Finalmente habían logrado escapar de aquel infernal castillo, y de sus insufribles y enfermos perseguidores; aun así, seguían en aquel mundo, pero mientras se tuvieran el uno al otro y se cuidaran mutuamente, Kurai podía asegurar que todo estaría bien.

Con Nega, porque ese era su verdadero nombre, no había nada que temer. En su compañía podía sentir seguridad, protección, calma, confianza y de alguna forma, cariño.

Todo era tan raro, pero, realmente... ¿A quién le importa?

Ella quería y apreciaba mucho a ese Mogeko. Y deseaba permanecer a su lado, la soledad ya no era opción.

Al igual que ir con su hermano, ya no lo era.

Podía decir incluso, que aquello, era parte del pasado. Y que hoy, era un nuevo comienzo en su vida, del cual se daría el lujo de volver a empezar con Nega a su lado.

Y era por eso que salió del porche de aquella pequeña cabaña, además de tomar el aire fresco de la noche, ver las estrellas.

Pues decían por ahí que el ver las estrellas era relajante, ¿No?

No importaba si era aquí o allá en el mundo humano, el cielo y las estrellas, seguían brillando.

Y hubiera seguido en su embelesamiento, de no ser porque una manta le cubría los hombros. Volteó, encontrándose con la cara de Nega, quien le miraba con cierto reproche.

— No deberías de salir de noche por tu cuenta, además de que hace frío, señorita.

Yonaka le sonrió dulcemente, él siempre preocupándose por ella. El Mogeko tuvo que desviar un momento la mirada para que no viese el sonrojo que tenía.

— Muchas gracias por preocuparte, además, ¿Por qué todavía insistes en llamarme señorita, Nega?

El rubor aumentó una tonalidad más.

— Todavía no me acostumbro, mis disculpas.

La pelinegra sonrió un poco más, y lo atrajo hacia ella, abrazándolo del cuello, sentándolo entre sus piernas. Nega en su interior estaba cuestionándose cosas cómo de a qué se debía ese comportamiento tan cariñoso y así; aunque honestamente, no le molestaba.

Simplemente suspiró, recargándose en el pecho de ella, rendido. Yonaka rió levemente, volviendo su mirar a las estrellas.

Algo que luego de un rato, Nega hizo.

Era lindo ver las estrellas en compañía de tu ser querido. Y eso lo descubrieron ambos esa misma noche.