Zack está en la mesada de la cocina con la cuchara en su poder. En el momento que ve como Ray se acerca hacia él, con su revolver en las manos, la suelta en el tazón de cereales.

—¿Que mierda? —pregunta Zack, por verla con esa cosa.

Se mueve un poco hacia la derecha, pero ella sigue el movimiento. Sip, le estaba apuntando.

—Demonios, suelta el arma—espeta furioso, asustado, nervioso. Su cabeza tenía una maraña de sensaciones— ¿Se te zafaron todos los tornillos? —Cuestiona—Suéltala de una puta vez.

Sabía que ella no lo podía matar. Él tenía que matarla primero y no podía hacerlo estando muerto. No era tan tonto, pero...

Traga saliva, ¿Por qué carajos estaba haciendo esto? No se había vuelto lunática como esa vez, ¿No? Se acerca a pasos rápidos hacia ella. Ray sigue firme y aprieta el gatillo mientras una palabra acompaña la acción.

—Bang.

Zack cierra los ojos y su cuerpo queda paralizado por lo que piensa que vendrá. Nop, no llegó nada, no había fallado, ni siquiera se escuchó un disparo.

Enseguida, el asesino le quita el arma sin balas de sus manos y le golpea en la cabeza.

—¡Deja las drogas, maldita sea!

—Je, je

—¿Por qué mierda te estas riendo?—espeta, al oír esa risa escalofriante—¡Al menos ríete como una persona normal!

Ese sonido lo aterraba.

—Diablos ¿Te crees graciosa?—refuta—¿Por qué mierda me estabas apuntando? ¡Pensé que te habías vuelto loca! ¡Que habías consumido! o yo que sé, mierda.

—Te dispare.

—¿Te sientes bien?

¡No tenía balas! ¡Maldición!

—¡En tu imaginación me disparaste!

—Je, je.

Vuelve a reír.

¿Era una broma? ¿Dónde carajos eso fue divertido?

—Eres mío.

Zack se aleja con el tazón de cereales, creyendo que había perdido la cabeza. Rachel sonríe, su disparo de amor había dado directo al corazón.

Solo era cuestión de tiempo...