Trampa Perfecta.

Parte dos.

Cuando terminó su primer turno, Kohaku abordó su auto y condujo directo al centro, donde buscó entre las tiendas algún vestido caro que llenara las expectativas de un restaurante de la talla como al que iría. Además necesitaba que sea un vestido cómodo por sí de daba la situación de que tuviera que entrar en acción, y que tuviera la posibilidad de esconder su arma y sus cuchillos entre sus telas.

Finalmente encontró un vestido adecuado para la ocasión, rosa con un escote un poco demasiado indiscreto, pero no le molestaba mucho. Los hombres podían mirar todo lo que quisieran, pero nunca tocarla. Lo importante en el vestido era la falda suelta y con el largo hasta las rodillas suficiente para ocultar sus armas, además que se veía lo suficientemente elegante para que lo acepten en un restaurante tan exclusivo.

Luego de comprar el vestido, fue a una peluquería a intentar arreglar un poco el desastre que era su cabello. El peluquero en turno la regañó por su descuido y finalmente después de un baño de crema le dejaron el cabello suelto y le dijeron que se compré una diadema para hacerla lucir aún mejor. Ella asintió, pero solo se compró una cinta con un moño y la uso para atarse el cabello en su coleta de siempre. Sí surgían problemas lo mejor era mantener su cabello atado.

Regresó su trabajo justo a tiempo para ver a su jefe salir. Maldición. ¿Tanto se había tardado?

-Ahí estás, leona.- al verla bajar de su auto, Senku le sonrió. –Estaba a punto de llamarte. Es hora de irnos.- le hizo un gesto para que la siguiera a su auto.

-No me llamé leona…- masculló por lo bajo mientras lo seguía. –Lamentó sí me retrasé.- dijo una vez se subió a su carísimo auto último modelo de alta tecnología.

-No te preocupes por eso. Mi cita todavía no ha llegado allí.- Kohaku apretó los puños y expulsó aire por la nariz.

Eres su guardaespaldas, no su novia. No te dejes dominar por celos estúpidos. Sé profesional. Sé profesional. Sé profesional.

Se repitió eso todo el camino hasta el restaurante, saliendo de sus pensamientos solo cuando su jefe salió del auto y abrió la puerta para ella, tendiéndole su mano. Lo miró aturdida. Se suponía que era ella la que debía abrir puertas para él, salir primero y ser servicial, no al revés.

-Gracias, Ishigami-sensei.- murmuró confundida, pero no tuvo más tiempo para pensar en ello cuando de repente una voz femenina se hizo oír por encima del bullo de las calles de Tokio.

-¡Senku-san!- una chica castaña excesivamente bonita con dos coletas se acercó corriendo a ellos y de inmediato se colgó del brazo del joven científico. –Qué guapo estás.- observó su elegante traje con agrado.

¡¿Ruby?! ¡¿Una de las modelos de moda?! Así que… chicas como esta son las que le gustan a Senku ¿eh?

Kohaku hizo su mejor esfuerzo para no demostrar la decepción y tristeza en su rostro y comenzó a mirar a sus alrededores, intentando ignorar la conversación de su jefe con su hermosa cita. Solo debía concentrarse en hacer su trabajo, buscando alguna cara conocida en su lista de personas potencialmente peligrosas para su jefe o alguien que se viera sospechoso o fuera de lugar.

Su intento de distraerse murió cuando otras dos voces femeninas se hicieron oír.

-¡Senku-san! ¡Qué guapo!- las hermanas de Ruby, Garnet y Sapphire, rubias y esplendidas, también llegaron de la nada y se abrazaron cada una a un brazo de Senku, mientras que ahora la castaña estaba abrazada a su cuello.

Esta vez Kohaku no pudo contenerse de mirarlo con la boca abierta y el ceño fruncido.

¡Tres supermodelos! ¡Las famosas hermanas deslumbrantes! ¡El bastardo va a salir con tres supermodelos! ¡Dice que no tiene tiempo para relaciones y sin embargo ahora viene y sale con tres de las modelos más aclamadas del año! ¡Tres hermanas! ¡Hijo de la gran…!...

-Ah, Senku-san. ¿Quién es esa mujer?- Ruby se fijó en Kohaku y la señaló mientras todavía no se despegaba del cuello del científico.

Afortunadamente pudo poner un rostro serio para cuando la castaña volteó a verla, y para cuando su jefe y las otras dos la miraron, logró formar una sonrisa completamente profesional y completamente falsa, con los dientes apretados.

-Soy guardaespaldas de Ishigami-sensei, es un placer conocerlas.- hizo una reverencia, cuidando mucho no demostrar su desagrado.

Ellas rápidamente perdieron interés y volvieron a parlotear sobre quién sabe qué mientras arrastraban a Senku dentro del restaurante, con él sonriendo ladinamente todo el tiempo.

Kohaku se tomó un momento para frotar sus sienes y tomar aire, antes de seguirlos dentro.

El recepcionista le echó una mirada al verla entrar sola, pero Senku le hizo una seña y el tipo mantuvo la boca cerrada. Aun así ella decidió quedarse a hablar con él, ignorando la mirada de desaprobación de su jefe y sus señas de que lo siguiera. Ja, como sí quisiera pasar más tiempo con él y su maldito harem.

-¿Puedo ayudarla en algo, señorita?- preguntó fríamente el hombre.

-Quería aclararle que no soy un cliente común. Soy guardaespaldas de Ishigami-sensei y me quedaré cerca pero no lo suficiente para así no importunar su cita, así que por favor no se extrañé sí me ve merodeando por el lugar. Es mi trabajo.- le explicó.

-Eso no fue lo que Ishigami-sensei nos dijo.- el recepcionista alzó una ceja, claramente confundido.

-No sé lo que les haya dicho, pero eso es lo que pasará.- aunque un poco confundida, Kohaku insistió en sus palabras. –Normalmente en este tipo de situación me sentaría en una mesa cercana para mantenerlo vigilado, pero ya que el lugar está tan lleno no tengo otra opción más que mantenerme en pie. Aun así intentaré no incomodar a sus clientes, lo prometo. Ishigami-sensei no quiere causar ningún problema, vino aquí a celebrar su cumpleaños.-

-Lo que usted diga, señorita.- le hizo una reverencia, aunque todavía tenía una expresión de confusión en el rostro.

Complacida, se adentró en el restaurante y comenzó a mirar alrededor, ubicando rápidamente a su jefe y sus tres preciosas acompañantes en una mesa cerca del centro. Ellas seguían parloteando, pero él ahora no les prestaba atención, sino que la miraba a ella con incredulidad, cómo sí sus ojos le dijeran "¿qué demonios estás haciendo?"

Usualmente ya estaría yendo a preguntarle sí necesitaba algo, sí tenía órdenes para ella o algo por el estilo, pero estaba tan segura de que iba a explotar sí volvía a verlo de cerca rodeado de tres bellezas que prefirió quedarse a distancia, donde él estaría a salvo no solo de posibles amenazas salidas de la nada, sino de ella explotando por sus malditos e incontrolables celos y la ira y decepción que sentía al saber que su amado era tal pervertido.

¿Pero de qué clase de hombre se enamoró? Creyó conocerlo mejor que esto.

Cabizbaja, se quedó en un rincón oscuro del restaurante, intentando no pensar en su desdichada e inexistente vida amorosa y concentrándose en observar a los alrededores, siempre lista para saltar en caso de que él la necesite.

Pasaron los minutos y se aburrió, como siempre. Esto era algo para lo que los entrenaban, estar horas parados completamente concentrados en su objetivo a proteger sin que su mente se desvié del deber, pero esta vez el mirar a Senku y a las modelos la deprimía tanto que hasta ignoró su entrenamiento y comenzó a pensar en otras cosas más alegres.

Oh, el bebé de Chrome y Ruri nacería pronto. Estaba tan feliz por pronto convertirse en tía, más después de todo lo que tuvo que luchar para que el miserable de su cuñado le confesara sus sentimientos a su hermana, pero finalmente todo valió la pena.

Al menos alguien tenía éxito en su vida amorosa por aquí. El pensamiento volvió a deprimirla.

-Wow, wow.- una voz masculina cercana la hizo levantar la vista, encontrándose a un hombre de traje con una guitarra colgada en la espalda y el cabello negro con tintes de azul y violeta con un peinado que le recordaba a una típica estrella de rock. Además tenía ojos de un celeste incluso más claro que el cielo mismo. Su sonrisa coqueta la hizo ruborizar levemente. -¿Qué hace una chica tan hermosa solita en este sucio rincón?- pero sus palabras la dejaron completamente roja.

-Ehh… Ahh…- miró hacia la mesa de su jefe, viéndolo muy concentrado con esas chicas, bebiendo vino. –Estoy… trabajando.- admitió.

-¿Trabajando con ese hermoso vestido?- se le acercó un poco más, invadiendo su espacio personal. –Wow, sí las camareras visten así entonces vendré a tocar aquí más seguido.- sonrió ladinamente mientras se inclinaba, casi rozando su nariz con la suya.

-No, no.- negó con la cabeza. –No entiendes, yo soy…-

-Rubia.- de repente, la voz de Senku interrumpió sus palabras. Él colocó una mano en su hombro, haciéndola retroceder, alejándola del desconocido. –Y según las tres "Hermanas Deslumbrantes", como los medios las llaman, te encantan las rubias, guitarrista.- miró al hombre teñido. –Saliste con dos de ellas al mismo tiempo, sin que lo sepan. Los medios te llaman "el guitarrista infiel", famoso por tus escándalos con modelos y estrellas de televisión, todas rubias, según lo que me dijeron las hermanas.- miró a la mesa donde estaban sus tres acompañantes, todas mirando con recelo al hombre.

El guitarrista hizo una mueca, antes de sonreír como un verdadero idiota.

-Oh, vamos, están mintiendo porque me aburrí de ellas y eso las enfureció. Garnet y Sapphire sabían que estaba saliendo con las dos, y eso no les molestaba. Las tres estén saliendo contigo y no les molesta ¿o sí?-

Kohaku hizo una mueca al recordar eso, apartándose bruscamente del agarre de su jefe en su hombro. El guitarrista sonrió complacido y esta vez Senku hizo una mueca, antes de sonreír, confundiendo a los dos.

-¿Esa es tu defensa?- rió entre dientes. –Basada en que me viste beber con ellas, ¿verdad? Pues lamentó tener que destruir completamente tu argumento. Las encontré aquí por casualidad, ellas son sobrinas de unos amigos de mi padre y su esposa y van a promocionar mi nueva rama de cosméticos, solo me invitaron una copa y accedí. Aún no he tenido la oportunidad de cenar con mi cita.- miró directamente a Kohaku, que estaba con la mandíbula por el piso, sintiéndose una idiota.

¡¿Hablaba en serio?! ¿No estaba saliendo con ellas? Pero…

-O-oh… vaya…- el guitarrista se frotó la nuca, pareciendo como sí no supiera donde meter la cabeza. -¿De verdad? Qué malentendido…- tosió incómodamente. –Bueno, lo siento ¿de acuerdo? No sabía que la chica venía con alguien. Me voy, me voy.- abrazándose a su guitarra, el músico rápidamente desapareció de allí.

-¿Por qué la cara de sorprendida, leona?- sonrió divertido. –No me digas que pensaste que ellas tres eran mi cita. ¿Qué no escuchaste que ellas estaban sorprendidas de encontrarme aquí?- la burla en sus ojos era tan evidente que ella se puso roja de la vergüenza.

-¡L-lo siento, Ishigami-sensei!- hizo una profunda reverencia, intentando ocultar su cara roja. –No estaba prestando atención a su conversación, señor.- mierda, mierda, era tan estúpida. ¿Cómo pudo pensar que el hombre más asexual que había conocido en su vida saldría con tres supermodelos al mismo tiempo?

-Déjame adivinar… Los celos te nublaron el sentido de la audición.- rió burlonamente.

Kohaku se quedó con la boca abierta. ¿Acaso finalmente había sido descubierta? ¡No, de ninguna manera! Él no podía asegurarlo todavía, estaba segura de que no fue tan evidente. Todavía podía salvar su empleo con una buena excusa.

-Más bien la indignación.- murmuró lentamente, volviendo a enderezarse. –No soy muy aficionada a los hombres que salen con varias mujeres al mismo tiempo, creo que es… denigrante.- le daba absolutamente igual lo que otros hicieran con su vida, pero esto sonaba como una excusa convincente. –Lamento haber pensado así de usted, señor, pero…- de repente algo se le cruzó por la mente. -¿Dónde está su cita, entonces?- ladeó la cabeza con confusión.

Él la miró incrédulo por un momento, antes de sonreír levemente, negando con la cabeza.

-Parece que se niega a aceptarme, después de todo.- se cruzó de brazos, todavía manteniendo esa pequeña y rara sonrisita en su rostro, mirándola con ojos extrañamente suaves.

-¡¿Ah?!- Kohaku se crispó por completo, sintiendo la ira subírsele hasta las orejas. -¡¿Dice que lo dejaron plantado en su cumpleaños?!- apretó los puños. -¡Dígame quién es ella, señor! ¡La traeré a rastras incluso sí no se merece a alguien tan bueno como usted ni un milímetro!- pisoteó, dirigiéndose a la salida para ir en caza de la miserable que se atrevía a dejar plantado al mejor tipo que podría habérsele cruzado en toda su vida.

Senku la detuvo inmediatamente mediante el simple acto de colocar una mano en su espada baja, congelándola en el acto, pero con el rostro en llamas.

-Sí… estoy seguro de que lo harías. No sería la primera vez que haces locuras por mí.- la miró de nuevo con esa sonrisa extraña. -¿Qué tal sí te olvidas de eso y simplemente me acompañas a cenar? Olvida tu precioso código de ética por una noche como mi segundo regalo de cumpleaños y cena conmigo. No es mucho pedir después de que "me rompieran el corazón" o una mierda de esas dejándome plantado ¿o sí?- su sonrisa cambió a ser un poco más descarada, algo a lo que ella estaba mucho más acostumbrada a ver, lo que quizá habría bajado un poco su rubor de no ser porque estaba tan cerca de ella que sus narices estaban literalmente tocándose.

-Eh… umm… d-de acuerdo… señor…- tartamudeó, completamente confundida de qué estaba pasando aquí. Pero luego frunció el ceño. –Espere, ¿qué quiere decir con segundo regalo?- los dos se miraron en silencio por un momento, antes de que él colocara su otra mano en su espalda, atrayéndola todavía más. –Eh… ¿I-Ishigami-sensei?- volvió a tartamudear.

-Dijimos que te saldrías del código de ética, ¿no? Puedes llamarme por mi nombre, como cuando íbamos a la escuela juntos y te negabas a llamarme presidente ¿o ya lo olvidaste?- se acercó todavía más, poniéndola tan nerviosa que apenas entendía lo que decía.

-Claro… Senku.- murmuró apenas, intentando no mirar su boca excesivamente cerca.

-Bien, entonces… leona.- eso rompió totalmente su ensimismamiento.

Lo apartó con un pequeño empujón.

-¡No me llames leona!- exclamó furiosa, sin siquiera darse cuenta de que estaba tuteándolo.

Él sonrió complacido y le hizo una seña para que lo siga. Un camarero los guió hasta una mesa privada tras una cortina y rápidamente ordenaron, y cuando le trajeron sus platos ella pudo entender porque ese lugar era tan caro. ¡Era lo mejor que había probado!

Comió felizmente varios platos ante la sonrisa de Senku, mientras conversaban de cosas estúpidas y de sus familias y amigos, nada del trabajo, lo que no hacían desde que se graduaron de preparatoria.

Bueno… al final acabé faltando al código de ética, pero al menos creo que él no sabe de mis sentimientos. Creo que mis excusas fueron convincentes, y cuando se acercó demasiado lo aparte, aunque apenas. Estoy muy orgullosa de mi misma por eso, me tomó mucha fuerza de voluntad no besarlo ahí mismo. Pero al menos estoy a salvo.

Sonrió, contenta consigo misma por guardar el secreto, pero luego captó la sonrisa prepotente de Senku y entrecerró los ojos.

No lo sabe, pero lo sospecha. ¡JA! Intenta hacerme confesar cuanto quieras, Senku, nunca me atraparas, nunca tendrás una excusa suficiente para apartarme de ti. Tendrás que soportarme muchos años más, porque no hay forma de que te diga lo que siento. Nunca.

Oh, no. Él no se iba a deshacer de ella tan fácilmente. Porque no importa lo infinitamente superior en inteligencia que fuera a ella, siempre encontraría la trampa para salirse con la suya al final, para mantenerse a su lado.

Pobre leona… cree que me tiene completamente controlado. Senku sonrió divertido mientras observaba a Kohaku, antes de beber un poco más de su copa de vino. Mi trampa para atraparte apenas ha empezado, pequeña idiota. Tienes suerte de que esto sea tan divertido o habría acabado tu jueguito aquí mismo, pero no como tú piensas, sino de una forma mucho más… satisfactoria.

-Oye, Senku.- salió de sus pensamientos al escucharla llamarlo. Parecía haberlo estado llamando por un tiempo, a juzgar por el grado de irritación en sus ojos. Él alzó una ceja y ella le sonrió de forma deslumbrante. –Feliz cumpleaños, Senku.- dijo alegremente.

Será un cumpleaños mucho más feliz el próximo año cuando ya hayas perdido y no me hagas tener que perder tanto el tiempo en trampas ridículas para traerte a cenar.

-Gracias.- a pesar de sus pensamientos, él sonrió con tranquilidad y acabaron de cenar normalmente, ambos sintiéndose victoriosos y confiados en sus trampas para el otro. Aunque al final habría un solo ganador.

-Y ese seré yo.- susurraron los dos en voz inaudible al mismo tiempo.

Fin.

Holaaaaaa! :D

Perdón por el final abierto, pero era terminarlo ahí o terminarlo de forma muy, muy, muy pervertida :v Y no me dio la gana de irme a eso xD Además de que eso habría alargado más el fic y tendrían esta parte en una semana, sin mencionar que habría atrasado Baby Stone e.e

Jajaja, muchas gracias por todos sus comentarios! No esperaba q este AU les gustara tanto xP Ojala q esta segunda parte les haya gustado y espero haber llenado un poco más sus ansias de romance ya q en Baby Stone apenas les estoy empezando a dar migajas de eso :P

Los amo~ uwu Larga vida a nuestra hermosa OTP!~ :'D He visto que publicaron algunos fics de ellos por ahí aunq no tuve tiempo de leerlos aún TwT Por favor denle mucho apoyo a los nuevos escritores del fandom! :3 Comenten sus fics y alientenlos! Necesitamos crecer más, nuestra OTP se merece más amor *w*

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!