Ranma 1/2 y todos su personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Este Fanfic es sin fines de lucro

~Pensamientos~

-Diálogos-

PROTECCIÓN

Era un día común en Nerima, el cielo estaba despejado, por lo que, el sol irradiaba con toda su fuerza la ciudad entera; aun así, la brisa era fresca, lo cual, hacia el día en sí, agradable. Por eso Akane no puso muchos peros cuando Kasumi le pidio ir al mercado por unos vegetales para la cena.

Caminaba tranquila y pensativa, cuando estaba sola le gustaba pensar en él, se perdia en la inmesidad de su imaginación: un mundo en donde Ranma no tenía otras prometidas, ni enemigos extravagantes, ni sopresas extrañas cada dia, un lugar en dónde ellos tenian una vida apacible y una relación sin enredos, enojos o confusiones.

Paso así media manaña y Akane ya había terminado los mandados de Kasumi, se dirigia a casa cuando un anciano haciendo ruidos con un pequeño tambor la llamo para que se acercara a su puesto ambulante.

-Niña no te gustaría adquirir alguno de mis productos… son mágicos-.

Akane se acerco un poco e inmediatamente reconocio al viejo, era el anciano que hace tiempo le habia vendido el arroz para encontrar a su futuro esposo. - ¡Es usted el anciano de las tartas de arroz y cerezos! -

-Jovencita espero haya encontrado a su esposo-; Akane se sonrojo ligeramente al recordar el rostro de Ranma lleno de pétalos de cerezo y asintió con la cabeza afirmativamente ante las palabras del anciano. -En esta ocasión traigo un sin fin de pócimas y artilugios que aseguraran que ese hombre la ame para siempre, y como ya es clienta, le haré un increíble descuento.-

Akane observaba sin mucha ilusión los objetos que le mostraba el anciano, quería el amor de Ranma, pero no a costa de hechizos y trampas; ella no era como Xian pu. Estaba por irse cuando algo le llamo su atención, una pequeña madeja de hilo color rojo y negro se asomaba timida entre los polvos y frascos que se encontraban expuestos.

- ¿Para qué sirven esos hilos? – pregunto Akane. Los colores le recordaron a Ranma y pensó que podría hacer una liga para su trenza, que fuera a juego con su ropa china.

-Son hilos de protección, sirven para cuidar de toda desgracia al ser amado, altamente efectivos, sobretodo si los trenzas bajo la luna llena, y jovencita estas de suerte: hoy hay luna llena-. Akane dudó, se sentía un poco tonta por lo irreal que sonaba todo; pero si es que en verdad funcionaban, Ranma siempre estaría protegido y si no lo hacían, pues simplemente se verían bien en él.

Se decidió y los compro. El resto de camino a casa lo paso cavilando en como darle el regalo sin que los demás se dieran cuenta y armaran un alboroto al respecto.

Al llegar a casa Akane dejo las verduras en cocina y se encamino a su cuarto, no quería toparse con nadie, y por fortuna así fue. Espero a que anocheciera y empezó a tejer, hizo y deshizo la liga más de 10 veces. Ella era consciente que no era muy hábil para las cosas manuales y femeninas, pero quería que esto saliera bien, así que; respiro profundamente y empezó de nuevo, al 13vo intento por fin lo había logrado.

¡Vaya! quedó mejor de lo que esperaba- Se dijo a sí misma y con su corazón lleno de orgullo decidió salir de su cuarto y buscar a su prometido para entregarle el obsequio. Lo busco por el dojo, el jardín y la cocina, pero no lo encontró.

Volvía resignada a su cuarto cuando giro por el pasillo se dio de bruces contra Ranma que iba saliendo del baño, el choque fue lo suficiente fuerte para empujarla. Estaba a punto de caer al suelo cuando las fuertes manos de él la sujetaron por la cintura. – Akane eres una boba, ¿por qué no te fijas por dónde caminas? Esa cabezota tuya es un arma de cuidado, me quedará una marca por el golpe-.

Akane todavía no abría los ojos y ya estaba furiosa por todos los insultos recibidos, estaba a punto de propinarle un buen golpe en la cara cuando se fijó en la mirada de Ranma; a pesar de hablarle con duras palabras, sus ojos (esos bellísimos ojos marinos en los que tanto le gustaba reflejarse) la miraban con ternura.

Toda su ira desapareció por completo y miro con detenimiento a Ranma, eran pocas las ocasiones en que podía observar su rostro tan cerca ~Dios mío, es tan guapo~ se dijo así misma. Como aun no los interrumpía nadie decidió quedarse así, protegida por el tibio calor que él emanaba de su cuerpo recién bañado.

Pasaron un par de segundos y Ranma fue el primero en romper el silencio –¿Estás buscando a P-Chan?

Akane frunció el cejo y replico en su mente ~idiota, te buscaba a ti. ¿porque no nos quedamos un momento más así? ¿es que no te gusta estar conmigo? ~

Ranma se enderezó y soltó a su prometida, lo que los obligo a poner distancia. Akane tembló un poco al sentir la falta de calor. –No, hace días que no veo a P-Chan, espero vuelva pronto, lo extraño. – respondió ella con un mohín.

Él chico torció el gesto ligeramente ante la respuesta de Akane, no le gustaba que Ryoga estuviera cerca de ella y menos en su forma maldita, pero que ella le dijera en su cara (y con un gesto tan adorable) cuanto extrañaba al cerdo era un golpe en su orgullo. –Bueno, debe de andar por ahí perdido; no te preocupes él sabe cuidarse solo; vivir contigo es todo un reto, así que, está más que preparado para la vida en las calles-

Ella se enfadó muchísimo, pero se entristeció aún más, -Así que, así es como te sientes al vivir aquí- bajo su rostro y empezó apretar sus puños, pero no por el coraje, sino por el dolor que le habían provocado las palabras de Ranma, tal vez no era tan buena idea darle la liga, al final puede que ni siquiera funcione o peor, que él se niegue a llevarla puesta, ~es un bruto~ pensó la chica.

Bueno, me voy a mi cuarto, buenas noches- se obligó a decirlo con toda la indiferencia que pudo, no quería que él notara lo afectada que se sentía. Rodeo a Ranma y se encamino a su cuarto cuando él la detuvo tomando su mano.

Espera- dijo él, extrañado de la reacción de su prometida; ella no era de las que se rendía tan fácil, era agresiva y muy ruda, sobre todo con él. –Sabes que me gusta vivir aquí, de no ser así ya me habría ido hace mucho tiempo, ¿por qué te molestas? –

Obligo a la chica a girarse para que lo mirara de frente, pero sin soltar su mano ~ ¿su mano siempre ha sido tan pequeña? ¿Cómo es que algo que luce tan frágil puede ser tan destructivo? ~analizó Ranma.

Al estar absorto observando las manos de Akane noto que sostenían algo -¿Qué llevas ahí?- Akane ni siquiera había respondido la primera pregunta cuando la segunda la tomó por sorpresa, se sonrojo ligeramente y se soltó del agarre del muchacho, para ahora ella sostener su palma y depositarle el obsequio.

Es una liga nueva para tu trenza, pensé que los colores hacían juego con tu ropa y… ~si le digo que la hice yo y con qué propósito seguro se va a burlar~ pues es todo, toma es tuya-

Ranma sonrió lleno de felicidad; le gustaban los regalos. Cuando era un niño no recibía muchos debido a los constantes entrenamientos nómadas de su padre; razón por la cual siempre aceptaba los regalos de sus otras prometidas; pero los de Akane eran realmente especiales, el hecho de que ella pensará en él y que esos pensamientos se materializaran en un objeto (que no fuera comida) lo hacían sentir el hombre más afortunado del mundo.

-Gracias Akane, la usare siempre- dijo Ranma y sonrió ampliamente mientras se colocaba la liga al final de su distintiva trenza.

Akane quedó totalmente hipnotizada, nunca lo había visto sonreír de esa manera, no solo con sus labios; sus bellísimos ojos azules reflejaban pequeñas chispas; ya no importaba si los hilos funcionaban o no, todo había valido la pena.

-Nnno, fue nada- tartamudeo un poco y le devolvió la sonrisa.

Una vez que termino se colocar el regalo en su lugar, Ranma inspecciono los alrededores para asegurarse que nadie lo estuviera viendo y tomo de la mano a Akane, para dirigirse a toda prisa al segundo piso de la casa. Cuando llegaron a la habitación de la chica se detuvo frente a la puerta y la soltó de su agarre.

Akane estaba perpleja no entendía que hacían parados en ese lugar. Inesperadamente Ranma la beso en la mejilla.

Fue un beso rápido y cálido. –Buenas Noches Akane- dijo su prometido y desapareció rápido por el pasillo.

Akane seguía estoica en el mismo lugar, lentamente levanto una mano y con las yemas de los dedos rozó el sitio en donde Ranma había depositado aquel beso; sintió un cosquilleo en toda su piel; sonrió y dijo al viento –Buenas noches Ranma-.

Continuará

Gracias por leer

B.