Diferencias
Sumario: Harry piensa en las diferencias existentes entre su relación actual y la anterior.
Género: Hurt/comfort, romance.
Claves: AU no mágico, Drarry. Referencias a relación abusiva en el pasado.
Extensión: 17 partes.
Disclaimer: Todo lo que reconozcan, no me pertenece. Yo sólo juego con estos chicos.
"...ese temor de ella de 'hacerme mal', que sólo podía significar 'te haré mal con mis mentiras, con mis inconsecuencias, con mis hechos ocultos, con la simulación de mis sentimientos y sensaciones', ya que no podría hacerme mal por amarme de verdad"
—El túnel. Ernesto Sabato.
A continuación, se retratan dos escenas en diferentes tiempos. Esta historia utiliza aspectos del maltrato en las relaciones vs la misma situación en una relación sana; si ambas te parecen normales, te recomiendo que lo reconsideres. Si experimentas algo así, busca ayuda, por favor.
"Control"
2001
—¿Dónde estabas?
Acababan de mudarse juntos unas semanas atrás; debió notarlo entonces. Debió notarlo antes de que fuese demasiado tarde.
Harry hizo una pausa bajo el umbral de la puerta. Dejó las llaves en la mesa del recibidor, le sonrió a su novio y cerró detrás de él.
—¿Qué? —Se rio entre dientes, acercándose despacio—. ¿No te llegó mi mensaje? Te dije que iría con Ron un ra-
—Eso fue hace más de seis horas, Harry.
Él arrugó un poco el entrecejo. De reojo, vio su reloj de muñeca. Oh, bien, se había olvidado de estar pendiente cuando hablaban.
—Estábamos divirtiéndonos y- —Calló. Lo miraba mal. No, lo miraba más que mal; tenía el ceño fruncido, los ojos entrecerrados.
Realmente no esperaba una respuesta mayor a esa, ¿cierto?
Vaciló. El remolino de la culpa lo mareó, lo hizo considerar sus palabras.
Él debió estar preocupado, se dijo. Preocupado porque tardó.
Sólo era eso.
—Perdona, el tiempo se me pasó.
Sin embargo, su mirada no cambió. Harry titubeó al intentar pasarle por un lado.
—Oye, ¿en serio estás...? —Cuando hizo ademán de sujetarle el brazo, se sacudió para que no lo tocase. Harry retrajo el brazo, apartándose un paso.
—Vete a dormir, Harry. Es tarde, debes ir a esa mierda de trabajo que tienes mañana temprano.
Abrió la boca, la cerró. La réplica murió en la punta de su lengua.
Está molesto.
Está molesto porque lo preocupé. Él podía ser difícil de entender, era todo.
(Las excusas fueron sus mejores amigas)
—Perdona —Repitió, en voz baja, sin verlo—. Buenas noches, Eric.
No recibió más que un vago sonido afirmativo.
2006
—¡Llegué! —Levantó la voz al cruzar la puerta, para hacerse oír por los rincones del apartamento. Arrojó las llaves a la mesa del recibidor, batalló con los zapatos al quitarse uno con ayuda del pie contrario, avanzó entre pequeños saltos.
Unos metros más adelante, se le ocurrió que hacía mucho ruido, era tarde. Draco podía molestarse.
(Aunque Draco, con él, nunca se molestase en realidad)
La sensación estuvo de vuelta por un instante. Un túnel que se lo tragaba, lo comprimía. El vértigo, el frío en las extremidades. El peso en el pecho.
Después escuchaba su voz, murmurando un saludo desde la mesa del comedor. Y se recordaba quién era, qué pasaba. Dónde estaba.
Draco ocupaba una de las sillas. Usaba los lentes de lectura, parecía tan concentrado que se sintió culpable de haber irrumpido así; él siempre criticaba lo ruidoso que podía ser. Libros dispersos cubrían la superficie de la mesa. Harry se acercó despacio, le tocó el hombro para llamar su atención y se inclinó para besarle la mejilla. Él lo sorprendió girándose para atrapar sus labios en un contacto fugaz. Sonrió al apartarse.
—Hey —Volvió a saludarlo, extendiendo un brazo para enredar los dedos en su cabello. Le gustaba que lo hiciese, porque trazaba caricias circulares en la parte de atrás de su cabeza cuando sucedía.
Las palabras brotaron antes de que tuviese oportunidad de sopesarlas.
—Perdona que llegase tan tarde.
Draco parpadeó. Miró su reloj, volvió a parpadear, lo observó con los lentes en la cabeza, luego se los colocó otra vez. Los gestos eran exagerados a propósito, Harry se mordió el labio para contener la risa.
—¿Mis lentes están dañados? Ni siquiera son las once, amor —Lo rodeó con los brazos, girándose en la silla para quedar de espaldas a sus libros y frente a él. Recargó la barbilla en su torso, viéndolo desde abajo—. Pensé que Weasley te iba a tener horas allí, hablándote de lo linda que es su bebé, lo lindo que será su futuro bebé, lo linda que piensa que es Granger cuando va a tener a su bebé...
—Hay muchos "lindos" y "bebé" en esa respuesta —Se cubrió la boca al reírse. Draco se estiró para darle un beso al dorso de su mano, que se interponía en el camino a su boca.
Poco a poco, la tensión de sus músculos desaparecía. El abrazo de Draco era cálido, flojo. Podría haberse apartado si quisiera.
(Por supuesto que no quería)
—Es que...su bebé sí es linda —Frunció la nariz, en un teatral gesto de desagrado. Cuando lo vio rodar los ojos, se encogió de hombros—. ¿Tienes hambre? Dejé algo en la cocina, pero vas a tener que calentarlo mientras yo —Echó una ojeada a la pila de libros en la mesa— pienso cómo reportarme enfermo de por vida en el banco para evitar la auditoría de mañana.
Harry arqueó las cejas.
—¿Cocinaste? —Le pinchó la mejilla con un dedo, atrayendo su atención de vuelta. Draco bufó.
—Era cortar algún ingrediente, cortar los libros —Repitió lo de ver hacia la mesa, con una practicada expresión de horror—, o cortarme a mí mismo para tener una excusa para dejar de leer sobre cuentas y depósitos.
—¿Tan malo es?
Su voz, desde el comedor, contándole sobre lo para nada divertido que era no hallar algunos miles sin razón aparente, que tendrían que estar en una bóveda, lo acompañó en el trayecto a la cocina para calentar la cena. Cuando regresó sobre sus pasos, Draco preguntó si quería comer ahí y le abrió un espacio en el caos de libretas. Hizo algunas anotaciones luego, nunca cuando Harry le hablaba; entonces su atención era completamente para él.
Vaya, tengo mucho que decir sobre esta historia y es difícil elegir por dónde comenzar.
Hace poco, como mencionaba en wtt, conversaba con una amiga (mi beta, por cierto) acerca de una autora de fics muy conocida que romantiza la violencia en las relaciones, haciéndolas tóxicas a un nivel que me perturba tanto que jamás he podido terminar de leer nada de ella en sí. Los que me conocen de hace tiempo, saben que a veces escribo horror y puedo traumar un poco, así que imagínense lo desagradable que es lo que ella retrata, para causarme esto.
Pero tiene muchos lectores, lectores que son, en su mayoría, chicas jóvenes, incluso niñas del fandom para el que escribe. Y les encanta, creen que eso es amor, creen que escribe de 'relaciones fuertes'.
Yo me preguntaba si, el día en que una de estas chicas fuese a tener una pareja, buscaría ese tipo de relación que le agrada tanto leer. Esa que es abusiva, destructiva.
No creo en el "romantizar la violencia". No lo veo aceptable, sano. Para mí, las relaciones deberían ser un aspecto sagrado de nuestra vida, no en un sentido exagerado, no como algo que es vital y debemos tener sí o sí, no dejando lo demás de lado; a lo que me refiero es que si eliges estar con alguien, debe ser porque existe entre ustedes una conexión que implica amor, respeto, confianza. Es valioso, es importante. No puedo sentir que alguien me respete si me grita, si me ofende, y no puedo confiar en nadie así. No se puede amar a alguien así.
Temas como estos causan polémica, meten en problemas a algunos. No pretendo armar un alboroto, el caos me agota. Quiero ofrecerles la verdad, el punto de vista de una persona agredida, conforme una relación se deteriora lo suficiente para que ya no sea una pareja, sino un agresor y su agredido. Quiero, más que nada, que comprendan que no hay amor en el daño, que existen pequeños detalles (y otros más claros) que se dan en las relaciones y muchos intentan normalizar, y que puedan reconocerlo a tiempo si un día están ahí, lo que espero que nunca, jamás, les suceda.
La violencia no tiene nada de romántico. El maltrato no tiene nada de romántico.
Si pudiesen darle el mismo apoyo a este pequeño proyecto como hacen con el resto, aunque sea diferente, aunque pueda ser un poco raro, aunque tal vez piensen que no es un asunto en verdad relevante, se los agradecería mucho, porque el amor real es algo demasiado hermoso para que las personas, escritores inclusive, le sigan dando esa imagen distorsionada y tóxica.