DISCLAIMER
Los personajes no me pertenecen, solo son los protagonistas de locas historias que comparto sin fines de lucro.
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Ella entró con cuidado y sin hacer ruido a pesar de que sabía que no había nadie, luego de celebrar en familia Genma se había obstinado en llevar a Ranma a celebrar su mayoría de edad junto a Soun y Tofú, de camino pasarían a dejar a la tía Nodoka a la casa de una vecina que estaba enferma y se había ofrecido a cuidar, por otro lado la práctica de campo a la que acudió Nabiki se había retrasado y ella no regresaría hasta la siguiente mañana, finalmente Kasumi se había ido a su casa a relevar a la niñera, así que Akane no tendría de qué preocuparse.
Como al día siguiente era su propio cumpleaños, sus hermanas tenían el plan de llevarla también a celebrar su ingreso a la adultez en ese moderno sitio de moda cercano a Nerima. Ya tenía listo un vestido espectacular, regalo de tía Nodoka por supuesto, donde lucía despampanante; los accesorios y maquillaje habían corrido por cuenta de Nabiki, Kasumi se había afanado en obsequiarle el par de zapatos más hermoso que jamás hubiera tenido, todo con el fin de "presentarla al mundo como la adulta que era" en palabras de su hermana mayor, si tan solo fuera lo suficientemente honesta como para admitir que no le interesaba que la vieran así, únicamente quería que una persona se diera cuenta de que ya era una mujer.
A pesar de que su relación con el menor de los Saotome había cambiado no lograban dar "el paso", había besos ocultos y uno que otro arrumaco clandestino, pero eso era todo. Al parecer su crecimiento había sido evidente para todos menos para su prometido, que seguía tratándola con la camaradería con la que se tiene para con un amigo íntimo o compañero de entrenamiento, incluso la chica llegaba a sentir que esos acercamientos secretos eran más por compromiso que por deseo auténtico.
Sin embargo hoy estaba ahí en su habitación como si de una ladrona se tratara, antes de irse los Saotome habían dejado los futones listos para su regreso por lo que la tentación de recostarse sobre el lugar que diario usaba Ranma fue demasiada. Cuidadosamente se acomodó en el espacio de su prometido, aspiró su inconfundible aroma, era de una colonia amaderada que ella misma le obsequió en su cumpleaños anterior y que Ranma dijo que era innecesaria, sin embargo no había dejado de usarla un solo día desde el inicio, Akane no dudaba que él se la había seguido comprando en secreto . El solo reconocer aquella fragancia le traía a la mente imágenes del joven sudando, con sus tensos músculos al máximo, la respiración agitada y la mirada fiera, si tan solo tuviera idea de lo que le provocaba cada que entrenaban juntos se asustaría de sus pecaminosos pensamientos.
Con esas ideas rondándola instintivamente su mano recorrió el camino hasta llegar al sur de su anatomía, sus dedos se deslizaron sin dificultad a través de sus húmedos anhelos hasta encontrar el punto exacto para liberar su deseo, imaginaba que era el chico de cabello trenzado quien la exploraba, quien la hacía temblar bajo su portentosa avidez por ella, que era Ranma quien la deseaba más de lo que ella a él.
Inesperadamente la puerta se abrió dando paso a una familiar figura masculina, Akane se detuvo de golpe y giró abruptamente para ver al intruso.
-¿Qué haces aquí?- dijo titubeante y agitada.
-Yo debería preguntar eso, ya que este es mi cuarto- respondió inquisitivo el varón.
-Yo, pues, verás, estaba, revisando que no necesitara lavarse tu futón, ya sabes, sería un bonito detalle de cumpleaños- repuso Akane disimulando terriblemente.
Ranma alzó una ceja y la miró con profundidad antes de soltar una carcajada.
-Aquí no está- dijo al fin, completando la oración ante la cara de duda de su prometida- tu regalo de cumpleaños no está guardado aquí-.
La chica soltó el aire que le oprimía el pecho aliviada, a veces agradecía que su prometido fuera tan lento y atolondrado.
-Me, me atrapaste. Bueno, no puedes culparme por intentarlo ¿No?- sonrió de una manera tan seductora que ni ella misma sabía que tenía- Y bueno ¿Por qué regresaste tan temprano?-
Ahora llegaba el turno de Ranma para mentir.
-Ah, pues, verás, yo, ellos, no- respiro profundo para intentar calmarse- sabes que yo no bebo, y para estas horas nuestros padres ya están tan animados que acapararon el karaoke. El Dr. Tofú me dijo que podía irme y que él se encargaría de regresarlos a casa-
Estratégicamente omitió mencionar que estaba tan ansioso y viendo el reloj tan seguido que Ono se dio cuenta, fue cuando le ayudó a escapar permitiéndole irse.
-¡Vaya! Quién hubiera dicho que huirías de tu propia celebración de cumpleaños-
-No es mi ideal de festejo-
-¿Y cuál es tu ideal?- preguntó inocentemente la joven mientras se acercaba a él, ya de pie.
Akane no tenía ni idea de todo lo que provocaba en Ranma, el solo percibir su aroma, el saberla cerca era suficiente para que sus más oscuros deseos afloraran. Sin pensarlo dos veces, el muchacho entró totalmente al cuarto cerrando tras de sí la puerta, terminó con la distancia que los separaba y estrechó al objeto de su adoración entre sus brazos.
Nervioso, se pasó la lengua fuera de la boca antes de adueñarse posesivamente de aquellos pequeños y carnosos labios que lo enloquecían, fue correspondido de inmediato con pasión desbordante. Con el permiso tácito, sus manos bailaron por toda la femenina espalda ansiosas, la pequeña Tendo nulificó el espacio entre ambos, haciéndole sentir sus apetitosos pechos en todo su esplendor. Aquel movimiento era una abierta invitación a rebasar los límites que se había impuesto hasta ahora, así que en un arranque de valor, deslizó las manos hasta las atractivas y deseables posaderas de la mujer, las estrujó entre sus dedos afanosamente al tiempo que la acercaba a su cadera de tal manera que sintiera su palpitante deseo por ella. Distrajo momentáneamente su atención de la deseable boca para pasar su lengua por el fino cuello, lamiéndolo con ansias mientras le sostenía la cabeza.
-Yo, yo, creí que yo no, no te gustaba, así, de este modo- alcanzó la mujer a susurrar entre apagados gemidos mientras se deleitaba sintiendo la vibrante excitación.
Él recorrió su rostro hasta decirle suave y gravemente al oído.
-Me vuelves loco. Cada momento a tu lado es una terrible prueba para no lanzarme encima de ti y poseerte salvajemente. Se me hace más difícil con el paso de los días controlarme, yo, ya no puedo más, ya no quiero detenerme-
Akane dejó salir desde el fondo de su garganta un suspiro mitad alivio mitad deseo.
-No sabemos a qué hora regresen- expresó por lo bajo el hombre de azulada mirada mientras menguaba su anhelo hundiendo con suavidad los dientes en la clavícula de ella- será mejor que bajes la voz-
Mientras hablaba una de sus manos se escurrió por debajo de la delgada tela de la primaveral pijama hasta alcanzar la erecta punta que le ofrecían, la tomó entre sus yemas con suavidad mientras deleitaba su tacto regocijándose en amasar aquella frondosidad que jamás se había permitido disfrutar. Akane tuvo que morderse el labio para evitar que sus quejas fueran audibles, enredó sus dedos entre la negra cabellera evidenciando su grado de exaltación, jaló el cabello apenas lo suficiente para posicionar la cabeza de su prometido frente a su rostro y poder mirarse a los ojos. Por un momento se observaron con fuego en el fondo de su mirada, apenas el tiempo suficiente para entender que ambos querían los mismo y que no se detendrían, no había duda en ninguno.
Ranma volvió a abalanzarse sobre la boca de Akane con ansia renovada, la tomó entre sus brazos y la levantó tomándola por el exuberante trasero hasta llegar al borde del futón, mientras tanto ella enredó sus piernas alrededor del cuerpo masculino, sus intimidades chocaron, ambas ya humedecidas de pasión. El chico la recostó sobre el colchón colocándose él por encima, de un solo movimiento levantó la blusa para dejar al aire los redondos y apetecibles montes; el primer instinto de la mujer fue cubrirse, más el joven le retiró amorosamente las manos ubicándolas a los costados en tanto sus labios se apropiaban con suavidad de las elevaciones que se le ofrecían. Besó dibujando una espiral cada centímetro de las redondeces, al llegar al centro introdujo la rosada piel en la boca y succionó insaciable ante las quedas quejas pasionales de Akane.
Ambos continuaban con la ropa puesta, pero ello no impedía que Ranma empujara con su virilidad en el centro de la chica mientras se extasiaban del roce que ese movimiento les brindaba. Abruptamente Akane tomó por las muñecas a Ranma y auxiliada por sus piernas giró para ahora ella quedar a horcajadas sobre él. El movimiento lo sorprendió más no le desagradó.
La chica dirigió su mano hasta la protuberancia que se formaba en los pantalones de su prometido y comenzó a sobar por encima de la tela con suavidad, subió la intensidad de sus movimientos pausadamente conforme la cara de su prometido mutaba, Ranma terminó por abandonarse a las sensaciones que Akane le provocaba. Era tal la intensidad que estaba viviendo, que no pasó mucho tiempo antes de que dijera entre quedos gemidos.
-Para por favor, yo, ya, no, voy, a aguantar más- sin embargo era demasiado tarde.
El cuerpo y rostro del joven se pusieron rígidos por unos segundos, casi al momento una culposa mancha apareció en su ropa mientras la firmeza se relajaba bajo la mano de Akane. De inmediato colocó su brazo sobre sus ojos, avergonzado.
-Yo, yo, lo siento, es que, eres tan…- exhaló sonoramente.
Una sonrisa de complacencia que Ranma no vio adornó el adorable rostro.
-Gracias- respondió con las mejillas sonrojadas.
La joven se levantó, acomodó su ropa y tenía la intención de retirarse cuando su mano fue sujetada jalándola hasta hacerla caer suavemente.
-No te vas a ir así nada más- le dijo cuando la tuvo frente a él y señalando un reloj cercano añadió- oficialmente es tu cumpleaños y toca celebrarte-
Al instante sus labios se posaron sobre el vulnerable lóbulo donde inició el húmedo recorrido; descendió por su cuello con suavidad, en el hombro dejó salir la bestia en él haciendo aflorar su brusquedad mientras su oído se regocijaba con los cada vez más candentes susurros de la chica, Akane lo dejó vagar libremente por su piel abandonándose en sus brazos, decidida a que dispusiera de ella a placer. Ranma la acomodó sobre el futón para así poder continuar deleitándola, volvió a gozar de los apetecibles pechos con su boca mientras que su mano vagó sin tapujos hasta alcanzar la humedecida ropa interior de la joven. Sobre la tela disfrutó la sensación de frotar aquel reservado territorio con el que fantaseaba cada que aliviaba su tensión a solas; con suma delicadeza, casi como pidiendo permiso, fue tocando hasta localizar el emergente punto que buscaba, con la yema media trazó sutiles círculos sobre él hasta lograr que su presencia fuera imposible ignorar, una vez así lo capturó entre sus falanges y lo acarició con vehemencia, Akane se retorcía ante las ardientes caricias separando instintivamente sus piernas, acuosa evidencia señalaba su goce. Ante aquella invitación, Ranma se atrevió a ladear el obstáculo que le detenía mientras que al tiempo introducía uno de sus dedos en la estrecha hendidura, la chica arqueó la espalda por la incursión en su interior, con cada vez mayor confianza el joven continuó moviendo su extremidad en aquel recóndito sitio en tanto su pulgar se deleitaba con la erecta cúspide que apremiaba por su atención. Penetró hasta donde pudo, percatándose de las sensaciones que provocaba en su prometida continuó con movimientos cada vez más frenéticos, el ritmo en las agudos gemidos de la chica aumentó, de verdad lo estaba disfrutando.
Sin previo aviso Ranma se detuvo abruptamente, a una velocidad casi sobrehumana tomó su cobertor y cubrió a ambos por encima de las cabezas casi perfectamente, Akane se congeló ante los movimientos del joven sin animarse siquiera a preguntar mientras éste la abrazaba fuertemente manteniéndola pegada a su cuerpo. Unos segundos después alguien abrió la puerta de la habitación sin cuidado, pesadamente y dando traspiés caminó hasta llegar a la cama contigua, se dejó caer con la sutileza de un rinoceronte narcotizado y casi al instante comenzó a roncar sonoramente.
Los instantes de incertidumbre habían pasado y los jóvenes se miraban fijamente entre las penumbras, sonrieron amorosamente y en silencio se dieron un tierno beso.
-No despertara hasta mañana, está totalmente ebrio- susurró el joven de la trenza.
-Aun así debo irme- repuso en el mismo tono Akane- lo más seguro es que Nabiki llegue de madrugada y pase a buscarme para tomarme una foto desprevenida, lo hace todos los años-
Ranma asintió con resignación, no quería dejarla ir pero sabía que debía hacerlo así que la soltó sin ánimo, antes de partir se dieron un beso apasionado que interrumpió el ronquido del panda acostado a un lado. Volvieron a reír y fue la despedida.
Ninguno de los jóvenes se percató de la rencorosa mirada del animal que espiaba sus movimientos desde la ventana.
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Desde el amanecer ya había algarabía en la casa Tendo, como predijo Akane, su hermana se había colado en su habitación desde temprano para tomarle fotos con las que la chantajearía luego, para desgracia de Ranma tampoco faltó el desfile de regalos y arreglos florales destinados a la cumpleañera provenientes de pretendientes declarados, amigos y uno que otro admirador secreto. De igual manera hicieron acto de presencia las prometidas que querían asegurarse que su amado estuviera bien luego de la celebración del día anterior; amablemente fueron conminadas por la tía Nodoka y su katana para guardar compostura o retirarse del festejo, todas decidieron que no querían ver a su futura suegra molesta y optaron por irse. Por la tarde la familia compartió un pastel en honor de Akane, luego las hermanas Tendo se alistaron y salieron como tenían planeado, unos azulados ojos no perdieron de vista la bien formada silueta de la celebrada hasta que se perdió en el horizonte.
Muy entrada la noche se escucharon los goznes de la puerta principal acompañados de apagadas risas. Un minuto después ingresaban a la estancia una alcoholizada mujer colgada del brazo de otra que la sostenía con algo de dificultad; en el cuarto de televisión las esperaba un muchacho desde hacía horas fingiendo interés en un programa sobre planetas.
-¡Ranma! ¡Que gushto verte! ¿Shabesh que me caesh muy bien! No importa que sheash pobre, eresh el mejor cuñado que he tenido-
-¿El mejor? Querrás decir el único- contestó egocéntrico.
-No, no, no, el único no, hubo alguien, un chico, ¿Cómo se llamaba? El del bosque, Akane me dijo que estaba bien sabro…-
-Nabiki ¿No quieres acostarte? Por eso regresamos- interrumpió nerviosa la otra mujer.
-Shi, shi, ya me acordé. Akane, vamosh arriba- dijo y subió las escaleras dando tumbos seguida por su hermana menor mientras un aliviado joven las observaba.
Luego de escuchar el primer ronquido de Nabiki, Akane se dirigió a su habitación donde intentó infructuosamente durante unos minutos de alcanzar el cierre de su vestido, estaba a punto de darse por vencida cuando escuchó unos conocidos toques en la ventana.
-Eres muy oportuno- suspiró aliviada- ¿Podrías ayudarme?-
El joven ingresó a la habitación mientras ella le ofrecía la espalda del vestido con el complicado cierre. Ranma pasó saliva sonoramente y se dispuso a auxiliarla, sin embargo sus manos se movieron por si solas, no solo abrió la cremallera sino que solícitamente comenzó a deslizar el vestido hasta que este resbaló y quedó tirado en el suelo. Akane era presa de la sorpresa ante lo que su prometido hacía, un agradable escalofrío la recorrió cuando sintió los húmedos labios del varón recorriéndola desde el cuello hasta los hombros, ladeó la cabeza para ofrecerle su piel en todo su esplendor y se abandonó.
El muchacho se deleitó primero saboreando a su prometida, luego sus inquietas manos comenzaron a avanzar hacia el frente de la mujer para capturar los montes con los que se había complacido la noche anterior, aprisionó con ansiedad las rosadas cumbres con la punta de sus dedos y presionó con suavidad en tanto sus oídos se embelesaban con los ahogados murmullos de placer que su movimiento generaba. La protuberancia en sus pantalones no pasó desapercibida para Akane, que a cada momento pegaba más su cadera a él y se frotaba provocativamente, sabiendo que cada vez que el varón le hundía los dientes era signo inequívoco de su contención.
-Detente por favor- le murmuró al oído.
-¿Lo estoy haciendo mal?- tartamudeó ella parando de inmediato.
-Al contrario- repuso con gravedad- si sigues así no podré contenerme-
-¿Y quién te dijo que lo hicieras?- contestó ella girándose para verlo de frente.
Un segundo les bastó para decidirse, Ranma se abalanzó sobre la boca de Akane mientras ella se apresuraba a quitarle la ropa, él terminó de deshacerse de la camisa y ella continuó intentando zafar la parte inferior de la vestimenta masculina.
-¿Estás segura?- dijo entrecortadamente.
Como respuesta solo obtuvo un agradable estremecimiento al sentir la pequeña mano rodeando su miembro al desnudo. Con tácita coordinación se acomodaron en la cama, se liberaron con premura del impedimento que significaba la ropa restante de ambos. Las manos impacientes exploraban cada parte a su alcance, entrando, saliendo, sobando, acariciando, recorriendo, apretando, arañando; las bocas se alternaban entre exhalar quedos murmullos de placer y entrelazarse con deseo quemante. Por un instante Ranma se detuvo para decir con la respiración entrecortada.
-¿Tienes…?- preguntó.
-Aquí- contestó ella alcanzando un envoltorio del cajón de su cómoda.
Luego de forrar su rígida virilidad, el joven se posicionó encima de ella con delicadeza mientras Akane separaba sus extremidades alistándose para recibirlo. Él puso en la entrada de la chica la cúspide de su miembro en tanto su boca se ocupaba de dispensar salvajes caricias a cuánto tenía a su alcance, comenzó a frotarse en la empapada hendidura, introduciéndose con delicadeza y lentamente en el húmedo interior; la joven estaba más que complacida por la irrupción, enredó sus piernas en la cadera de su amante animándolo a que completara la incursión hasta hacer nulo el espacio entre los sexos, un gemido cargado de placer se abrió paso por su garganta para convertirse en un ronco quejido casi animal.
El sensual sonido exacerbó el ya elevado libido de Ranma, lo que inició como un delicado vaivén se convirtió de manera gradual en un salvaje y frenético movimiento, deseaba poseer a toda Akane, fundirse con ella, llenarla. La mujer le encarceló entre sus piernas, no le dejaría separarse hasta estar colmada de aquel bravío hombre que la elevaba rápidamente sobre una espiral de placer en la que gustosamente montaría por el resto de su vida; apresó entre sus pequeñas manos la musculosa espalda ansiando fusionarse con Ranma.
El deseo reprimido por tanto tiempo rápidamente encontró su cause de liberación, el cuerpo entero de Akane se tensó dando paso a un clímax tan brutal que le fue necesario morder su labio para evitar el escape del grito que pugnaba por salir. La suculenta manera en que su miembro estaba siendo apretado debido al orgasmo femenino fue la pieza clave para él mismo alcanzar el cenit sexual, un ronco murmullo exhalado por Ranma llegó hasta el oído de la joven.
Sudorosos, complacidos, satisfechos, plenos se miraron profundamente, ella sucumbió apaciblemente a la pesadez del sueño rodeada de los brazos del hombre que amaba, definitivamente este había sido un cumpleaños que ninguno de los dos olvidaría.
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Ya sé que no tengo vergüenza por deberles una actualización pero espero tomen esta humilde historia como ofrenda de paz, y es que no pude resistirme a darles un lindo momento del cumpleaños de Akane y Ranma este año 2020 de parte del staff de Ranma Latinoamérica.
Agradezco a todos por su lectura, especialmente a Kris de Andrómeda por regalarme parte de su valioso tiempo aunque ande llena de tareas, a NerimaGirl y a LadyHibiki por alentarme en mis locuras y al resto del staff de las páginas y el grupo por hacer este año memorable.
Ya saben que cualquier crítica constructiva es bien recibida, hasta muy pronto.