Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, yo simplemente utilizo a los personajes con fines de entretenimiento.
N/A: No me han enviado a cuarentena por el coronavirus, pero si me han hecho trabajar desde casa durante los próximos días. ¿A ustedes también? Asistí a mi trabajo el día de hoy y al volver a casa esta historia comenzó a planificarse en mi mente. Debería estar trabajando en las otras, pero no podía dejarla pasar, mucho menos cuando iba hablando en mi mente. Es la primera vez que voy a intentar algo diferente así que espero que funcione, en base a mis conocimientos y nada de esto es real en caso de que sientan que se ha vuelto incoherente.
Muchos fics llaman a los padres de Hermione como Daniel – Emma Granger y muchos otros como Richard – Jane Granger, así que opte porque en mi fic se llamen Richard y Emma. A veces el mundo suele ser mucho más pequeño de lo normal y he utilizado eso para que concuerde con muchas situaciones de mi fanfic. Sus críticas siempre son bienvenidas. No soy muy buena describiendo las cosas, pero estoy haciendo mi mejor esfuerzo porque realmente me emocioné conforme la imaginación volaba.
Traté de investigar cómo se manejan los cursos educativos en Reino Unido, pero no comprendí del todo bien. Basándome en la información de los libros, Harry asistiría a la escuela secundaria a los once años, en México ingresas teniendo doce/trece años. Yo me gradué de sexto curso a la edad de doce en la escuela primaria, ¿Por qué digo esto? Por si hay inconveniente de como manejo los cursos.
En fin, esta historia comienza con Harry teniendo nueve años y se encuentra en cuarto curso en la escuela.
Cuidando a Harry
Richard Granger revisó el reloj de la pared de su oficina, se levantó de su asiento y camino hacia el estacionamiento de su edificio. En media hora tenía que asistir a Little Whinging, más específicamente a la escuela, para impartir consejos a los cursos de cuarto y quinto año para hablar sobre la violencia física y emocional en los salones de clases.
La directora de la escuela lo había contactado para solicitar su apoyo con los estudiantes que tenían, debido a que era muy común que se formaran pandillas y aterrorizaran a los estudiantes con sus comportamientos indebidos, ninguno llegaba a recibir castigo porque nunca podían demostrarlo. No le disgustaba dar esas clases, pero a veces era mucho más fácil llamar a los padres de todos esos niños, realizar una junta y castigarlos con suspensiones o expulsar de la escuela. Recalcarles que toda acción tiene una consecuencia.
A veces todo era tan complicado.
Richard se alejó de su vocación como dentista después de que Hermione regresara una tarde a casa llorando y diciendo que no quería volver a estudiar nunca más. Después de insistir toda una noche, ella accedió a contarles la mayoría de los niños que asistían a clase se burlaban de ella por prestar atención y responder a las preguntas que los docentes solían hacer. Más allá de eso, los niños en cuestión continuaron molestándola en sus horarios de clase libre y hora de comida, Hermione les contó sobre como en más de una ocasión robaron su refrigerio de su mochila.
Se sorprendía de escuchar ese comportamiento de niños y niñas de edades entre los cinco y seis años. Si eran así a esa edad, ¿Qué les deparaba para el futuro?
Así que decidió continuar con sus estudios y eligió la carrera Psicología, tomó cursos extras de sociología y trabajo social. Pasó mayor parte de su tiempo libre en las bibliotecas locales con Hermione a su lado, asistieron a librerías a comprar todos los libros posibles y se ofreció como voluntario cuando en Servicios Sociales hubo una baja de personal. No le interesaba lo monetario, en sus diez años de carrera como dentista, su esposa y él habían logrado una estabilidad económica superior a lo que se llegó a imaginar. Ser voluntario solo requería de su tiempo.
Trabajando como voluntario en escuelas fue espectador de los comportamientos de esos estudiantes. Unos eran bravucones a muy temprana a edad, generalmente los niños entre diez y once años suelen molestar a los que están entre los seis y siete años, les quitan sus refrigerios, el dinero que llevan para un dulce o simplemente los molestaban empujándolos entre sí para después tirarlos al suelo.
Las juntas con los padres nunca daban éxito como él esperaba. Lo aplicaban por una semana o dos, y cuando nadie veía, regresaban al mismo comportamiento una y otra y otra vez.
Puso la direccional de su carro y se detuvo en la puerta de la entrada. El guardia le pregunto su nombre y con quien iba, una vez que lo hizo, le dieron el acceso y le indicaron en donde estacionarse. Salió de su auto y se detuvo para mirar a los niños que corrían en el patio. Sonrió al ver a un par de niñas saltando la cuerda y a otros jugando al futbol. Se alejó del estacionamiento y camino en dirección a las oficinas cuando vio que un par de niños corrían detrás de otro.
Los niños no eran muy delgados y se burlaban, frunció el ceño y notó que algunos llevaban incluso piedras en sus manos. No vio a ningún docente en el área y los niños alrededor hicieron caso omiso. Él no tuvo que correr, ya que se metieron al aula más cercana. Nadie se acercó, nadie fue por ayuda.
—¡Baja cobarde! —Escuchó que un niño gritaba y se reía.
—¿Te estás escondiendo, loco? —Más risas resonaron—. Le diré a mamá que estás haciendo travesuras, le diré que sigues haciendo cosas raras, loco. ¡Baja, Potter, para darte la paliza que te mereces por haber sacado nueve y yo siete! ¡Y después de la paliza, papá te castigara cuando lleguemos a casa!
—El único que va a recibir castigo aquí son ustedes —Intercedió Richard. Los niños voltearon asustados y las sonrisas se borraron de sus rostros. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que no era un salón de clases, más bien era el comedor de la escuela y, como era de esperarse, estaba vacío. ¿Dónde estaba el niño que corría segundos antes? Solo había una puerta de entrada y había otra, donde supuso que era la cocina, pero se encontraba cerrada.
—¿Quién es usted? —Un niño se aventuró a preguntar al no reconocerlo—. ¡Usted no trabaja aquí! ¡Debería irse!
¿Ese jovencito realmente le hablaba así?
—Dame tu nombre —Le dijo. El niño no respondió—. ¿Quieres que visite a tus padres y le diga sobre tu mal comportamiento y malas calificaciones? —El niño negó con la cabeza.
—Dennis.
—Gordon.
—Malcolm.
—Piers.
—Dudley.
—Vayan a su salón de clases, ahora.
Se hizo a un lado y permitió que los niños salieran del aula. Levantó la vista y antes de poder suspirar con tranquilidad se dio cuenta del niño que colgaba en el techo. Era el mismo que corría antes tratando de escapar de ellos.
—¿Qué haces ahí? ¿Potter? —El niño asintió—. ¿Cómo es que llegaste hasta ahí? ¿Puedes bajar?
El niño se encogió de hombros y se recorrió a la pared, Richard estiro los brazos para sostenerlo cuando él le suplico ayuda. Nuevamente se sorprendió, el niño no pesaba nada en sus brazos y temió que se quebraría algún hueso si hacía algún esfuerzo.
—¿Cuál es tu nombre? —Le preguntó cuando lo dejo sobre el suelo.
—Harry Potter, señor —respondió—. Gracias por ayudarme a bajar.
—Un gusto, Harry. ¿Cómo llegaste hasta ahí?
—No lo sé —se encogió de hombros—. Quería escapar de ellos y que no me pegaran otra vez, luego me subí al contenedor y terminé en el techo.
Richard miró el contenedor, la pared y lo lejano que era el techo para un niño de su estatura y peso. Él no era más alto que Hermione, dudaba que su hija pudiera treparse como tal. Sorprendente.
—¿Esos niños te molestan? —Harry miró para otro lado—. Puedes confiar en mí, Harry, no diré nada.
—La directora me dijo eso una vez, y mi tía terminó regañándome por escalar los techos. No lo hago a propósito, no busco problemas, no me gustan. Y si habló de Dudley…
—Yo no trabajo para la directora, Harry —Richard se agachó y coloco las manos sobre los hombros de Harry. Los apretó un poco y notó como el niño cerraba los ojos, si le pedía que levantara la camisa que le quedaba demasiado grande, sabía que encontraría moretones ahí—. ¿Qué te hacen esos niños que te perseguían?
N/A II: Cualquier duda o sugerencia, es bienvenida.