Historias para contarse mientras no tienes un duelo
by Kaiba Kisara
Episodio I: Luz de Luna
Kisara se contempló en el espejo, su largo cabello azulado hacía juego con la tranquila belleza plasmada en el mar de sus ojos, su ropa combinaba con aquel color que parecía gobernar su vida: desde el logo de la compañía para la que trabajaba hasta la carta maestra en el deck de su esposo como los ojos de éste.
La mujer esbozó una sonrisa, los últimos días de octubre se acercaban y con ellos las fiestas respectivas a Halloween.
Kisara había convencido a Seto de ofrecer una fiesta de disfraces en Kaiba Land en honor de su próximo cumpleaños, fiesta que se transformó en un duelo de cartas… con disfraces.
Un suave sonido hizo perder a Kisara la concentración de aquella pose característica que intentaba hacer.
"¿Qué estás haciendo?" Una autoritaria, pero comprensiva voz estalló detrás de ella, sobre el marco de la pesada puerta de madera se encontraba su esposo, el gran Seto Kaiba.
La mujer sonrió apenada al encontrarse con su mirada, una tinta roja decoraba sus mejillas.
"Practico…"
"Nunca pensé que te tomarías tan a fondo esto de los disfraces"
El CEO avanzó a la habitación, tirando su gabardina y corbata sobre la cama para tomar asiento en el borde de ésta, contemplando a aquella mujer que había desposado hacía unos años, su mirada devorando cada aspecto, curva y movimiento de Kisara.
"Me gusta estar en el papel"
"Me lo temía…" el ojiazul sonrió con aquella mueca característica, "pero me gustaría que entraras más en otro"
Kisara observó a Seto con curiosidad mientras él avanzaba hacia el closet que compartía con su esposa, tras unos segundos salió con un bello vestido blanco, vaporoso y decorado con perlas y oro en la parte del pecho, dos tiras caían de la parte de atrás adornado con un gran moño.
"Seto…" las mejillas de la mujer se incendiaron, ambas manos cubrieron la sorpresa que se dibujaba en su boca.
"Al menos combina con el mío…" el CEO avanzó hacia el baño, cerrando la puerta tras de sí, dejando a Kisara con su curiosidad.
La peliazul se asomó sobre el marco de la puerta del closet, ahí se asomaba el elegante traje del Príncipe Endymion.
Después de todo, aunque no lo externara, a Seto le gustaba recordar el color que su mujer usó el día en que unieron sus vidas.
Y sí, como decía la canción que su mujer siempre tarareaba, luz de luna guía mi amor.
Una luz en forma de mujer.