Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto

Katsuki Bakugo y Shouto Todoroki, los únicos estudiantes de la clase 1-A que aún no tenían la licencia provisional, acaban de recibir sus licencias de héroes provisionales en la oficina de héroes ubicada en el centro de Musutafu. Los acompañaba el héroe, ya retirado después de su pelea con All for One, All Might.

—¡Enhorabuena joven Bakugo y joven Todoroki! Antes de volver a clase con el resto de alumnos, vamos a celebrarlo comiendo sushi. Invito yo. —dijo entusiasmado All Might levantando el pulgar derecho hacia arriba.

—Suena bien. —dijo Todoroki sin mostrar emoción alguna.

—Tsk. —masculló Bakugo con las manos en las bolsillos. —¡Pero que sea rápido, no puedo perder tiempo con vosotros! Seguro que el estúpido de Deku está entrenando en este momento. ¡No puedo permitir que me supere! —gritó.

Los 3 iban caminando por la calle en dirección al restaurante de sushi más cercano, cuando de repente oyeron una gran explosión a unos 2 kilómetros de su ubicación. Se detuvieron de repente y divisaron una gran humareda provocada por el fuego de la explosión.

—¡Al fin algo de diversión! —exclamó Bakugo haciendo chispitas con sus dedos. —¡Vamos a ver que ha pasado, bastardo Mitad-Mitad!. —Todoroki simplemente asintió y corrieron a toda prisa hacia el lugar de la explosión.

—¡Esperad un momento, joven Bakugo y joven Todoroki! —chilló All Might. —¡Habéis recibido vuestra licencia hace menos de media hora, no podéis ir allí sin más! —acto seguido empezó a toser sangre por su debilitado cuerpo.

—¡Que más da que fuera hace 30 minutos! ¡Un héroes es un héroe! ¡Nunca he oído de restringir a los héroes por el tiempo que han sido héroes! —dijo Bakugo volteando el rostro. — Tú preocúpate de esa fea tos y deja que el bastardo Mitad-Mitad y yo nos ocupemos de esto.—

All Might no pudo replicar, ya que los dos jóvenes héroes ya se encontraban a una distancia considerable. Menos de dos minutos después, Bakugo y Todoroki discernieron lo que había provocado la explosión. Un ser con forma de lagarto, un hombre sin pelo y con el torso desnudo, una pelirroja bastante atractiva y un hombre vestido completamente de negro estaban atracando un banco.

—¿Dónde están los héroes? —gritó alarmada una anciana.

—¡Cállate vieja! —amenazó el lagarto humanoide. —¡Otra palabra más y te devoro! —siguió diciendo, acercándose a la señora. Un frío polar en la boca hizo que se detuviera.

Del pie de Todoroki surgió un gran bloque de hielo alcanzando la boca del lagarto. Mientras, Bakugo fue volando, gracias a su poder, y rescató a la anciana alejándola del lugar.

—¿Quién diablos sois vosotros, mocosos? —preguntó el calvo, molesto.

—No somos unos mocosos. Tenemos 16 años. —contestó Todoroki

—Y lo más importante ... ¡SOMOS HÉROES! —gritó Bakugo colocándose al lado de Todoroli.

—Niños jugando a ser héroes, este mundo se va a la mierda... —murmulló el villano calvo.

El hombre-lagarto, usando su fuerza sobrehumana se desprendió del hielo de su mandíbula y fue directo a por Todoroki

—Grrrrr. —alzó una garra y trató de clavársela a Todoroki, pero un muro de hielo detuvo su tentativa.

—¡Los polis y héroes de verdad vendrán de un momento a otro! ¡Yo me voy! —gritó la pelirroja saliendo del lugar acompañada por el hombre vestido de negro.

—¡Bastardo Mitad-Mitad! ¡Ocúpate del calvo y del lagarto! ¡Yo voy a detener a la perra pelirroja y al hombre de negro! —gritó persiguiendo a la pareja de villanos.

—¡Bakugo, no creo que sea una buena idea separarnos! —se quejó Todoroki mientras esquivaba un puñetazo del villano calvo.

—¡Peor idea es dejar que esa perra y el otro bastardo escapen! —replicó Bakugo, ignorando a Todoroki y yendo a por ellos.

La persecución duró unos cinco minutos hasta que los villanos se encontraron en un callejón sin salida.

—Mierda ... —dijo la villana pelirroja.

—¡POR FIN HABÉIS DEJADO DE CORRER COMO UNOS COBARDES! —gritó enfurecido Bakugo creando chispas con sus manos. —¡Espero que estéis preparados para recibir una paliza! —

—Maldito niñato de mierda... —dijo en voz baja la pelirroja. —

—¡No soy un niñato, perra pelirroja! —contestó Bakugo.

—¿Con esa boquita besas a tu madre?—preguntó la villana sacando un machete de la bolsa donde llevaba el dinero.

—¡MUEREEEEEEE! —lanzó una gran explosión con sus brazales de granadas.

Los villanos lograron esquivar la explosión, pero la onda expansiva hizo que se golpearan contra la pared. Una gran humareda se originó en el callejón. El hombre vestido de negro, salió de la humareda y miró con odio a Bakugo.

—Eso no ha sido muy heroico de tu parte, mini-héroe. —dijo el hombre de negro creando un par de esferas negras, una en cada mano.

—¡Que te den, hombre de negro! Un momento..., ¿dónde está tu compañera?, ¿dónde está esa perra pelirroja? —preguntó Bakugo mirando por todos lados.

La villana, aprovechando el humo y con mucho sigilo, se colocó detrás de Bakugo. Pero el héroe reaccionó a tiempo y le puso la mano en la cara a punto de explotarla. Sin embargo, lo que vio le dejó impactado quedándose con la boca abierta. La villana ahora era una niña de unos 8 años portando un machete que casi era más grande que ella.

—¿Qué demonios ...? —dijo Bakugo bajando el brazo sin saber que hacer. Tan aturdido estaba que no reaccionó cuando le rajó el brazo con ese machete haciéndole. Eso hizo que despertara e instintivamente le dio un patadón en la cara a la niña —¡Serás perra!—

Acto seguido, la niña lamió la sangre de Bakugo del machete y puso una sonrisa perversa.

—¡Puaj! ¡Eso es asqueroso, perra pelirroja! ¡No creas que porque ahora eres una niña no te voy a machacar!—dijo Bakugo señalándola.

—Jajaja. En unos segundos el único niño serás tú, maleducado. —la niña tragó la sangre.

Bakugo sintió un dolor intenso en la cabeza que hizo que se retorciera por el suelo.

—¡Mierda..! —se levantó a duras penas. Pero las granadas de manos le pesaban una barbaridad, eran mucho más grandes que antes. —¿Eh? —se dio cuenta que tenía la voz muy aguda. —¡Mi voz! ¿Qué me has hecho, perra pelirroja?—

Pero cuando la miró, ya no veía a la niña de hace unos instantes, volvía a ser una adulta. Pero no solo eso, parecía mucho más grande. ¡Todo parecía más grande! Las granadas de manos se le soltaron de los brazos. Se miró los brazos, ya no eran musculosos como antes y ahora eran mucho más pequeños. Asustado, dio unos pasos atrás, la ropa le venía tan ancha que se tropezó con su ropa cayendo al suelo. La villana corrió a toda prisa y cogió del cuello a Bakugo con una mano con facilidad. Lo agarró, manteniéndole en el aire, y la fuerza de la gravedad hizo que sus ropas excesivamente anchas cayeran al suelo. Por tanto, la villana sostenía a Bakugo con aspecto de niño completamente desnudo.

—Parece que por fin entiendes tu situación, mocoso. Ahora eres un niñito indefenso de 5 años. —explicó la villana pelirroja sonriendo con desdén.

Bakugo, tratando de desprenderse del agarre de la villana, la cogió del brazo y aplicó su poder. Pero sólo surgió una muy débil explosión que no le hizo el menor daño a la malvada. Solo le chamuscó algo la ropa. La pelirroja lanzó al niño-Bakugo por los aires chocando contra la pared con la cabeza y haciéndole una brecha considerable.

—Maldita perra ... —masculló niño-Bakugo a duras penas, estaba semiinconsciente y apenas podía ponerse en pie.

Niño-Bakugo vio con impotencia como el hombre vestido de negro iba lentamente hacia él con las esferas negras que había formado previamente.

—Esto te pasa por jugar a ser un héroe. —dijo el villano juntando ambas esferas, creando una mucho más grande del tamaño del pequeño Bakugo.

—No juego a ser un héroe, soy un héroe. —jadeó Bakugo, esforzándose para no dormirse por la pérdida de sangre que había sufrido con la brecha en la cabeza.

—Lo que tu digas, héroe. —dijo el villano, esto último en tono burlón. —Y ahora ... —acercó la gran esfera a escasos centímetros del cuerpo de Bakugo. — ...¡Desaparece! —

La gran esfera negra engulló al niño-Bakugo desnudo, instantes después la esfera se desvaneció no quedando ni rastro de Bakugo.

—¿Dónde está el mocoso, Matahiri? —preguntó la villana a su compañero.

—Ni yo mismo sé dónde envían mis esferas a la gente que engulle, Zelonda. —contestó Matahiri. —Seguramente esté muerto, pero lo más importante ahora es que nos tenemos que ir de aquí. No quiero ver a la policía, a otros héroes o al otro niño que crea hielo.—

Zelonda y Matahiri se marcharon con el botín del atraco al banco y por suerte para ellos, no tuvieron más interrupciones. Pero ... ¿dónde se había metido Bakugo?

.

.

.

.

—¿Dónde mierdas estoy? —preguntó un desorientado y desnudo Bakugo a la nada.

El niño-Bakugo estaba rodeado de árboles y hojarasca. Era imposible que estuviera en Musutafu ya que ahí no habían bosques. Se tocó la nuca, la sangre salía a borbotones de la brecha.

—No puedo morir aquí ... —se lamentó Bakugo.— ... Tengo que superar a Deku ...—

No quería dormirse, ya que sabía que si eso pasaba, su destino estaría escrito, moriría. Pero la suma del cansancio, del frío y de la pérdida de sangre fue demasiado para el niño. Cayó boca abajo inconsciente en la hojarasca.