Dragon Ball Z no me pertenece.
Entrenamiento.
Gohan había sido entrenado para ser un gran guerrero. Fue enseñado desde pequeño, por Piccolo, a ser fuerte, a sobrevivir en la adversidad. Más tarde, su padre le mostraría todo lo que podía lograr con su ira; sacar a relucir su poder oculto para salvar el día. Definitivamente, se había convertido en un gran guerrero, sin duda, de los mejores de los Z.
Pero había algo que rondaba en la mente del híbrido saiyan, algo que no lo dejaba tranquilo desde que Majin-Boo había sido derrotado. Ese algo le impedía concentrarse últimamente; tanto en los entrenamientos como en los estudios, cosa que extrañaba a Gokú y enfurecía a Milk.
—¡Todo esto es tu culpa, Gokú! —escuchaba vociferar a su madre. —¡Deberías dejar que Gohan se enfoque en sus estudios de una buena vez, la Tierra está en paz, no necesita entrenamientos, necesita ser alguien en la vida para conseguir un buen trabajo y no termine como tú, que no puedes conducir ni un tractor sin arruinarlo todo!
Gohan suspiró. Sintió la risa de su padre, seguido de la frase "está bien, Milk", y con eso seguramente la furia de ella se apaciguaría, al menos durante esa noche.
Pero no, no era el exceso de entrenamiento. Tampoco era que hubiera desistido de convertirse en un gran científico. Algo desconocido había nacido en él, y cuando pensaba en ello, solo una cosa se le venía a la cabeza, más bien, una persona: Videl. Aquella menuda muchachita que había conocido en el Instituto; perspicaz, caprichosa y malhumorada. La hija del charlatán de Mr. Satán, la que fue golpeada brutalmente por Spopovich, y aun así insistió en acompañarlo después. Videl había mostrado un cambio brutal en su actitud cuando él finalmente decidió dejar de esconderle cosas, más bien, cuando ella lo descubrió. Así, había salido a la luz la cara más valiente, amable y noble de ella.
Volvió a suspirar. Tenía mucha tarea y no avanzaba nada. Estaba tan concentrado recordándola; su cabello negro, la profundidad de sus ojos azules y su incisiva personalidad, que cayó torpemente de la silla cuando Goten entró precipitadamente en la habitación.
—¿Acaso no sabes golpear la puerta!?—Y le dio un coscorrón. Goten se sobó la cabeza.
—¡Está aquí! —Dijo, entusiasmado. —Videl está aquí, hermano.
Gohan sintió como se formaba un nudo en su estómago y ardía su cara. No es como si no la viera todos los días en clases, pero saber que había ido hasta su casa, sin avisar, lo tomó de improvisto. Se sintió complicado. Hace tiempo había buscado la instancia para hablar de esto con alguien, ¿pero con quién? Piccolo no entendería, su madre exageraría todo, para variar, y Gokú…Seguramente no era el mejor dando ese tipo de consejos.
—Hermano, ¿no irás a recibirla? —Preguntó Goten, extrañado de ver a su hermano mayor sudando como si hubiera salido recién de una batalla.
Se recompuso de un salto y se dirigió hasta la sala. Milk ya se había encargado de recibirla con una taza de té. Internamente agradeció que no estuviera interrogándola, nuevamente, acerca de qué intenciones tenía con él, o instándola a que se casaran debido a la fortuna de su padre. O que Gokú no haya hecho algún comentario desafortunado… Todavía. Videl, Al divisarlo, le clavó la mirada. Una mirada que a Gohan lo ponía muy nervioso, porque nunca podía anticiparse a lo que podría estar pensando.
—Ho,ho,hola, Videl —Saludó tímidamente, llevando su brazo derecho tras la nuca.
La mujer se puso de pie, dejando la taza de té en la mesita del centro. Se acercó a paso lento y firme. Cuando estuvo enfrente de él, se alzó en la punta de sus pies y le besó la mejilla. Un beso sonoro y tierno, que hizo que Gohan sintiera que sus piernas se transformaban en fideos. Pudo ver por el rabillo del ojo cómo Milk tenía el rostro desencajado, mientras que su padre comenzaba a reír.
—Hola, Gohan. Disculpa que haya venido sin avisar. Llamé por teléfono y nadie contestó, así que simplemente vine — Se mordió sutilmente el labio. —Me preguntaba si podías ayudarme con la tarea. Sé que es fin de semana, pero no logro entender algunas cosas y bueno, el resto de mis amigos no es que sean muy inteligentes, al menos no como tú.
Gohan miró instintivamente a sus padres antes de decir que no había problema, y que pasaran a la sala de estudio que tenía en casa. Allí estuvieron tratando de resolver juntos algunos problemas y otras cosas. En verdad, el joven híbrido siempre pensó que Videl no necesitaba la ayuda de nadie, porque era muy inteligente y autosuficiente, pero de cierto modo, le agradaba que acudiera a él. Cuando por fin terminaron, cerraron sus libros y Gohan pretendía invitarla a que se quedara a cenar, pero Videl tenía una expresión dura en el rostro.
—¿Sucede algo malo? —Se atrevió a preguntar.
—Gohan, lo de la tarea era una excusa. No necesitaba de tu ayuda, en verdad, sólo quería pasar tiempo contigo, ya que en el Instituto no andamos tan juntos como me gustaría— Videl sintió una ola febril invadir su rostro. —Después de lo de Majin-Boo, siento que te alejaste de mí.
"¿Tan juntos como me gustaría?, ¿se había alejado de ella?" Gohan sintió nuevamente ese nudo en el estómago. No se había alejado de ella porque quería, sino porque desde que comenzó a sentir cosas desconocidas hacia ella, sabía que si se acercaba actuaría como un tonto.
—Eres muy torpe, ¿lo sabías?—Gohan asintió. —Cuando nos separamos, aquella vez, cuando te fuiste volando y me pediste que regresara, me prometí a mí misma que tendría una cita contigo cuando todo terminara, pero han pasado los meses, y ni siquiera me he atrevido a preguntártelo.
"Vaya que es directa…Y decidida", pensó el joven saiyayin. Si era posible, se sentía aún más cautivado por ella. No sabía qué, ni cómo responder. Quería decirle lo que sentía, que desde el mismo momento que ella describía él la quiso, que se había enamorado, y que definitivamente sí quería salir con ella, pero que su única experiencia en citas, había sido con alguien que lo acusó de usar ropa interior con ositos, entonces se sentía muy estúpido y no quería arruinarlo todo. Se sentía tan… Como su padre.
—¿Qué dices, Gohan?, ¿vas a salir conmigo? Esa es la verdadera razón por la que estoy aquí.
Decidido, y sacando valor Kami-Sama sabe de donde, tomó una de las manos de Videl entre las suyas, y sintiendo como el color rojo se apoderaba de su rostro nuevamente, abrió la boca.
—Videlmegustasmuchoynoquierosalircontigoquieroqueseasminovia.
Una perpleja Videl lo quedó viendo. Había hablado tan rápido y juntado tanto las palabras, que no se le entendió absolutamente nada. Tragó grueso, sabiendo que debía repetir lo que acababa de decir, pero una intrépida Milk apareció súbitamente por la puerta, dejando al descubierto también a Goten y a Gokú.
—Videl, Gohan es tan torpe en el amor como su padre, si no lo besas ahora, él no dará el primer paso —aseguró con las manos en la cintura.
—¿Estaban espiando?, ¿¡pero cómo es posible?! , ¿mamá, papá y tú también, G…—no pudo terminar lo que estaba diciendo, porque los intrépidos labios de Videl habían atrapado los suyos, en un beso que para él duró una eternidad.
—¿Así? —Preguntó atrevida, dirigiéndose a Milk cuando se separaron.
Gohan pensó que aquello desataría la furia de su controladora madre, sin embargo, sintió como ella asentía a la pregunta que Videl le acababa de hacer, y le decía que los de la raza saiyayin necesitaban una mujer fuerte y decidida a su lado, mientras Gokú se carcajeaba y le hacía señas pidiendo perdón, y Goten vociferaba que su hermano mayor al fin tenía novia y debía contárselo a Trunks.
Definitivamente, Gohan había sido entrenado para ser un gran guerrero, pero nadie lo entrenó para el amor, y tendría que aprenderlo en el camino. Aunque con la hija de Mr. Satán a su lado, la tarea sería menos complicada.
Hola a todos. Mucho tiempo sin andar por estos parajes.
La cuarentena me empujó a volver a escribir, y quise atreverme con un fandom que nunca antes había intentado. Espero sea de su agrado. Se acepta todo tipo de críticas.
¡Cuidense!
