Dos pelinegras, de 13 y 12 años respectivamente estaban yendo a su cuarto, ambas estaban sonrojadas como tomadas de las manos mientras una de ellas miraba la hora en su reloj. Eran las nueve de la noche a lo cual entraron a su cuarto el cual era algo grande y espacioso donde dormían los tres pequeños hermanos de Nico.

Cocoro y Cocoa no eran tontas, sabían un muy buen escondite para hacer sus cosas de adultos pero también para no despertar al pequeño Cotaro con sus sonidos. Ambas chicas se miraban mutuamente como si tuviesen un plan… Un plan de pareja… Cocoro miró a Cocoa como ella a su hermana mayor, para ser hermanas eran lindas y tiernas mutuamente, esos ojos rojos que hacían color con las mejillas enrojecidas, ese mechón de cabello salido hasta el final de rostro y esa mirada angelical aunque con ciertas diferencias de estatura y color de cabello, Cocoa era bajita y castañita pero aun así era muy bonita.

Ambas por alguna razón desconocida se atraían entre sí como si más que la sangre o el parecido entre ellas las uniese… Quizás eran niñas aún pero a veces sentían esa curiosidad donde su hermana mayor Nico luchaba desnuda con Maki como saber cómo los adultos hacían niños bajo la tan famosa mentira de la cigüeña.

Las dos hermanas se metieron dentro del armario cobertizo donde estaba simple futón con un despertador en forma de conejito y una almohada rosa. Cocoro miró a Cocoa la cual estaba algo cabizbaja pero contenta como si lo que hicieran fuera alguna tonta travesura.

-Cocoa, ¿Es muy vergonzoso "Nuestra habitación"?

-Si- La castañita asintió quedamente aunque no era por el cuarto… Era por el roce tierno y dulce de la mano de su hermana mayor con la suya, se sentía caliente pero sentía que algo le desbordaba por dentro pero que le agradaba mucho pero también…

Quería intentar hacer algo… Ese algo le decía que debía hacer algo por la fuerza como la indujera a sentir a su hermana como si quisiese hacer cosas sobre su cuerpo o quizás quitarse ese ardor… O quizás que la tocase… O ambas… Siendo tan joven y tan de repente se cernía una confusión en ella. Cocoa tomó la mano de Cocoro hasta que de pronto la empujó a la cama, la mayor estaba con sus orbes dilatadas mientras la pobre menor no se movía para nada aparte de que tenía una mirada triste como si quisiera pues empujó a su hermana.

La mayor se paró para acariciar sus mejillas mientras le susurraba unas bonitas palabras de consuelo, un beso en la frente para que la menor respondiera con un lindo como sutil pico en la mejilla, Cocoro devolvió el mismo favor, luego Cocoa, Cocoro y así sucesivamente hasta que de pronto se miraron entre sí, sus manos por inercia se juntaron mientras sus rostros se pusieron muy calientes hasta que una mano acariciaba la mejilla contraria.

Cocoro se sentó en la cama aunque su hermana seguía callada como si fuera muy rara

-Vamos, no tengas miedo…- Se apartó un poco para dejar espacio para que la castañita se sentara- No hay nada de qué preocuparse- Una pequeña palmada sobre el suave lecho mientras esa sonrisa llena de positividad quería invitarla a sentirse cómoda y tranquila como le dijera un "Ven aquí, no temas"

La menor se sentó mientras abrazaba a su hermana como si quisiera la protección de Cocoro como si un monstruo invadiera su cuarto mientras la mano de su hermana mayor le acariciaba su mechón, una inercia se hizo presente cuando la mano de Cocoa acarició el mechón de Cocoro y sellaron sus labios fundiéndolos en un dulce pico en la boca, una risita mutua y luego otro beso… Era de risa pero era a la vez un tierno y bello momento como si eso fuese el principio de ser un mejor día… Quizás era el mejor día, susurros dulces en su idioma latino que hacían derretir el corazón como de un metal se tratase mientras los latidos como el ardor de sus rostros se sincronizaban.

-¿Cómo te sientes?- Preguntó la mayor que mantenía sus mano juntada a la de su hermana luego de aquella sesión de besos pero la menor se paró mientras que con ligero puchero señalaba

-Siento que me pica ahí- La menor se señalaba a su pantaloneta como algo le estuviese aquejando- Siento que quiero hacer pis pero es que no quiero hacerlo… Y cuando me quiero rascar más me siento como si me quemara

La mayor miró detenidamente a la menor y a la zona afectada por así decirlo para luego dar su "Diagnostico"

-Tus pantalones

-¿Eh?

-Tienes que quitarte los pantalones- Dijo con una mirada algo seria

La reacción de Cocoa no se hizo esperar, negaba constantemente en hacer esa tontería pero Cocoro sabía cómo ayudar a alguien en problemas como lo hacía su hermana mayor

-Perdoname, Cocoa… No debí decirte algo raro

-Cocoro…- Un pico en la boca y un pequeño guiño de ojo

-Te ayudaré- De manera tímida como sutil colocó sus manos sobre el cierre de la pantaloneta caqui de la menor la cual con algo de pena colocó sus manos sobre los hombros de la mayor mientras como la prenda que la aquejaba se caía lentamente hasta quedar en el suelo.

Cocoro quedó en pausa al ver que su querida hermana usaba de esas braguitas rosadas con moños a lo cual sintió una curiosidad de saber "La dolencia" de Cocoa pero al sentir el tacto de las piernas juró haber sentido tocar algo tibio que llegaba a caliente… Era como si su hermanita ardiera y eso nunca se resfriaron ni nada por el estilo.

-Cocoa… Tienes mucha calor…

La castañita sentía como su rostro de inundaba de rojo cuando su hermana mayor no dejaba de acariciar sus piernas, haciendo que ese picazón de alguna manera se expandiera por todo su cuerpo como si sintiera estando en un volcán en erupción o estar en un incendio.

Cocoa dio un pequeño sonido de dolor a lo que Cocoro con algo de preocupación

-¡Lo siento! Cocoa, ¿Estás bien?

La menor con un pequeño hilo de voz contestó

-Lo siento, Cocoro… Quiero pedirte algo

La menor con una mirada le indicó a la mayor que se acostara en la cama como si ella tuviese miedo y necesitara del aferro de Cocoro para aliviarse ese extraño picazón, pero solo empeoraba más. Cocoa se sentó encima del cuerpo de su hermana mayor a lo que la última preguntó

-Hermanita… Quiero pedirte algo

-Cocoa…

-¿Puedo besarte muchas veces?- De pronto apretó los labios mientras sentía que algo la sofocaba, como si algo le quitase el aire como si se inundara en agua caliente a lo cual se despojó de su camiseta quedándose en ropa interior

Cocoro comprendía el significado de la tentación, algo bonito y hermoso ante sus ojos la incitaba a hacer algo que nunca había hecho, entre hacer el bien y el mal, la encrucijada que nos enfrentamos cada vez que hacemos un acto dudoso… Siendo su hermana mayor era hermosa, su cuerpo apenas estaba en desarrollo pero las hormonas pedían a gritos el siguiente nivel.

Algo ruborizada acató su decisión y se acostó en la cama mientras que Cocoa se aproximaba con sus ojos cerrados tomando las mejillas de su hermana mayor y nuevamente esa sensación rara como si las mariposas llegaran e inundaran el interior de Cocoro que estando impresionada sentía como la lengua de su hermana menor trazaba camino con sus dientes y la lengua contraria… Era vergonzoso pero se sentía en un gran éxtasis sintiendo el aroma de su cabello como el aroma de su cuerpo, unas manos traicioneras acariciaban el trasero de Cocoa.

Ahora susurros breves como audibles se escuchaban en sus oídos

-¿Me odias?...

-Tontita…Yo no te odio… Te quiero…

-Demuéstramelo

Ahora los lugares cambiaron, ahora Cocoro estaba poseyendo a Cocoa la cual estaba mirando los orbes carmesís de su amada hermana mayor y los cabellos negros, una mano juntaba con la de la contraria y una mirada llena de amor y deseo. Un beso fogoso, ardiente, una mano tocaba debajo de camiseta larga blanca a lo que la mayor se liberó de esa prenda mostrando su busto, de las dos ya tenía desarrollado un busto pequeño apenas en desarrollo pero visible.

En un futuro, si Kamisama lo permitiese sería hermosa hasta igual que Maki chan… Una lástima que Nico siendo la más mayor tendría que estar como una hobbit el resto de su vida…

-Cocoro eres linda

-No, tú eres la más hermosa y bella de todas

-Daisuki- Se dijeron al unísono para luego unir sus alientos, sus cuerpos, sus almas, su todo… Estaban con la intención de consumarlo todo hasta donde se podía…

-Estoy caliente- Una mano de Cocoa estaba en el pecho izquierdo de su hermana, apenas le estaban creciendo las tetas pero más que la breve suavidad se sentía el ritmo como el bombeo de su sangre a todo el cuerpo, lo mismo pasaba cuando la menor colocaba la mano de su hermana mayor sobre su corazón..

Sincronía pura entre ambas… Amaban ese compás… Amaban el momento

Ambas hermanas luego de unificar sus almas por medio del tacto y la saliva ahora se estaban embistiendo, acariciándose cada parte de su cuerpo mientras susurraban sus nombres desesperadamente. Los ojos fuertemente cerrados y las caras ardiendo como manzanas como un baño de agua caliente surgía de sus poros en aquella oscura tapada por una puerta corrediza.

Cocoro dolía lastimar a su hermana pero Cocoa estaba sonriendo de manera tierna

-¿Cocoa?

-Quiero más…

-Hermanita…

-Por favor… Quiero más

Ambas sentadas, ambas no paraban su batalla entre pelvis… La castaña sentía nuevamente la lengua de su hermana sobre ella. Cocoro estaba sorprendida, saboreaba cada parte del cuello de Cocoa con suavidad. Ante eso, la menor emitió pequeños, nuevos y tiernos suspiros de amor. La amaba, la amaba mucho y solo esas dos palabras fueron el combustible para que la mayor pasara del cuello a los labios de la menor. Besaba lentamente, disfrutando cada centímetro de su carnoso carmesí.

Continuaron el ininterrumpido sexo pero de manera un tanto distinta, algo lo hacía más confortable. Cocoa ni siquiera opuso gran resistencia. Estaba siendo cautiva de esa hermosa sensación como excitación que le daba Cocoro, quería ser toda suya de mil y una maneras.

-Dame más… Hazme tu mujer…

Palabras que resonaron una y otra vez hasta que ambas agotaron sus energías sucumbiéndose en el sueño de los brazos de Morfeo, Cocoro llevó hacia su pecho la cara de Cocoa con delicadeza mientras la menor sonreía al sentir los brazos de su hermana mayor. La mayor sonrió dulcemente, experimentaba una nueva sensación.

Recargó su cara sobre la cabeza de la menor. Escuchó una risilla traviesa proveniente de Cocoa que acariciaba con su mano el pecho de la mayor.

-¿Ahora te sientes bien?- Preguntó Cocoro mientras la menor rió

-Sí… Me siento bien aunque fue raro y bueno

-De hecho me siento más rara pero soy feliz

-Feliz, ¿De qué?

-De que hicimos el amor

-¿Qué no hicimos cosas de adultos?

-No

-¿Entonces hicimos el sexo?

-No lo sé… Sólo hicimos el amor

-Hacer el amor- Cocoa estaba intrigada… No creía que besar, lamer y chupar era hacer el amor- Ignorando que los demás términos que pensaba llevaban al mismo punto- pero por otro lado se sentía muy bien luego de que su mente estaba en un mar de confusión para luego demostrarse la mezcla de sensaciones, lujuria y pasión.

Ambas hermanas nuevamente se miraban para darse un beso de buenas noches mientras la menor acomodaba su frente en el pecho de su hermana mientras ésta le correspondió con un fuerte abrazo, se sentían muy plenas que nunca, Cocoa volvió a recostarse sobre el pecho de Cocoro, la cual sin dudar la envolvió más entre tus brazos.

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OMAKE

A la mañana siguiente, Cocoro compró dos jugos de cajita, para ella y para su hermana Cocoa la cual quedó con ojos brillantes a lo que abrazó sutilmente a su hermana, ambas estaban sentadas en el patio viendo el buen día que se cernía sobre ellas.

-Cocoa, perdóname

-¿Por qué?

-Por si anoche te lastimé mucho

-De eso no te preocupes

-¿De verdad?

-Lo de anoche lo más bonito e increíble que me haya pasado en la vida

-Entonces…- Giró los ojos mientras sonreía traviesamente- ¿Lo haremos una vez más esta noche?

La menor asintió quedamente

-¿Está bien si usemos esas cosas raras que tiene oneechan en el cajón?

-¡Sale y vale!