Capitulo 48
El Sr. Y la Sra. Tarner se sorprendió mucho al ver que Riddle llegó a su mansión acompañada de su hija Hermione. Llevaban bastantes meses sin saber nada de ella y estaban muy preocupados, las lechuzas que mandaban con cartas, siempre regresaban si ninguna respuesta. vida
—¡Estás ... embarazada? —Preguntó su madre con lágrimas en los ojos cuando la vio.
—Hola mamá, ¿no piensas saludarme? —Preguntó con una mueca.
—Hija, no me lo esperaba ha sido la impresión de verte así su madre abrazó a su hija y la besó. Estas preciosas, pero dime, ¿cómo te encuentras, y dónde te fuiste?
—Muy bien mamá. Tuve que organizar algunas cosas de mi vida.
—¡Hermione! —Gritó Sara corriendo hacia su mejor amiga—. ¡Es cierto que ha regr…
Sara se detuvo a pocos centímetros de ella y al ver su abultada barriga, se tapó la boca con las manos en señal de sorpresa. Antes de que su amiga preguntara nada, Hermione se lo confirmó.
—Sí, estoy embarazada y ahora ven y abrázame, que te extrañado mucho.
El encuentro más tenso fue entre Hermione y su padre. Cuando esto entró en la biblioteca, quedó parado cerca de la puerta, observando con el mantenimiento el nuevo aspecto de su hija. Sabía lo mucho que le molestaban los escándalos y un embarazo sin estar casada, era el mayor de ellos.
Durante varios minutos el silencio reinó en aquella habitación y padre e hija se sostuvieron la mirada, esperando el otro día el primer paso. El Sr. Tarner fue quien lo dio para terminar con aquella tensión acumulada entre ellos.
¿No me vas a abrazar como has hecho con tu amiga y tu madre?
Hermione no lo decidió dos veces y con lágrimas en los ojos, se encaminó hacia su padre con paso decidido para abrazarlo. Para el Sr. Tarner, las dos mujeres eran lo más importante para él y había comprendido qué ni los escándalos ni la rebeldía de ellas estarían por delante del amor que tenía por sus tres mujeres.
—Felicidades por tu maternidad cariño. —Hermione disfruta de la sensación de protección que estaba regalando su padre—. Sr. Riddle, muchas felicidades a usted también. —Tom asintió con una sonrisa en el rostro—. Creo que le debo una disculpa, ahora sé que usted es quién realmente se merece a mi hija. —Mi amor, ¡vamos a ser abuelos! —Se acercó a su mujer y la abrazó con alegría.
—Lo dejaremos todo preparado y días después del nacimiento de los bebés, nos casaremos.
—Cariño, creo que tu boda debe ser única y especial. Es un momento único en la vida ya mí me gustaría que tuvieras la gran boda que nunca tuve —opinó la Sra. Tarner
—Mamá, porque el mar una ceremonia íntima no significa que no vaya a ser especial. Al contrario, prefiero rodearme solo de personas que realmente desean lo mejor para mí. Además, Tom quiere lo mismo.
Esa misma noche ...
—Te echado mucho de menos. Pensé que nunca volvería a verte olvidándose Olivia acercándose a su amiga después de la cena y estrechándola de nuevo entre sus brazos.
—Ahora sé que fue un error haberme marchado.
—Cuando Abril fue a buscarme y me dijo que había pedido el deseo para que regresaras, supe que te confundió y tarde o temprano, desearías volver.
—Así ha sido, Olivia. Me arrepentido cada día y estaba casi seguro de que jamás volverías a veros a ninguno de vosotros.
Durante un rato, Olivia estuvo poniendo al día a Hermione de todos los acontecimientos y chismes que había rondado por la alta sociedad mágica desde que ella se marchó. Le contó varias anécdotas suyas discutiendo con alguna estirada dama, algo que Hermione hizo carcajear durante minutos. Su amiga era tremenda y en ese momento se dio cuenta de lo mucho que había echado de menos.
—Por fin podréis tener la felicidad que os merecéis —aseguró Olivia cuando se quedará un segundo en silencio—. Me siento muy feliz por vosotros, porque contra todo y todos, el amor vuelve a ser vencer.
Un mes después ...
Tom Riddle caminaba nervioso por el pasillo ante la atenta mirada de su futuro suegro y de su compañero Dolohov. Había llegado el día del parto y estaba aterrorizado. Habíamos buscado la mejor matrona para que atendiera a la madre de sus hijos y había mandado llamar también al médico para que volviera a revisar a Hermione ya sus hijos después de lo que había hecho la matrona. Un grito de dolor se escuchó al otro lado de la puerta y el cuerpo de Riddle se tensó.
—Tranquilícese, todo va a salir bien atentos Dolohov apoyando la mano sobre el hombro de Tom.
No puedo, si algo le llegara a pasar a alguno de los tres ... Y para colmo, ¡el maldito doctor no llega!
—Relájese encontró el Sr. Tarner alterado, estaba empezando a contagiarle su nerviosismo.
Dentro de la habitación de Riddle, una matrona ya entrada en años atendía a Hermione, que estaba acompañada en todo momento de la Sra. Tarner y de su amiga Sara. Hermione intenta poner en práctica las lecciones aprendidas en sus clases de preparación al compartir a las que había asistido en los últimos meses, pero no podía ocultar su miedo al dar a la luz.
—Señorita, respira tranquila, ya casi está preparada.
—¡Por merlín! —Gritó ante la atenta mirada de las tres mujeres que estaban en la habitación—. Me duele muchísimo. Qué nazcan ya ...
—Tranquila cariño —decía su madre limpiando el sudor del frente de su hija.
—Por favor, avísele a los elfos para que preparen abundante agua caliente y toallas limpias —pidió Sara—. Los bebés van a nacer muy pronto.
En el momento en el que Sara salió por la puerta, Riddle aprovechó para entrar a la habitación donde Hermione estaba dando una luz.
—Usted no debe estar aquí para identificar a la matrona.
—Quiero estar presente en el nacimiento de mis hijos y nada ni nadie me lo va a dañar. —La matrona miró a Hermione y allí asintió, necesitamos que Riddle estuviera con ella en aquel momento. Riddle se arrodilló a un lado de la cama y le tocó el cabello mojado por el sudor—. ¿Cómo estás mi cariño?
—Me duele mucho. ¡Ayy! No sé si es peor que la maldición Cruciatas —otra mueca de dolor se apoderó del rostro de Hermione, las contracciones cada vez eran más frecuentes y más dolorosas.
—¡Detle la poción para el parto! —Ordenó a la matrona con el gesto desencajado.
—La señorita, hace un rato se tomó la poción. Debe ser fuerte, piense que en unas horas todo habrá pasado. Sr. Riddle, si decide permanecer en la habitación durante el parto, le ruego que se tranquilice porque sus nervios no le hacen bien a la madre de sus hijos.
Media hora después y tras la desesperación del padre primerizo y el dolor de Hermione, el primero de los bebés llegó al mundo.
—Felicidades, es un niño que toca la matrona envolviendo al bebé en una toalla tras cortar el cordón umbilical y haberle dado el azote para que rompiera a llorar.
Riddle miraba al niño fascinado y rápidamente fue un cogerlo en brazos para que dejara de llorar. Estaba totalmente manchado de sangre, pero eso no fue impedimento para Tom lo acariciara. Des pues se lo acercó a Hermione para que también conociera a su primogénito.
—Señorita, debe seguir empujando y haciéndolo tan bien como hasta ahora. Ya casi tengo la cabecita del otro bebé en mis manos.
Hermione empujó sacando fuerzas de donde no sabía que tenía las. Estaba muy agotada, pero ver a Tom con su bebé en brazos, acunándolo y besándolo a unos centímetros de ella, llenando la fuerza para ayudar a un bebé al segundo bebé.
Quince minutos después, y mucho esfuerzo, el llanto de una niña la hizo respirar aliviada. Ya tenía a sus dos hijos en el mundo. La matrona envolvió a la recién nacida en una toalla y se la entregó a Riddle, que la miraba embelesado, sin poder disimular lo feliz que era en ese momento. Tenían en sus manos a sus frutos del amor, dos preciosos bebés que, estaba seguro, les harían muy felices. Se acercó a Hermione despacio y puso sobre sus brazos a sus dos pequeños.
Hermione los miraba con adoración, los besaba con amor y controlados que tenían dos personas más maravillosas del mundo.
—Bienvenido al mundo Jack —susurró ante la atónita mirada del padre—.
. ¿Y la niña?
—La niña se llamará Irina.
Epílogo
Hermione estaba muy nerviosa aquella mañana. Abril llevaba más de dos horas haciéndole un espectacular recogido en el pelo. Mentalmente repasaba todas las cosas que había hecho y contaba las que aún le quedaban por hacer. Estaba muy agobiada y se obligó a relajarse. " Todo va a salir bien " .
El día de su boda había llegado y con ello. Hermione había elegido un vestido mucho más sencillo. Este era de manga corta, cubriendo sus hombros, en color blanco y armado con solo cuatro enaguas.
—Abril, estoy muy nerviosa —confesó Hermione con la voz temblorosa.
—Todo va a salir bien. Debes relajarte y disfrutar de este día tan especial. —Hermione asintió—. ¿Te gusta cómo va quedando?
—¡Me encanta!
Abril continuó peinándola mientras Hermione acunaba a su hija entre sus brazos. Al rato llegó de nuevo la Sra. Tarner y esta vez traía en brazos al pequeño.
—Dicen que ningún hombre puede ver a una novia mientras se está arreglando —bromeó Sara.
—Pero a mi pequeño hombrecito recibido Hermione entregándole a su madre la niña y recibiendo al varoncito entre sus brazos para mimarlo igual que había hecho con su hermana—, se lo consiento todo.
Una hora después, Hermione se quedó sola en la habitación esperando a su padre llegara para llevarla del brazo a la capilla donde esperaba el hombre con el que iba a unir su vida. Se miró en el espejo y le encantó lo que vio. No se fijó en el peinado ni tampoco en su precioso vestido, sin embargo, los ojos le brillaban y tenía una luz especial en el rostro y de eso, solo tenía la culpa la felicidad que estaba viviendo. Iba a unir su vida al hombre al que amaba, tenía dos maravillosos hijos que la llenaban de dicha y todas las personas a las que quería, estaban a su lado. ¿Qué más podría pedir?
—¡Estás preciosa hija mía! —Exclamó su padre al entrar en la habitación secándose disimuladamente una lágrima que resbalaba por su mejilla.
—Muchas gracias papá, tú también estás guapísimo.
—Cariño, quiero volver a pedirte perdón por todo el daño que te he hecho al no permitir que unieras tu vida a la de un buen hombre como el Sr. Tom Riddle. Ahora sé que él es tu felicidad y que yo estaba confundido con él.
—Rectificar es de sabios y me encanta que tú hayas cambiado de opinión. No tengo nada que perdonarte.
Riddle esperaba ansioso a Hermione delante del altar. Llevaba un pantalón de color gris oscuro con finas rayas, un chaleco de color negro liso, una chaqueta larga, una camisa blanca y una corbata de color champagne. El pelo se lo había peinado.
En el momento que vio aparecer a Hermione caminando por el pasillo del brazo de su padre, el corazón latía de emoción. Llevaba meses deseando que aquel día llegara y cuando creía que nunca sucedería, ella demostró que nunca se puede luchar contra el destino.
Hermione caminaba nerviosa hacia el hombre que estaba en un punto de convertirse en su esposo, su pulso latía con fuerza y el corazón amenazaba con salir de su pecho en cualquier momento. Hermione admiró el aspecto de Riddle, estaba guapísimo.
—Estás preciosa —susurró Tom cogiendo la fría mano de Hermione cuando llegó hasta ellos.
En el momento en el que fueron declarados marido y mujer, sintieron que su felicidad, no pudieron ser mayores.
-Te amo. No voy a permitir que vuelvas a alejarte de mí, nunca más. Te retendré en mi cama si es necesario.
Hermione le dio una pequeña sonrisa al comentario, cuestionó una oleada de calor grabado todo su cuerpo al pensar en todas las cosas que podrían hacer juntos en la cama y la idea se presentaba muy tentadora.
No me retes, porque estar encerrada y retenida por ti en nuestra habitación, es demasiado atrayente. Quizás intente escaparme para que lo hagas —bromeó y ambos resultaron reír para después de sellar aquel enlace con un tórrido beso. El mundo se detuvo a su alrededor y solo existían ellos.
Agradecer uno a uno, por haber leído mi historia con tanto cariño y haberme dado su opinión sincera. Y por estar siempre apoyándome.
Nos vemos en la próxima historia que estoy pensando hacer, y espero que os guste tanto como esta.
Un abrazo enorme.