¿Cómo cazar a un hombre en siete pasos? Por Yuleni Paredes

Personajes de Mizuki e Igarashi.

No pretendo justificarme ahora estoy en una especie de encrucijada, de abismo, soy una persona profesional que vive en un pequeño pueblo de Michigan, allí trabajo en una compañía modesta, que al paso que va; irá directo a la ruina. Hace poco solicité una constancia laboral para postularme a otro empresa y, ¡rayos!, ¡garrafal!, ¿es en serio?, ¿qué clase de compañía es la que no tiene un sello decente y lo peor de todo un membrete, es decir: ¡identificación!, puede haber algo más humillante? En lo particular no lo creo.

Anteriormente trabajaba en el hospital Santa Juana, pero tuve un pequeño percance laboral, llamémosle así ──suspiro── al hecho de qué confié en mis compañeros de intervención quirúrgica y estos en el descuido, perdieron la pieza (pierna), ¿no les dije? La cirugía se trató de una amputación, pero ese no fue el motivo verdadero por el que me fui, fue por la paga tan ínfima que daban o mejor dicho que dan.

Para no aburrirles con mi drama, (¿a quién engaño?, ahora es que viene drama), continuaré con mi actual situación. Unos de los estados más prospero de Estados Unidos les cayó las siete plagas de Egipto, multiplicado por cincuenta mil, ¿será? Y, la más afectada: soy yo, hace unos seis meses mi primo ARCHIBALD CORNWELL, disculpen que lo grite, pero el malnacido es un ¡hijo de PUTA! Me dejó a su retoño, la fotocopia de él diría yo, ja, ja, ¡ja! Me engatusó con el cuento de que iría a Canadá en búsqueda de un mejor empleo con el que nos ayudaría a sobrevivir, pues resulta y acontece ja, ja, ja que luego de tres meses; verdaderamente me preocupé como nadie, pensé lo peor, que había muerto mis ojos se inundaron de lágrimas, lo amaba, es mi primo, eso sí, cuando digo que lo amaba es porque lo amaba, el desgraciado posteaba fotos en Instagram, Facebook, en todas las redes sociales habidas y por haber y en cada una de ellas mis estimados lectores le pregunté, ¿cuándo vas a mandar dinero para tu hijo, que no tiene para los libros? ¿Saben qué sucedió? Me llena de indignación decirlo. Me bloqueó de todos los formatos internautas: ¡mal padre! Decidí entrar con las cuentas de mis amigas, pero a ellas, también las bloqueó el hijo de la mala madre.

¡Al fin lo dije! ¡Qué delicioso, suspiro otra vez!

El cuento en sí, comienza hoy, y es justo con mi casera: ¡Victoria…!

──¡Sé que estás ahí, sal de inmediato, sal y cancela los seis meses de arriendo que nos debes! ──allí estaba arrinconada junto con mi bello sobrino, Domi, nombrado de ese modo en honor a un fallecido amigo de mi primo y por supuesto mi tierna madre putativa Pony; los tres evitando hacer ruido──. No te abro la puerta simplemente, porque existe una ley de protección contra la propiedad privada, pero lo que haré es cortarte los servicios, ¡te quedarás sin agua y sin luz! Y, Y──. Su habla se tornaba agitada, temblorosa, llena de ira─ cuando salgas de allí será para no entrar, ¡más! Vámonos chicos, le daré solo una semana antes de pasar a medidas extremas.

Al oír sus pasos alejarse, comprendí que se había marchado, sin embargo, algo me decía que sería por poco tiempo:

──¿Tía, por qué debemos ocultarnos de la señora Victoria? ─preguntó el tierno chiquillo.

──Domi, ternura, es un juego que durará poco tiempo el que resista más se llevará un gran premio ──dije emocionada con una sonrisa que rayaba de lo sobre actuado.

──¿En serio? ──inquirió el pequeño todo emocionado, pobre si supiera el motivo real, algo que aprendí de "la vida es bella" es mantener la inocencia del infante hasta el final para proteger su integridad psicológica. Oh, Roberto Benigni, ojala tus métodos sean acertados. De lo contrario destruiré tus perfiles. Hablo con mi yo interno manteniendo la sonrisa.

──Candy, hermosa, iré a la cocina a preparar un poco de comida─. Si alguien aplica el método de la felicidad de Benigni es Miss Pony, por supuesto le llama comida al arroz sin sal que comemos a diario. En eso son de molestia Domi, se cruza los brazos.

──¡Estoy cansado de comer arroz─! Agachándome a su nivel le digo:

──Lo sé, recuerda, es un juego…

El grito de Miss Pony, me hizo sacar de mis ideas al notar que hasta la luz la habían desconectada y que del grifo ya no salía agua, sinónimo de que en efecto, nuestra casera ¡Victoria! (cada vez que lo pronuncio me da hipo), cumplió su promesa.

──No debemos caer en pánico ja, ja, ja saldré… ──hablé manteniendo el optimismo reflejado en mi rostro como siempre.

──Pero si sales nos sacarán─. Advirtió Miss Pony con preocupación.

──Es verdad tía, perderemos el juego.

Esa inocencia me hizo sonreír de dicha. En seguida imitando la voz de hombre corpulento le dije:

──Lo sé caballerito, por esa razón tomaré la soga, la lanzaré al árbol que ves allá─, le señalé con seguridad como si se tratara de la búsqueda de un tesoro.

Y así lo hice me escabullí por entre las ramas, hasta deslizarme hasta el piso, desde allí, les saludé a modo triunfal y caminé durante minutos las calles hasta que vi un árbol de manzanas tomé cuanta fruta pude, me disponía a irme hasta que un perro tipo buldog con tigre o león, ¡Dios santo!, corrió hasta a mí para devorarme por suerte caí en un alcantarillado. Eso sí, que fue una suerte.

──Esto huele como mal, no puede ser, no puede ser, es agua sucia nooo…

Salí de ese lugar flatulento hasta un río cercano donde me lavé y lavé las manzanas. Esa noche comimos alegres era un menú diferente.

Al día siguiente estaba en mi trabajo como siempre con los humildes harapos que me identificaban: pantalón de mezclillas, desgastados, una playera tipo colador (por la cantidad de huecos que tiene), y mejor no me pregunten por el calzado, lo bueno es que los demás están en igual o peor condiciones que yo, así que mi vestuario es indiferente a los demás.

Admitiré que amo mi trabajo tengo excelentes compañeros, cada uno ayudó a que me formara como toda una profesional, pero como les he dicho antes le empresa está en bancarrota y las grandes empresas que están fuera del condado de Michigan tienen toda la nomina colapsada.

Pese a mi aspecto, recibí algunas propuestas indecorosas una fue la del señor Arturo, es un hombre atractivo, pero simplemente no me atrevo, no me atrevo. La casera dijo claramente que me sacaría de la casa si no pagaba, está mañana para evitar salir por la puerta principal, Domy y yo, escapamos por las escaleras de incendio, procurando no hacer ruido.

Hablé con unas de mis colegas de mi penoso estatus financiero, lo chistoso es que está al borde de caer en la exasperación (ella está peor su esposo ha enfermado y ni cómo comprar las medicinas), ¡ja! Yo hablándole al ciego de ceguera. Sin restricción alguna le comenté las propuestas indecorosas que había recibido, ella recomendó orar a Dios cuanto podamos, lo más que podamos, torteando los ojos expresé sin el mínimo de vergüenza:

──Oh, hasta que mis entrañas dejen de chillar.

Realmente duele el estomago, duele, duele, se siente mareo un fuerte y desagradable mareo pensé en mi nene, ¡no podemos aguantar más!

Llevaba días meditando: ¿qué hacer para sobrevivir? Intenté vender varios productos y electrodoméstico de mi casa, pero nada funcionó, fue peor el remedio que la enfermedad hasta la fecha no me han pagado o simplemente se hacen los locos. ¿Robar? Jamás será opción quitar a otros lo que han conseguido con tanto esfuerzo, no puede ser. La única esperanza era una y era convertirme en ya saben. Sería toda una profesional no cualquiera la mejor, estudiaría el universo a insertarme, aprendería todo lo concerniente a, ¿qué busca un hombre en una mujer? ¿Cuál es su centro de la felicidad? En efecto se cumpliría siete días de aquella amenaza de la casera: ¡Victoria! Así que haciendo de tripas y corazón me fui directo al espejo y, me alagué: soy rubia, de ojos verdes, pecas hermosas, una melena tipo leona que desea soltarse por sí sola para atrapar corazones, ja, ja, ja, ¿a quién engaño?, soy desnutrida, mido un metro sesenta y peso cuarenta y ocho kilos, mi peso está por debajo de lo normal. Sin embargo, se me notan más las curvas, el pompis y los pechos, oh, ¡yes!, nacida para conquistar.

Esa tarde subí con mucho sigilo las escaleras de escape, fui al closet antes de que llegara Domi y Miss Pony, ¿ya se imaginan por donde entrarán, cierto? Exacto por las escaleras de incendio. Tomé la decisión que ya se están imaginando, porque no puedo permitir por un simple orgullo que una anciana y un niño de cuatro años corran el riesgo de caer al trepar esos árboles para entrar al departamento.

Metí en mi mochila varios libros entre ellos: ¿cómo seducir a un hombre con la mirada? ¿Cómo quitarle el dinero a un hombre sin pedírselo? Escuchar es más importante, el kamasutra, es solo sexo y por supuesto uno de los vestidos color negro que usara en mi adolescencia en una de esas fiestas juveniles a las que asistí en mi época de universitaria, escribí una nota que decía:

Les dejé unas manzanas en el refrigerador. No se preocupen por mí vendré en cuanto pueda, el juego está a punto de, ¡terminar!

Firmada con una carita alegre y un corazoncito.

Entre a uno de los baños públicos para damas, cercano a la residencia para cambiarme la indumentaria, primero agarré jabón con aroma a rosas del dispensador, me metí en seguida al sanitario que estuviera libre y me bañé lo más pronto que pude para que no notaran que me estaba acicalando en ese lugar público.

Al salir me veía fantástica, ¡matadora! Aceptaré.

¿Ahora qué hago? ¿En dónde encuentro un hombre para enamorar? Esa fue la pregunta de un millón de dólares que, me hice.

Continuará.

Abril, gracias por estar al pendiente de mí. Estaba en la camioneta rumbo a mi trabajo cuando no paraba de reír con esta historia, así que contra todo pronóstico la escribí para reírme de las ocurrencias de esta chica.

En seguida publico la de Terry y Susana. He estado realizando varios reportajes y no he tenido tiempo de actualizar, pero lo haré Dios mediante. Gracias mil gracias por apoyarme tus comentarios me ayudan a seguir adelante. Besos.