—¡Deja de rascarte! —volvió a decir Aoi, por décima vez en el día, luego de que Inosuke decidiera no hacerle caso, a pesar de que todo era por su propio bien.

—¡ME PICA! —alegó pasando sus uñas por su piel enrojecida e hinchada y la que hace unos momentos, la chica le había pasado un ungüento para aliviar la comezón, luego de sacar el aguijón incrustado. No obstante, al ver como se seguía rascando, al parecer no había surtido efecto.

—¡Claro que te pica! —exclamó con las manos puestas en cada lado de su cintura, viendo su mano inflamada y enrojecida. Y ese no era el único sector, ya que varias abejas eligieron como objetivo al muchacho, así que tenía en el abdomen y en la cara. Ya de un ojo no podía ver bien por la gran inflamación.

Con sus cuidados inmediatos proporcionados, se había salvado de la muerte. Ya que cuando lo había encontrado, estaba en tan malas condiciones que apenas podía respirar. Estuvo varias horas así, pero al despertar a pesar del ungüento, seguía rascando la mano, el único lugar —esperaba— que tenía picazón.

—Pero aunque te pica, el punto no es rascarte ¡Vas a conseguir que te hieras!

—¡No me importa, si puedo parar esta comezón infernal!

—¡Detente! —replicó, tomando su brazo para que impida que se rasque—. ¡No las vas a parar así! ¡Si sigues así, te voy a atar!

—¡ME PICA!

—¡Lo mejor es no rascarte! ¡Te picaron las abejas!

—¡¿Y qué demonios es una abeja?! —exclamó enfadado con esa mierda de criatura—. ¿Y por qué diablos estaba en las flores?

Aoi suspiró al ver que dejó de hacer fuerza con su mano, al parecer no sentía la picazón.

—Es un insecto y las abejas están cerca de las flores—le explicó calmadamente—. Y dime, ¿Cómo conseguiste que te picara de todos modos? —preguntó volviendo aplicar el ungüento, rememorando que lo había encontrado tumbado inconsciente en el suelo hinchado como un sapo.

—Estaban alrededor mío, molestándome con su zumbido —dijo malhumorado—. ¡Aggh! —articuló con tan solo recordarlo. Había matado algunas con su espada, pero otras ¡Agggh!

—Por cierto, ¿Por qué estabas junto a las flores? —espetó, girando el cuello y posando su vista en el jarrón donde deposito las flores que Inosuke portaba en la boca, al habérsela puesto en ese lugar al tener las manos ocupadas por tomar sus espadas.

Él hizo un bufido. Recordando, el porqué de las flores. Anteriormente Inosuke le había pedido un consejo a Zenitsu que cual sería el mejor regalo para alguien, bueno no fue tan así la conversación, pero el punto fue que flores había dicho él.

Flores.

¡Estúpidas flores!

—¿Y?

—Es un regalo para ti —Aoi lo miró sorprendida y hubiera jurado que estaba enrojecido sino fuera que estaba muy inflamado debido a la picadura. Sonrió levemente y volvió a dirigir su mirada a las hermosas flores, se conmovió y suavemente empezó hablar.

—Gracias —Sus mejillas levemente se sonrojaron—. Son muy lin...

Hasta que escuchó ese sonido particular y al quitar la mirada de las flores, lo vio infraganti y en regaño, exclamó—: ¡YA DEJA DE RASCARTE!

—¿QUE MIERDA QUIERES QUE HAGA? ¡ME PICA!