[Long-Fic]


La Emperatriz del Fuego


―Toph & Zuko―

Atados de manos y piernas, Toph y Zuko son obligados a comprometerse en un matrimonio arreglado para unir a las naciones Tierra y Fuego. Ellos han decidido aceptar su destino pero no todo es tan sencillo, pues una cosa era ser amigos y otra muy distinta era jugar a ser amantes sólo para cumplir un pacto.

Disclaimer:

AVATAR, la leyenda de Aang © Michael Dante DiMartino & Bryan Konietzko.

Emperatriz del Fuego © Adilay Fanficker.

Advertencias: Lenguaje soez. | Quizás un poco de OOC. | Semi-universo alterno.

Notas:

Hace demasiado tiempo que terminé de ver la serie y creo que hay cosas que no voy a tomar en consideración. Perdón por eso jaja.

Obviamente hay muchos detalles con respecto a esta gran historia que es Avatar que no tomaré en consideración; empezando por la presencia de la pareja Toko. También quisiera aclararles que una gran parte de lo que leerán a continuación, aunque se ubica en su universo más no se alineará exactamente a la trama (por si ven algo que no cuadre bien).

Francamente esta pareja, aunque no sea canon, es una de mis favoritas de esta serie. Ojalá al resto de los fans de ella también les sea de agrado.

Gracias por leer.



ACTO

1


Ante la noticia que acababan de oír, el Avatar Aang y su esposa Katara, quien estaba embarazada de 6 meses, simultáneamente abrieron sus bocas en grandes O. Sokka por su lado junto a su prometida, Suki, no pudieron evitar las muecas de sorpresa que aparecieron en sus caras.

―Disculpen… pero… ¿podrían repetir eso? ―musitó el joven del bumerang.

―¿Acaso no fui clara? ―preguntó Toph cruzándose de brazos―. Chispitas y yo vamos a casarnos; necesitamos que Pies Ligeros esté presente y bendiga la unión frente a todo el mundo.

Con una cara que decía en silencio que prefería morir; el actual Señor del Fuego, sentado al lado de la maestra tierra más habilidosa, joven y temperamental de la historia desde la antigua Avatar Kyoshi, no la contradijo de ningún modo en algo de lo que ella dijo.

Estupefacta, Katara miró a su ex enemigo del fuego.

―No pueden culparnos por sorprendernos.

―No es necesario, Princesita ―respondió Toph de nuevo―. Resulta que nuestras respectivas naciones aún tienen muchos pobladores escépticos a los cuales apaciguar de algún modo ―hizo comillas en el aire―. Resulta que después de tanto y tanto pensar, lo mejor que se les pudo ocurrir a ambos consejos de ancianos para calmar la histeria de la gente fue decir a los cuatro vientos que una unión más fuerte que cualquier guerra antes ocurrida se iba a suscitar. En pocos días esa gente estúpida llegó a la conclusión de que hablaban de nosotros dos ―señaló a Zuko y a ella misma repetidas veces con los dedos―. Ya saben, la tierra y el fuego del Equipo Avatar —hizo un gesto de fastidio—. Por lo que los ancianos de la Nación del Fuego y el Reino Tierra se les hicieron fácil darlo por hecho.

Zuko soltó un resoplido.

―Sólo nos llamaron para decirnos lo que pasaría. Apenas hace unos días nos enteramos de sus planes.

Sokka interrumpió exaltado.

―¿Y acaso no se oponen? ―miró a ambos con reproche, todavía sorprendido.

―¿Crees que no lo hicimos? ―preguntó Toph torciendo la boca―. Yo me negué, Chispitas se negó. Pero mis padres dijeron que era una buena oportunidad para dar el primer paso a una reconciliación entre ambas naciones y el que Chispitas acabase de terminar su relación con la señorita frívola, tampoco ayudaba demasiado.

―No fue mi culpa ―se defendió Zuko.

―No lo fue, pero tampoco es mía si mis padres insisten en que es lo mejor para todos.

―¿Y ya? ¿No lucharán por su libertad? ―inquirió Suki, más calmada que el resto pero todavía preocupada, cosa que Toph agradeció―. El casamiento no es cualquier cosa, ¿saben que a las semanas de haberlos unido, esperarán a que les den herederos?

El equipo se quedó en silencio.

―Por supuesto que lo sabemos ―espetó Toph―, pero volvemos a lo mismo. ¿Qué proponen ustedes? Dime, Pies Ligeros, ¿qué deberíamos hacer?

Aang buscó algo en la mirada de Katara pero por primera vez esos ojos azules estaban tan confundidos como él.

―Huir no es una opción ―interfirió Zuko con seriedad―. Hablar con los ancianos tampoco, son demasiado obstinados, además ya están empezando a armar alboroto con el tema. Lo peor. Considerando que el Reino Tierra no tiene princesas y su apuesta más fácil es Toph si tomasen la elección de elegir una chica de la nobleza… nos dejan a nosotros dos contra la pared.

―Cielos, hombre —bufó Sokka—. Literalmente los han agarrado de los cuellos.

Como si estuviese aguantando el deseo de arrojar a la dura cabeza de Sokka una enorme roca, Toph alzó las manos con rendición.

―¿Y bien? ¿Alguna otra opción?

―Bueno, Aang es el Avatar ―sacó a relucir Katara―. ¿Qué tal si él intenta disuadirlos de esa locura?

―No creo que ayude ―meditó Sokka poniendo un par de dedos sobre sus labios.

―¿De qué hablas?

―Me refiero a lo que dijo Toph. Su objetivo no es la felicidad de estos dos ―señaló a Zuko y Toph―, es calmar al Reino Tierra y la Nación del Fuego. Si Aang intenta dialogar diciendo que no deben hacerlo porque ellos dos no se aman, hermanita, adivina qué le dirán.

―Qué hay cosas que el Avatar debe tener en cuenta más allá de sus amistades como la paz mundial, por ejemplo ―masculló Katara, sintiéndose tan enferma como el resto.

―Por donde lo veamos, las cosas empeoran —musitó Suki.

―Sí —suspiró Toph—, empezando por el hecho de que planean ejecutar la boda en tres semanas.

―¡¿Tres?! ―exclamó el equipo al unísono.

―Eso es demasiado apresurado ―se quejó Sokka.

―Han hablado de esa famosa unión desde hace un mes.

―Llegué a oír algo… pero nunca se me dijo que algo así se planeaba ―meditó Aang―. Es posible que no quisieran decirme todo porque se trataba de ustedes dos.

Sokka se acarició el cuello.

―No están viendo todo el parámetro.

―¿A qué te refieres? ―quiso saber Zuko.

―¿No lo ven? Tú estuviste en una relación con Mai desde antes de derrocar a tu padre hace años; jamás te hablaron sobre casarte con ella —dijo serio—. Los padres Toph hasta estos días nunca le habían impuesto un matrimonio arreglado. Tú un príncipe y ella parte de la nobleza del Reino Tierra, y los dos son parte del Equipo Avatar. ¿Acaso no les parece… raro? Desde hace ya un tiempo hay escepticismo con la nueva creencia de que las Cuatro Naciones pueden volver a vivir en armonía luego del infierno que nos hizo pasar la Nación del Fuego durante décadas a manos de los bastardos que dominaron ese imperio. No te ofendas ―se pausó viendo a Zuko, este lo desligó con un ademán de mano―. ¿Y resulta que su estrategia maestra es unirlos a ustedes? Pueden llamarme loco, si eso quieren ustedes, pero yo creo que aquí hay algo más que una simple unión forzada entre maestros y realezas.

Ya que lo exponía así…

―Muy buena deducción, genio —dijo Toph con un deje de ironía hacia el ingenio de Sokka—. Ahora dime, ¿qué propones para evitar que nos obliguen a decir "hasta que la muerte nos separe" en tres semanas?

Sokka alzó los hombros.

―Ya pensé mucho, les toca a ustedes.

Palmeándose la cara, Katara le dio un zape a su hermano quien se quejó.

―¡Eso dolió!

―No sé por qué el afán de alarmarnos si no tienes nada más que decir. ¡Algo realmente útil!

Por un minuto el grupo de amigos se quedó pensativo.

―¿Y ustedes…? ―musitó Suki―. ¿Qué opinan?

—CONTINUARÁ—


Ojalá les haya gustado.

Gracias por leer.

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