Estos tres años parecen haberse ido como la arena en un reloj.

¿Dónde comienzan mis buenos recuerdos? Creo que desde la primera vez que saqué un pie del agua y me planté en esta tierra desconocida hasta el momento para los marleyanos.

Dices que te vas y me miras como si nos volviéramos a ver. ¿Por qué me dices que te vas? Si no lo supiera, al menos no habría forma de culparme tanto por todo esto.

Yo no puedo seguirte, aunque quisiera. Y te soy honesto… No quiero. Pero lo que menos quiero es que te vayas y no importa si esto es desconfianza en ti, en el Cuerpo de Exploración o en mí mismo.

¿Por qué se tienen que ir justo ahora? ¿Por qué no en un mes? O una semana, o unas horas más…

Cada mes que pasaba y la gente hablaba de guerra, yo solo pedía un día más. Y así pasó otro, y otro. Llegamos al mes y pedí otro más.

Cuando pasó un año, me atreví a desear otro en esta nueva vida que obtuve gracias a ti.

Pasaron tres años y quisiera otros tres más, pero parece que este es el límite. El tiempo no solo se le agotó a Marley o Eldia, se nos acabó a nosotros también.

¿Por qué te preocupa menos que a mí? ¿Acaso no te das cuenta de que te vas? ¿Y si te pasa algo entonces qué?

Tengo una promesa solamente y la repito constantemente antes de ir a dormir, cual rezo:

Vas a volver. Vas a volver. Vas a volver. Vas a volver.

Vas a volver. Lo prometiste. Vas a volver. Te debo una cena. Vas a volver. Vas a volver.

Voy a verte otra vez. Te debo una cena. Vamos a vernos otra vez.

Un día termino creyendo que lo que prometiste es real, que pasará pronto, hasta el mismo día que leo los periódicos que dejan caer en el mercado.

Y a pesar de la ropa de luto, a pesar de las voces alrededor, a pesar de que compre una flor antes de pasar al cementerio, sigo diciéndome que volverás.

Que esto es solo una bien elaborada mentira o una pesadilla, que nunca te fuiste en realidad.

Que estos tres años no fueron en vano, que te veré otra vez.