Luego del incidente con el Rey de la Desesperación, parecía que las cosas en Hellsalem's Lot volvían a retomar su curso normal.

Bueno, con "normal" nos referimos claramente a lo que llamamos "anormal".

El punto era, que luego del sacrificio de White y la ayuda de Black, finalmente todo estaba en orden. Y eso estaba bien; pero, aun así, no podía evitar sentirse la falta de alguien.

O, mejor dicho, de ella.

Y era por eso, que había ido al hospital. Específicamente, donde ambos se conocieron.

El cementerio.

Había pasado tiempo desde que no pisaba el hospital. Aunque en estos momentos, herido no estaba; tal vez, no físicamente.

Una vez llegó a donde se suponía, ella debiera estar, lo contempló. Las palabras de ella, la primera vez que se conocieron, resonaban en su mente.

Sobre qué supuestamente, ella era un fantasma.

Sacó su cámara, apuntando hacia donde ella debiera estar sentada, ahí. Y presionó el botón, tomando la foto en cuestión de segundos.

Miró la pantalla de esta, encontrándose con un espacio vacío.

Ella ya no estaba. Ya no.

Las lágrimas comenzaron a acumularse y posteriormente, a desbordarse por sus mejillas. Mientras una sonrisa temblorosa se posaba en sus labios.

Y el pensamiento de que ella era una mentirosa, surcó su mente. Y aquello, sólo lo hizo sonreír más, mientras se quebraba en silencioso llanto.

White, ya no está aquí.

White, ya no está con él.

Ya no.