La noticia de su reciente relación había sido bien acogida tanto por Lily como por Remus. Ambos habían prometido mantenerlo en secreto de James. Pero tanto Sirius como Severus tenían que admitir que Remus no sabía disimular muy bien. Por alguna razón Remus había decidido que una tarta de tres pisos de chocolate (con leche, puro y blanco) era un buena idea para celebrar que por fin habían dejado ambos su orgullo de lado. Pero Severus dudaba de que James fuera tan cegato como para no percatarse de algo. Y sirius bien, desde que vivía con Remus había empezado a odiar cada vez más el chocolate, a pesar de que desde la llegada de Severus el consumo del mismo al repartirse las comidas se había reducido a la mitad. Pero eso no evitó la confrontación que tuvieron Remus y Sirius justo antes de comer. Sirius había intentado tumbar la tarta y tirarla al suelo pero Remus lo pilló en el acto y prácticamente había puesto un centenar de hechizos protectores a la tarta para evitar que se acercara a ella. Severus lo había visto todo desde el sofá del salón.

-Has escalado un nuevo nivel en tu obsesión por el chocolate-dijo James cuando fue la hora de comer y se sentó en la mesa.

-No es tanto una obsesión, es útil para muchas cosas-dijo Remus.

-Tienes razón es una adicción-refunfuño Sirius.

-No lo es.

-Si lo es, todos lo sabemos. Hasta cuando Severus va al super te compra chocolate y apenas te conoce.

-Sabes perfectamente porque he hecho la tarta, no puedo creer que me lo recrimines.

-Ese no es el punto. Si no hubiese sido una tarta exagerada habría sido un mousse o cualquier otra cosa.

-¿Por que hiciste la tarta?-preguntó James confuso.

-Hay que celebrar que vamos a prepararnos para el examen de auror-dijo Remus.

-Ah, si-aceptó fácilmente James antes de ponerse a comer.

A Severus le sorprendía que Potter fuese tan ingenuo pero no iba a reprochárselo, estaba bien por él. Engañarle o más bien ocultarle información había sido más fácil de lo pensado aunque tuviese delante de él una enorme tarta muy sospechosa. Dado el caso no tenía problemas con el chocolate como Sirius aunque tendía a coger el puro, los otros si bien no le disgustaban tampoco eran su predilección.

-¿Que vas a hacer después de comer Severus?-preguntó Sirius.

-Tengo un pedido considerable de pociones. Me gustaría terminarlo cuanto antes.

-Te ayudo.

Severus enarco una ceja y reprimió un comentario mordaz.

-No te lo tomes a mal Sirius pero... no eras el mejor en pociones.

-Puedo cortar bien las cosas si me lo propongo.

-Puedo hacerlo yo, pero gracias.

-Mira, necesito practicar para el examen de auror, ¿que mejor que ayudarte? Es matar como tres pájaros de un tiro.

-¿Tres? Soy capaz de encontrar dos razones.

-Si bueno, la otra no es muy productiva, ya sabes...

Severus se sintió enrojecer. No concebía como Sirius era capaz de insinuar ese tipo de cosas delante de los otros dos pero aún así se repuso lo suficientemente rápido.

-La realización y seguimiento de pociones no es algo que se pueda descuidar. Deberías saberlo si quieres hacer algo medianamente decente.

-No estés tan serio, era broma. Una inocente.

Severus resoplo.

-¿Realmente?-preguntó enarcando una ceja.

-Por supuesto. Mira... si no estás satisfecho con lo que hago me iré.

-Esta bien.

Al final, Sirius apenas había podido cortar algunos ingredientes, había estado demasiado absorto observando como trabajaba Severus con el pelo recogido. Siempre le había gustado esa imagen desde el primer momento que lo vio haciendo una poción en su casa. Severus sin embargo, no había apreciado demasiado que se hubiese cortado por hacer el tonto, así que lo había sentado en una silla y únicamente le dejaba observar desde allí porque según le había dicho los ingredientes no se cortaban solos. Había intentado oponerse pero la réplica había sido clara: "No tengo ingredientes ilimitados para que los ensucies con tu sangre" y "no creo que quieras convertirte en un ingrediente". Sin duda, la más efectiva de las dos había sido la segunda, hasta el sabía que la sangre en una poción podía tener efectos muy catastróficos. Pero después de todo, observar a Severus nunca le parecía una mala idea.

Esa misma tarde habían iniciado unos duelos de práctica uno contra uno: Merodeadores vs. Severus, ese parecía ser el nombre que Sirius le había puesto a la práctica. Aunque el objetivo no era otro que aprender algunos hechizos entre todos y ponerlos en práctica para el examen de auror. Para sorpresa de los merodeadores Severus conocía muchos de los hechizos y no eran del todo oscuros, muchos podrían considerarse perfectamente neutros. Si los comparabas, diffindo o bombarda incluso podrían considerarse más peligrosos. Tanto Sirius como Remus se sintieron un poco incómodos al descubrirlo, después de todo lo habían molestado durante 7 años por algo que no había hecho. Pero Sirius se había encargado de mimar a Severus cuando podía y de la forma que podía, sin ser demasiado indiscreto delante de Potter, lo que normalmente enfurruñaba a Severus y divertía a Remus.

En un inicio James había estado feliz de iniciar los duelos, siempre habían conseguido derrotar a Severus pero pronto empezó a no parecerle buena idea, sobretodo cuando en la segunda ronda, el resultado había sido el mismo: había perdido. Y eso, no le había sentado nada bien. Además, por el tipo de maldiciones que estaba usando, James sabía que Severus se lo estaba poniendo más difícil que a los demás, al fin y al cabo era el único de los tres con cortes.

-¿Qué estás haciendo?-protestó Potter.

-¿Disculpa?-preguntó Severus con la ceja enarcada y aún con la varita en la mano.

-¡No puedes usar este tipo de hechizos, no los conozco!

-¿Y? apréndelos

-No voy a aprender artes oscuras-dijo haciendo que Snape se frotara el puente de la nariz.

-Potter, creí que había entrado en tu cerebro de mosquito que no lo son y que, indepedendientemente forma parte del contenido para ser auror. No es mi culpa que a lo largo de 7 años hayas hecho el inútil en lugar de aprovechar el tiempo.

-¿Inútil? Yo no soy el que era vapuleado en el colegio.

Snape apretó los labios en una fina línea antes de decir con una voz sumamente fría:

-Eras un inútil al necesitar 3 personas para encararme, eras un inútil cuando te sentías amenazado porque pudiese quitarte a Lily y eres un inútil al no poder vencerme ahora con escusas tan patéticas como desconocer los hechizos. Bien, Potter, el mundo real no es justo, aquí los magos malos y oscuros que tanto pareces temer no te van a preguntar si conoces o no los hechizos antes de atacarte.

-Entonces, estás admitiendo que eres oscuro.

-Severus no...-empezó a decir Sirius para ser interrumpido por la mano de Severus.

-¡Realmente eres estúpido, si fuera oscuro no podría lanzar un patronus corpóreo, tu mismo lo viste!

Eso al menos hizo que se callara y que saliese de la habitación pegando un portazo. A Severus no le podría importar menos y los otros dos merodeadores no lo detuvieron.

-No se que le pasa-dijo Sirius.

-Solo está celoso de que sepas los contenidos de antemano, deja que se ajuste, es difícil para él-dijo Remus.

-No es mi problema que estuviese holgazaneando durante 7 años-repuso Severus secamente.

-No sabíamos que eras tan bueno con los hechizos. Quiero decir-dijo Sirius aclarándose la garganta-no a este nivel, ya sabes.

-Quizás si todos esos años hubisteis tenido una pizca de decencia para venir de 1 en 1 lo sabríais-dijo mordaz.

-Está bien-dijo Sirius alzando las manos-no quiero pelear por esto, quedamos en dejar el pasado atrás.

Severus asintió simplemente pero los ojos de Remus brillaban con orgullo, parecía que Sirius finalmente estaba madurando. Era difícil de creer que Severus haya sido el detonador, nadie se lo hubiese creído hace uno 1 año. Probablemente Severus no se había quedado a vivir con ellos por las mejores razones y habían tenido muchas piedras en el camino pero ninguna convivencia era fácil y menos con alguien con el que no te llevabas bien pero parecía que finalmente las cosas iban estableciéndose como debían. Por eso, confiaba en que James algún día vería lo que ellos dos habían visto, solo necesitaba algo más de tiempo.

-Venga, hagamos una vuelta más y vayamos a por una taza de chocolate.

-Más chocolate no-gruñó Sirius.

-Es bueno para recuperar energía-repuso Remus.

-Si veo algo más de chocolate después de la tarta de hoy, quemaré todos tus suministros.

Pero quizá decir eso, no había sido la mejor respuesta. Los ojos de Remus brillaron peligrosamente y Sirius acabó reducido a su forma animaga, con las orejas aplanadas en la cabeza. Ante esto, Severus rodó los ojos y Remus suspiró, no podía hacer nada ante los pucheros caninos de su amigo, eran parte de su debilidad y ambos lo sabían bien.

-Remus, creo que los dos podremos disfrutar de una buena taza de café, quizá tu tarta sea un buen acompañamiento-dijo Severus.

-Por supuesto-dijo Remus con una sonrisa.

Mientras los tres tenían un último duelo de entrenamiento. James había entrado en la habitación de Snape sin que nadie se enterase. Decir que estaba furioso sería una subestimación, le parecía inconcebible que Snivellus les estuviese ganando en duelos.

Hasta ahora James había pensado que era su especialidad junto con Sirius, ambos eran muy buenos. Así que estaba seguro de que Snape había realizado algún tipo de ritual oscuro en el que hubiese conseguido mayor poder. Esa consideración le llevó a regirar en algunos de sus cajones, sin encontrar nada útil, prácticamente estaban vacíos a expensas de unas pocas fotos de Lily y Eileen o de papeles. El arcón de Hogwarts estaba cerrado y no dudaba de que hubiese algún tipo de protección para abrirlo por lo que lo dejó estar. Los títulos de los libros de la estantería no parecían ser especialmente llamativos, eran sobretodo de naturaleza teórica por lo que tras ojear algunos brevemente desistió. Estaba por salir de la habitación cuando reparó en un libro abierto en la cama. Era un libro de pociones pero contenía numerosas anotaciones, dudaba mucho de que esos cambios realmente funcionaran pero tampoco le importaba. Con curiosidad fue pasando las páginas rápidamente hojeándolas cuando una palabra en uno de los márgenes llamó su atención: para enemigos. Entrecerrando los ojos para entender la letra descubrió que se trataba de un hechizo: sectumsempra, pero nunca había oído hablar de él. Después de eso, siguió hojeando el libro por si encontraba algo más interesante pero no fue el caso, habían un par de hechizos más pero parecían una tontería en comparación con el primero que había visto, porque al fin y al cabo era el único que sería útil en un duelo y probablemente le sería útil en la siguiente práctica que tuviese contra Snape.

Con una sonrisa extendiéndose por sus labios y con un estado de ánimo renovado dejó el libro en la cama y salió del cuarto sin ser visto.