Disclaimer

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Riot Games

Traigo lo que para mis sería un pequeño Fanfic sobre las skins que aun no han salido, pero que han revelado lo suficiente para poder escribir esto, es cierto que a lo mejor agrego otros campeones que no pertenecen como tal a la temática, es mas que nada por gusto propio, como siempre espero que les guste.


NUEVA VIDA, NUEVOS PROBLEMAS

- ¿¡Es hoy!?

-Si, directora, ¿acaso lo olvidó?

- ¡Meeeooww!, pero claro que no.

-Eso… imaginé, la esperare afuera.

-Profesor Graves, me gustaría que usted les diera la bienvenida.

- ¿Yo?... ¿porqué?

-Bueno usted es un profesor muy experimentado en cuanto a nuevos reclutas… ¿no es así?

-Esto… - se acomodó las gafas y suspiró con cansancio – como usted ordene directora.

-Te lo agradezco, ahora por favor, retírate.

-Si señora.

Saliendo de la habitación y cerrando la puerta con cierta molestia, el profesor Graves se dispuso a ir al patio de la academia, con pocas ganas de darle la bienvenida a los nuevos estudiantes, realmente el trabajo de profesor es una inmensa carga para él, pero sus décadas de experiencia lo habían marcado como el más idóneo para el trabajo, se daba ánimos así mismo pensando que es necesario para la ciudad de Durandal. El patio de la academia era enorme, por lo que las ordenadas filas de estudiantes nuevos no lograban ni siquiera cubrir la mitad, posó su mirada por unos instantes en una de las filas, donde se hallaba la hija de dos de los maestros de la academia, aprovechando el orden que había en el patio se aproximó a ella y luego la miró de pies a cabeza, la joven demostró un ligero nerviosismo en su rostro y miró luego hacia otro lado.

-Señorita Luxanna.

-S-si… - respondió nerviosa

- ¿Va a entrar en primer año?, estoy casi seguro de que sus padres podrían…

-Cállese – lo interrumpió, al notar el tonó con el que hablo se avergonzó – discúlpeme… yo sólo… - respiró un poco – me gustaría que no mencionara nada sobre mis padres – terminó diciéndole entonces en susurros.

-Supongo que es algún tipo de estúpido juego de ustedes los niños – bufó molesto – da igual… enderécese señorita.

-Si señor – se irguió casi al instante

Siguió entonces pasando por los reclutas, se encontró con una chica de piel pálida y cabello plateado, de la cual se vio interesado, por su notoria calma.

-Parece estar acostumbrada a este tipo de procedimientos señorita.

-No diría eso, pero no se lo puedo negar tampoco.

-Su nombre

-Diana, señor.

-Diana… - dio una rápida mirada a los ojos azules de la chica y simplemente continuó – descanse.

-Entendido – cambio su postura

Siguió entonces caminando y se interesó por una chica de cabello castaño y ojos color miel, su cabello extrañamente parecía brillar al contacto con los rayos del sol, algo resplandeciente sin duda.

-Señorita.

- ¿Qué? – respondió con indiferencia.

-Cuida tu tono niña – se le acercó un poco – eres bastante osada.

-Disculpe usted, anciano.

-Interesante – la tomó del brazo sacándola de la fila – te vas a la dirección de una buena vez.

- ¿Y si no?

-No perderé el tiempo entonces…

La soltó entonces continuando con su vista por la fila, unos cuantos estudiantes más que a lo mejor ni atención les presto, hasta que llegó al primero de la fila, el cual si le llamó la atención por la exagerada postura que tenía, incluso se le notaba en la expresión el esfuerzo que ponía en mantenerse erguido y con una mano en el pecho.

-No te lo tomes tan apecho – le dijo arqueando una ceja

-Entendido señor…

- ¿entendido?, no te di ninguna orden, descanse

-Si señor – tomándose un respiro flexionó un poco las rodillas y bajo la mirada jadeando.

- ¿Hace cuánto estabas en esa posición?

-Desde que llegue… - dijo con voz temblorosa

-Un chico muy… extraño sin duda, enderécese

-Pero… me duele la espalda…

- ¿Quiere que lo repita?

-No señor, ¡Ahora mismo! – exclamó mientras se erguía de nuevo

Dejo escapar un pequeño "ja" cuando le dio la espalda al pobre chico, sin duda, le causó un poco de gracia lo tonto que era, pero no podía mostrarse burlón frente a los nuevos estudiantes, se acercó entonces a la fila que se encontraba pasando dos filas a la derecha, los de segundo año, conocía ya a la mayoría, por lo que no le tomó mucho tiempo divisar a la persona que estaba buscando.

-Señorita Du Couteau

-Profesor Graves – respondió con su típico tono sarcástico

-Creo que hay una chica de primer año que quiere conocer la academia, me ayudarías con ella.

-Por supuesto – soltó una risita - ¿Quién es?

-Es ella – miró entonces hacia la chica de cabello castaño – parece no tener modales.

-Yo me encargo entonces – sonrió

Saliéndose de la fila emprendió marcha hacia ella, la pobre chica divisó rápidamente a Katarina y sintió nervios al ver como los de las otras filas le abrían paso asustados, en definitiva, no se trataba de cualquier estudiante pues todos le temían y la respetaban.

- ¿Qué tal mujercita? - le habló acercándose más, los estudiantes que se encontraban adelante y atrás de ella, al ver la cercanía se apartaron un poco intimidados - ¿Crees que tienes la autoridad de actuar como se te dé la gana aquí?

-Yo… - tragó saliva, dio un paso atrás e intento desviar la mirada de la otra, pero entonces notó que los estudiantes de las filas siguientes la miraban con angustia, así que frunció un poco el ceño y se irguió de nuevo – Yo puedo hacer lo que se me dé la gana.

- ¿Eso crees? – mostró una siniestra sonrisa la cual haciendo juego con la cicatriz que atravesaba su ojo izquierdo, mostraba el autentico rostro de la maldad – entonces me gustaría darte algunos consejos – con un movimiento rápido atrapó el uniforme de la chica entre sus manos y la acercó mas a ella como un acto amenazador – entra al club de asesinos… si es que tienes las agallas.

-Lo… lo… - al notar nuevamente que los demás estudiantes aún seguían observando de reojo, nuevamente frunció el ceño – lo haré, y veremos quien le da consejos a quién.

-oh… - soltó una carcajada y luego empujó a la chica dejándola en el suelo – eres maravillosa, te esperaré entonces.

Apenas dicho esto se retiró, nuevamente atravesando por el espacio que los otros estudiantes le daban con cierto miedo, la pobre chica desde el suelo se limpio un poco la falda y se acomodó el corbatín, fue entonces que vió que alguien le estiraba la mano, era Diana, la chica de tez pálida y cabellera plateada.

- ¿Estas bien?

-Si, por supuesto… - al ver la mano que la otra le ofrecía se sonrojó un poco, pero luego su expresión cambio a una mas arrogante y le apartó la mano a la otra – No me toques.

-Como… quieras…

Diana regresó a su posición en la fila irguiéndose nuevamente, manteniendo su extraño rostro inexpresivo, aunque en su interior se encontrara muerta de la vergüenza, ¿Por qué la rechazó?

Un chico se posó frente a todas las filas, era alto de cabello negro y cuerpo atlético, además de cargar consigo un enorme martillo tan grande como él.

- ¡Bienvenidos nuevos estudiantes!, mi nombre es Jayce, soy del club Luminaria, pero más importante, soy el presidente de la clase, así que les doy mi más sincera bienvenida.

El primero de la fila de los nuevos estudiantes lo miro con cierta envidia por la seguridad que tenía, luego se fijo que algunas chicas de la fila de al lado le gritaban con mucho entusiasmo y algunas hasta hacían la típica expresión de chica enamorada.

-Oh claro… el chico lindo… - pensó con cierto disgusto

-Bueno compañeros, tómense un descanso, los veré en el campo de entrenamiento en dos horas, para que puedan escoger un club al que unirse, los invito a que vayan a la cafetería y coman algo, nos estamos viendo.

Al terminar de hablar guiñó el ojo, lo que despertó un bullicio por parte de los estudiantes, aunque la mayoría de los de primer año no entendieran exactamente lo que ocurría.

- ¡Cierren la boca! – exclamó el profesor Graves – ya lo escucharon, lárguense del patio.

La notoria molestia del profesor espantó a la mayoría de los estudiantes de primer año, aunque los de segundo año igual emprendieron marcha del lugar, Luxanna suspiró con cansancio y se dirigió a la cafetería, estaba muriendo de hambre, aunque le costo trabajo, la academia era demasiado grande, recorrió algunos pasillos en busca de algún mapa que la pudiera llevar a la cafetería, pero no divisaba ninguno, lo que la empezó a frustrar.

- ¿Estás perdida?

-Bueno… un poco, si – al mirar hacia la persona que le preguntó, vio que era Jayce – oh… eres tu

-Claro que soy yo, ¿Quién más se preocuparía por los de primer año tanto como yo? – soltó una carcajada egocéntrica

-Ah… no lo sé… - se rascó un poco la cabeza – ¿me podrías guiar a la cafetería?... por favor

-Por supuesto, sígueme – comenzó a caminar como si nada

Lux observaba cada cosa a su alrededor mientras seguía a Jayce, los largos pasillos llenos de casilleros y las distintas aulas con sus respectivos letreros, unas aulas eran de magia, sobre el control y el uso de esta, otras de conocimiento social, sobre la manera en la que funcionaba la sociedad, entre otras tantas que le llamaron la atención.

- ¿Te ves interesada en alguna clase? – le preguntó Jayce mirándola sobre su hombro

-Bueno… veo que hay varias clases interesante por aquí…

- ¿Eso crees?, normalmente las clases de los de primer año son absurdamente aburridas – se rio un poco – pero… ¡Hey!, pareces una niña muy inteligente.

- ¿Enserio lo crees? – preguntó con una expresión de sorpresa.

-Si, también eres muy linda

-Oh… gracias – su expresión cambio a una más seria, era evidente que lo anterior solo lo había mencionado para adularla, lo cual resultó por ser indiferente para ella - ¿Estamos muy lejos de la cafetería?

-No, de hecho, es detrás de esa puerta.

-Ya veo, gracias – se acercó a la puerta y la abrió, luego devolvió su mirada a Jayce, el cual la estaba mirando con una sonrisa - ¿No vas a entrar?

- ¿Por la entrada de los de primer año? – soltó una carcajada - ¿Qué dirían de mi si lo hiciese?, nos veremos en un rato, nena.

Lux no pudo esconder su indiferencia hacia el otro, definitivamente era un chico egocéntrico y no muy agradable, así que suspiró un poco y entró a la cafetería, la cual era enorme, tenia los escudos de cada uno de los clubes colgados en ciertas secciones de la cafetería, pero luego miró hacia su derecha, encontrándose con una sección apartada, la cual supuso era la de los nuevos estudiantes. Se acercó a la barra de comida y tomó una de las bandejas que había cerca, observó por unos minutos el menú, sólo que realmente nada le llamó la atención, hasta que vio unos sándwiches de atún, le pidió entonces al hombre de la barra que le agregará un refresco de manzana, el hombre la miró con cierta extrañeza, pero se encogió de hombros sin mas y le dio su pedido. Tomó asiento en una mesa que se encontraba junto a un inmenso ventanal que daba vista hacía el campo de entrenamiento, en donde pudo ver a varios estudiantes de segundo año luchando contra objetivos de práctica, se interesó sobre todo en una de las estudiantes que tenía un largo cabello rosado, lanzaba sus dagas hacia los objetivos y luego con una gran velocidad aparecía en la última ubicación de estas, su expresión de sorpresa relució casi al instante, " Que velocidad" se dijo así misma concentrándose completamente en la chica, en un momento entonces vio como lanzó una daga hacia atrás y luego dar una rápida puñalada con la otra daga, apareció en la que había lanzado anteriormente, se arreglo su cabellera y luego miró hacia en ventanal, casi al instante lux apartó su mirada hacia el interior de la cafetería, la otra sonrío y se dispuso a entrar a la cafetería.

- ¿Verdad que da miedo?, dicen que es la asesina más despiadada del club de asesinos – el chico que anteriormente se encontraba de primero en la fila se había sentado al otro lado de la mesa en donde ella se encontraba

- ¿Miedo?, ¿D-de quien hablas? ...- se sonrojó un poco

-De Katarina – soltó una risita – me llamó Ezreal por cierto.

-ah, hablas de ella… - se sonrojó un poco – Lux

- ¿Lux?

-Mi nombre es Lux

-Oh, claro – soltó una risita – ¿no hay problemas si me siento verdad?

-Ya estas sentado, ¿o no? – le sonrió – no necesitas permiso para hacerlo.

-Vaya… esto… gracias – mostró una gran sonrisa - ¿A qué club piensas entrar?

-Sinceramente no estoy segura, no he leído lo suficiente sobre los clubes

-Yo me uniré al club de batalla, ¡ohhh por supuesto!, seré el mejor de todos esos tontos.

-Oh… - lux dejó escapar una risita al notar la ridícula pose en la que se encontraba el chico rubio – que gracioso eres

-No te… - al ver al rostro de su compañera no pudo evitar sonrojarse – burles… es enserio, lo seré, ya lo veras.

-Confío entonces en que lo harás – respondió sonriendo

El chico mostró nuevamente un notable sonrojo y luego apartó la mirada, llevándola a la otra entrada de la cafetería, exactamente a la par que Katarina iba entrando, sus miradas se cruzaron y Ezreal perdió el equilibrio al instante como si la mirada de la chica lo hubiera empujado, cayendo de espaldas al suelo.

-Oh… parece que su mirada te mata – sonrió – ven, déjame ayudarte.

- ¿Qué insinúas? – tomó la mano de su compañera para levantarse – gracias.

Apenas el chico estuvo completamente de pie, Lux centró la mirada en la otra chica, la cual se sentó en la mesa principal del club de asesinos, subió sus pies encima de la mesa y los cruzó, luego reparó en el hecho de que la estaban mirando, por lo que fijo su mirada en los ojos azules de lux, permanecieron así durante unos segundos, Ezreal podía sentir una extraña tensión entre ambas, el rostro de su compañera empezó a fruncirse, mientras que la otra chica mostraba una siniestra sonrisa en su rostro, sintiéndose incomodo por la situación, chasqueó los dedos frente a Lux.

-Hey, lux, ¿Te encuentras bien?

-Si… - sacudió la cabeza – creo que mejor comeré, muero de ham… - un grito resonó por la cafetería en ese momento.

- ¿Acaso eres idiota? -le exclamó con ira la chica de pelo castaño a Diana, pues descuidadamente había dejado caer su bandeja encima de ella - ¡Mira como ensuciaste mi uniforme!

-Lo lamento mucho - le respondió la de pelo plateado con tristeza en su rostro - déjame ayudarte a…

-No me toques cadáver, ¿viniste a la academia porque ya no te soportaban en tu casa?

-No… yo solo…

- ¡Aléjate!

-Leona…

Por un instante la cafetería se sumió en un absoluto silencio, Katarina desde la comodidad de su "trono" observaba con una sonrisa la escena, "Que chica más irascible" pensó.

Lux observó como la pobre Diana recogía del suelo su comida, un pure de papa, el cual se encontraba esparcido por el suelo, sintiendo cierto pesar por la chica se acercó con una sonrisa.

-Si quieres puedes comerte uno de mis sándwiches… solo si quieres claro… - dijo al final con cierta inseguridad

- ¿Enserio?... – por unos segundos la expresión se le iluminó

-Por supuesto, ven – tomó la bandeja del suelo – limpia tu uniforme un poco y te veré en la mesa de allá – señaló finalmente la mesa en donde se encontraba el chico rubio, el cual le guiñó el ojo a Diana.

- ¿Eres amiga del rarito? – preguntó un poco extrañada

-Bueno… yo no diría eso, pero supongo que no importa, ¿o sí?

-Supongo que no… - Se levantó del suelo y sacudió su falda – regreso en un momento

-Te espero – le sonrió

La chica salió corriendo por la puerta de la cafetería y Lux llevó la bandeja a la mesa, apenas sentarse notó como Ezreal la estaba mirando con una sonrisa en el rostro, lo que la hizo sonreír con nerviosismo.

- ¿Qué ocurre?

-Estás haciendo lindas amigas.

-Consideras linda a Diana, interesante - sonrió

-Bueno realmente creo que tu… bueno… ya sabes… ehhh ¡Comamos!

"En verdad es un rarito" pensó lux sin quitar su sonrisa forzada del rostro, en ese momento, Diana atravesó de nuevo la puerta con el uniforme más limpio, pero también algo mojado, cuando los divisó, se acercó a la mesa y sentó, apenas hacerlo, Lux le estiró el brazo ofreciéndole el sándwich.

-Ten, aun me quedan otros dos – le brindó también una sonrisa sincera.

-Gracias… - lo aceptó con cierta timidez

Pasaron unos minutos en los que ninguno mencionó una sola palabra, solo se encontraban comiendo en silencio, Lux miraba el campo de entrenamiento, específicamente las dianas metálicas que había, recordando la velocidad de Katarina para cortar y apuñalar, era como si danzara, pero a su vez, como si se teletransportara a una sincronización que solo ella podía seguir, en definitiva sentía intriga, porque realmente no frecuentaba ver ese tipo de habilidades en nadie, sin embargo, recordó también esa sonrisa que le expresaba sadismo, lo que le hizo fruncir un poco el ceño, Diana la miró con extrañeza, pero no pensaba interrumpir su concentración, aunque inevitablemente, llegaría algo que lo haría.

- ¡Oigan todos!, ¡Katarina va a pelear contra una de las nuevas estudiantes! – gritó un chico desde una de las puertas de la cafetería.

Casi al instante una turba de estudiantes atravesó las puertas, Ezreal no perdió ni un solo segundo y siguió a la turba como si su vida dependiera de ello, sin embargo, eso no causó ninguna reacción en Lux, puesto que en lo poco que lo conocía, se había dado cuenta que era un chico regular queriendo ser algo más, pero entonces Diana se levantó de la mesa, lo cual si le extraño bastante.

- ¿Iras a ver también?

-Creo que es Leona la que peleara…

- ¿Leona?, ¿así se llama esa bravucona?

-Ella no es una bravucona, solo no se halla así misma…

-Si estas preocupada por ella, entonces lo entiendo… vamos

Lux se levantó de golpe de la mesa y tomo a Diana por el brazo, arrastrándola con ella hacia la turba de estudiantes.

Katarina tronó los nudillos y luego movió un poco el cuello, el cual le traqueó un par de veces.

-Ven mujercita, quiero ver lo que presumes.

-También me gustaría saber a que se debe tanto miedo por una peli rosa como tú.

Unos abucheos se escucharon en el grupo de estudiantes que formaban un círculo alrededor de ambas.

-Hablas mucho para ser de primer año, ¿Por qué no te acercas?, así te daré la debida bienvenida.

-Bien.

A pesar de que Leona hacia un esfuerzo por no dejar que el miedo le hiciera temblar las piernas, emprendió marcha hacia la otra, preparándose para darle un puñetazo, pero entonces a pocos pasos perdió el equilibrio.

- ¡Leona! – grito Diana desde el montón de estudiantes.

Katarina dio un paso hacia atrás y llevó una de sus manos a su espalda baja, materializando una de sus dagas a escondidas de la otra chica, un poco mas cerca y todo quedaría hecho.

- ¡Detente!

El grito de Diana fue lo último que se escuchó, antes de que el patio se sumiera en un absoluto silencio.


Notas del autor

Gracias por leer, que tenga una excelente semana.