Entre risas y fiestas

La orquesta deleitaba a los invitados con ambientación musical, mientras que los mismos degustaban platillos y los mejores licores en un hermoso salón, al mismo tiempo que otros danzaban en la pista de baile iluminados bajo las luces del candelabro, así era como se desarrollaba esa magnifica velada en el Gran Palacio de Tokio perteneciente a la Dinastía Kinomoto.

En esa ocasión se conmemoraba el cumpleaños del príncipe heredero, Touya Kinomoto, hijo de su majestad real el Emperador Fujitaka y la Emperatriz Nadeshiko, el joven cumplía apenas 15 años de edad, a pesar de que aún le faltaban un par de años para asumir el puesto de su padre, su madre no permitía que aquella fecha pasara desapercibida, especialmente cuando el muchacho había nacido un 29 de Febrero, y por lo tanto, solo tenía la oportunidad de celebrar su cumpleaños en ese día cada cuatro años.

El salón desbordaba de invitados de la alta clase, en su mayoría adultos, y unos que otros jóvenes o niños hijos de estos mandatarios reales, sin embargo, quien más resaltaba entre la multitud era una pequeña niña de 7 años, vestida con un kimono en color rosa pastel, con el cabello castaño y largo hasta la cintura semirrecogido con un broche de estrella, aunque su mayor accesorio resultaban ser sus ojos verdes esmeraldas tan hermosos que solo podrían hacer competencia con los de su madre, la emperatriz de Japón.

-Vamos, Tomoyo – Decía la niña a su prima amatista con una sonrisa en el rostro mientras agitaba una hoja de papel en su mano – Quiero darle mi dibujo al abuelo.

-Te quedó muy lindo, Sakura – Respondió Tomoyo sonriéndole a su prima.

La ojiverde lo miró sin estar muy convencida – Creo que quedó un poco torcido.

-A mí me parece te quedó bien, al abuelo le va a gustar, siempre guarda nuestros dibujos – Animó la amatista.

-Debe tener más de tus dibujos guardados – Respondió la niña con un tono triste – Desde que se mudaron a China con la tía Sonomi no lo veo tan seguido como tú.

-Nos quiere mucho a las dos – Aseguró Tomoyo – Guarda todos nuestros dibujos en una carpeta en su oficina, los tiene todos.

- ¿De verdad? – Preguntó sorprendida mirando de nuevo su dibujo.

-Así es – Respondió la amatista – Vamos, estoy segura de que le va a gustar, además usaste esos creyones nuevos.

Sakura estaba por decirle algo a su prima y mejor amiga, sin embargo, fue interrumpida cuando de sus manos desapareció el dibujo que con tanto esmero había hecho para su amado abuelo y al girase sobre sí misma pudo darse cuenta del responsable de aquel acto, un joven moreno con un yukata azul que admiraba su dibujo.

- ¿Qué fue lo que dibujaste, Sakura? – Preguntó Touya curiosamente.

La aludida frunció el ceño por el arrebato inesperado de su dibujo, sin embargo, no se negó de explicarle – Somos el abuelo y yo bajo un arco iris, además le hice muchas flores de clavel alrededor, sabes que son mis favoritas y las de él.

Touya levantó la ceja sugestivamente antes de hablar – Por un momento pensé que se trataba del abuelo con un monstruo que escupía flores de clavel y arco iris.

Sakura de inmediato se sulfuró y empezó a saltar para recuperar su dibujo de las garras de su hermano mayor – ¡Devuélvemelo, Touya!

-Ahora si que pareces un monstruo, Sakura – Dijo el moreno disfrutando de molestar a su hermana menor por un rato, así era su relación, pero igual se querían mucho.

Touya estaba tan entretenido haciendo enojar a su hermana que no se dio cuenta de que el dibujo fue nuevamente arrancado de sus manos, cosa que lo molestó incluso más que a la niña, sin embargo, al girarse se encontró nada más y nada menos que con su mejor amigo.

- ¿No te cansas de hacer enfadar a tu hermana? – Dijo el joven de cabello platinado y anteojos mientras se acercaba a la princesa para entregarle su dibujo – Aquí tienes, pequeña Sakura.

La ojiverde sonrió – Gracias, Yukito.

El joven le devolvió el gesto – A tu abuelo le va a gustar mucho.

-Eso espero – Respondió nerviosamente mirando de reojo a su hermano – Touya dice que parezco un monstruo.

-Yo no lo creo así – Dijo Yukito hablándole en voz baja a la pequeña – Es solo que tu hermano no tiene sentido del arte.

Aquel comentario hizo reír por debajo a la princesa y sin duda mejoró mucho su humor, ella le habló – Estoy totalmente de acuerdo contigo.

- ¿Con qué? – Preguntó Touya al ver la conversación en susurros que tenían su mejor amigo y su hermana menor.

-Es un secreto – Respondió Sakura sacándole la lengua.

-Eso no es digno de una princesa – Molestó Touya.

-Y no es digno de un príncipe quitarle los dibujos a su hermana menor – Siguió Sakura.

-Niños – Dijo una tercera voz haciendo que todos los presentes se giraran.

Toda discusión fue dejada atrás cuando se dieron cuenta de la presencia de Nadeshiko Kinomoto, la emperatriz de Japón, quien esa noche portaba un kimono en color verde agua con flores rosadas, su cabello largo y gris peinado cuidadosamente y el mejor accesorio que compartía con su hija, unos orbes color esmeralda. Se consideraba una mujer bastante amorosa, sin embargo, cuando se trataba de la educación de sus hijos era muy correcta, y los chicos sabían que no estaba bien tener ese tipo de discusiones en una fiesta como aquella.

-Ya hemos hablado sobre las discusiones en este tipo de eventos – Dijo Nadeshiko suavemente – Recuerden que representan a la familia real.

-Lo sentimos, mamá – Dijo Touya – Por un momento olvidé donde estábamos.

-Lo siento, mamá – Respondió Sakura bajando la cabeza.

Nadeshiko sonrió de medio lado y acarició la cabeza de su hija para luego hablarle – Sakura el abuelo tiene algo que darte ¿por qué no aprovechas y le muestras tu nuevo dibujo?

Sakura sonrió y asintió con la cabeza para luego mirar a su prima – Vamos, Tomoyo.

Las niñas de inmediato desaparecieron entre la multitud, bajo la mirada de Nadeshiko, Touya y Yukito, sin embargo, había un cuarto par de ojos que había observado todo desde un lado del salón, ese rincón que conectaba la cocina con tan magnifica fiesta.

- ¿No te cansas de molestarla? – Preguntó su madre sonriendo.

-No – Respondió Touya despreocupadamente.

Yukito bufó – La molestas, pero harías lo que fuera por ella.

-En eso estamos completamente de acuerdo – Respondió Nadeshiko.

Touya miró a su hermana perderse entre los invitados, aunque él ya tuviera ya 15 años siempre sería divertido molestarla. Se giró para decirle algo a su madre, sin embargo, al sentirse observado desde atrás desvió su mirada para encontrarse con un par de ojos ambarinos pertenecientes a un niño, con más o menos la edad de su hermana y su prima, de cabello marrón que portaba el uniforme de las cocinas, aunque este al verse descubierto se adentró de inmediato en su lugar de trabajo. A Touya le pareció un poco extraño, sin embargo, no reparó en ello.

Por otro lado, Masaki Amamiya se encontraba sentado en una de las mesas degustando los postres que le habían ofrecido, tenía que admitir que era una de las cosas que más extrañaba de vivir en el Gran Palacio de Tokio, pero nada se comparaba con el vacío de no poder ver a Touya y Sakura a diario como había hecho los últimos años.

El hombre había decidido mudarse a China solo un año antes con su hija mayor Sonomi y su nieta Tomoyo, con la finalidad de expandir su negocio familiar. Vivió en el Gran Palacio de Tokio por mucho tiempo debido a que su hija menor se casó con el heredero al trono de la Dinastía Kinomoto, convirtiéndola en la emperatriz, y a sus adorados nietos productos de ese matrimonio, en príncipe y princesa respectivamente. Aunque nunca se acostumbró a la vida real por provenir de una familia humilde, estuvo dispuesto a soportarlo solo porque no quería separarse de su hija y sus queridos nietos, sin embargo, la situación lo llevó a China, por lo que en esa visita trataba de pasar mayor tiempo con Sakura y Touya.

- ¡Abuelo! – El hombre fue sacado de sus pensamientos cuando la portadora de unos orbes esmeralda se paró en frente de él agitando una hoja de papel – ¡Te hice un nuevo dibujo para tu colección! Tomoyo me dijo que tienes toda una carpeta en tu oficina.

Masaki se rio ante el comentario, su nieta siempre era así de jovial – Así es, Sakura.

-Guardó ahí todos nuestros dibujos – Respondió Tomoyo – Incluso esos dibujos de los disfraces que hice.

-Son de mis favoritos – Dijo Masaki – Al igual que los paisajes de Sakura, veamos que tenemos por aquí.

El hombre tomó el dibujo entre sus manos y pudo darse cuenta de que en efecto Sakura había hecho una representación de ellos dos bajo un arco iris rodeados de muchas flores de clavel, estaba simplemente fascinado – Está precioso, pequeña.

- ¿En serio? – Preguntó la ojiverde – ¡Touya dijo que parezco un monstruo!

-Él miente para molestarte – Dijo Tomoyo – Está lindo.

-Ciertamente todos sabemos que tu hermano no heredó el sentido del arte, mi pequeña Sakura – Respondió Masaki haciendo reír a sus nietas – Está muy hermoso y voy a llevármelo a China para guardarlo con el resto.

Sakura y Tomoyo sonrieron emocionadas y de inmediato ambas se le abalanzaron a su abuelo como solían hacerlo desde siempre, sus madres las reprenderían si supieran que estaban perdiendo los modales de esa manera, sin embargo, Masaki estaba encantando con esas muestras de afecto, eran por mucho sus favoritas.

Cuando las niñas se separaron él se dirigió a la ojiverde – Sakura, en vista de que no estaré para tu cumpleaños este año, he decidido darte mi regalo esta noche.

La princesa bajó la mirada, era la primera vez que su abuelo no estaría con ella para su cumpleaños, sin embargo, aquello no la desanimó por demasiado tiempo – No te preocupes abuelo, lo importante es que hoy estás aquí, y sé que nos veremos muy pronto.

Masaki sonrió, ese era el positivismo que siempre definía a su nieta, por eso procedió a sacar de su bolsillo una pequeña caja rosada adornada con detalles dorados en brillantina. Sakura la tomó entre sus manos, aunque no sabía de lo que se podría tratar.

-Ábrelo, pequeña – Dijo Masaki.

Sakura le hizo caso de inmediato y procedió a desenvolver el regalo con cuidado, cuando quitó la pequeña tapa pudo darse cuenta de que adentro había una llave en forma de estrella, en el momento en que la sacó se dio cuenta de que era un collar, sin embargo, el dije aún la tenía confundida, por lo que miró a su abuelo.

- ¿Una llave? ¿De qué?

Masaki sonrió – Busca a tu mamá, ella te dará el resto del regalo.

Sakura no esperó ni siquiera a que su abuelo dijera algo más, era muy curiosa y aquel regalo era todo un misterio, por lo que seguida de Tomoyo corrió hacia donde había dejado a su madre, a su hermano y a Yukito, quienes permanecían ahí hablando de temas banales que fueron interrumpidos cuando ambas niñas volvieron.

-Mamá el abuelo acaba de obsequiarme esta llave, pero dice que tú tienes el resto del regalo – Dijo Sakura agitando el collar.

Nadeshiko sonrió, ya sabía lo que su padre se traía entre manos, por lo que sin decir nada más, fue hasta el escondite temporal donde mantuvo el resto del regalo de Masaki, y en cuestión de minutos le extendió un libro color rosa a su hija, esta lo miraba con intriga especialmente porque al tomarlo entre sus manos se dio cuenta de que poseía un león con el sol en la portada y una luna en el otro lado, aunque aún seguía bastante desconcertada.

- ¿Un libro?

-Es un diario – Explicó Nadeshiko – Era mío, me lo regaló tu abuelo cuando cumplí 18 años, sin embargo, lo importante aquí es lo que hay adentro.

Entonces Sakura se fijó en el broche que tenía el diario en un lado, y fue cuando todo tuvo sentido para ella. De inmediato utilizó la llave que le dio su abuelo y la introdujo en la cerradura, al abrirse el libro lo primero que vio fue un boleto para viajar en barco, ella no entendía de que podría servirle, hasta que vio el destino, no podía creerlo.

- ¿China? ¿Dos boletos a China?

-Así es – Respondió Nadeshiko sonriendo.

Sakura abrió los ojos de par en par y leyendo uno de los boletos – ¿Es para mí? ¿Viajaré con el abuelo y Tomoyo? ¿Un mes completo?

-Sí, bueno técnicamente Tomoyo y Sonomi se van pasado mañana, pero tu luego las alcanzarás con tu abuelo – Explicó Nadeshiko.

-Iré a China – Decía la niña sin poder creerlo aún.

-Vaya que eres un genio, monstruo – Dijo Touya afirmando aquello.

Sakura brincó de felicidad y abrazó a su madre, estaba tan feliz que ignoró por completo el comentario de su hermano mayor – ¡Gracias, mamá!

-No es a mí a quien debes agradecer – Dijo Nadeshiko – Tu abuelo fue quien organizó todo, yo solo fui su cómplice.

Sakura ni siquiera esperó dos minutos para salir corriendo hasta donde estaba su abuelo, incluso dejando olvidada a Tomoyo, ya que ella sabía todo sobre la sorpresa, pero había prometido a su madre que no diría nada. Sakura por su lado, al volver a donde se encontraba su abuelo se abalanzó sobre él para abrazarlo fuertemente mientras sostenía el diario y la llave.

- ¡Muchas gracias, abuelo! ¡Prometo que me comportaré!

Masaki sonrió mientras besaba su mejilla – Siempre lo haces, pequeña Sakura.

La niña se separó sonriendo y luego de eso el hombre volvió a hablarle – Hay algo que no has notado en tu regalo – Ella lo miró confundida, no podía ser que faltara algo más. Masaki extendió su mano – Permíteme la llave.

Sakura le pasó el collar y seguido de eso el hombre lo giró para mostrarle como había unas letras grabadas en la parte de atrás, así como también una fecha – Como ya te habrá dicho tu madre, el diario le pertenecía, así como también la llave, sin embargo, quise que tuviera un toque especial para ti, así que he mandado a ponerle tu nombre en chino y tu fecha de nacimiento.

Sakura volvió a tomar el collar entre sus manos e intentó leer la inscripción, aún no conocía bien ese idioma ya que recién habían empezado sus lecciones – ¿Ying Fa?

-Ese es tu nombre en chino, creí que sería exótico – Respondió Masaki – Espero que te haya gustado.

-Me encantó abuelo, especialmente porque pasaré mi cumpleaños junto a ti en China – Dijo Sakura abrazándolo de nuevo.

Desde el otro lado del salón, Nadeshiko, Touya, Yukito y Tomoyo observaban la escena completamente emocionados de que todo haya salido bien con la sorpresa, Sakura lucía feliz y eso era lo importante, Tomoyo fue la primera en salir del grupo para unirse de nuevo a su prima y a su abuelo, dejando solo a los adultos. Nadeshiko estaba tan sumida en la escena que apenas se dio cuenta cuando alguien la rodeó por la cintura y la atrajo a su cuerpo, al girarse se encontró con la sonrisa gentil de su esposo.

-Por lo que puedo ver le encantó el regalo de tu padre – Dijo Fujitaka.

-Es lo que más ha querido desde que se fue a China – Respondió Nadeshiko – Bueno, lo que ambos han querido.

-Si me permiten decirlo, sus altezas reales – Dijo Yukito – Creo que ha sido el mejor regalo para Sakura, se le ve verdaderamente feliz.

-Gracias, Yukito – Respondió Fujitaka – Y sabes que no tienes que ser tan formal con nosotros, eres prácticamente parte de esta familia.

-Les agradezco mucho, pero les aseguro que mis padres siempre me insisten en no olvidar sus títulos.

-Es inútil, mamá y papá – Dijo el moreno divertidamente – A veces lo sorprendo diciéndome "príncipe Touya", y les aseguro que hasta yo me rio.

Los Kinomoto se rieron al igual que Yukito, sin embargo, las risas fueron interrumpidas cuando un estruendo se escuchó detrás de ellos haciéndolos girar, se trataba del niño que Touya había visto antes, aparentemente había dejado caer la bandeja entre sus manos, por suerte no había pasado nada, aunque lucía bastante incómodo.

-Por Dios ¿te encuentras bien? – Preguntó suavemente Nadeshiko acercándose a él.

El niño parecía como petrificado al ver que la emperatriz se estaba dirigiendo directamente a él.

-Trabajas en las cocinas – Reconoció de inmediato Fujitaka por el uniforme. El emperador se paró junto a su esposa centrando su atención en el niño – Puedo decir que te revise el doctor, sonó bastante fuerte.

- ¡No! – Dijo el niño nerviosamente para luego hacer unas torpes reverencias – ¡Discúlpenme, sus altezas reales!

-No te preocupes – Respondió Fujitaka sonriendo – No pasó nada, lo importante es que estás bien.

-Los accidentes son inevitables – Dijo Nadeshiko – No tienes de que avergonzarte, pequeño.

El niño no decía nada, simplemente esperó a que los emperadores se giraran de nuevo para volver a la cocina y no escapar más, sin embargo, el joven príncipe seguía mirándolo y aparentemente no se quedó solo con eso ya que se acercó a él cuando sus padres se adentraron en la fiesta.

-Oye niño ¿estás bien? – Preguntó seriamente el moreno acercándose.

-Si, su alteza – Respondió el niño ambarino.

Touya lo miró con el ceño ligeramente fruncido – Te vi más temprano, te le quedaste mirando a mi hermana menor.

Al pequeño se le colorearon un poco las mejillas – ¡No, su alteza! Jamás me atrevería a mirar a la princesa de mala manera.

-Más te vale que no la mires ni de mala manera ni de buena manera ¿entendiste? – Dijo Touya duramente.

-Sí – Balbuceó el pequeño.

-Xiao Lang – Dijo un hombre saliendo de la cocina y captando la atención de los presentes.

El hombre salió de su lugar de trabajo, lucía el mismo uniforme que el niño, de hecho, físicamente se parecían mucho, a excepción de sus ojos ya que los del hombre eran de un tono azul, sin embargo, el hombre se puso mucho más serio al darse cuenta de la presencia del joven.

-Príncipe Touya – Dijo el hombre haciendo una reverencia y tomando la mano del pequeño – Disculpe si mi hijo le ha ocasionado algún inconveniente.

-No se preocupe, no ha pasado nada – Respondió Touya amablemente para luego mirar al niño de forma seria – Cuídate.

Y seguido de eso se dio la vuelta para volver a la fiesta en compañía de su mejor amigo. Para nadie era un secreto que Touya Kinomoto era un gran chico y futuro heredero, sin embargo, había un punto de su personalidad que no todos conocían, era extremadamente celoso con su hermana menor, y estaba seguro de que eso siempre sería así.

-Asustaste a ese pobre niño – Dijo Yukito molestando a su mejor amigo – Solo estaba mirando a Sakura y a su diario.

-No, antes de eso también lo pillé mirándola, cuando la estaba molestando con el dibujo – Respondió Touya con el ceño fruncido – Aún es muy pequeña para que mocosos como ese la estén mirando.

-Exageras – Respondió Yukito – No es como si él fuera a convertirse en el esposo de Sakura o algo así, solo es un niño, quizás solo fue amor de niños y ni se vuelvan a ver.

-Todo niño es una amenaza – Dijo Touya seriamente – Y ni se te ocurra mencionar a Sakura y la palabra "esposo" en la misma oración de nuevo.

Yukito bufó – Eres todo un caso.

Los chicos pudieron haber continuado con su conversación o simplemente cambiarla a alguna otra cosa, de no ser porque el estruendo del candelabro del salón principal cayéndose y partiéndose en mil pedazos los haya sacado por completo de sí, haciéndolos poner en alerta.

Touya y Yukito no dudaron en correr hasta el centro del salón donde los invitados empezaron a esparcirse, incluidas Sakura y Tomoyo quienes se encontraban jugando cerca de la pista de baile, aunque cuando aquello ocurrió las niñas de inmediato corrieron con sus madres asustadas, mientras que Fujitaka, Masaki y un grupo de hombre rodeaban la pista.

- ¿Qué sucedió, papá? – Preguntó Touya acercándose con Yukito confundido al no haber visto el accidente.

-No tenemos ni idea, el candelabro simplemente se cayó y se sintió un fuerte frío incluso con las ventanas cerradas – Explicó Fujitaka.

-Fue solo cuestión de segundos – Dijo Masaki – Esto debe tener una explicación.

-Y la tiene – Dijo una voz desconocida que provenía del candelabro recién destruido.

De entre los cristales rotos, como si nada hubiese pasado, apareció un hombre enfundado con una túnica color púrpura, sus facciones eran finas y poseía unos penetrantes ojos grises, aunque lo que resaltaba más era su cabello largo rojo fuego peinado de lado, al ver al dueño de la voz Fujitaka de inmediato tensó el semblante y se dirigió a él.

- ¿Cómo te atreves a volver aquí, Kyo?

El hombre sonrió cínicamente – ¿No puedo pasar a saludar a mi viejo amigo?

- ¿Alguna vez fuimos eso? – Preguntó Fujitaka tan seriamente como nunca se había visto – Decías ser nuestro consejero y nos traicionaste.

-Negocios son negocios, Fujitaka – Respondió Kyo mirando a Touya – Debo suponer que él es tu hijo, se parece a ti.

-Si, y ni por un momento dudo de que eres un traidor de mi familia – Dijo Touya más seriamente que nunca – Más te vale que vayas regresando por dónde viniste.

-Esa no es la forma en que debería hablar un heredero al trono de la Dinastía Kinomoto – Respondió Kyo desviando su mirada hasta donde estaba la emperatriz abrazando fuertemente a su hija – ¿Verdad, Nadeshiko? Sin duda, los años te han favorecido.

-Deja a mi hija en paz – Amenazó Masaki duramente.

Sin embargo, los ojos grisáceos de Kyo se quedaron centrados en la pequeña que Nadeshiko abrazaba con fuerza y habló – Debo suponer que ella es la princesa, sin duda, tan hermosa como su madre.

- ¡Déjala en paz! – Gritó Touya.

-Es tiempo de que abandones mi hogar, Kyo – Respondió Fujitaka sin perder los estribos – Ya no eres bienvenido hace mucho tiempo y lo sabes.

-Esta no será la última vez que sabrán sobre mí – Dijo el hombre mirando a todos los presentes y pavoneándose por el salón – De hecho, nos volveremos a ver en siete días.

Fujitaka no tenía ni idea de lo que estaba hablando y manteniéndose firme decidió seguirle la conversación – No será así, no tienes permitido venir aquí de nuevo.

-Claro que sí – Respondió Kyo sonriendo cínicamente – Jamás me perdería tu destrucción y la de toda tu familia, Kinomoto.

Nadeshiko sintió pavor de sus palabras y Fujitaka vio el miedo reflejado en los ojos de su esposa, de sus hijos y de todo su pueblo, no podía permitir que Kyo dijera esas cosas como si nada, había un precio que pagar.

-Vete, Kyo – Respondió Fujitaka blandiendo la espada que portaba en su cintura – Sabes que no soy un hombre violento, no me hagas cambiar eso.

-Deja las espadas para mi próxima visita – Dijo Kyo sonriendo – Aunque disfrutaré ver como no sirven de nada cuando tú y toda tu familia mueran en siete días, lo mismo que le espera a tu pueblo, Kinomoto.

Un silencio se formó por un momento, para luego volverse un fuerte murmullo de miedo entre los invitados, Fujitaka no podía creer sus palabras del todo, pero tenía un mal presentimiento.

-Deja de decir semejantes barbaridades – Exigía Fujitaka – Deja en paz a mi familia y a mi gente.

-Supongo que tendré que darte tiempo para procesarlo – Respondió Kyo mirando a todos los presentes – Pero no lo olviden… Dentro de siete días la ciudad arderá en llamas, el pueblo gritará de desesperación, el odio invadirá todo y la Dinastía Kinomoto habrá desaparecido completamente.

Fujitaka no pudo soportar más aquello, por lo que en contra de sus principios blandió su espada hacía donde estaba Kyo, sin embargo, apenas esta lo tocó él desapareció en una cortina de humo dejando un ambiente aún más tenso del que había cuando se mantuvo ahí.

El miedo podía verse reflejado en las caras de los presentes y el ruidoso silencio que se había hecho, y es que quien podría creer que, una noche de fiestas y risas podría haber sido el inicio de una desgracia más grande que la Dinastía misma.

oOo

N/A: ¡Hola mis queridísimos lectores de este maravilloso fandom! ¡Sí ya estoy de vuelta y con nueva historia! Ni se imaginan lo feliz que estoy de volver por acá con mi nuevo proyecto, ya me hacían mucha falta, incluso los que se animaron a seguirme en la historia del fandom de Miraculous Ladybug, pero ya era tiempo de volver por acá con algo nuevo.

Bueno como pudieron notar en el Summary, esta no es más que una adaptación de una de mis películas favoritas de toda la vida, "Anastasia" la he visto un millón de veces desde que tengo uso de razón (incluso me sé los diálogos de memoria) y su historia me fascina. Cuando empecé a escribir fanfics siempre tuve la idea de adaptarla, aunque no me decidía por un fandom, pero ya lo he hecho y les aseguro que me ha encantado el resultado. Cabe destacar que he cambiado varios aspectos de la película original como pudieron notar en este prólogo (además de que no incluiré canciones como en la película), he cambiado escenas y hechos para que tengan sentido, pero si he mantenido algunas cosas como en la trama original, si vieron la película se irán dando cuenta, si no la han visto, no se preocupen, no tiene mayor influencia, solo gocen la lectura.

Como pueden ver he reciclado a uno de mis personajes originales, creé a Kyo para "Solo por ti" y como necesitaba un villano pues lo usé a él y le di un poco de historia, así como también al resto de los personajes, ya se irán dando cuenta.

Quiero aprovechar este capítulo para agradecer a mis grandes amigas ValSmile y cerezo01 ya que me ayudaron bastante buscando la portada y escogiendo el título oportuno, además de que han sido un apoyo increíble en estos tiempos difíciles que me ha tocado vivir. Mil gracias akumitas.

Como es de costumbre, publicaré lunes y jueves (esos son mis días en definitiva jajaja), sin embargo, hay serios problemas eléctricos en mi país, especialmente en mi ciudad, por lo que si desaparezco es porque en definitiva no tengo electricidad, aunque saben que no me gusta ser impuntual y trataré de cumplir.

Ya me he extendido mucho. A quienes me leen por primera vez les doy una cálida bienvenida a mi historia, y a quiénes ya me conocen, también los recibo con mucho cariño y les doy las gracias a todos los que se han tomado el tiempo de leerme y que le han dado una oportunidad a este nuevo invento mío, espero no decepcionarlos.

Nos vemos el lunes, les mando besos enormes.