hola y Bienvenidos al ultimo cap. de la institutriz, si ya lo habían visto por ahí y lo leyeron, bien y si no sorpresa. nwn.

Este capítulo se lo dedico a Maria Violet, espero le guste. La amo demasiado :"3 Un abrazote.

Sin más espero lo disfruten w


Una cicatriz por amor (Final)


Shindou y Akane volvían de haber pasado una hermosa velada, estaban platicando amenamente hasta que el auto en el que viajaban se detiene abruptamente, ellos miran al frente al igual que su chofer por la cantidad de policías y bomberos que había, en sus ojos se reflejó el terror ya que su hogar estaba casi en llamas ya que estaban controlando el fuego.

Sus cuerpos de inmediato se pusieron en marcha así saliendo del auto y correr para buscar a Hiroshi, no se les permitió pasar ambos estaban gritando con desesperación su nombre hasta que un bombero se abrió paso con el pequeño en brazos, los dos estaban un poco más aliviados y esperaban que no hubiese sufrido algún daño irreparable.

De inmediato lo llevaron a la ambulancia para ir al hospital, algunos de los sirvientes también fueron rescatados y otros lograron escapar. Para fortuna el pequeño estaba bien, solo que asustado. Fue atendido y con un pronóstico positivo.

- Hijo mío. – Shindou lo abrazó y lloró fuerte porque sintió que se le desvanecía entre las manos.

El chico de igual forma lo abrazó. – Papá, no te preocupes más, estoy bien.

Mientras ellos pasaban un momento reconfortante, Akane sintió culpa por todo lo que estaba pasando, desde que ella llegó a sus vidas hubo extraños sucesos. ¿Por qué justo él había entrado en su vida?

Aquella noche todos fueron a la mansión que tenía a las afueras de la ciudad, solo necesitaban acomodarse, el cuidador de dicho lugar al saber lo que había sucedido de inmediato fue a preparar las habitaciones, Shindou se ofreció para terminar rápido, Akane también lo hizo.

El mayordomo se interpuso y los sirvientes que estaban, así que el castaño optó para que entre todos ayudaran, Akane y él terminaron por acondicionar la habitación en la que dormirían en los próximos días, ellos se acostaron en la cama y justo en medio Hiroshi se mente entre ellos ya que le habían dado de alta esa misma noche.

- Es agradable tener a una nueva madre.

Akane sonrió por las palabras del niño, lo abrazó y besó su frente. En cuanto el pequeño se durmió ambos se pusieron de pie y el castaño contempló que no se habían cambiado para dormir así que le ofreció su pijama que le quedaría algo grande pero perfecta.

Ella se volvió a meter bajo las sábanas para dormir junto a Hiroshi y el castaño solo avisó que iría a hablar con los sirvientes para saber mejor las cosas ahora que estaba más calmada la situación enterándose de que la que había provocado el incendio había sido la ex novia; sintiendo enojo e incapaz de perdonarla, llamó al oficial que estaba a cargo de su caso, el cual estaba en la escena del siniestro justo parado en frente de un recipiente casi derretido de gasolina.

- No se preocupe, no llegará muy lejos si la empezamos a buscar. – De inmediato empezaron a buscarla, pero parecía que se la había tragado la tierra ya que al llegar el amanecer los reportes que recibió el castaño fue que no pudieron dar con su paradero.

- Ella es un peligro. No pensé que fuese capaz de hacernos esto.

Akane en ese momento se había levantado junto a Hiroshi, justo escuchan parte de la conversación, la culpa de Akane había aumentado, el pequeño la abrazó ya que sentía miedo.

- Abrázame mamá.

Akane ante la palabra "mamá" sintió un vuelco en el corazón y mucha sorpresa ya que, aunque sabía que llegaría a ser más adelante parte la familia y Hiroshi sabiendo que ella ocuparía el lugar de su madre le costaría llamarla de esa manera, o eso creía hasta ese momento. Sin dudarlo lo abrazó fuerte y besó dulcemente su mejilla.

- Descuida mi pequeño yo te protegeré. – dijo al mismo tiempo que lo cargaba en brazos.

Ambos entraron al salón, Akane hizo notar su presencia, su rostro lleno de angustia por lo que estaba pasando, Shindou se acercó y les dijo que no se preocuparan, la castaña dijo que se sentía culpable, ambos la miraron, más él le dijo que no tenía la culpa de nada.

- Yo no la amaba de verdad, estaba con ella para compensar mi soledad más tu llenaste y cambiaste mi vida y la de mi hijo. Te amo. - Él besa sus labios y se separa rápidamente ya que Hiroshi empezó a gritar lastimando sus oídos por lo feliz que estaba. – Bueno me alegro de que tus pulmones sigan intactos con lo de anoche.

- Tuve miedo, mucho de verdad.

Entre los dos lo abrazaron, al rato ya estaba el desayuno, mientras Akane y Hiroshi estaban comiendo animados, el castaño apenas y tocaba bocado ya que lo sucedido la noche anterior no salía de si mente y pensar que su asistente estaba ahí afuera y quizás esperando atacar.

Aquella mañana las nuevas prendas llegaron para todos, la mansión se encontraba en una zona con vistas al mar, algunas veces era el lugar donde venía a descansar cuando vivía su esposa, pero dejó de visitarla con regularidad para centrarse en su hijo y su seguridad. Hiroshi había estado anteriormente y vagos recuerdos inundaban su mente junto a su madre.

La olas del mar y las gaviotas trajeron aquellos recuerdos, luego volteó y miró a su padre junto a Akane. Mientras ellos conversaban el se dedicó a jugar con la arena a ver que encontraba enterrado. El clima no era apto para estar bañándose en el agua, hacía algo de frío y el cielo era de un azul grisáceo.

Shindou tomó la mano de ella mientras disfrutaba de su compañía tan dulce y sincera. A pesar de la situación en la que estaba experimentaba alegría al tenerla y no quería que a ella le pasara algo y sufriera el mismo destino de su fallecida esposa. El momento fue interrumpido por una llamada, se le solicitaba en la empresa para arreglar unos asuntos con respecto a su mansión que fue casi consumida por las llamas, Akane llamó a Hiroshi para que entrara.

Al rato cuando ya estaba listo para salir ordenó que no abandonaran la casa. – Volveré por la noche. – se despidió de Akane con un beso en los labios y de Hiroshi con una caricia en sus alborotados y rizados cabellos.

La tarde pasó lentamente, Akane le leía una historia al niño, a mitad de esta comenzó a llover y Hiroshi miró por la inmensa ventana de cristal, Akane paró un momento y el chico la volteó a mirar.

- Mami, ¿Cómo serán nuestras vidas de ahora en adelante?

- La verdad no lo sé, pero te prometo que si nos mantenemos unidos todo estará bien. - Akane sonrió y en ese momento llega una de las mucamas con un recado que la castaña había pedido unas horas atrás.

Hiroshi estaba intrigado por lo que había en el paquete. Más Akane no le contó lo que había en el interior y le pidió quedarse en el salón en lo que ella subía arriba, una vez en la pieza sacó la caja de la bolsa y fue al baño a realizar una prueba de embarazo, estaba nerviosa ya que aquella noche fue todo tan repentino que no tuvieron tiempo de cuidarse, su amor surgió tan mágicamente que no hubo tiempo de nada y solo se entregó por que hace mucho que sentía cosas por él.

Esperó y el resultado fue negativo, sintió alivio y decepción a la vez. – Tal vez no es el momento. – Suspiró y tiró todo a la basura. Lavó sus manos y volvió al salón para estar con Hiroshi, pero el chico seguía intrigado. - ¿Seguimos con la lectura?

El chico negó. – Quiero comer algo.

Akane se fue directo a la cocina y el pequeño salió de la habitación para ir arriba ya que anteriormente la había visto camino a la pieza. Entró, pero no notó nada extraño, revisó los cajones, debajo de la cama, pero nada, solo faltaba el baño y al entrar la papelera tenía muy poca basura así que solo se asomó y vio la caja y lo que ponía escrito, así que sus ojos comenzaron a brillar. - Tendré un hermanito. – decidió callar para luego preguntarlo.

Para cuando fue de noche Shindou volvió algo cansado, la cena fue servida hablaron un poco de las cosas y Hiroshi mencionó el tema de tener un hermanito ahora que eran novios, Shindou se atragantó y Akane no sabía que cara poner así que solo bebió agua para no decir nada al respecto. – Quiero un hermano para jugar y poder enseñarle.

- Hijo creo que aún no es el momento para darte un hermano.

- Pero... es que.

Akane en ese momento aun sintiendo incomodidad dijo lo de la prueba. – Quise saber si esperábamos a un bebé, pero no. – Shindou y Hiroshi se sintieron algo desilusionados.

- Entonces ¿Cómo se hacen los bebés? – en ese momento ambos intentaron cambiar de tema mientras algunos de los sirvientes solo reían a ver que ambos no podían con el tema.

- Creo que es hora de que te prepares para ir a la cama. – Dijo Shindou, Akane se levantó para ayudarle a prepararse.

Cuando Hiroshi se hubo dormido, ambos salieron al balcón un rato, hacía mucho frío y podía notarse el vaho cada vez que hablaban y respiraban. - Así que hiciste la prueba.

- Si, después de aquella noche tenía que saber si había pasado. Tenía una pequeña esperanza, pero no ocurrió. Y si yo nunca...

- Bueno aún eres joven.

Akane lo miró y le recordó que cuando se conocieron el no opinaba lo mismo. – Bueno eso lo dije porque no sabía cómo llamar tu atención. - dijo con algo de sonrojo y reproche hacia sí mismo. Akane posó su mano y lo perdonó por no saber cómo conquistarla, aunque al final lo logró.

Volver a reconstruir la Mansión llevaría tiempo, se acercaba el fin del otoño y Shindou aún no tenía noticias de su ex, quería que pagara por todo el daño que había causado y no le perdonaría el haber intentado asesinar a su hijo. En todo ese tiempo ella había logrado burlar a las autoridades, sabía que el pequeño se había salvado y necesitaba deshacerse de él y ver al mayor sufriendo. Los sirvientes afectados habían vuelto y otros decidieron renunciar tras ser indemnizados.

Era muy noche cuando Hiroshi se despertó de golpe tras escuchar un maullido algo desesperado fuera, así que fue a ver tratando de que ambos adultos no se dieran cuenta, al bajar notó un pequeño gato así que abrió y trató de no asustarlo mucho, Akane al sentir que la cama estaba vacía en medio se levantó y fue a buscarlo, lo encontró con el pequeño gato en sus manos. Ella le llamó la atención por haberse levantado y no avisar.

- Bueno es que papá me da miedo algunas veces y no me gusta que diga no.

- Lo entiendo, ahora ¿qué haremos con este gatito?

- ¿Darle de comer y buscarle una canasta?

Antes de que pudiesen moverse para hacer algo Shindou ya estaba de pie preguntándose por qué ambos estaban hablando muy bajo y despiertos a esa hora. Los dos se aterraron y el gato maulló haciéndose notar, esperaban una reacción de enfado por meter a un gato de la calle, pero fue lo contrario ya que el mayor sonrió tontamente y no dijo nada al respecto.

Le brindaron comida y un lugar para que estuviese cómodo, Hiroshi estaba feliz con su nueva mascota. – Le llamaré pompón.

- Bueno ya que lo nombraste es hora de dormir. – Dijo Shindou, así que todos subieron para volver a dormir.

Los siguientes días Hiroshi se la pasaba en compañía de su gato, Akane seguía con su labor de maestra que aún no acababa de terminar y tras perder casi todo tuvo que esperar el reemplazo de los materiales, en las festividades que estaban casi a unos días de llegar, se suspendieron los estudios.

La casa estaba adornada para el 25 de diciembre, había más movimiento esa noche, Hiroshi estaba admirando el árbol y los obsequios que había debajo, para ese día vendrían amigos y familiares. Akane estaba más que nerviosa por que vendrían los abuelos maternos de Hiroshi.

Fueron llegando amistades conocidas y otras no tanto para la chica. Un viejo amigo del castaño llegó saludando hasta que posó su ojos sobre la peli ceniza que estaba parada con la timidez reflejada en su rostro. – Buenas noches. – Hizo una leve reverencia, extendió su mano para tomar la de ella y besarla. – Kirino Ranmaru, amigo de Shindou Takuto. ¿Qué hace tan solitaria una bella dama como usted?

- Pues un gusto, Yamana Akane, pro...- iba a decir algo cuando escucha a Hiroshi gritar emocionado "Abuelo, abuela" así que decidió callar.

Kirino al ignorar que se trataba de la prometida de Shindou se la llevó del sitio a las afueras en el balcón para platicar, enterándose de que era la maestra particular del hijo de su amigo. – Supe que se comprometió con su asistente, por cierto ¿Dónde estará?

Akane notó que Shindou se reservaba muchas cosas. – Es que bueno... ellos terminaron hace meses.

- ¡¿Qué?! Oh vaya, no me lo esperaba, parecían tan enamorados. - Kirino la miró tan indefensa, sonrió ya que le interesaba la joven chica, ella sabía sus intenciones y trató de mantenerse al margen. En eso llegó Shindou ya que llevaba rato buscándola.

- Aquí están, veo que ya se presentaron. – Shindou se puso al lado de ella. – No te lo dije antes, pero esta hermosa mujer es mi nueva prometida. – Akane se sonrojó y Kirino abrió los ojos por la sorpresa.

- Me lo hubieses dicho, así no me habría hecho ilusiones de conquistarla. -dijo algo molesto, pero podía manejarlo.

- Eh, eh, eh, es mía además te contaré todo lo que ha pasado. - Shindou tomó a Akane de la mano y fue relatando lo sucedido hasta que llegaron con el resto de las personas. Pronto se serviría la cena de Navidad, pero antes hizo su anuncio en donde todos pusieron atención; declarando esa noche su nuevo compromiso con Akane.

Los padres de la fallecida esposa solo hicieron una leve reverencia aceptándola ya que no se opondrían a que Shindou siguiese sin una compañera y veían en la joven aquella amabilidad que de igual forma tenía su hija.

Todos fueron a la mesa para iniciar con el banquete, en las afueras una figura femenina miraba los movimientos del interior, ya que esa podría ser su vida en este momento y no tuviese la necesidad de huir y ocultarse de las autoridades, pero no descansaría hasta haber acabado con lo que inició. Después de la cena Shindou tocó el piano deleitando a todos con melodías navideñas y Hiroshi iba a abrir sus obsequios en compañía de sus abuelos tanto maternos como paternos.

La noche pasó volando y todos los invitados se fueron, el peli rosa se despidió de su amigo y de Hiroshi, de Akane se despidió tomando su mano y besándola. – Fue un placer conocerla.

- Lo mismo digo. - Akane sonrió y se despidieron. Hiroshi ya tenía sueño así que lo llevaron a cambiar para que durmiera en compañía de Pompón.

Shindou había apartado el salón para los dos, cerró las puertas y cortinas, encendió la chimenea para que calentase el sitio y que se viera romántico, se acercaron y comenzaron a bailar lentamente, disfrutando del momento a solas, ella posó su cabeza sobre el hombro de él, Shindou estaba más que alegre por tener a una chica tan maravillosa a su lado.

Luego de aquel baile, ambos fueron a sentarse sobre la mullida alfombra frente a la chimenea, él la hizo acercarse para besarla a lo que ella correspondió y lo rodeó con sus brazos, poco a poco se iba incrementando la pasión y con delicadeza fue retirando las prendas de su amada Akane, la luz que emitía el fuego se reflejaba de manera hermosa sobre su pálida piel con sus cálidos tonos, ella estaba ruborizada ya que los ojos carmesí del castaño la miraban de arriba abajo, la última vez no pudo hacerlo, en esta oportunidad apreciaría cada parte de su cuerpo. – Te amo Akane. – Dijo para luego lanzarse sobre sus labios. Shindou le hizo el amor, ambos disfrutaron de ese encuentro tan pasional, terminaron agotados, él la abrazó y ella sonrió.

- Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, te amo desde el primer instante que te conocí, aunque me costó ya que estabas en una relación y no quería arruinar las cosas.

- Mi bello ángel yo igual sentí aquel primer encuentro mágico, mi corazón latió de forma diferente al verte.

Ambos se quedaron abrazados, tenían una manta con estampado de tartán escocés que había dejado ya que lo tenía planeado. Antes de que saliera el sol se levantaron y vistieron para ir a la habitación y darse un baño juntos ya que esta vez Hiroshi ya tenía habitación propia podían hacer y deshacer a su antojo, como volver a hacerlo y que nada los interrumpiera.

En los siguientes días pasado año nuevo Kirino estaba de visita casi todos los días ya que le encantaba ver a la joven y no se cansaba de admirar su belleza y ternura. Shindou notaba el interés y no dudaba en decir lo que pensaba, pero el peli rosa lo negaba ya que, aunque la admiraba no se metería con ella, aunque también estaba para pasar un tiempo con Hiroshi.

Algunas veces lo llevaba consigo para que se distrajera y su maestra descansara, lo llevaba a sitios entretenidos, el pequeño jugaba con Kirino y se habían vuelto amigos, lo que ambos no sabían es que sus movimientos eran estudiados, los días que salían y las veces en que Akane los acompañaba.

Shindou estaba más ocupado por todo lo de la mansión y su trabajo, Hiroshi ya tenía siete así que se le había hecho una fiesta a lo grande, al día siguiente de tan agotador evento Akane se levantó con mareos asociando aquel síntoma por comer cosas dulces, luego a la hora del desayuno no pudo con las náuseas y salió corriendo, solo estaban ellos dos ya que Shindou se había ido más temprano. Hiroshi estaba preocupado así que luego fue con ella ya que venía saliendo del baño algo pálida. – ¿Se encuentra bien? - Preguntó ella afirmó, luego quedó pensativa ya que ahora recordaba lo que había estado haciendo con más regularidad.

- Hiroshi, ve a cambiarte que hoy iremos a pasear con Kirino-san.

- ¡Si!- el chico salió gritando muy enérgicamente del comedor para ir a su habitación a vestirse; al rato Akane fue a supervisar si ya estaba listo, luego fue a su pieza para arreglarse un poco, Hiroshi iba bajando las escaleras y el mayordomo se acerca anunciando que ya había llegado Kirino. El niño fue a abrazarlo y saludarlo.

- Hola campeón ¿listo para un día de diversión?

- Como siempre.

El peli rosa preguntó por Akane, el pequeño solo dijo que estaba arreglándose, el mayor miró hacia arriba para ver si venía, pero aún no. – Tu futura madre es muy hermosa, lastimosamente he llegado tarde a su vida.

- ¿Te gusta ella?

- Solo un poco, es la novia de tu papá y respeto su relación.

Akane bajó ya lista, Kirino la elogió y ella se sonrojó por los cumplidos, luego fueron en el auto designado ya que el chofer tenía que cumplir las órdenes de Takuto de llevarlos a todos lados.

Fueron a un lugar recreativo para que Hiroshi se divirtiera, habían muchos niños y él rápidamente hizo amistad con algunos para jugar, ellos se quedaron sentados en una mesa para vigilarlo. Hablaron para pasar el tiempo, él invitó las bebidas, en la mesa de al lado había una pareja sentados escuchando la conversación.

Akane comentó lo que ocurrió en la mañana así que el peli rosa asumió que podía estar embarazada. Ella se ruborizó. – Tranquila, es normal que pasa cuando dos personas se aman, aunque si soy sincero me gustaría haber llegado antes a tu vida.

- Bueno así es el destino.

- Aunque me alegra que mi amigo haya encontrado a una mujer como tú, aunque a veces es muy despistado y tonto.

La mujer que estaba a su lado apretó los dientes al saber que posiblemente esperaba un hijo, la exasistente estaba ahí había cambiado mucho de su aspecto para no ser reconocida. Luego se fueron de esa mesa, Akane y Kirino estuvieron viendo el menú para la hora del almuerzo, Hiroshi llegó cansado y con sed, así que bebió de su botella de agua para luego tomar asiento y tomar el menú infantil y ver que iba a ordenar.

Mucho más tarde Hiroshi estaba contándole a su padre lo bien que se lo estaba pasando, el teléfono era de Kirino así que luego se lo pasó. – Lo llevaré a la casa para el atardecer, se la está pasando como nunca. – Shindou agradeció por cuidarlos mientras el atendía los asuntos que tenía, luego pidió hablar con Akane así que hablaron, para ese instante la joven había olvidado aquel asunto de su embarazo.

Ellos siguieron hasta que casi se había puesto el sol, al salir Kirino las deja un momento ya que se iría a comprar un recuerdo para Shindou ya que no pudo asistir, Akane dijo que irían al vehículo ya que desde ahí lo visualizaba, cuando iban ambos caminando una furgoneta color negra se detiene ante ellos y de él salen dos hombres ambos se aterraron ya que no venían con buenas intenciones, el chofer al ver acudió por que ya estaban forcejando Akane y Hiroshi para no ser llevados, del vehículo salió el ex de Akane y golpeó al hombre dejándolo en el piso, a ellos los metieron dentro no sin antes quitar de Akane aquel anillo y del niño la pulsera ya que de antemano la mujer sabía que ahí se encontraban rastreadores ya que se enteró poco después que ambos tenían. Una vez volvió Kirino al sitio no los vio, pero al chofer tratando de recuperarse.

De inmediato llamó a Shindou para que fuera a la estación que ahí estaría junto con el chofer que dijo todo lo que había acontecido. Estando ya en la estación hizo la declaración de los hechos, luego llegó Shindou mortificado y angustiado, pidiendo una explicación.

- Lo siento tanto ha sido culpa mía, no debí dejarlos solos.

- ¡Maldición! – Shindou se acercó al oficial. – ¡Por favor encuéntrelos! Son todo para mí. Quien sabe por lo que estarán pasando. - se le entregó la pulsera y el anillo así que se sentía incapaz de poder hacer algo.

Era un cuarto con una cama y una silla, Akane despertó gracias a que Hiroshi la estaba llamando y lo encontró llorando, de inmediato se levantó para abrazarlo y tratar de animarlo, aunque ella estaba temerosa de lo que pudiesen hacerle a ambos, la puerta se abrió dejando ver a un hombre, Akane de inmediato lo reconoció. - ¡¿Tú?! Pero ¿Qué te pasa? – Akane se acercó para reclamarle y golpear su pecho. - ¿Por qué haces esto?

El sujetó sus muñecas para que no siguiera. – Te pedí volver, querida Akane, más tu me rechazaste.

- Ya no te amaba, me dejaste por otra, que descaro tienes para pedirme algo así.

- Bueno solo vine a decirles que se vayan olvidando de volver a casa, no pediremos rescate por ustedes. – Akane dio unos paso para atrás para estar con Hiroshi. – Los mantendremos aquí hasta que mi amiga decida qué hacer con ustedes.

En ese instante entra la ex de Shindou con un arma en mano. – Hola, hola.

Shindou al salir de la delegación miró aquellos rastreadores y se preguntó dónde estaba la cadenita de Hiroshi, si ellos habían quitado estas dos prendas para no ser encontrados. – Creo que tenemos la ubicación. – dijo a su amigo, así que dio la vuelta mientras sacaba el móvil y buscaba la aplicación, al llegar nuevamente mostró su móvil, ahí aparecía un punto rojo, donde estaban escondidos. Sintió como su vida volvía, pero rogaba que nada malo les hubiese pasado.

En aquel sitio la chica hizo que se llevaran a Hiroshi para tener una plática con Akane, diciendo todo lo que tenía guardado, insultándola, pero la castaña tampoco se dejaba. – No puedo creer que tú me lo hayas quitado todo en solo unos días de tu llegada. Me tomó mucho poder conquistarlo.

- Yo no quise involucrarme, pero él se interesó en mí porque no te amaba lo suficiente, además yo amo a Hiroshi como si fuera mi propio hijo uno por el cual defendería con mi vida.

Ella la miró tras decir aquello y sacó un arma que traía consigo guardada en su abrigo. – Maldita, me lo quitaste todo – Le apuntó, Akane estaba aterrada, hasta que ambas escucharon un pequeño escándalo fuera y bajó el arma. – Pero primero te haré sufrir, por que no pudiste hacer nada por ese pequeño mocoso.

Ella se fue para ir con el niño que estaba muy asustado y tratando de defenderse ya que para soltarse había mordido la mano del ex de Akane. Y los demás estaban ahí tratando de atraparlo, ella se apareció y vio lo que ocurría. - ¡Inútiles, es solo un niño y no pueden con él! – Hiroshi en eso se detiene y le llama bruja haciéndola enojar. – Siempre fuiste un estorbo para mí, por eso en cuanto me casara con tu padre te iba a mandar lejos. Pero los planes cambiaron así que adiós hijito querido de Takuto.

Ella apuntó y al estar baja su guardia Akane lo impidió y fue a protegerlo de ella. – ¡No, a él no! Hazlo conmigo pero no le hagas nada.

- ¡Mamá! ¡No!- Hiroshi se aferró a Akane justo en ese momento es cuando llegan los oficiales, en ese momento los rehenes sintieron algo de alivio, en eso ella maldice su suerte, ya que estaba segura de que ambos no tenían más rastreadores, luego Hiroshi mostró su cadenita que traía escondida bajo la ropa.

- Maldito niño, a los dos los detesto con el alma. – Los oficiales abren la puerta y apuntan a los otros pidiendo que bajen las armas, así que ellos lo hacen, pero la joven mujer no, Shindou intenta persuadirla para que no hiciera algo tonto, ya que estaba apuntándole a Hiroshi. – ¡No te metas, aléjense o si no mato a Hiroshi!

- Entrégate, ya has hecho mucho daño.

Akane viendo la posibilidad de que Hiroshi escapara le dijo que corriera, el chico lo hizo ella apuntó y antes de lograr su cometido Akane para salvarlo recibió aquel disparo en un costado, y fue cuando los oficiales la detuvieron, tanto Shindou como Hiroshi gritaron al verla desangrándose en el suelo. Al momento llamaron a una ambulancia, pero no habría tiempo.

El castaño fue con ella. – Mi amor, no tu no.

- Si llego a morir, no olvides que te llegué a amar mucho y a Hiroshi. – empezó a cortársele un poco la respiración cuando hablaba. – Además creo que... esta vez habíamos logrado embarazarnos.

Eso hizo que Shindou se sintiera destrozado, ya que perdería a su prometida y a su futuro hijo.

Camino al hospital estuvo en todo momento a su lado tratando de que se mantuviera despierta; las horas y minutos se hicieron eternos, Shindou caminaba en la sala de espera de un lado a otro, en tanto Kirino estaba ahí cabizbajo, ambos esperaban alguna noticia y solo veían como enfermeras y doctores entraban y salían sin decir mucho, además ya se había confirmado lo del embarazo. En la madrugada ella salió de sala de urgencias, a recuperación.

- Señor Shindou, ha sido duro, pero logramos estabilizarla. – ambos suspiraron de alivio, ya verían como evolucionaba con el tiempo, además la bala no tocó al nuevo ser que ella estaba esperando.

La mañana llegó y Akane despertó, no se movió, solo observaba el lugar en el que estaba, una habitación cómoda, junto a su cama había un florero vacío, giró la cabeza en dirección a la puerta que acababa de deslizarse viendo como Shindou entraba con un ramo de flores para ella. – Amor ya despertaste.

- ¿Qué sucedió?... pensé que moriría.

El se acercó y mientras acomodaba las flores dijo. – Los doctores hicieron todo lo posible para salvarte, fue un milagro... me moriría de tristeza nuevamente...- dijo con su voz comenzando a quebrarse poco a poco al punto de llorar, provocando que la joven peli ceniza se alarmara por la reacción de él. Se acercó a ella y besó sus labios y se separó un poco. – Te amo dulce Akane, amor de mi vida. – Ella correspondió con una gentil sonrisa, sintiéndose la mujer más alegre y afortunada del mundo por haberlo encontrado.

Tiempo después de su recuperación una ceremonia entre familiares y amigos se realizaba para celebrar la boda entre Shindou y Akane, las campanas sonaron, las inmensas puertas de la iglesia se abrieron justo salen ambos, ella sujetaba su brazo, blancas palomas fueron soltadas y volaron cerca de ellos, las personas lanzaban arroz muy alegres, abrazos y felicitaciones; en la recepción todo fue alegría, Hirohi ahora bailó con su nueva madre, hubo brindis y unas palabras de Kirino hacia la feliz pareja.

Al final cuando ambos se despedían, Kirino se quedaría a cargo de Hiroshi. – Nos la pasaremos increíble mientras tus padres no están...- al voltear a su lado se percata que el pequeño no estaba a su lado y miró a la limusina algo aterrado porque el vehículo ya estaba en marcha.

En el interior ambos estaban muy felices dándose dulces besos así que ese momento fue interrumpido por Hiroshi que bajó la ventana y los miró desde el asiento delantero sonriente- ¿A dónde iremos de luna de miel? - con aquella pregunta inocente ambos no sabían que hacer ya que Shindou quería pasar un poco de tiempo con su amada Akane, iba a detener el auto cuando Akane lo detiene y niega aceptando que el pequeño viajara con ellos.

- Hiroshi, nos divertiremos un montón pasaremos momentos entre familia. – dijo Mirando a su medio enojado esposo para que no le echara un largo sermón de porqué los niños no deben ir a la luna de miel de sus padres, además en unos meses serían una familia de cuatro y eso les hacía muy felices, pero ahora iban a disfrutar juntos.


Fin... Gracias por leer. :")