Siento haber desaparecido estos días. Ando más apurada de tiempo a pesar de seguir en cuarentena. En los próximos días empezaré en una farmacia y no sé cuánto tiempo me quedará para escribir pero seguro que puedo usarlo para desconectar del COVID-19. Espero que estéis bien y que leer mi historia os saque del aburrimiento.

Sin más a leer.

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CAPITULO 9

Hermione despertó atolondrada, había conseguido dormir bien entrada la noche, la adrenalina de su huida aun burbujeaba y conciliar el sueño no fue fácil. Se estiró siendo consciente de su desnudez. La noche anterior tras ducharse solo pudo desplomarse sobre la cama.

Cuando sus sentidos de agudizaron fue consciente de las voces que venían del exterior, recordó a Malfoy y rápidamente se levantó tapándose con la toalla olvidada en el suelo y corrió. ¿Estaría ya peleándose con Harry? ¿Tan difícil le resultaba ser cordial?

Bajó las escaleras siguiendo las voces y cuando llegó a la puerta de la cocina escuchó que no solo hablaban ellos.

–Deben quedarse aquí, Ronald. –Parecía la voz de Arthur Weasley. – Es peligroso y podría sernos de ayuda tener a Malfoy.

–¡Papá es un mortífago! –Hermione bufó. – No entiendo por qué estamos si quiera discutiendo esto. Deberíamos acabar con él. Ellos no tuvieron ningún problema en torturar a Hermione. –Se encogió al recordarlo. No era culpa de Draco que Voldemort haya intentado acabar con ella, hizo lo que pudo y la sacó de allí. No era un ángel pero no había duda de que Malfoy no estaba entre los mortios por decisión propia.

– Suficiente, Ronald. –Esta vez era la voz de Molly. Hermione se sorprendió de no oír réplicas de Malfoy.

–El chico se queda. –Hermione suspiró. – Será interrogado con Veritaserum y no usará su varita hasta entonces. Tendrás que decirnos todo lo que sepas Malfoy, planes, estrategias, dónde se esconden, dónde tienen a los prisioneros. Todo. –Hermione supuso que Draco estaba conforme porque no objetó nada. –Bien. Eso es todo. Puedes irte. Tenemos que seguir discutiendo otros asuntos. –Hermione se apartó de la puerta pero no fue lo suficientemente rápida.

–¿Cotilleando, Granger? –El sonido de la puerta cerrándose de golpe la paralizó. –Por qué será que no me sorprende.

–No cotilleaba, estúpido. –Le enfrentó. – ¿Por qué no me avisasteis que estabais reunidos?

–No lo sé, San Potter me despertó y ya estaban todos aquí. –Malfoy la miró y la sonrisa que cruzo su cara la hizo estremecer. – ¿Se puede saber por qué estas desnuda, sabelotodo? No es que me queje pero…

–Yo… bueno, dormí desnuda. –Lo reconoció con esfuerzo. Y por cómo se abrieron los ojos de Draco no era algo que se esperase.

–Está bien saberlo.

–Nunca lo hago, hurón. Además no tenía nada que ponerme para dormir. – Hermione bufó y subió las escaleras con el rubio siguiéndole los talones. Bastante tensa, aun recordaba la última vez que habían estado juntos con poca ropa de por medio. El hecho la hizo estremecer. Se paró justo delante de su puerta y le vio entrar en su puerta mientras decía un suave espera ahí.

Le vio salir con algo en la mano. Que enseguida reconoció como su camisa de seda. Hasta ahora no se había fijado que vestia una camiseta básica negra. Se la tendió.

–¿Que hago con esto, Malfoy?

Se encogió de hombros. –Solo úsala. Creo que te sentaría bien – Y lo susurró de tal forma que hizo que a Hermione le temblasen las piernas.

Con cuidado cogió la camisa y la apretó contra su pecho. Abrió la puerta y se escondió en su habitación aun con el pulso acelerado. Estúpido Malfoy.

Dejó caer la toalla y caminó hacia el espejo. Estiró la camisa e introdujo sus brazos, notando como la seda se deslizaba sobre ellos. Era suave, le llegaba por encima de las rodillas y olía a él. Podría acostumbrarse a dormir con ella. Suspiró.

La ropa que utilizó para la huida estaba sucia. En Malfoy Manor no tenía pertenencias así que tendría que pedirle a Molly que le consiguiese unos cambios de ropa. No se fiaba de Harry para esta tarea. Decidió bajar a ver a los Weasley, seguro que estaban esperándola pero no estaba preparada para interrogatorios ni para las miradas de lástima. Sin más abrió la puerta y bajó.

Esta vez la puerta estaba abierta, parecía que lo que tuvieran que discutir en privado ya lo habían hecho, empujó con suavidad para no llamar la atención pero fue en vano cuando la puerta chirrió. Todas las miradas estaban puestas en ella.

En seguida fue capturada en un abrazo maternal por Molly, sintiendo unas cariñosas palmadas de Arthur.

–Oh Hermione, cariño ¿estás bien? –La preocupación de la mujer era genuina. – Sabíamos que volveríamos a verte. Eres muy fuerte.

Sobre el hombro de Molly pudo ver a Ginny esperando a abrazarla, con una sonrisa verdadera y lágrimas en sus ojos. Notó que ella misma tenía los suyos llorosos. Harry le dio una sonrisa de apoyo.

Ron estaba al fondo, de pie y apoyado en la mesa, con una expresión en el rostro que hizo que el nudo en el estómago de Hermione se hiciese más notable. Había estado cautiva durante 7 meses, ¿no iba a decir nada? Era su mejor amiga, por Merlín.

Se deshizo de Ginny suavemente y caminó unos pasos en la habitación. Miró a su amigo, con el que en algún momento llegó a imaginar un futuro juntos y le dio una débil sonrisa.

–Ron.. –No le dio tiempo a decir más porque el pelirrojo la interrumpió.

–¿Qué te han hecho? – Las quejas de los demás no se hicieron esperar. Ron ahora no, Ronald por favor…

–¿Eso es todo lo que vas a decirme? – Lo dijo en un susurro pero fue suficiente para que todos la oyeran. Estaba triste, su rostro lo mostraba. Pero estaba verdaderamente molesta.

–Hijo, no es el mejor momento. –Molly intervino.

–¿Y cuándo es el momento? –Casi gritó. – Llega a esta casa con Malfoy a cuestas, sin dar explicaciones. Es el único lugar seguro que tenemos y trae a un mortífago con ella. Y ni si quiera sabemos que es lo que ha estado haciendo. –La apunta con el dedo. – Mírala. –Y todos ponen sus ojos en ella, haciéndola sentir expuesta. – Lleva una puta camisa de Malfoy. ¿Te lo has pasado bien todos estos meses, Hermione?

–Basta Ron. – Es Harry esta vez el que detiene al pelirrojo. – Fue capturada, lo que sea que haya hecho nos lo contara cuando esté lista.

–Déjalo Harry. –Hermione habla, con un nudo en la garganta y completamente enfurecida. – ¿Quieres saber lo que he estado haciendo? –No esperó su respuesta. – Fui capturada por Fenrir Greyback en la batalla de Hogwarts, pensé que iba a morir esa noche. – Reconoció. – Pero fue peor aún, me llevaron a casa de Malfoy, donde estaban esperando más mortifagos y se entretuvieron lanzándome todas las maldiciones que te puedas imaginar y otras de su propia cosecha. Voldemort estaba allí, Ronald. Mirando como la amiga sangresucia de Harry Potter se retorcía en el suelo. –Ignoró las miradas de todos y continuó. – Durante meses mi rutina fue esa, intentar que hablase sobre vuestros planes mientras me torturaban. Nunca dije ni una sola palabra. –Su voz se rompió. –Ni una.

–Hermione, yo… –No le dejó continuar.

–Malfoy estuvo ahí, alguna vez, nunca participó. – Cogió aire. – Cuando tuvo oportunidad me tomó como su sirvienta para evitar que Voldemort me matase. Porque ese era su plan, Ron. Draco ya no es un mortifago, dudo que algún día haya sido uno despiadado, simplemente hizo cosas para sobrevivir. Como todos. –Ya no lloraba, solo sentía rabia. – Me ayudó y me apoyó, no estaría aquí sin él. Y si no le aceptáis, me iré con él.

–¿Por qué te importa tanto? ¿Solo quiere salvarse el culo?

–Porque es una víctima de esta guerra tanto como yo, como tu familia o como Harry. –Y porque quería ver donde les llevaba lo que sea que se estuviera formando entre ellos, aunque no lo dijo.

–Lo siento. –Ronald agachó la cabeza y pasó por su lado, desapareciendo por la puerta y posiblemente de Grimmlaud Place, sin si quiera darle un abrazo

Hermione se quedó ahí, paralizada junto a los demás. Tras unos segundos miró a Molly.

–¿Podrías conseguirme algo de ropa? – Tras un asentimiento de la mujer, salió por la puerta casi corriendo hasta el primer piso. La sorprendió ver al rubio apoyado en el marco de la puerta.

–¿La comadreja sigue montando espectáculos cada vez que algo no sale como espera?

–Ya vale Malfoy, he tenido suficiente. –Cerró los ojos y suspiró. – Quiero que acabe, no puedo más.

–Todos queremos eso. –Sabía que era verdad. Vio cómo se acercaba a ella y una sonrisa torcida se plantaba en su cara. –Sabía que te sentaría estupendamente. –Hermione se sonrojó, vestir su camisa se sentía como algo muy íntimo de repente. Solo les separaban un par de pasos, mientras veía a Malfoy acercarse mirándola a los ojos. Los latidos de su corazón empezaron a ir desbocados, su boca se secó y sus manos se movieron solas hasta alcanzar la tela de la camiseta del rubio. No sabía qué hacía pero lo quería. Sus pies de puntillas la acercaron a los labios de Draco, que ya la esperaba a medio camino, sujetando sus rizos en la nuca y su cadera con la otra. Cuánto había deseado volver a besarle.

El beso era suave, sus labios bailaban uno sobre otro pero pronto sus lenguas pidieron permiso. Tal como recordaba. Besarle le producía un estado de relajación total, cómo si todo a su alrededor dejase de importar.

Sus manos subieron al pecho del rubio y de ahí a su cuello, arañando suavemente, provocando un gemido del rubio, que pronto calló en sus labios. Notó que la acercaba más aun a él, sus pechos rozando y la tela de sus pantalones contra sus piernas desnudas. Allí en mitad del pasillo el tiempo se paró.

Hasta que alguien aclarando su garganta les hizo congelarse. Abrieron los ojos aun sin separarse y como si quemaran quedaron cada uno a un lado del pasillo.

La sonrisa divertida de Harry hizo enrojecer a Hermione

–Siento interrumpir. Solo venía a dejarte la ropa que pediste a la señora Weasley.

–Oh si claro, gracias. –Se acercó a coger la montaña de ropa que le había conseguido Molly. –Yo bueno… Harry… nosotros….

–No me importa. –La cortó. – No sé qué os traéis y me da igual. Solo sed discretos, a Ron puede darle un infarto. –Y rió, haciendo a Hermione relajarse, el rubio a su lado no había dicho nada, pero agradeció no estar recibiendo imperdonables por tocar a su amiga. – Bajad a comer algo, estamos solos otra vez. Si queréis.

–Si! – Hermione le paró– Bajaremos, claro que bajaremos. – Vieron irse al moreno por las escaleras en un incómodo silencio.

Sin mirar al rubio que tenía justo al lado corrió a la habitación y cerró la puerta. Apoyada contra la ella, quiso darse cabezazos. Estúpida, estúpida, estúpida. Si Harry no hubiese interrumpido habrían continuado y luego ¿qué? Estaban en guerra por Merlín. Era una locura.

Se mordió el labio.

Pero quería volverse loca.

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Como compensación por estos días de parón, hoy presento un capitulo un poquito más largo. Espero os hay gustado!