Una vez en la vida si eres muy afortunado conocerás a la persona que dividirá tu vida en dos épocas, en antes y después de conocerla…
Estoy sentada frente al ordenador viendo las publicaciones del Facebook enterándome de las notificaciones de mis amigos y sus cosas, hoy me costó levantarme, traigo un dolor de cabeza un poco fuerte, tal vez se deba a que anoche no pude dormir o tal vez sea el recuerdo de aquel choque donde sacamos a una chica prensada en su automóvil o a ese abuelito que lleve al hospital con un dolor en su pecho, creo que mi dolor de cabeza se debe a esas horas platicando con mis compañeros de nuestras anécdotas en la ambulancia o que por el intenso trabajo que hubo ayer no pude cenar y me duela por eso, la verdad no lo sé, pero a pesar de eso amo mi trabajo.
Se dice que los paramédicos no tenemos lógica, porque no es lógico no dormir bien por ayudar a otros, no es lógico recorrer distancias para salvar a un desconocido, no es lógico estar parado en la lluvia por atender a una persona que se molesta porque no llegaste antes, no es lógico dejar de comer por salir a una emergencia, pero a su vez tiene algo de lógica eres paramédico y estas orgullosas de serlo.
Esta soy yo sakura kinomoto una paramédico de 24 años, a pesar de mi corta edad a tenido el privilegio de ayudar a los demás en las peores situaciones y lo hago con un gusto tremendo, nunca pensé que este trabajo fuera el más re confortable, esa sensación de ir en la ambulancia a toda velocidad rumbo a una emergencia, ya sea un choque, un enfermo o cualquiera que sea vas con gusto simplemente por el hecho que estas ayudando a los demás.
Pero detrás de estas llamadas de auxilio y de este uniforme que porto con orgullo está una chica común y corriente, que tiene una vida como los demás.
Les contare un poco sobre mi soy una chica muy alegre, vivo con mi amiga Tomoyo desde hace 3 años, ella es la única persona que me conoce al 100%, hemos estado juntas casi toda la vida ya que también es mi prima. Ella está estudiando administración de empresas en la universidad de Tokio, tenemos un perro, se llama kero, y es el animal más adorable que hay. Como mis turnos son rotativos cuando tengo oportunidad visito a mi padre que vive en las afueras de Tokio, la verdad lo extraño mucho.
La verdad mi vida es muy sencilla y a la vez nada emocionante o así la veo yo no sé, siempre he querido aventurarme en algo y salir de esta monotonía que a veces tenemos, y a pesar que mi trabajo no siempre es igual realmente te acostumbras a trabajar en algunas condiciones no muy cómodas, pero es parte oficio.