LA DESPEDIDA:
-¿Estás segura de esto?- le preguntó Naruto en la entrada de la Aldea. Sasuke estaba unos metros más alejado y la esperaba.
-Lo estoy- lo abrazó con fuerza y su rubio amigo le devolvió el gesto-Volveré pronto- prometió con un nudo en la garganta. No creyó que le pesara tanto dejar la Aldea.
-No será lo mismo sin ti, además, en unos meses Kakashi-sensei será nombrado Hokage-
-Y no me lo pienso perder, Naruto. Prometo que estaré ahí- le dijo antes de terminar el abrazo.
No era el único que la estaba despidiendo, unos metros más atrás estaba el ninja en cuestión.
-Gracias por todo, sensei- le dijo con una sonrisa. Lo veía directo a los ojos, ya sin Sharingan.
-No tienes nada que agradecer, siempre fuiste una gran ninja- le dijo con su típica sonrisa. Levantó el dedo índice y lo colocó sobre el pequeño diamante que ahora lucía en su frente. Era el recuerdo más fresco que tenía de la guerra, eso y los terribles recuerdos -Te da cierto estilo- le dijo.
-Lo echaré de menos, sensei- lo abrazó antes de pensar si era correcto o no. Después de la guerra se volvió un poco más cariñosa con todos. El futuro Hokage tardó un poco pero le devolvió el abrazo. El calor corporal del ninja la inundó, no recordaba la última vez que lo había abrazado y no estaba segura de haberlo hecho alguna vez, pero él no parecía incómodo y ella se estaba despidiendo de su instructor, el ninja que la había cuidado varios años y merecía más que unas simples palabras.
-Siempre puedes volver, Sakura- le susurró tranquilamente -Tendrás un lugar aquí, cuando lo necesites- escucharlo decir eso dificultó romper el abrazo. No quería soltarlo.
-Cuide a Naruto, no permita que se esfuerce mucho, aún tiene que recuperarse-
Después de eso terminó de despedirse y alcanzó a Sasuke. Se dio la vuelta y agitó la mano a Naruto y a su sensei que la observaban alejarse. Los extrañaría, se había acostumbrado a la personalidad siempre vivaz de Naruto y la actitud de su sensei que balanceaba al grupo.
Le preocupaba dejar a Kakashi, después de todo lo que le había tocado soportar en la guerra, quería asegurarse de que terminara de recuperarse, no sólo físicamente, le angustiaba verlo más callado de lo habitual y no quería dejarlo en ese estado tan poco animado. Pero él ya no era un niño y podía cuidarse solo, además la joven dudaba ser lo que el ninja necesitaba para mejorar su estado de ánimo y ella debía preocuparse por su propio futuro. La felicidad estaba muy cerca como para no tomarla.
-Parece que te echarán de menos- le comentó su nuevo compañero de viaje.
-No recuerdo la última vez que nos separamos-
-Tendrán que acostumbrarse a estar sin ti-
-Y yo sin ellos- le hubiera gustado quedarse un poco más en la Aldea, recuperarse de los últimos meses con su compañero y su sensei, sanar sus heridas y borrar los malos recuerdos con su compañía, pero Sasuke quería irse lo más pronto posible y ella quería irse con él.
-Todo estará bien, es momento de que cada uno forme su propio destino- le dijo tranquilamente.
Tenía razón, el tiempo avanzaba y era más que evidente que los integrantes del equipo siete habían cambiado y madurado, no era posible que siempre siguieran juntos, cada uno formaría su propia vida. Pero para la joven aún era difícil asimilar su futuro sin ellos, sin las constantes misiones juntos. No había notado cuándo cambió todo, hasta el punto de que ahora debían separarse. En su mente, Naruto seguía siendo ese chiquillo ruidoso y vivaz, su sensei el mismo ninja desinteresado y con la nariz metida siempre en esos libros, una parte de ella quería volver al pasado para seguir disfrutando de su compañía, para no tener que seguir un destino que la alejaba de ellos.
Estaba siendo demasiado sentimental, tenía que dejar esa nostalgia atrás. Estaba con Sasuke, como siempre lo había querido, y no pensaba desaprovechar esa oportunidad con sentimentalismos.
Continuaron avanzando, le médico respiró profundo y dejó que el Uchiha la guiara a donde él quisiera, mientras estuvieran juntos.
(...)
Sakura estaba recostada en una simple manta, no podía ver el cielo de la noche porque estaba dentro de una pequeña casa de campaña. Debía ser de madrugada pero no tenía sueño y no era por lo incómodo que pudiera resultar dormir en el suelo, ni por el frío que se filtraba por cualquier rincón de la casa de campaña, ni tan siquiera por estar en medio de quién sabe qué lugar, nada de eso le estaba quitando el sueño. Había algo más que mantenía sus ojos abiertos cuando debían estar cerrados y no averiguaba qué podría ser. Tenía todo lo que siempre había deseado, al hombre que siempre amó.
La guerra había terminado, y a pesar del terrible caos, la pérdida de amigos, colegas y compañeros, el resultado no había sido tan malo como pudo haber sido. Se habían formado nuevas leyendas, entre ellas Naruto y su actual pareja, no habían comparación con esos dos ninjas, con la fuerza que habían demostrado, en especial Naruto, el joven los había salvado, a todos. Se había convertido en un héroe y ella estaba orgullosa de su compañero, de su equipo.
Después de eso, sucedió lo que todos esperaban, Sasuke no estaba listo para quedarse en la Aldea y aunque sus odio amargo había desaparecido, necesitaba un tiempo lejos y ella quería estar con él, acompañarlo el tiempo que durara esa etapa de soledad y tratar de recuperar el tiempo perdido, aunque fuera un poco. Habían dejado la Aldea, a Naruto y a su sensei, que pronto se convertiría en Hokage.
Así que ahora estaba en algún lugar desconocido, durmiendo en una improvisada casa de campaña con Sasuke a su lado. No había nada de malo, el ninja hablaba mucho con ella y se mostraba amable, realmente parecía dispuesto a darle una oportunidad a su relación. Pero faltaba algo. Quizá sólo era el mal sabor de boca que había quedado por la guerra, la joven aún tenía terribles pesadillas que la despertaban en medio de la noche y bañada en sudor, algunas veces tenía que enjuagar lágrimas que habían salido de forma involuntaria y calmar un temblor que la sacudía por completo, en esas ocasiones, Sasuke se despertaba y le susurraba que todo había terminado, que ya no tenía por qué tener miedo, y era cierto. Pero después de eso, ya no podía dormir en lo que restaba de la noche.
Necesitaba un poco de tiempo para acostumbrarse al mismo Sasuke, a su actitud un tanto reservada o su calor corporal cuando compartían la casa de campaña, dejar de extrañar la Aldea porque ahí no había nada más de lo que tenía ahora, su lugar estaba con el ninja.
El hombre a su lado se giró hacia ella pero no lo abrazó, eso no era algo que hiciera y a la joven no le molestaba, así era él. Tenerlo más cerca calmó un poco el frío pero el sueño no llegó.
-Luces cansada- observó el Uchiha por la mañana. Estaban sentados alrededor de un tranquilo fuego desayunando.
-Estoy bien- le aseguró con una sonrisa. Sasuke había cambiado mucho y recién se daba cuenta, su pelo seguía siendo tremendamente negro pero era más largo, caía sobre parte de su rostro que se había vuelto un poco más afilado, sus facciones eran más finas y era mucho más alto, claro que era un hombre atractivo y con una pizca de orgullo por su clan que no se extinguía y que le daba cierto toque de interés frente a las mujeres.
-¿Continúan las pesadillas?-
-Cada día son menos- la joven tomó la mano de su pareja y la apretó con cierta fuerza -¿Cómo va tu brazo?-
-Bien, es bueno tenerte cerca- se acercó y le dio un ligero beso en los labios. Su estómago se revolvió de emoción o algo parecido.
Sakura disfrutaba de esos momentos, estaban en total calma y cómodos con el otro. Desayunaban frente a una fogata y se acostumbraban a esa nueva intimidad, llevaban tres meses juntos, viajando de lugar a lugar, de Aldea en Aldea.
-¿Dónde estamos?- le preguntó la joven observando a su alrededor. El día recién se estaba iluminado, el sol batallaba por calentar el frío ambiente y una ligera neblina terminaba de caer.
-Cerca de la Niebla- eso explicaba el clima -Espero que no te moleste el frío-
-No, además el paisaje es hermoso. Nunca había visto tantos lugares en toda mi vida- respondió admirando su alrededor, cada mañana era un amanecer nuevo y era un verdadero deleite verlo.
Sintió que Sasuke acariciaba con un poco de torpeza su mejilla y se acercaba para besarla, esta vez con un poco más de decisión. Sus labios estaban un poco tibios y eran suaves, la joven se dejó llevar por ese beso. Sasuke tenía un lado bastante reservado, era como si la mayoría del tiempo no supiera si debía o no tocarla, parecía pensar mucho para darle un simple beso, y eso la frustraba un poco. Ya habían estado juntos, había sucedido luego del primer mes de viaje y después se había repetido un par de veces más y la joven quería creer que comenzaba a volverse un poco más experimentada, o un poco menos vergonzosa para esas ocasiones tan íntimas.
Sasuke era un hombre bastante paciente con ella, la besaba con calma y siempre la tocaba con cuidado, era respetuoso y parecía desfrutar de esos momentos, sentía su cuerpo sucumbir ante el suyo y el deseo que lo recorría cuando la tenía tan cerca, justo como esa mañana, notaba lo que ocasionaba y la reacción en su cuerpo cuando se entregaba a él.
A la joven le gustaba recordar que después de todo, el ninja la había elegido, había aceptado su compañía y eso significaba que sentía algo por ella, más que por esa jovencita de pelo rojo que había acompañado a Sasuke durante algún tiempo y que parecía ser la indicada, pero resultó que Sakura había sido la elegida para ir con él en su viaje de redescubrimiento.
Así que ahora, a plena luz del día, se besaban con cierto deseo. Las manos del ninja bajaron de su rostro hasta su cintura y la apresaron. Sasuke estaba sentado a un lado suyo pero terminó por ponerse de pie y acercarse más al cuerpo de la joven, se las ingenió para cargarla y entrar con ella a la casa de campaña.
...
Sakura estaba recostada sobre el pecho desnudo del ninja, estaban cubiertos por una manta porque aunque el sol había salido, no era suficiente para calentar el ambiente y eliminar la neblina. Quizás cuando Sasuke decidiera volver a la Aldea y establecerse, la ligerísima incomodidad que ella sentía terminaría por desaparecer, cuando compartieran una verdadera casa y una cama, cuando la vida de ambos tomara más sentido para ambos. Por ahora se conformaba con ese viaje sólo para ellos, compartiendo lugares desconocidos y muchos amaneceres.
Sasuke se mantenía en completo silencio y la joven deseaba saber qué era lo que pasaba por su mente, en ocasiones el Uchiha se quedaba hundido en sus propios pensamientos durante largos minutos y la médico se moría por saber qué era lo que estaba en su cabeza, si estaba pensando en ella, en lo que acaban de hacer. Le preocupa lo cerrado que podía ser su compañero, le costaba mucho pedir cosas o expresar sus deseos, incluso con ella. Por eso mismo la kunoichi debía leer su mente en muchos de los casos, ella comenzaba a leer la expresión en su rostro y se adelantaba a sus deseos, después de tres meses ya era capaz de saber cuándo él quería un momento de total soledad o cuándo quería conversar, veía en sus negros ojos cuando el deseo despertaba y la necesitaba cerca...
-En un par de días es el nombramiento de Kakashi como Hokage- así que era eso en lo que estaba pensando.
-Lo recuerdo. Kakashi-sensei será un gran Hokage- respondió con una sonrisa y era porque aún le costaba imaginar al ex ANBU como el encargado de la Hoja, pero estaba segura de que él era el indicado.
-No estoy seguro de ir...- le confesó abrazándola con un poco más de fuerza.
-Lo sé, pero yo iré- aseguró sin dudas -Es mi sensei, y me gustaría verlo en un acontecimiento tan importante. Por fin será reconocido el talento y la inteligencia que siempre ha tenido, el liderazgo y la fuerza que lo identifican y quisiera estar ahí para verlo-
-No sabía que tenías tan buena opinión de él-
-Pues la tengo. No creo que nadie más se merezca tanto el puesto de Hokage como él-
-¿Ni siquiera Naruto?-
-No lo creo. Kakashi-sensei es un hombre maduro, tiene la experiencia necesaria y de sobra. A Naruto le hace falta tiempo- Sasuke se quedó en silencio durante varios minutos -No tienes que ir, te veré unos días después en algún lugar...-
-Creo que será lo mejor-
-Me iré mañana a primera hora-
-Te veré cuatro días después en la frontera de la Arena-
Sakura sabía que a Sasuke le incomodaba que se reconociera a otro ninja, claro que la relación con su sensei estaba bien, pero no estaba preparado para involucrarse en nada que tuviera que ver con la Aldea, no le animaba mucho ver a el ex ANBU ser nombrado el Hokage de la Aldea, aunque él nunca hubiera querido semejante puesto, era un asunto delicado y Sakura prefería darle su espacio. Sin embargo, ella no se lo perdería por nada, no faltaría a un evento tan importante y menos cuando era su sensei el involucrado. Habían compartido varios años juntos y le tenía un profundo cariño y admiración, más que ir por su sensei, iba por ella misma. Así como era el próximo Hokage de distraído, era posible que ni siquiera notara si su alumna iba o no.
-Envíale mis felicitaciones a Kakashi- le pidió su compañero.
-Lo haré- la médico ya estaba emocionada por volver pero evitó demostrarlo. No quería que el joven pensara que no disfrutaba tanto su compañía y que le urgía más volver que estar con él.
Al día siguiente, Sakura se despidió del ninja con un beso en los labios y empezó su camino. Sasuke la vio alejarse y comenzó a levantar el improvisado campamento, la joven no tenía ni idea de a dónde iría pero lo vería pronto así que ya tendría oportunidad de preguntarle.
Él le había dado una explicación bastante detallada sobre cómo volver a la Aldea, y además le había dibujado un mapa así que confiaba en no perderse. Llegaría un día antes del nombramiento Hokage y se iría un día después. Le haría bien regresar a la Aldea, aunque fuera por escasos dos días, quería ver a sus compañeros y amigos, pisar de nuevo el suelo donde había crecido, saber si algo había cambiado y descansar en un terreno familiar. No le gustaba reconocer, que aunque disfrutara de los amaneceres hermosos en algún rincón, ansiaba ver otro en la Hoja, aunque fuera el mismo cielo estrellado, quería verlo en su hogar.
Siguió las indicaciones de Sasuke y el camino pareció sencillo, le hubiera gustado tener compañía porque a comparación de su compañero, ella aún no apreciaba tanto la soledad. El camino de vuelta fue para ella y sus pensamientos, nada más.
Llegó a la Aldea cuando el último rayo de Sol estaba desapareciendo en el horizonte y terminaban de iluminar la entrada. Una sensación de emoción se instaló en su pecho. Las luces en la Hoja resplandecían y espantaban la oscuridad, estaba en su hogar.
Se acomodó la mochila en los hombros y peinó su cabello rosado lo mejor que pudo, había pensado en dejarlo crecer pero ya se había acostumbrado a tenerlo de esa forma y creía que después de todo, no le quedaba tan mal ese corte. Se alisó la falda y la blusa y trató ver si tenía alguna imperfección.
-¿Pero que te sucede, Sakura?- se preguntó a sí misma -¿Desde cuándo estás nerviosa por volver a tu propia Aldea?- habían pasado sólo unos cuantos meses desde que se había despedido de su equipo y sin embargo, parecían años la última vez que los vio.
