Hermione no durmió esa noche, si hubiese tenido una poción multijugos a mano probablemente se habría atrevido incluso a robar un pelo del profesor Snape para entrar en el dormitorio de Malfoy y hablar con él.

Habían sido numerosas veces las que había iluminado con su varita la cama para volver a leer la nota y ni siquiera estaba segura de si lo que ponía era cierto. De hecho, estaba casi segura de que no lo era. No sabía como Malfoy podía haber sabido lo de sus padres y dudaba más todavía de que hubiese encontrado una forma de devolverle los recuerdos que todavía no recuperaban. Después de todo, ni McGonagall ni otros aurores habían encontrado la forma de hacerlo, que él lo hubiese hecho era difícil de creer. Pero si de alguna forma se había enterado y lo que había escrito era todo una mentira, Hermione estaba segura de que se lo iba a hacer pagar. Pero quería creer en que era cierto por múltiples razones y no solo por el hecho de que ayudaría a sus padres.

Hermione estaba de pie delante de las puertas del Gran Comedor antes incluso de que estuviesen abiertas y se pudiese entrar a desayunar. Cuando éstas se abrieron a su espalda, no entró. No entró ni siquiera cuando algunos alumnos o profesores lo hicieron. De hecho, no se movió ni un milímetro en todo el tiempo que estuvo esperando, solo lo hizo cuando a lo lejos divisó a Malfoy. Y está vez no esperó. Fue directamente a dónde estaba, sin importarle que Nott estuviese a su lado, lo cogió del brazo y le estiró sin mediar palabra.

-¿Qué estás haciendo?-preguntó Malfoy.

-Sígueme-dijo con la misma determinación.

Se lo llevó detrás de Hogwarts. No había nadie a esas horas y hacía frío debido a la hora así como por las fechas en las que estaban y ninguno de los dos se había abrigado lo suficiente para estar de pie al aire libre. Pero a Hermione no le importó, sentía que había un fuego interno que la calentaba.

-Explícame esto-dijo cuando llegaron, entregándole el pergamino.

-Lo puse bastante claro-replicó, cruzándose de brazos.

-No, no lo hiciste.

-Déjame ver: tienes los pasos, el título del libro de consulta, los ingredientes para la poción...no veo que podría faltarte.

-¿Cómo supiste lo de mis padres?-preguntó entrecerrando los ojos-¿por qué buscaste esto? ¿Por qué me lo das?

-¿No deberías decir gracias al menos?-preguntó con una sonrisa ladina.

-No estoy para bromas Malfoy.

-Solo te recordaba las trivialidades sociales, para que veas que no las olvido.

.lo de -dijo lentamente.

-Te escuché hablarlo, creo que con Potter, no lo has mantenido precisamente en secreto-mintió-¿realmente importa? he encontrado una solución que tu no.

-¿Y funcionará?

-No pierdes nada por intentarlo. Ahora, si me dejas, iré a desayunar.

Pero Hermione lo agarró del brazo, impidiendo que se fuera.

-Espera un momento. No he hecho nunca esta poción.

-Tienes los pasos y los ingredientes, hazlo como en clase y lo harás bien.

-Hazla conmigo.

-¿Disculpa?

-Eres bueno en pociones y esto es importante, no me vendría mal una segunda mano,

-Puedes pedírselo a Potter o Weasley.

Hermione resopló.

-Son mis mejores amigos pero no les confiaría una poción ni aunque fueran las únicas personas en la tierra.

-En eso estamos de acuerdo.

-Y Malfoy, ¿sabes legeremancia, cierto?

Draco se quedó un rato mirándola antes de negar con la cabeza y empezar a decir:

-No, no, ni lo sueñes. Yo no voy a meterme en la cabeza de tus padres.

-¿Por qué no? De los dos eres el único que sabe.

-Solo se lo básico, no me voy a arriesgar a hacer algo que no deba.

-¿Quién te enseñó?

-Mi padrino.

Hermione suspiró, sabía que las cosas se estaban poniendo cada vez más difíciles y luego clavó la mirada en él.

-¿Podrías hablar con él para que lo hiciera?

-¿Confías en él?

-Por supuesto, todo este tiempo ayudó a Harry y estuvo con la orden, así que por supuesto que lo hago.

-Bien, pero vendrás conmigo a hablar con él.

-Está bien, ¿cuando?

-Después de que terminen las clases. Nos vemos en las mazmorras.

-Y gracias, no sabes lo que significa para mi.

Malfoy no contestó porque si sabía lo que significaba para ella, probablemente gracias al diario más que muchos. Simplemente se giró y fue a desayunar con una sonrisa que le acompañó hasta entrar en el Gran Comedor.

Había esperado que Granger le pidiese ayuda al menos para la parte de legeremancia, de esa forma podría pasar más tiempo con ella. Aunque sin duda, no había pensado en darle el pergamino de esa manera, pero parecía que no había resultado tan mal después de todo. Aunque estaba seguro de que su padrino no iba a estar muy complacido con su idea, tendría que asegurarse de que aceptara cuando hablaran con él.

...

Hermione no había hablado con nadie de sus amigos sobre lo que le había contado Malfoy. Ron ya estaba demasiado exaltado con el tema desde el día de Hogsmeade y si le decía algo sobre eso, estaba segura de que le diría que estaba intentando envenenar a sus padres por el mero hecho de odiar a los muggles y Hermione no necesitaba discutir con él sobre eso, tampoco tenía porque darle explicaciones sobre el tema o pedirle permiso para hacerlo. De alguna forma confiaba en él, creía haber llegado a conocerlo lo suficientemente bien como para hacerlo y además tenía pensado preguntarle al profesor Snape cual era la tasa de éxito o si creía que pudiese haber algún efecto secundario.

Apenas pudo concentrarse en clase, nunca había tenido tantos problemas para hacerlo como ahora. De vez en cuando le había lanzado miradas ansiosas a Malfoy y no había podido hablar con él en clase sobre como había encontrado esa opción. Lo único que había conseguido averiguar antes de que le llamara la atención McGonagall era que la información procedía de un libro de la biblioteca de su casa y que no era algo lo suficientemente oscuro para que se tuviese que preocupar. Pero eso simplemente había hecho que se preocupara. Al fin y al cabo ¿como Malfoy sabía exactamente cuál era el límite que toleraba? Su paciencia estuvo al límite cuando tuvo que entregarle a Snape el frasco de la poción que había hecho junto con Malfoy. Se quedó allí de pie aún cuando lo había puesto en su mesa pero al final había decidido esperar, tenían aún dos clases más y no podía perdérselas.

-Has tardado-dijo nada más ver a Malfoy.

-Estaba aclarando unas cosas con Nott.

Malfoy echó a andar hacia delante y Hermione igualó su paso.

-¿Crees que vaya a aceptar?-preguntó Hermione, no había hecho más que darle vueltas.

-No lo se. Desde que acabó la guerra está más relajado, puede que lo haga.

-Eso espero-dijo soltando un suspiro.

-Te voy a decir un secreto familiar-dijo acercándose a su oído-Snape es débil contra la adulación-susurró.

-No se me dan bien esas cosas-dijo algo nerviosa por su cercanía.

Hermione inevitablemente se había ruborizado y todavía lo había hecho más al sentir como su corazón latía rápida y estruendosamente, estaba segura de que en la quietud de los pasillos podía escucharse cada latido.

-No estés nerviosa-dijo Malfoy, malentendiendo sus nervios por completo- Si no sale, estoy seguro de que encontraremos a alguien.

-Gracias-dijo con una sonrisa.

El resto del trayecto lo pasaron en silencio. Harry le había dicho una vez que la oficina de Snape era espantosa con un montón de frascos acumulados que contenían cosas repugnantes. Y eso no hacía nada para calmar sus nervios. Cuando llegaron a la puerta, fue Malfoy el que tocó y acto seguido se asomó por la puerta.

-Draco-dijo Snape-pasa en silencio, tengo que terminar esto.

Hermione no podía ver nada desde su ángulo pero si podía escucharlo todo.

-Está bien.

Malfoy le hizo un gesto para que entrara con él y al entrar ella se encargó de cerrar la puerta.

-Granger-dijo Snape mirándola entrecerrando los ojos.

-Queríamos hablar con usted profesor.

-Está bien, espere un minuto.

Ambos se sentaron en las sillas que había enfrente de su escritorio. Snape parecía estar corrigiendo algunos trabajos. Tenía montones de pergaminos esparcidos por toda la mesa. Mientras estaba allí se dedicó a observar los numerosos frascos apilados por todas las estanterías. Hermione tuvo que admitir que algunos de ellos parecían contener cosas bastante desagradables pero aún así, su despacho tampoco era tan horroroso como se lo había pintado Harry.

Hermone vio como con un movimiento de la mano de su profesor un cajón a su derecha se abría y los pergaminos comenzaban a deslizarse a su interior ordenadamente para después cerrarse. Cuando volvió la mirada, Snape ya tenía puesta su atención en ellos, con las manos entrelazadas en el escritorio.

-Debo decir que es bastante inusual veros a los dos juntos por voluntad propia, ¿que han hecho ahora?

-No hemos hecho nada.

-Señorita Granger, déjeme que lo dude.

-Tenemos algo que proponerte-dijo Malfoy.

-¿Oh? ¿y qué sería exactamente eso para hacer que ambos se junten? No voy a negar que consiguieron llamar mi atención.

Malfoy le dirigió una mirada a Hermione para que sacara el pergamino y se lo diese, así que lo sacó de su mochila y lo desdobló extendiéndoselo. Snape lo cogió y le dirigió una mirada suspicaz, pero ninguno de los dos dijo nada más, esperando a que Snape leyese el contenido.

-¿De dónde habéis sacado esto?

-He sido yo-dijo Malfoy-estaba en la biblioteca de mi familia.

-¿Cree que pueda funcionar con mis padres? Deshice el obliviate pero hay partes que no pueden recordar, tienen lagunas.

Snape observó detenidamente el pergamino que tenía en sus manos y luego la dejó caer en la mesa, mirándolos de nuevo.

-Sí, podría hacerlo.

-¿Cree que pueda tener algún efecto secundario?

-Señorita Granger, en esta vida hasta una simple poción para la fiebre tendría efectos secundarios según en que personas se administre, pero si se realiza correctamente no debería suponer un mayor problema. No obstante-dijo mirando de nuevo el papel frunciendo el ceño-yo les recomendaría reducir el número de esto-dijo haciendo modificaciones en el papel-y reducir las alas a un fino polvo en lugar de grueso.

-¿Está seguro? el libro de Malfoy decía...

Malfoy la fulminó con la mirada para que se callara pero ya era tarde, Snape enarcó una ceja mirándola.

-Si se cree más lista que su profesor, no entiendo porque ha venido a solicitarme ayuda, y créame que el resultado de lo que hagan con esto podría importarme bien poco.

-No he querido decir eso-dijo rápidamente-es solo que... está bien-dijo finalmente-después de todo su libro de 6º fue más correcto que mi libro de texto-terció a regañadientes, no le gustaba que los libros estuviesen equivocados.

-Por supuesto, mi padrino es un experto en pociones.

-Profesor Snape, Draco. Estamos en el colegio.

-Pero Snape...es una conversación informal.

-Profesor Snape-insistió de nuevo.

Después de eso nadie dijo nada, Hermione esperaba que Malfoy fuera el que sacara el tema. Sabía más como tratar con Snape que ella. Pero dado que el tiempo pasaba y nadie decía una palabra finalmente fue Snape el que rompió el silencio:

-Si eso es todo, al no ser que quieran quedarse a tomar leche con galletas, les aconsejaría que no me hagan perder más el tiempo, tengo cosas por corregir.

-En realidad...hay algo más, ¿verdad Malfoy?

Malfoy la miró y ella le hizo gestos con la cabeza para que hablara pero no lo hacía.

-Hable el uno o el otro, pero háganlo ya.

-¿Podrías ocuparte de activar los nexos de memoria con la legeremancia?-preguntó Hermione finalmente con la valentía que la caracterizaba.

-¿Disculpe?

-Para hacer lo que Malfoy encontró es necesario hacer eso, yo no se legeremancia y Malfoy dice que no posee un nivel adecuado.

-Ciertamente no lo hace.

-Entonces, usted es el único que conocemos que pueda.

Malfoy miró a su padrino fijamente, intentado comunicarse con él pero parecía que cualquiera podría ver lo que quería menos él y si lo hizo no dio señales de ello.

-¿Y por qué díganme debería hacerlo?

-Porque es el único que puede. Por favor profesor, se que ya le hemos pedido mucho teniendo en cuanta lo que sucedió en la guerra pero.. mi familia aún sufre por ello.

-Traiga a sus padres el próximo fin de semana-dijo con cansancio, no sabía cuando podría descansar.

-¿Lo hará entonces?

-Si, Granger, lo haré, solo por el simple hecho de no tenerla en mi despacho a todas horas.

-Gracias profesor Snape.

Hizo un gesto quitándole importancia con la mano. Tanto Malfoy como Hermione se levantaron para irse, despidiéndose de él.

-Ah, Draco, quédate, hay algo que me gustaría tratar contigo.

-Hasta luego profesor. Nos vemos, Malfoy- dijo desde fuera.

Draco tragó pero se sentó, viendo la sonrisa de su padrino que sin duda no podría traerle nada bueno.