Título: Serendipity

Categoría: Romance

Ranting: M

Pareja: Shinichi Kudo/Ran Mouri.

Summary: Los actos dicen más que las palabras. ¿No es así, Shinichi?

Serendipity.

RAN'S POV.

Tres semanas.

Y seguía llorando como la primera.

Tres semanas desde que Shinichi regresó a casa.

Y tres semanas desde nuestra ruptura.

Agradecía enormemente que nos hubiera pillado en las vacaciones de Navidad, al no haber instituto, no tuve que hacerle frente.

Pero hoy es el último día y mañana volvemos al instituto. Por mi mente han recorrido miles de excusas para no asistir mañana. Después de la pelea que tuvimos, no estoy preparada para enfrentarme a verle sin saludarle. Sin andar con él. Sin un mensaje. Sin una llamada. Sin nadie llamándonos parejita.

Joder, sí que duele.

Todo había ocurrido muy rápido. Él volvió, descubrí la verdad de Conan, le chillé, lloré, lo golpeé y le grité que era un estúpido que solo se preocupaba por sí mismo. Y le molestó, y me chilló y le volví a chillar. Me dijo que si no lograba comprender su sentido de la justicia que quizás no estábamos hechos el uno para el otro. Y yo le dije que entonces se marchara, pero que si se iba no volviera. Me preguntó si realmente quería eso.

Me quedé en silencio.

Tragó duro, se dirigió a la salida y sus últimas palabras me han perseguido durante tres semanas.

-"No volveré a cruzarme en tu camino. Adiós, Ran."

Y se fue.

Y efectivamente, no volvió.

Coincidimos en esa semana en un caso en el que tanto él como mi padre, como buenos imanes de cadáveres que eran, estaban involucrados.

Me ignoró. Pero no fue normal, simplemente fue como si Shinichi y Ran nunca hubiera existido.

Llevo sin salir de casa desde entonces.

Trato de borrar el rastro de lágrimas que aún recorren mi rostro. Estoy hecha un desastre, el pelo recogido en una coleta alta, una sudadera antigua de mi padre muy grande gris y unas mayas. Tengo la cara demacrada de tanto llorar.

Doy un largo suspiro y me miro al espejo.

"Se acabó, Ran. Venga, tienes que seguir adelante, mañana irás al instituto, estarás con Sonoko y con Sera y todo irá bien. Conseguirás olvidar a Shinichi. Y a Conan también."

Sintiéndome un poco mejor conmigo misma, me acuesto, recargando fuerzas para la semana que se me viene encima.

Yo puedo hacerlo.

°°°°°°°°°°°•°°°°°°°°•°°°°°°°°°•°°°°°°°°°•°°°

No puedo hacerlo.

Definitivamente, no puedo. Ha sido la peor semana de toda mi vida.

Jamás pensé que la ignorancia doliera tanto. Me he pasado la semana huyendo y llorando escondida en los pasillos, en el baño, en todos lados. Duele demasiado. Nada más que el club de fans de Shinichi se ha enterado de nuestra ruptura están todas las chicas pegadas a él. Y no es sólo eso, también me han empezado a llegar post-its con burlas e insultos. Sonoko está que echa fuego por la boca. Tanto Sera como ella quieren hablar con Shinichi sobre el tema de las notitas. Pero me niego. Me niego en rotundo. Shinichi y yo ya no somos nada, él no tiene nada que hacer sobre esto.

Me obligo a pensar que estoy bien, que no pasa nada, que algún día todo esto se quedará en un mal recuerdo.

Puedo hacerlo. Siempre he salido adelante. Sé que puedo hacerlo.

Yo puedo hacerlo.

°°°°°°°°°•°°°°°°°°•°°°°°°°°•°°°°°°°°•°°°°°°°

Las voces de mis compañeros parecen totalmente ajenas a mí, a pesar de que están todos a mi alrededor, mirando exactamente lo mismo que mis ojos contemplan. No soy capaz de moverme, ni tampoco de apartar la mirada de mi taquilla. Está la puerta llena de post-its con insultos, desprestigiándome por no ser lo suficientemente buena para Shinichi. Habrá al menos como 60 papelitos pegados. Y en el centro de la taquilla, pintado con sangre animal, una frase que se clavó en lo más profundo de mi corazón.

"Ni siendo la muerta de un caso, marimacho."

Escucho los murmullos de la gente, siento que en cualquier momento me voy a caer y me da náuseas. El click de las fotos resuena. Sé que me están haciendo fotos, a mí, a mi taquilla. Sonoko aparece y trata de barrer con las manos todos los papeles del casillero. Sera me agarra del brazo y me aleja de la escena. Escucho gritar a Sonoko, reclamando la persona que haya hecho todo eso, pero yo no presto atención.

-Ran-chan, ¿estás bien?

Solo entonces noto que las lágrimas caen en cascada por mi rostro.

Realmente lo tenían todo planeado. Hoy Shinichi no había venido al instituto, tenía asuntos que resolver sobre un caso.

Y habían aprovechado el momento.

Los brazos de Sera y Sonoko me rodearon. Y yo solo supe llorar.

Realmente no.

No puedo hacerlo.

°°°°°°•°°°°°°°•°°°°°°°•°°°°°°°°•°°°°°°•°°°°

Si el pequeño Conan-kun existiera y estuviera junto a mí viendo lo que estoy haciendo ahora mismo estaría muy decepcionado.

Una semana desde el suceso de la taquilla y aún no me he presentado en clase. Sonoko le ha dicho a los profesores que estoy enferma. Pero todos saben que no es cierto. Shinichi ha estado preguntando por mí, ha tomado lo que me hicieron como un caso y está buscando a los culpables. Me ha llamado un par de veces, pero no se las he cogido.

Cada vez estoy peor. Todo a mi alrededor me recuerda a Shinichi y lo malditamente enamorada que sigo de él. Y lo peor es que, después de los sucesos ocurridos, mi autoestima ahora está en la mierda. Me he visto atada de manos y pies y he buscado lo impensable para que el dolor que siento en mi pecho se disipe.

Quizás no es la mejor elección, pero no encuentro otra salida.

Para opacar el dolor psíquico, tiene que haber dolor físico.

Cortes.

Mis muñecas están repletas de cortes.

Solo así, el dolor que ocupa mi pecho es camuflado con el escozor de la sangre deslizándose por mis muñecas. No busco suicidarme, tan solo sufrir menos emocionalmente.

Realmente soy patética.

No puedo seguir así. Yo lo sé, mis amigos también y mis padres también. Y por eso, busco una solución, a pesar de que duela.

Siempre he tenido una muy buena relación con mi primo, el hijo de la única hermana de mi madre. Ha sido más un hermano mayor que mi primo. Souta también es abogado y tiene socios por todos lados. Hablé con él y, sin gustarle un pelo mi idea, accedió a ayudarme.

Pasaporte falso.

DNI falso.

Nueva identidad.

Billetes de avión.

Nueva York.

Voy a fingir mi muerte.

Voy a fingir mi muerte y me voy a ir lejos, muy lejos. Empezaré otra vida. Otro nombre, otras personas, otro entorno. Me iré a un lugar donde el Shinichi y Ran no exista. Porque Ran Mouri estará muerta.

Sé que es egoísta, que no es lo correcto.

Pero algunas veces lo racional nos hace perder la cordura.

Mis padres lo saben.

Sonoko lo sabe.

Sera lo sabe.

Nadie más tiene por qué saberlo.

Mañana iré al instituto por última vez y antes de marcharme Souta vendrá a traerme todo lo necesario para marcharme.

Termino de recoger la ropa y guardarla en la maleta cuando escucho el timbre de la puerta principal sonar.

Me extraño, que yo sepa, hoy no esperamos a nadie. Papá ni siquiera está en casa.

Abro la puerta y siento que se me corta la respiración.

-¿Profesor Agasa?

-Ran-kun, quiero hablar contigo.

Un escalofrío me recorre. Se nota cansado.

-Claro. Pase, profesor.

Tras ofrecerle algo de beber y ser amablemente rechazada nos sentamos en el sofá.

-Ran-kun quiero saber qué estás planeando.

Lo miro incrédula.

-¿Cómo sabe que estoy planeando algo?

-Porque Sera-kun le ha contado tus planes a su hermano y Akai-san me ha preguntado si sabía algo y si Shinichi era consciente. No me ha contado nada, pero se notaba que era algo serio.

Permanezco es silencio. Con los ojos clavados en mis manos apoyadas en mi regazo.

-Ran-kun, ¿Qué vas a hacer?

Lo miro y decido contarle la verdad.

-Voy a irme lejos profesor.

Él me mira atónito.

-Voy a fingir mi muerte y me voy a marchar. Lejos de aquí. Dónde nadie pueda reconocerme.

-Ran-kun pero eso no es-

-Lo sé profesor.

Sé que estoy llorando.

-Lo sé, sé que no es la mejor opción, que es egoísta e infantil.

Retengo un sollozo.

-Pero es que quiero a Shinichi. Lo quiero demasiado profesor y no puedo seguir así. No puedo olvidarlo, porque antes que mi novio ha sido mi mejor amigo y ha estado conmigo toda la vida.

Sollozo.

-Estoy jodidamente enamorada de él.

El profesor Agasa me abraza y me reconforta. No noto los orbes azules que me observan desde la entrada.

El profesor me da su apoyo y se marcha. Miro la hora en el reloj.

Esta es mi última noche como Ran Mouri.

°°°°°°°°•°°°°°°°°•°°°°°°°°°•°°°°°°°•°°°°°°

Noto como los ojos de todo el instituto me persiguen, pero no le doy importancia. A partir de esta noche, nada volverá a importar. Shinichi me está buscando, y no sé cómo me las arreglo pero consigo pasar la mañana sin verlo.

Después de salir del instituto y encontrarme con mi primo regreso a casa para terminar de recoger las cosas que me faltan.

Supuestamente mi muerte la habría causado un accidente. Estaba todo preparado. Me despido de mis padres y de Sonoko, llorando a mares. Cojo mis maletas y tomo un taxi, camino al aeropuerto.

Tardo casi dos horas en llegar, mi vuelo sale a las 12:30 am. Son las 10:00 pm.

Mi corazón late muy fuerte. Cojo mis maletas y me planto en la entrada del aeropuerto. Por un segundo me planteo todo. ¿De verdad lo voy hacer? ¿Podré sobrevivir sabiendo que nunca más volveré a ver la estúpida sonrisa de Shinichi?

Limpio una lágrima que ha recorrido mi mejilla. Es increíble cómo después de todo me siguen quedando ganas de llorar.

Te quiero, Shinichi.

Doy un paso para entrar en el aeropuerto, despidiéndome de la que hasta ahora ha sido Ran Mouri.

-Si das un paso más te duermo con el dardo tranquilizador.

Paro en seco al reconocer la voz del que ha sido mi mejor amigo toda mi vida. No encuentro mi voz, soy incapaz de decir una sola palabra. Me quedo estática. Quieta, esperando sus próximas palabras.

-¿De verdad pensabas que no me enteraría?

-Esa era la intención.-consigo decir.

-Eres una tonta, Ran.

Aprieto los dientes y me giro para gritarle, con lágrimas en los ojos.

-¡Tienes razón! ¡Soy una tonta! ¡Pero soy una tonta por estar enamorada de ti, que le importa una mierda mis sentimien-

Shinichi tapa mi boca con su mano y me atrae hacia él por la cintura.

-No te atrevas a terminar la frase.

La voz de Shinichi es contenida. Un brillo extraño surge en sus ojos y sus orbes me observan enfadado. Muy, muy enfadado.

El tacto de sus manos en mi hace que un escalofrío me recorra de pies a cabeza. Mi corazón late muy fuerte.

Entonces Shinichi me suelta para coger mi muñeca y comenzar a arrastrarme fuera del recinto.

-E-espera, ¿qué crees qué haces? Mi avión sale en menos de dos horas.

-No vas a coger ese avión.

-Shinichi te estoy diciendo qu-

-Por encima de mi cadáver voy a dejar que cojas ese maldito avión.

-¡Deja de ser egoísta! ¿No tienes suficiente con tu club de fans? Una estúpida más a tu lista de rechazos ni hará la diferencia.

-Ran, cállate. Y te lo digo enserio, cállate. No vas a coger ese avión y punto. Me da igual lo que digas, cuando estemos en mi casa hablaremos.

-¿Quién te crees? ¿Mi padre? Es mi vida y hago lo que quiera con ella.

Shinichi se para en seco y me mira, con los ojos aguados.

-Por favor, Ran. Ven conmigo.

La voz de Shinichi se ha roto. Siento mi garganta secarse y de nuevo comienzo a llorar. No soy capaz de decir que no, tan solo asiento y dejo que me vuelva a guiar hacia el coche del profesor Agasa, quién nos espera al otro lado de la calle. Shinichi guarda mis cosas en el maletero y nos dirigimos hacia su casa.

Nos alejamos del aeropuerto y no puedo evitar pensar en lo débil que soy por no ser capaz de enfrentarme a Shinichi.

°°°°°°°•°°°°°°°•°°°°°°°•°°°°°°°•°°°°°°°•°°°

Después de media hora hablando por teléfono con mi madre sobre los cambios finales y prometiendo llamar al día siguiente regreso al salón, dónde me espera Shinichi. Al entrar doy un largo suspiro. Las luces están apagadas, el fuego de la chimenea alumbra la sala y acaricia las facciones de Shinichi, haciéndolo parecer algo más como un Dios. Me sonrojo. Aún no se ha percatado de mi presencia. Está mirando atentamente al fuego. Me dedico a examinarle. Aún tiene los ojos brillosos, los labios curvados en una mueca. Lleva puesta una sudadera que le regalé hace unos meses y los pantalones que le regaló Hattori-kun cuando Conan desapareció en un caso. No puedo evitar comparar lo guapo que está vistiendo tan casual y sin embargo yo que voy también con una sudadera muy grande blanca y unas mayas negras esté horrible.

Siempre lo estoy, tampoco es que haga mucho la diferencia.

-Ran.

Su voz me trae a la realidad. Lo miro y él le da una palmada al hueco en el sofá al lado suya, invitándome a sentarme junto a él. Me muerdo el labio y bastante insegura me siento a su lado, clavando la vista en mi regazo.

Espero a que Shinichi hable, sin embargo, el silencio reina entre nosotros. Noto su penetrante mirada quemando mi rostro, incitándome a mirarlo.

Pero no voy a hacerlo.

No puedo.

La mano de Shinichi se coloca en mi muslo. Me tenso, se me pone la piel de gallina.

-Te he estado buscando. Por lo de la taquilla.

Su voz es grave pero suave y casi parece un susurro. Trato de mantener la compostura.

-El asunto de la taquilla quedó zanjado, Shinichi.

-Eso es mentira.

Cierro los ojos.

-Para mí no está zanjado. Los malnacidos que han hecho eso siguen por ahí y no voy a consentir que-

-¿Qué importa Shinichi?

-¿Cómo?

Doy un largo suspiro.

-Tampoco es como si estuvieran mintiendo.

Lo digo muy bajito, esperando que Shinichi no se hubiera enterado.

Pero sí se ha enterado. Madre mía. Shinichi se levanta de sopetón y me mira incrédulo, furioso y casi diría que dolido. Su respiración es agitada y se pasa la mano por el pelo, frustrado.

-¿Pero tú eres estúpida?

Por ahí no, Shinichi. Por ahí no.

-¿Qué pasa? ¿Molesta que te digan las verdades a la cara?

-¿Disculpa? De verdad Ran que me tienes calentito. Te recuerdo que llevo contigo desde que teníamos cuatro míseros años, ¿tan malo crees que soy para estar junto a ti sin que me importaras?

-¿No es eso lo que has hecho siendo Conan? ¿Qué me estás contando? No eres tú el que se ha pasado semanas llorando como una condenada porque no consigue olvidar al que ha sido su amor toda su vida.

Shinichi me agarra por los hombros con fuerza, pero sin llegar a hacerme daño.

-No sigas por ahí, Ran. Ni se te ocurra. Todo lo que he hecho siendo Conan ha sido para protegerte. ¡Todo! ¿Y sabes por qué? Porque me importas. Porque me importas demasiado y siempre ha sido así.

-Shinichi basta.

-Todos y absolutamente todos mis actos van en función a ti. He pasado el peor mes de mi vida desde que cortamos. Estoy en la puta mierda. ¿Quieres saber por qué, Ran? ¿Quieres saberlo?

Niego con la cabeza, no quiero escucharlo, no quiero escuchar más mentiras.

-Porque te quiero.

-No.

-Porque estoy enamorado de ti. Porque lo llevo estando toda mi vida. ¿No puedes entenderlo? Te quiero, estúpida. Y siento decirte esto, pero sé que me quieres. Sé que estás tan enamorada de mí como yo de ti. ¿Y sabes que también siento? Que voy a ser un egoísta. Porque no estoy dispuesto a dejarte marchar.

Y se acabó.

Adiós querida cordura, si quedaba algo de ti.

Los labios de Shinichi aprisionaron los míos, bruscos, pero cariñosos. Marcando un ritmo lento, fundiéndome con él. Sus brazos rodean mi cuerpo mientras los míos rodean su cuello, acariciando su pelo. El sabor de Shinichi es menta, fresco, tan … tan Shinichi. Muerde mi labio inferior, tratando de pedir permiso para su lengua. Abro mi boca y su lengua se abre paso, saboreando todo a su alrededor. Mi lengua hace contacto con la suya y sin darnos cuenta nos vemos envueltos en un beso furioso, desesperado, hambriento.

Necesidad. Necesitaba a Shinichi.

Sus manos acarician mis curvas mientras las mías su rostro.

La ropa comienza a estorbar.

Mi sudadera junto a mi camisa vuelan, dejándome en sujetador. Shinichi desvía sus labios hacia mi cuello, mordiendo, succionando y lamiendo. No soy capaz de controlar los sonidos que escapan de mi boca. Me agarro con fuerza a su sudadera, intentando no caerme, ida por las sensaciones. Como puedo le quitó toda la parte de arriba y acaricio su pecho, mordiendo el hueco entre su cuello y su hombro. Shinichi lanza un gruñido y aprieta el agarre de sus manos sobre mi cadera. Enredo mis piernas en su cintura y él me recuesta sobre el sofá. Succiona y besa desde mi mandíbula hasta por detrás de mi oreja. Juega con mi lóbulo entre sus dientes y jadeo, ahogada entre tantas emociones de golpe. Shinichi me embiste sobre la tela y ambos soltamos un gemido ahogado. Acuno su rostro entre mis manos y vuelvo a besarlo, tratando de expresar en el beso los sentimientos tan fuertes que tengo por él. Sus dedos trazan mi espalda con cariño y siento ganas de llorar.

Sin poder evitarlo sollozo.

-¿Ran? ¿Qué pasa?-La voz de Shinichi suena asustada.

-Te echaba tanto de menos.

Los ojos de Shinichi se agrandan y vuelve a besarme, más firme, más seguro, más dulce.

Separamos nuestros labios haciendo ruido y los suyos comienzan a trazar un camino desde mis mejillas hasta mis senos. Mi sujetador desaparece en cuestión de segundos y las manos de Shinichi masajean mis pechos. Suelto un sonoro gemido y murmuro su nombre. Pasa la yema de sus dedos por mis delicados pezones. Siento como se me eriza la piel bajo su tacto y suspiro. Pronto sus manos son reemplazadas por su boca y sus dientes, que mordisquean mi pequeño botón. Gimo su nombre y araño su espalda, necesitada. Sus dedos comienzan a bajar por mí estómago y al encontrar la cinta de mis mayas, inmediatamente las baja, bragas incluidas, dejándome totalmente desnuda a su merced. Acaricia con la yema de uno de sus dedos por encima de mis labios vaginales, sin llegar a meterme nada. Me siento mojada y mi respiración es muy agitada. Necesito que me toque más, que deje de torturarme.

-Shinichi, por favor….

Una súplica que es escuchada.

Su dedo se introduce para jugar con mi clítoris, duro e hinchado. Gimo alto mientras él masajea ese punto de placer. Sus labios siguen jugando con mi pecho mientras su dedo tortura mi clítoris. Muevo las piernas, más, necesito más.

Shinichi introduce el dedo pulgar y pellizca mi clítoris, arrancándome un grito de placer.

Para mí disgusto saca sus dedos y abandona mis pechos. Tengo los ojos cerrados y soy incapaz de abrirlos. Estoy a punto de abrirlos y reclamar atención cuando siento la lengua áspera de Shinichi recorrer mi intimidad de un lametazo.

-¡Shinichi!

La lengua de Shinichi juega con mi clítoris y de golpe mete dos dedos en mi cavidad, dejándome sin aliento. Comienzo a gemir muy alto cuando los dedos de Shinichi empujan cada vez más profundo dentro de mi ser. Besa mi clítoris y pega un pequeño mordisco. Vuelve a embestir aún más, chocando con mi punto G.

Trato de respirar adecuadamente pero Shinichi me está volviendo loca.

Al cabo de unos minutos me corro, sin poder evitarlo. Siento mis pulsaciones a mil por hora. Empujo a Shinichi al sofá y me coloco encima de él. Le quito los pantalones y los calzoncillos, dejándolo desnudo. Lo escucho tragas duro. Con la punta de mis dedos trazo su glande, Shinichi suspira ahogadamente. Coloco mi mano sobre su pene y comienzo a agitarla de arriba abajo, cada vez más deprisa. Los gemidos de Shinichi me impulsan a seguir, cada vez más rápido. Lamo su glande como su fuera un helado y sin aguantarlo más se viene en mi mano. Shinichi agarra mi cuello y me inclina hacia él, besándome con fuerza, introduciendo su lengua. Mis manos rodean su cuello y las suyas me abrazan a él. Él vuelve a colocarse encima mía.

-¿Segura?

-Te quiero.

Shinichi sonríe y besa mi frente.

Entrelaza nuestras manos y sin esperar un segundo más se introduce en mí. Ahogo un grito y respiro fuerte. Tras esperar unos segundos a que me acostumbre a su tamaño y el dolor disminuya, Shinichi comienza a embestirme, primero lento, tratando de no hacerme daño. Cuando el dolor pasa me consume el querer. La necesidad. Shinichi.

-Más rápido.-Suplico.

Las embestidas comienzan a ser cada vez más fuertes y más profundas. Nuestras caderas chocan y rodeo mis piernas a su cintura, tratando de fundirme más con él. Nuestras manos están blancas de la presión que ejercemos y los gemidos y gritos inundan la habitación. Estoy tocando el cielo con la punta de mis dedos, Shinichi sigue embistiendo, muy profundo y muy fuerte. Unas pocas estocadas más y los dos nos corremos, exhaustos.

Shinichi se deja caer a mi lado, rendido. Me atrae hacia él y deposita un suave beso en mis labios.

-No dejaré que vuelvas a separarte de mí.

Acaricio su mejilla con ternura, con mucho sueño.

-Te adoro, Ran.

Pronto el sueño nos acoge a los dos.

Te quiero, Shinichi.

¿Quién dijo que lo racional era lo cuerdo? La cordura no es más que un cuento de hadas.

O al menos, con Shinichi, perdí hace tiempo la cordura.

FIN.

Eeeeeyyyy! He vuelto :D YA HE TERMINADO PRIMERO DE BACHILLERATO :'D y lo he aprobado todo, me siento orgullosa. Siento muchísimo la tardanza, el fin de curso ha sido suicida. Pero ya estoy aquí y prometo traer cositas nuevas uwu. Espero que os haya gustado, os leo 3