que no podía respirar, casi sin color en su rostro corrió hasta la parte trasera del orfanato, se sacó la corbata de un tirón, se aferró a la cerca sin poder contener ni un segundo más las náuseas vaciando el contenido de su estómago. Cerró los ojos, a su mente solo vinieron las imágenes de los cuerpos calcinados y ese olor, Dios ese olor tan penetrante - con su mano tiritando- se limpió la boca con un pañuelo y trató de tomar aire.

Cuando le entregaron los cuerpos, no tuvo otra alternativa, mandó a sellar inmediatamente los féretros, por ningún motivo dejaría que nadie las viera en esas condiciones, los cuerpos estaban irreconocibles, carbonizados, sin cabello, ni uñas y contraídos a tamaños inimaginables, hasta dudaba que fueran ellas, pero el medallón ennegrecido de la familia en su mano, indicaba que era aquella pequeña muchachita que rescato de las garras del asqueroso tipo que quería abusar de ella camino a México.

-Meditando en voz alta – dicen que siempre se van de a tres, siempre me aterrorizó que esta superstición se cumpliera y que el tercero en morir fuera William, temía que le pasará algo a mi muchacho, pero ella… Dios la pobre señorita Candy … lamentablemente para todos ya se completó la triada.

Las campanas sonaron en un tono de agonía anunciando que el funeral comenzaba, sólo los allegados a ellas en el más absoluto mutismo estuvieron presentes.

El día siguiente al sepelio, una pequeña, reservada y sobria nota en el obituario de los periódicos, daba a conocer que la Familia Ardlay volvía a estar de duelo.

-o-

Candice White Ardlay

Ha fallecido el 19 de abril de 1922

La Familia Ardlay, siente profundamente la partida de una de las jóvenes integrantes de nuestro clan.

Siempre la recordaremos como una dama incomparable, por su nobleza y bondadoso corazón.

La familia.

-o-

Sin mayores detalles y dando a conocer a toda la sociedad, que no estaban disponibles para eventos sociales por un largo periodo. La noticia se difundió rápidamente, todos especulaban sobre cómo había muerto la heredera, lo que dio paso innumerables notas y muestras de afecto, siendo las más dolidas las que llegaron desde Inglaterra, Francia y Nueva York.

24 DE ABRIL DE 1922

HOSPITAL PRESBITERIANO DE CHICAGO

Unos ojos azules permanecían vacíos e inundados, sentado sobre la cama, rememoraba lo acontecido hacia unas horas atrás.

FLASHBACK

Había despertado de madrugada, con un fuerte dolor de cabeza.

Albert, quédate tranquilo, tuviste un fuerte golpe en tu cabeza, haz estado inconsciente por casi 72 horas.

Tratando de enfocar su vista, le vio ahí.

¿Doctor Martín?

¿Veo, que sabes quién soy, dime Albert qué es lo último que recuerdas?

Hem…Yo bajaba del coche, había llegado al banco, de pronto al subir la escalinata, sentí una explosión y no recuerdo más.

Bueno Albert, tienes fracturas de tibia y peroné, tuviste mucha suerte, gracias a que recién descendías del auto, este sirvió de escudo deteniendo la mayoría de las esquirlas.

Mi chofer Peter, ¿cómo está él?

Él está bien, con varios cortes y costillas fracturadas, pero vivirá para contarlo.

Doctor Martín, debo ir a buscar a Candy, cuando me puedo ir de aquí.

-Martín tratando de disimular, bajó la cabeza volteándose hacia la puerta-

Primero avisaré a tu familia, tu tía ha estado muy preocupada por ti. -abandonado la habitación-

-Una hora después, Elroy entraba al cuarto-.

Hijo, gracias a Dios.

-Tomando su mano, los ojos de la anciana estaban anegados-

Para Albert no pasó desapercibido su aspecto demacrado y su riguroso luto.

Tía Elroy, ¿Que ha pasado? usted está vestida de luto.

Los ojos de la anciana se fijaron en los azules de Albert.

-Derramando lágrimas- William, ha ocurrido una desgracia.

¡George!, ¿dónde está George?

-La anciana sollozando y moviendo su cabeza en negación- George está bien, está afuera.

- No William… Candy…

Pánico, sí, pánico fue lo que su rostro reflejó… - un grito silencioso, desgarrador, una mueca muda, respiro hondo y por fin salió un sollozo en un hilo de aliento, aferro sus manos a su cabeza en desesperada negación.

Candy murió, William…- estallando en sollozos-.

En un abrazo desesperado, ambos sollozaban ahogando su pena, meneando sus cuerpos en busca de consuelo, la habitación se volvió fría y oscura, cualquier vestigio de calidez desapareció, pasó una eternidad para que se separaran, ambos con lágrimas en los ojos y sus rostros contritos de dolor.

FIN DEL FLASHBACK

Quería llorar sólo, no quería ver a nadie y no quería que nadie se le acercará, visiblemente afectado, por su cabeza solo pasaban imágenes de unos ojos brillantes, una mirada gatuna, esa sonrisa inocente, vivaz, sus rápidos recuerdos lo llevaron a viajar desde la niñez hasta la última mirada que le dirigió.

Un fuerte suspiro salió de su pecho, la culpa lo había atravesado, trató de levantarse, pero el dolor en su extremidad fracturada no se lo permitió.

Candy…- su voz apenas audible entre lágrima, golpeando la cama con su puño para descargar su frustración- nunca pensé que la vida me castigaría así, sé que no se puede tener todo, yo tengo lo que la mayoría busca y añora con fervor, te empuje a alejarte de mí, te quité la vida, yo no merezco nada, no merezco vivir, ni ser feliz, engañe a Lauren y la utilice, engañándome a mí mismo pensando en que podría reemplazarte, pero me equivoqué una vez más, desde hoy cerraré mi corazón, solo me enfocaré en trabajar y ayudare a niños en orfandad - un sollozo en su voz , hace que se quiebre - me cuesta aceptar tu muerte, lo único que me queda es pedirte perdón Candy.

Desde ese día Albert se sumergió en un ostracismo, tras su salida del hospital, se dirigió directamente a la pequeña cabaña de las inmediaciones de Lakewood, no quería ver ni hablar con nadie, Elroy se quedó en la mansión para supervisar el estado de ánimo del Patriarca, no se iba a permitir perder a otro miembro de la familia, así tuviera que sacarlo a rastras del lugar, no lo dejaría solo, le pidió a George que se hiciera cargo de los negocios y que Archivald tomara las riendas en Europa.

Los días pasaban y Albert vagaba por todo Lakewood, su aspecto descuidado sorprendió a los empleados que le llevaban comida diariamente, volvió a ser el de vagabundo ermitaño, con barba, pelo desordenado y sus ropas de viajero, solo salía a pescar, a caminar y montar a caballo, la tristeza en su rostro era latente, su mirada se había apagado, mirarlo a los ojos era como sumergirse en un oscuro estanque azul, visiblemente más delgado y melancólico era como divisar un espectro entre la naturaleza.

Mientras Albert sufría en silencio, en Chicago una joven y hermosa rubia festejaba en una de las tantas alocadas noches juerga, la orquesta del Bix Club´s tocaba, mientras las notas de una trompeta sonaban en un rítmico foxtrot, el humo de cigarrillos y la penumbra del local daban un ambiente de clandestinidad, Lauren brindaba sentada en un sofá junto a un grupo de conocidos.

¡Por la alegría y felicidad, Salud! – chocaban las copas, el sonido del cristal se fundía junto a las risas y murmullos del ambiente-

Estaba realmente en un estado de efervescencia, el único motivo que la separaba de William, ya no existía, estaba segura, él que volvería, sabía que su semejanza en apariencia con la huérfana era innegable, y esa precisamente sería su mejor arma para tentarlo.

Algunas veces pensó que, la semejanza de rasgos entre ambas era demasiado evidente, hasta saco conclusiones que tal vez su madre, cuando desapareció se vino a América y tuvo otra hija, repitiendo el patrón, abandonándola a la chiquilla en un orfanato.

O tal vez la huérfana era hija de alguna pariente cercana a su madre, alguna prima o hermana, ya que eran muy evidentes los rasgos. Restándole importancia a sus conclusiones, sabía que el próximo paso era representar el papel de "la buena y abnegada" al principio cuando su padre le dijo que tendría que acercarse lo más pudiera al impenetrable hombre de negocios para ver si podía llamar su atención, porque sería muy conveniente para sus negocios, jamás pensó que este la deslumbraría, pasó de ser una conveniencia a una real necesidad, era elegante, educado, con porte, fortuna y tremendamente apuesto. A medida que sus coqueteos y su osada personalidad llamaron la atención de él, ella se fue enamorando de ese perfecto caballero, pero su egocentrismo y vanidad no le permitió pensar siquiera que, sin quererlo, William la utilizó a ella.

¿Pero realmente qué quería lograr?

Todo. Él y todo lo que conlleva ser su mujer ante la sociedad, quería el reconocimiento, su estatus, su dinero, su poder, sus lujos y sobre todo su cuerpo, ese que añoraba volver a sentir sediento y mojado sobre ella, cada vez que la penetraba con sus fuertes jadeos, tomándola con fuerza, pero esta vez quería oír lo que nunca salió de su boca, un "Te Amo Lauren". Sí, quería escucharlo, gritar su nombre mirándola a los ojos, ya que cada vez que intimaban, él siempre permanecía con los ojos cerrados, con su cara de lado.

La que propiciaba todo era ella, tenía experiencia de sobra para tentar a cualquiera, ya que había tenido por lo menos una docena de amantes, pero con él tenía que esforzarse el triple por tentarlo, toqueteándolo, al principio él era tremendamente esquivo, pero ella sabía que tecas tocar de ese piano, recordó la primera vez que bajó su cierre, cuando él quiso detenerla ella le preguntó si realmente le gustaban las mujeres o tenía preferencia por la compañía masculina. Él se sintió ofendido y la dejo proseguir liberando su miembro, sus ojos se deleitaron con la magnífica vista, comenzó a masajearlo hasta sacarle jadeos, luego le demostró su expertis de amante degustándolo hambrienta.

Ella hacia toda la previa, hasta se desnudaba, ya que él nunca la desnudo, siempre era la que daba el primer paso. Él nunca la buscaba, muchas veces sintió que después del coito, se sentía molesto, culpable, solo se acostaba de espaldas mirando al techo y se quedaba ahí en silencio, sin acercarse, ni acariciarla para posteriormente abandonándola en medio de la noche despertando siempre sola al mañana siguiente.

Intentó quedar embarazada, pero sabía que no lo lograría, no después de haber abortado en dos ocasiones anteriormente.

Pero esta vez estaba resuelta a enamorarlo y romper con esa barrera que él ponía, ella lo tentaría y se volvería perfecta para él, lo demostraría ante los ojos de todos, sería la Matriarca perfecta.

-Volviendo de sus cavilaciones tomó su bolso y se despidió de sus amigos-

¿Por qué te vas preciosa? – le dijo Clark-

Querido, mañana debo madrugar, tengo que comprar unas cosas que me faltan para el curso que comienzo el lunes.

¿Curso? -sarcástico- ¿No me digas que irás a la Universidad de Chicago? – riendo entre ellos-

No, mi causa es más social, ayudaré a los pobres.

Vaya, - casi atorándose con la bebida y poniendo toda la atención en ella- jamás te vi pelando una papa, menos colaborando en comedores comunes querida.

No, estas equivocado, no es ese tipo de ayuda.

El hombre levantó una ceja- ¿Y cómo piensas ayudar?

El lunes entro a un curso en la Escuela de enfermeras más destacada de Chicago. "The Mary Jane Nurse Institute".

Tomó su bolso, dio un último sorbo a su bebida, les guiño un ojo y se retiró.

Clark la quedo observando molesto, hasta que desapareció de su vista – mientras meneaba su vaso con dos hielos-

CALIFORNIA

5 DE MAYO DE 1922

Una joven y fina mano estrujaba un paño en el lavatorio de agua fría, por más que lo había cuidado con ahínco, no lograban controlar del todo la fiebre, ya cansada se sentó en el borde de la cama, Edward, por favor lucha, ya estas a salvo.

El joven hombre deliraba hablando en francés.

Lucille! S´il te plait petit (Lucille, por favor pequeña)

Ne me laisse pas (No me dejes)

-La puerta se abrió dando paso a un alto y delgado hombre-

Buen día ¿cómo sigue nuestro enfermo?

Buenos días Duncan, la fiebre ha bajado un poco, pero aún no cede del todo, sigue llamando a una Lucille y hablando en francés.

Debe ser su prometida o pariente, bueno cuando este bien veremos quién es Lucille, es hora de inyectarlo, con esto espero que la infección se acabe completamente.

Gracias Duncan, por ayudarnos, la verdad no sabíamos a donde ir, él estaba casi desangrado cuando lo encontramos – tomando su cabeza con las manos- no sé cómo logro escalar la muralla.

FLASHBACK

Eran cerca de las 12:00 de la noche, Aimee y Paul venían cantando alegremente en su automóvil tras la cena en casa del Alcalde, pronto las lenguas de fuego se divisaron desde lejos, los gritos de la población los alertaron, todo era confusión al llegar al lugar, un fuerte estruendo al ceder el techo de la nave mayor causo conmoción entre la población, los hombres corrían con baldes de agua, para aplacar las largas llamaradas que se erguían sobre el convento que ardía por todas partes, Paul rodeo la edificación tratando de llegar hasta la parte trasera del recinto, bajaron rápidamente tratando de trepar las altas paredes de piedra, pero fue inútil, el viento desplazó al humo en esa dirección, impidiéndoles tener visión hacia dentro del convento, de pronto casi al final de la muralla, escucharon un gruñido y vieron un bulto caer, sorteando la humareda corrieron a ayudar, sus ojos no daban crédito a lo que veían dos cuerpos entrelazados completamente ensangrentados e inertes, Paul corrió en busca del coche, como pudieron los subieron, entre penumbras, escucharon que él decía: "Escóndanla, vienen por ella, por favor nadie debe saber dónde está". Cuando iban arrancar desde la clandestinidad de la oscuridad comenzaron a disparar, un auto negro se dirigía hacia ellos a toda velocidad, uno de los disparos le dio en el hombro a Paul, cayendo sobre el asiento del copiloto. Aimee en su desesperación tomó el volante y apretó el acelerador del lujoso Cadillac imperial, trató de esquivar al auto que tenía la intención de arremeter contra ellos, mientras las percusiones de los disparos se sentían en el aire, al llegar a las inmediaciones del largo pero angosto puente de madera aceleró, derrapando por el camino en zigzag, del otro lado, se acercaba a toda velocidad un carro de bomberos, tocó su bocina para alertar que estaba cruzando y aceleró, logrando cruzarse con el carro a la salida y dejando al vehículo que los perseguía al otro lado, eso les dio ventaja, llegó a la carretera y acelero mientras le gritaba a Paul, este semi consciente se quejaba del dolor, después de cerciorarse que había perdido al auto negro, se detuvo un momento para revisar a los heridos, debía conseguir un médico, urgente y regresar al pueblo no era opción, menos con lo que había pasado y lo que Edward había dicho, la única persona que les podría ayudar vivía, a una distancia relativamente cercana.

Tres días después volvió junto a Duncan a reconocer de entre los cuerpos a su tía, lo que fue imposible ya que dada la condición en que quedaron los cuerpos, no fue posible reconocerla, así que opto por donar una fuerte suma para dar una digna sepultura a los cuerpos que no fueran reclamados en una simple y sencilla ceremonia.

Habló con la policía indicando que ella y su hermano no se encontraban en el convento al momento de desatarse el fuego, ya que estaban en una cena, que al percatarse del siniestro trataron de ingresar por la parte trasera del convento, pero que fueron atacados por unos hombres en un carro negro, lo que les obligo a huir y refugiarse en casa de un amigo de sus padres, en un pueblo cercano.

Obviando completamente que habían rescatado a Edward y Candy.

Hablo con el jefe de policía y el alcalde, contrató a un detective para estar al tanto de la investigación que se había iniciado, ya que sospechaban que había sido premeditado.

FIN DEL FLASHBACK

Los rebosantes rayos de sol se reflejaban en el cristal, sus dedos lo movían la figura buscando sus destellos tornasolados, le hablaba al oído para que pudiera escuchar, ella se acercaba para apenas oír lo que él le relataba.

Su cuerpo delgado, necesitaba apoyo, una ráfaga de viento levantó la tierra seca de suelo, la que traviesamente se coló en sus ojos.

Haa. – llevando sus manos en reflejo a sus ojos, una mueca de molestia y dolor en su cara-

Tranquila, déjame limpiarte -sacando su pañuelo blanco-

Será mejor que entremos, se levantó con cuidado ayudándole a estabilizarse, por instinto ella tanteo con sus manos hasta estar segura aferrándose a su brazo.

Muy despacio, Paul la traslado hasta el sillón del salón, la sentó y subió sus piernas a acostándola completamente.

Candy, preciosa ya vengo. – salió de la habitación y se apoyó tras la pared

Ella sólo asintió, quedándose sola en completo silencio.

FLASHBACK DE CANDY

Sentía la cabeza abombada, pero por más que trataba de enfocar no veía nada, solo logré ver algo borroso en la parte periférica de mi visión, el resto estaba sumergida en una profunda oscuridad, escuchaba las voces lejanas en eco, casi no entendía que decían, sobresaltada di un grito desesperado tratando de incorporarme, sólo logré sentir unos brazos con su inconfundible aroma a English Lavender que tanto me agrada, era Paul, lo reconocí de inmediato.

Paul, no puedo ver, Paul – desesperada moviendo sus piernas-

Paul ¿eres tú? respóndeme, háblame por favor -

CANDY– casi gritando-

Inmediatamente gire mi cabeza, desde donde escuche que me susurraron.

Candy, cálmate, soy Aimee estas a salvo, Edward también, Duncan es amigo de mis padres y es el médico, te va a examinar. – hablando muy fuerte-

Candy, se calmó, el doctor comenzó la revisión sus ojos y sus oídos, cambio las vendas de su curación de cabeza.

Mmm…

-Duncan se acercó a su oído y hablando fuerte- Quédate tranquila Candy, Aimee me dijo que eres enfermera, esto es temporal y es una inflamación por la contusión de tu cerebro, que está oprimiendo el nervio óptico y el sistema auditivo, necesitas descansar. – salieron de la habitación-

Me quedé sola, el silencio me ayudo a calmarme, pero de pronto todo el peso de mi angustia desató un derrumbe de imágenes que vinieron a mi mente, aquella noche no podré arrancar de mi alma, la Hermana María quedó atrapada en el pasillo - llevándose las manos a la cara- lo peor de todo es que no sé muy bien que pasó, recuerdo el humo y los gritos – Tapándose los oídos, como si escuchara-.

¿Como llegamos acá? ¿Cómo nos rescató Aimee y Paul?

lo único que recuerdo que uno de los ladrones atacó a Paul, yo iba a ayudarlos cuando algo me golpeó la cabeza.

FIN DEL FLASHBACK DE CANDY

FLASHBACK DE PAUL

Cuando vi la verdadera pira en la que se había convertido la edificación un fuerte desespero me inundó, la tía Clarisse junto todas esas gentiles religiosas estaban ahí, Edward y la hermosa Candy. Tratamos de entrar, pero las paredes eran demasiado altas, jamás imagine que era ella y Edward los que cayeron por la muralla, en medio del incendio, sus ropas olían a azumagado, sus cuerpos calientes y mojados de sangre, se confundía con la negrura del hollín, gran parte del pelo de Candy olía a chamuscado, pensé que morirían en cualquier momento, pero me di cuenta que era Edward el que sangraba, ella estaba inconsciente, los subimos rápidamente al carro para llevarlos al hospital, en un momento de lucidez Edward pidió que escondiéramos a Candy, pero se desató un mar de confusiones, sentí que algo caliente me impactó fuertemente en el hombro, pronto vi la sangre correr, no sé qué me pasó, me desvanecí por un momento, pero los gritos de Aimee me volvieron a la realidad.

¿Quiénes eran esos tipos que nos disparaban?

Me mantuve todo el tiempo con la cabeza agachada, mientras los perdíamos, presionando la herida de Edward para contener a hemorragia, cuando al fin los habíamos burlado Aimee me reviso, afortunadamente la bala ocasionó un feo raspón, cuando llegamos a la finca de Duncan, eran cerca de las 1:30 de la madrugada.

FIN DEL FLASHBACK

Paul, ¿Como está Candy?

Preocupada, tiene miedo a quedar ciega y sorda.

Mira – Enseñándole una pila de periódicos y mascando una manzana-

Duncan la reconoció de una nota del Periódico, es de hace unas semanas, así que le pedí a Jonás que me buscará los ejemplares desde el día del incendio.

¿Ella es una Ardlay? ¿De los del Banco Ardlay de Londres?

Pero si es enfermera.

Cállate idiota, que estupidez la que acabas de decir, eso que tiene ver. – pegándole con el periódico en la cabeza y con los brazos en jarras-

Yo soy mujer y he ganado carreras de automóviles de hombres y el próximo año correré en la primera versión de Le Mans, así que no tiene nada de malo ser rica y buena persona, Candy eligió ser enfermera, para ayudar, Paul con esa mentalidad hermanito, ella jamás te verá con otros ojos. -Mirándolo fijo- te he visto como la miras, te gusta, así que no te atrevas a negarlo.

No lo niego, es una dama hermosa y encantadora.

Aimee, hay que avisar a su familia.

Siii lo sé, pero lo peor es que su familia la cree muerta, espera… a ver, sí, este, mira – indicando con el dedo sobre la página- acá está su obituario.

Llame al corporativo, preguntando por el Sr. Ardlay, pero dicen que está de viaje, cuando me preguntó por el motivo de la llamada no le podía decir que Candy está viva, iba a pensar que estoy loca o que soy una embaucadora.

Por lo demás no creo que esté de viaje, mira este otro, el Patriarca de la familia se accidentó en un atentado el mismo día que se desató el incendio.

¿Entonces crees que todo fue premeditado?

Hay por Dios Paul, porque diantres nos atacaron a balazos de la nada esa noche y porque Edward pidió que la escondiéramos, ¡es obvio!

Todo está revuelto, creo que el único que nos puede ayudar a dilucidar esta confusión es Edward, nos ayudará a juntar las piezas, por lo demás es muy posible que la hayan tenido oculta en el convento, pero ¿por qué?

Le pedí a Duncan que aún no hable con la policía y accedió ya que conoce Edward en el ámbito profesional. El detective me mantendrá al tanto de evolución de la investigación, creo que tendremos que mantenernos en alertas, esos tipos deben andar por ahí.

Ella, se ha cerrado completamente a hablar de lo que pasó ese día, está preocupada por Edward y las veces que le he preguntado llora y lo único que repite es que eran ladrones, pero no sabía que es lo que buscaban

-Duncan ingresa interrumpiendo la plática-

Paul, Aimee, que bueno que los encuentro, acabo de revisar a mis pacientes y por lo que veo Candy necesitará una operación, si de aquí a unas semanas no comienza a recobrar la vista, la sordera es parcial poco a poco está cediéndola inflamación, por lo pronto debe guardar reposo y estar tranquila, iremos viendo su evolución, en cuanto a Edward en unas semanas estará perfectamente ya que la infección ha cesado.

CONTINUARA…