Naruto y personajes propiedad de M. Kishimoto.

Este fic únicamente se publica en este sitio, prohibido tomarlo y subirlo en otro lugar.

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Primera historia en el Proyecto de Mini Fics, basados en ideas de películas, libros o series.

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Inspirado en: Película, "La propuesta"

Pareja: Sasuke U.-Sakura H.

Géneros: Romance y un poco de humor.

Categoría: T. Más adelante contiene lemon.

Capítulos: 5

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Loving the Devil

I

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Corrió con prisa, sorteando personas, autos, mensajeros en bicicletas, y cualquier ser indeseable que le entorpeciera el camino y le sirviera de obstáculo a esas horas de la mañana. Haciendo malabares con los cafés en su mano derecha, los panes de salvado en la izquierda, y su bolso de trabajo colgada al hombro, se abrió paso por fin dentro del edificio.

— ¿Tiempo? —preguntó casi gritó a la recepcionista detrás del módulo de información.

—Dos minutos antes de las ocho —respondió la bonita morena al verlo pasar por enfrente como si fuera un borrón.

Asintió en agradecimiento, aunque ella probablemente ni lo notó, ya que estaba respondiendo el teléfono.

Se fue hasta el quinto ascensor, colocando la bolsa que contenía los panecillos bajo su barbilla, arrancó el letrero de no funciona, que ordenó al guardia colocar hace diez minutos por mensaje. Entró sin más demoras, pulsando el número treinta y lanzando una disculpa al gerente de recursos humanos que le hacía señas de detener el elevador para tomarlo también.

Cinco… seis… siete… Mientras los números de cada piso eran señalados, contaba en su cabeza los segundos restantes. Aunque supuestamente ese día tenía una hora extra para llegar al trabajo, prefería evitar una confrontación. Las puertas se abrieron, dejándole un cuarto de minuto.

— ¡Cuidado! —advirtió al casi chocar de frente con una de las empleadas que surtía la cocina de esa área, que deseaba subir en el mismo instante que bajaba.

—Disculpas.

—Diez, nueve, ocho…

—Lo sé, lo sé —pasó frente al escritorio de Tenten, la secretaria de presidencia. Arrojó su bolso de trabajo en su propio escritorio y llamó a la puerta oscura que estaba a su lado.

—Adelante —una rígida y autoritaria voz tronó desde el interior.

La experiencia adquirida durante ese año, le permitió ingresar con elegancia y pericia. Cerró después de entrar, deteniéndose al dar cinco pasos, sus ojos encontrándose con la figura imponente que se estaba inclinando sobre una mesa alta de trabajo, revisando los últimos planos de la nueva maravilla a desarrollarse por la compañía.

—Buenos días —saludó cortés, acercándose por fin después de recibir una aguda mirada y un asentimiento.

—Buenos días Uchiha. Un placer contar con tu presencia —las afiladas gemas verdes parecieron traspasarlo, arrancando un pedazo de su alma.

Sakura Haruno.

Todos le decían que era un santo. Solo así se explicaban como es que después de un año, siguiera trabajando para Satanás, o más cariñosamente como él la llamaba, la dragona de hielo. ¿Por qué hielo y no fuego? Simple. Ella no lanzaba cosas cuando se enojaba, no gritaba o vociferaba histérica al ser sacada de sus casillas. Tampoco lloraba si las cosas no salían bien. No.

Su jefa no necesitaba abrir la boca para reducirte a escombros —aunque claro que era muy hábil en eso también—. Le bastaba con una mirada para congelarte. Con aquel gesto, uno podía sentir el poder de su desaprobación, de su decepción, de su condena.

Ella era la mujer más arrogante.

Más exigente.

Más despiadada.

Más egoísta.

Más autoritaria.

Más insensible.

Que tenía la desdicha de conocer. Él tenía veintiséis años, no eran muchos, pero a lo largo de todo ese tiempo, había convivido con mucha gente, así que consideraba que tenía suficiente conocimiento para juzgar.

Por supuesto ella poseía algunas virtudes, mismas que habían servido para colocarla en el lugar que estaba, Directora general de proyectos. Era una mujer sumamente inteligente, comprometida, profesional, perfeccionista, fuerte y capaz.

—Son las ocho en punto —señaló sin amilanarse, llegando hasta ella y pasándole su café negro sin azúcar.

—Estoy aquí desde las seis —contraatacó ella dándole un sorbo a su vaso.

—Salí de aquí a las dos de la madrugada, dijiste que esta mañana podía llegar a las nueve. Así que prácticamente estoy regalándote una hora de mi tiempo libre —explicó con tranquilidad.

Sakura arqueó una de sus perfectas cejas rosas, luego apretó los rojos labios con tensión. Sabía que con eso no le debatiría nada.

—Hmp, cierto, anoche me comporté más blanda de lo normal, debió ser mi síndrome pre-menstrual. Por cierto, compraste los tampones que te-

— ¿Blanda? Eso díselo a Matsuri, la hiciste llorar dos veces. Los tengo en mi bolso de trabajo. ¿Los necesitas ya? —ofreció servicial.

—No todavía. ¿Matsuri?

—La recepcionista… —al contemplar su mirada inexpresiva, insistió— la morena de ojos cafés… la que le dijo a tu madrina que estabas en la oficina después de que tú le dijiste que estabas fuera haciendo una revisión.

—Oh, la pequeña chismosa con cara de duende. ¿No la despedí? —preguntó regresando la atención a los planos frente a ella.

—Kakashi la recontrató al verla convertida en un mar de llanto.

—Mi padrino es un blandengue, de no ser por mí, esta empresa se habría ido al garete hace años. Diablos, ¿Quién contrató a este idiota? —tomó su marcador rojo, el único color con el que contaba, empezando a señalar cada corrección que necesitaba ser hecha.

Sasuke puso completa atención, acordando de inmediato con las mejoras que ella sugería para el nuevo complejo vacacional a desarrollarse próximamente por la empresa.

—Ese debió ser Yamato, fue quien te remplazó cuando viajamos a Fiji el mes pasado para supervisar el hotel de Shimura.

—Hmp. Cítalo a las dos, después de mi reunión con Kakashi.

— ¿Lo despedirás? —inquirió dándole un largo trago a su propio café, también negro y sin azúcar.

— ¿Para qué otra cosa mandaría llamar a alguien a mi oficina?

—Buen punto. ¿Así que Hatake y tú tienen junta?, no lo tengo registrado en tu agenda, además no estamos a fin de mes.

Cada fin de mes la dragona de hielo se reunía con el presidente, Kakashi Hatake, quien además de jefe de su jefa, era dueño de la compañía y padrino de bautizo de Sakura. Muchos podían pensar que debido a esa relación, era que ella se hallaba en el puesto en el que estaba. Nada más alejado de la realidad. Sakura se ganó su nombramiento a pulso. Realmente no había nadie mejor que ella, a Sasuke podía no caerle bien como persona, pero la admiraba profundamente como profesionista. Era por eso que se conformó con el puesto de asistente y no de arquitecto responsable de algún proyecto como le hubiera gustado —ya que para eso se estuvo preparando durante toda la universidad y los posgrados que le siguieron después—.

—No me digas. Me pidió a través de un mensaje verlo esta tarde. Tal vez quiere que le explique los avances de la torre Akatsuki. Ese proyecto es de los más importantes que tenemos para fin de año. Quién sabe, ya veremos. Por lo pronto revisa los lineamientos de los permisos que necesitamos para el proyecto de los Tsuchi.

—Bien. Ah Sakura, me gustaría hablar de mis días de vacaciones, mi hermano está por casarse y…

—Ahora es imposible. No hay permisos especiales para nadie, el trabajo nos está desbordando —lo interrumpió con expresión severa.

—Pero no es ningún permiso especial, llevo más de un año trabajando para ti, mi contrato dice que tengo derecho a…

—Sasuke. Tienes dos opciones —dejó el marcador de lado y se cruzó de brazos, el hielo en sus ojos verdes ya empezaba a notarse—. La primera, olvidarte de esa tontería de pedir tiempo libre, trabajar a mi lado, hombro a hombro, como lo has hecho, esperando tu pronta recompensa, avanzando así en tus ambiciones dentro de esta empresa. O. Pedir tus vacaciones, las cuales estás en todo tu derecho de tomar, ir a la playa como seguro quieres hacer, conseguirte una bonita rubia como ligue de una noche, broncearte y eliminar esas ojeras que luces desde que trabajas para mí, y…

— ¿Y? —cuestionó intranquilo al verla hacer aquella premeditada pausa que duró casi un minuto.

—Y… deshacerte de tus aspiraciones para llegar a ser uno de mis principales arquitectos.

— ¿Vas a despedirme? —apretó las muelas conteniendo apenas su enfado.

— ¿Y regalarte una demanda?, por supuesto que no. ¿Por quién me tomas?, pero tal vez un traslado, no sé, Chouji siempre está pidiendo más personal en el departamento de archivo…

—Me enviarías a las catacumbas —asimiló con una aplastante sensación de derrota.

Nadie quería estar en el departamento de archivo, ni siquiera el jefe de ese departamento. Era el peor lugar para pasar el rato.

—Dicen que el último ingreso que se quedó después de las diez, aun no aparece, su fantasma pena por los pasillos —bromeó ella con una enorme y ladina sonrisa al saber que se saldría con la suya.

—Bien. Le diré a Itachi que me envíe las fotos de su boda.

—Oh vamos, quita esa cara. Seguro volverá a casarse después, hoy en día los matrimonios son desechables, nada dura, nada es para siempre. O bueno, solo una cosa. Nuestras creaciones, por algo somos la constructora número uno del continente, y tú gozas del privilegio de formar parte de ella, no lo olvides Sasuke. Ahora, a trabajar, ya hemos socializado bastante —lo despidió con un desdeñoso ademán.

Sasuke asintió vencido. Había esperado realmente poder tomarse un descanso y viajar hasta la casa de sus padres a convivir con su hermano para su boda. Claro que no sería difícil llevarle la contra a su jefa y exigir sus días de descanso, pero sabía que Sakura no amenazaba en vano, tal vez Kakashi lograría frenar su descenso a Archivos, sin embargo perdería la confianza de Sakura, jamás lo tomaría en cuenta para un puesto del calibre que él merecía y buscaba. Resopló decaído, aprovecharía la hora de comida para comunicar la triste noticia a la familia.

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Sakura entró sin llamar a la oficina de Kakashi, detenerse a tocar era perder segundos valiosos de su preciado tiempo. Su padrino estaba en medio de una llamada, pero le lanzó una sonrisa y la invitó a sentarse frente a él. Ella por supuesto, no lo hizo. Paseó por la enorme sala, contemplando los cambios que haría en la oficina cuando Kakashi se retirara y la dejara como presidenta. Sus padrinos tenían dos hijos, pero ninguno había querido seguir los pasos de su padre, por lo que Kakashi le aseguró desde muy pequeña, que cuando estuviera preparada, sería la encargada de dirigir la compañía.

—Tan puntual como siempre. Siéntate, necesitamos hablar —indicó después de colgar el teléfono.

—No es necesario. Seré breve. Despediré al ingeniero Yakushi, es un incompetente, y también a Yamato, ya que él fue quien lo contrató. No puedo pasar por alto un error como ese —avisó tajante, antes de que Kakashi empezara a hablar del motivo de la reunión.

—Y aquí iba yo a querer ser cordial contigo. Siéntate Sakura —ordenó poniéndose serio, la calidez con la que siempre la trataba, siendo sustituida por un fruncido ceño.

Presintiendo el peligro, acató la orden de su padrino. Era muy extraño ver a Kakashi como jefe, ya que nunca le imponía nada, la confianza que le tenía era absoluta, por lo que jamás había sentido el poder de su cargo, como lo hacía en ese momento.

—Esto tiene que parar ahora, nena —advirtió con un suspiro.

— ¿De qué hablas?

—Tú y tu reinado de terror. Ayer lanzaste a la calle a esa pobre niña de recepción, únicamente por que tuvo el desatino de informarle a tu madrina, mi esposa, y la mujer que te adora como si fueras su hija —resaltó con rotundidad—, que estabas en tu oficina, después de que tú le mentiste descaradamente negándote a verla.

— ¡Estaba ocupada!

—A eso precisamente me refiero. Siempre estás ocupada. Tu vida gira en torno a esto —señaló a su alrededor—. ¿Hace cuánto que no te tomas un día de descanso?, ¿Qué no cenas con nosotros?, ¿Qué no asistes a los cumpleaños de mis hijos, los cuales te consideran su hermana?...

—Padri- Kakashi. No me parece justo que estés abordando temas familiares en horas que son laborales, si querías discutir acerca de mi vida privada-…

—¿Cuál vida privada?. Sakura, hija, reacciona. No tienes vida, ni social, ni privada, ni de ningún tipo que no abarque el trabajo. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una cita?. Y si abordo este problema ahora, es porque hace meses que no te paras por la casa para tener una conversación seria al respecto —azotó las palmas sobre el gran escritorio, haciendo que el portarretratos familiar cayera.

Sakura contempló a su jefe, su padrino, prácticamente su padre, como si fuera la primera vez. Su regaño le pareció exagerado, desproporcional. Sí, había despedido a la pobre ratoncita de recepción sin detenerse a considerar nada, tal vez se pasó de dura, tenía un temperamento fuerte, y un carácter nada fácil… Ok imposible, por decir lo menos. Reconoció con un estremecimiento.

Aun así, llamarle la atención por una simple empleada, aprovechando para traer a colación su modo de vida, era el colmo. No obstante, no era una estúpida, debatir con Kakashi y decirle que se metiera en sus propios asuntos, no la llevaría más que a crearse problemas. Lo mejor era seguirle la corriente y prometerle un montón de cosas que no haría, pero las cuales él quería escuchar.

—Bien, sí. Hace rato que no tengo una cita, y sí, puede que me haya excedido al correr a… a… el nombre no importa —desestimó con una sonrisa que sabía que Kakashi adoraba, su padrino no se ablandó, continuó fulminándola—. Lo que pasa es que últimamente hemos tenido mucho trabajo y…

—Exacto. Regresamos al meollo del problema. No estás priorizando lo que necesitas, estás enfocándote exclusivamente en el trabajo. Si no pasaras tantas horas metida aquí, estarías lo suficientemente relajada y abierta, para no cometer esa clase de arbitrariedades Sakura.

—No fue una arbitrariedad, Kakashi yo siempre he sido justa, cuando despido a algún empleado es porque de verdad se lo han ganado —resaltó soberbia.

— ¿Ah sí? Eso díselo a la docena de asistentes que echaste antes del que tienes ahora. O a las señoras de limpieza que dejaron una mancha en el espejo de tu baño, no las volvimos a ver después de ese día. También creo recordar a uno de los guardias de seguridad que…

—OK. OK. Lo tengo, sí, soy algo especial.

—Eres una tirana.

—Tanto así no, creo que-… —balbuceó ofendida.

—Hay que arreglar esto antes de que no tenga reparación. Estoy convencido de que la mejor solución es que te tomes unos días fuera de aquí. Según tu tiempo laborado, la empresa te debe dos meses de vacaciones. Quiero que aproveches esos días, y los uses sabiamente. Sal de compras, vete de viaje, relájate en un spa, consíguete un novio. Dios sabe que nada me haría más feliz que verte sentando cabeza y teniendo lindos retoños de cabeza rosa así como tú.

—Padrino. ¡No!... Digo si —reculó al verlo tensarse—, claro, lo haré… algún día. En un futuro alterno y muy, muy lejano —completó con desesperación.

—Tienes treinta y dos, nena, no hay mejor momento que el presente.

—No puedes estar hablando en serio. Kakashi, no pienso tomarme ocho semanas, si no estoy, ¡todo se vendrá abajo!. Ya sé, que sean tres días. Empezando por el último viernes del mes entrante, sí, eso es. Tomaré el viernes, el sábado y el domingo. Me quedaré en casa, me relajaré con una buena película, un bote de… de… ¡la cosa esa que se derrite! —espetó angustiada, su mente bloqueándose ante la frustración de tener que ceder el control de su vida a su padrino.

—Solo mírate. Estas temblando. Esto no es negociable Sakura. A partir de este lunes te quiero fuera de la empresa. Dos meses, sin objeciones.

— ¿Y si no lo hago? —contratacó con fiereza. Portándose como la mujer madura que era, y no como la niña huérfana que su padrino había criado.

—Si no lo haces, nunca estarás en esta silla —la sinceridad en el rostro de Kakashi la dejó de piedra—. Hija, te juro que es por tu bien. No puedo ser testigo de tu vida yéndose por el desagüe y no hacer nada. No más. Créeme que estoy muy orgulloso de ti, de lo que has logrado. Pero necesitas darte cuenta que hay más que esto. Más que los proyectos, los nuevos contratos. Vive hija. Usa estos días para disfrutar, para aprender, para relajarte… para enamorarte. Hasta que no tengas algo nuevo que mostrarme o platicarme sobre tu vida, no te quiero aquí —finalizó determinado.

Sakura se quedó estática. Los consejos y advertencias de su padrino, resonando una y otra vez en su cerebro. ¿Qué fuera de compras?, ¿a un spa… de viaje?... ¿quién pensaba que era, las Kardashian?. No podrían importarle menos esas banalidades. Ella era la Directora General de Proyectos de "Maravillas del Mundo Moderno", ¡por Dios!. Era la mejor en su ramo, a su logro se añadía que era una mujer, y muy joven además. Sus asesorías estaban valoradas en miles de dólares. Un plano diseñado por ella, era como una obra de Picasso. Su padrino había perdido la cordura.

Lo miró de nuevo, esperando ver que había cambiado de opinión y que aquella "intervención", era una muy pesada y mala broma. Kakashi no se reía.

Estaba acabada. En el extremo caso de que obtuviera la voluntad de viajar, relajarse, socializar, aun faltaría algo importante. Si no estuviera tan molesta y asustada, se carcajearía. ¿Enamorarse?, ¡ja!. ¿De quién?, los pocos hombres con los que se animó a salir en el pasado, terminaron por aburrirla después de dos minutos de conversación. A eso se sumaba que su inteligencia los ofendía, su carácter los intimidaba, y su poder los abrumaba. Por eso dejó de lado esos absurdos rituales, sí, el sexo era importante, pero nadie dijo que requería de un hombre para completar el acto. Había tenido más orgasmos proporcionados por ella misma, que por sus prescindibles citas.

Sí. Completamente frita. Jamás volvería a pisar su oficina, ni que decir de llegar a su meta final, la presidencia. Su móvil vibró en el bolsillo de su saco, había olvidado dejarlo en su escritorio. Lo cogió para evitar que siguiera sonando, era un mensaje de su asistente. Sasuke le avisaba que su comida había llegado, y si quería que se la llevara hasta la oficina de Kakashi. Sasuke, de todos los empleados bajo su cargo, el único en el que de verdad tenía fe. Tendría que adiestrarlo muy bien antes de irse de viaje, intuía que él estaría a la par de sus capacidades…

«Pero por supuesto», sus labios empezaron a destensarse.

— ¿Algo interesante?, te has puesto a sonreír —preguntó Kakashi al verla contenta.

—Sí. Padrino, hay una cosa que no sabes. ¿Qué pensarías si te dijera que ya salgo con alguien?

— ¿¡Qué!?

Si no estuviera tan orgullosa y feliz por haber ideado aquel plan de emergencia que la salvaría de cumplir con las demandas de su padrino, se habría ofendido por la incredulidad que él le mostraba.

—Sé que no lo parece, ya sabes, he estado un poco más rígida y amargada de lo normal —esperó a que su padrino desmintiera su observación, él asintió en acuerdo, haciéndola sentirse aún más molesta—. En fin. Es que hace días tuvimos una pelea, eso me dejó muy tensa, como era de esperarse, estallé con esa pobre muchacha.

—Sakura… ¿me estás diciendo la verdad?, esto no es un truco para evitar las vacaciones que te he ordenado…

—Es verdad, lo juro —mintió sin problema.

— ¿Ah sí, y quién es?, a qué hora sueles verlo, si siempre estás metida aquí.

—Ese es el motivo por el que no había dicho algo hasta hoy, me he visto obligada a callar porque... Kakashi, no quiero que pienses mal de él, ni de mí. Este hombre, en verdad creo que es el único que ha logrado…

— ¿Enamorarte? —preguntó Kakashi con ilusión.

«Conseguir que lo tolere… a medias»

—Errhm… ¡Sí!, enamorahg… —tosió un poco, atragantándose con la melosa y asquerosa palabra— enamorarme.

—Oh hija, estoy tan feliz de escuchar eso —se puso de pie, llegando hasta ella para levantarla y darle un abrazo—, ¿Quién es el afortunado?, dime por favor quién ha conseguido ganar tu tierno corazón.

Sakura miró directamente a los oscuros y expectantes ojos de su padrino, que la contemplaban con amor y dicha. Por un segundo pensó si podría seguir con aquella mentira. Con tal de continuar en su puesto y olvidarse de las tontas imposiciones de su casi padre, ¿tendría la desfachatez de engañar a todos?…

¡En un latido de corazón!

—Es Sasuke Uchiha, mi asistente —informó sin empacho.

— ¿Qué… Sasuke?

—Lo sé, ¿vaya cliché verdad? Pero bueno, no me pude resistir a su… su… dulce personalidad. Sabías que bebe su café igual que el mío. Lo hace por si algo le ocurre a mi bebida y tiene que cederme la suya, es tan caballeroso. Oh, y siempre insiste en irse de la oficina hasta muy tarde, no le gusta dejarme sola, así que anoche salimos de aquí a las dos de la madrugada, es tan atento…

—Vaya. Ya decía yo que era extraño que continuara siendo tu asistente. Ese chico tiene verdadero talento, ya debería estar al frente de algún proyecto.

—Sí, no nos adelantemos —Sasuke no estaba listo para que ella lo dejara ir—. Bueno, ahora comprendes porque no te dije nada, ¿verdad? No queríamos que pensaras mal de nosotros, después de todo, aunque no sea una prohibición entablar relaciones entre el personal, no es algo muy bien visto. No quiero que empiecen a cuestionar el valor de Sasuke dentro de la compañía.

—Claro, entiendo. ¿Y si están tan bien, por qué pelearon?

Se mordió el labio, aunque no dejó ver su nerviosismo.

—Ah eso, bueno, fue porque… porque… lo que pasa es que… ¡ah ya! El hermano de Sasuke va a casarse, y él quería que yo lo acompañase a la boda. Como estamos muy llenos de trabajo, le dije que no era posible, pero que estaba bien si viajaba solo, él no quiso. Dijo que prefería quedarse a ayudarme, pero me siento culpable, así que hemos estado algo alejados ya que ninguno quiere ceder.

Aquel sería el perfecto incentivo para su asistente, cuando Sasuke supiera que iba a darle los días que necesitaba para irse a la boda de su hermano, estaría de acuerdo en seguirle el juego frente a Kakashi. Su padrino seguramente querría verla con su "novio", así que fingirían un poco, solo hasta que se quedara tranquilo al verla "feliz", y la dejara olvidada haciendo lo que quisiera de su vida.

—Ya veo. No te preocupes, lo arreglaremos —Sakura lo vio regresar a su lugar y tomar el intercomunicador—. Tenten —llamó cuando la voz de la secretaria respondió al otro lado—, por favor dígale a Sasuke Uchiha que lo necesito ahora mismo en mi oficina. Gracias —se dejó caer relajadamente sobre su silla después de dar aquella instrucción.

— ¿Ahm… padrino, para qué necesitas a Sasuke-? —se interrumpió al escuchar a alguien llamar a la puerta.

—Adelante —invitó Kakashi afable.

—Buenas tardes señor Hatake —entró Sasuke, cargando algunos expedientes.

Sasuke había estado planteándose la mejor manera de contarle a su familia que no podría ir al gran evento. Su comida descartada, enfriándose junto con la de Sakura, que aún no regresaba de su junta. Él no poseía apetito, ya podía imaginarse el regaño de su abuela, las súplicas de su madre, los reproches de su padre, y la desilusión de su hermano.

—Sasuke, el señor Hatake te quiere en su oficina ahora —la voz de Tenten lo sacó de su ensimismamiento, ni siquiera había estado prestando atención a su alrededor.

— ¿Dijo para qué?

La morena negó y se dirigió a su lugar. Se puso de pie de inmediato, tomó los expedientes de la torre Akatsuki, como el asistente de Sakura, tal vez Kakashi quería que él diera su opinión —pensó optimista—.

Al entrar, Kakashi lo recibió sonriente, demasiado. Sakura por su parte, parecía haberse puesto muy pálida de repente.

—Sasuke, ven siéntate. Sakura ya me lo dijo todo, no sabes que feliz estoy con la noticia —el bien conservado hombre, presidente de todo lo que alcanzaban a ver sus ojos, lucía extasiado.

— ¿Uh?

—Lo siento, tuve que develar nuestro secreto, espero que no te molestes… amor.

Sasuke dejó caer los expedientes y pegó un salto cuando su jefa lo alcanzó y apretó su mano. Pero su confusión y estupefacción se disparó a niveles nunca antes experimentados, cuando lo atrajo hacia sí y le besó la comisura de los labios.

¿En qué agujero de conejo había caído?

¡La dragona de hielo, acababa de besarlo, ahora iba a convertirse en piedra!

—Mírate, luces tan… desconcertado y aterrado. Sé que no lo esperabas, pero mi padrino estaba tan preocupado por mí. Porque nunca salgo de la oficina y vivo la vida, de veras perdón cielo. Tuve que compartirle la verdad de nuestra relación.

— ¿Nuestra relación? —preguntó aun en trance, imaginando que gracias al cansancio y al agotamiento interminable de trabajar con aquella bruja, se había quedado dormido sobre el escritorio y eso era una pesadilla.

—Así es. Sakura me ha contado todo muchacho, y también el porqué de tanto secreto. Sé que crees que los demás pueden pensar que tienes planes ocultos al salir con mi ahijada, y quieres protegerla y proteger tu reputación, pero no tienen que hacerlo, todos los que te conocemos sabemos la gran calidad de ser humano que eres. También me dijo la pelea que tuvieron…

— ¿Pelea? —probablemente parecía un paciente psiquiátrico después de una lobotomía, pero no podía actuar de otra manera, no comprendía absolutamente nada.

—Le dije a mi padrino que necesitabas ir a la boda de tu hermano, y quieres que te acompañe, pero debido al trabajo, no puedo hacerlo. Por lo tanto decidiste quedarte aquí conmigo, y yo me siento muy culpable de que no quieras dejarme. Por lo que nos hemos distanciado —explicó Sakura rápidamente—, pero ya he logrado convencerte, ¿cierto?. Te irás a visitar a tu familia, y convivirás con tu hermano en su día especial. Yo te doy mi bendición para que lo hagas libremente —sintió que su palma se apretaba más a la suya, sus párpados se abrieron mas también, lanzándole una señal que por fin comprendió.

Si le seguía el juego de hacerse pasar por su "pareja", como ella tan desesperadamente recalcaba. Tendría los días que necesitaba para acudir a la boda de su hermano sin ninguna repercusión o penalización. No podía ni empezar a pensar porque ella había inventado tal disparate, ni cómo es que Kakashi Hatake, siendo el sagaz e inteligente hombre que era, le creyó, pero eso era lo de menos. No desaprovecharía la oportunidad que el destino le regalaba.

— ¿Si?… Sí —aceptó con más fuerza—. No quiero que te sientas mal, así que haré lo que has decidido.

— ¡Bien! —ella se animó al ver que por fin adivinó el plan—, te echaré de menos esos tres días pero-

—Cinco —la corrigió con una sonrisa—, siete si contamos los traslados, el rancho de mis padres está algo lejos de la civilización —aclaró más contento de lo normal al verla apretar los labios conteniendo su ira.

Los verdes ojos brillaron con rencor, pero la sonrisa plastificada jamás abandonó el bonito rostro de la dragona.

—Bien. Siete, ni uno más. Porque te extrañaré mucho cielo, y estaré impaciente por verte otra vez —Sasuke tomó aquellas palabras como lo que eran, una amenaza.

—Sé que lo harás cariño.

—Oh no, nada de eso. No permitiré que ahora que han arreglado el problema, tengan que distanciarse. Además, tus días libres siguen contando nena. Por lo que solo cambiaremos un poco el plan original, en lugar de viajar a otro lado a relajarte y divertirte, tendrás la posibilidad de compartir con Sasuke en un día tan importante para él y para su familia —se inmiscuyó Kakashi con entusiasmo.

—¿C-c-cómo- qué?. No… no padrino… ¡No es posible!

—Lo es. No está a discusión, ahora que sé todo, no hay razón para que se porten tan contenidos, disfruten de su amor, comenzando con esta relajante y mágica salida, en la que conocerás a la familia de tu novio. Apuesto a que estarás muy feliz Sasuke…

—Extasiado —respondió impertérrito, Kakashi estaba tan concentrado en el rostro desencajado de su ahijada, que ni lo notó.

—Lo único que te detenía son los proyectos, pero puedes retomarlos sin problema a tu regreso. Yamato se hará cargo.

— ¿Qué?, pero si Yamato tiene un pie fuera de-… —guardó silencio al ver retornar la oscura expresión de Kakashi.

—Recuerda nena, siete días o dos meses, ¿Qué será?

Sakura tomó una gran respiración. Nunca había perdido el control. Mantener la calma ante todo. Apretando los puños y sacando el pecho, giró hacia Sasuke.

— ¿Cuándo nos vamos… amor?

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¡Hola!

No saben que placer siento al saludarlos nuevamente. Seguro estarán algo desconcertados por esta nueva historia, ya que tengo otras pendientes que no he actualizado, así como montones de Complacencias. Bueno, como antes he mencionado, mi inspiración y mi cabeza trabajan como Dios les da a entender, y hacen lo que les da la gana, por lo que mi mente se bloqueó para lo demás, y para esto se abrió con facilidad. Como últimamente no he tenido tiempo de sentarme a escribir, cuando tuve esa oportunidad lo hice, aunque no sea en las historias que quieren y que yo también quiero avanzar. De no escribir nada, a escribir esto, pues preferí dejar que mi imaginación se liberara.

Como podrán darse cuenta con el resumen y el principio de este fic. Serán historias cortas, para su tranquilidad, este mini fic ya está terminado, porque esa fue una meta que me impuse al comenzar con esta idea, de que no subiría nada hasta que estuviese finalizado, créanme que lo que menos quiero es tenerlos/as esperando nuevas actualizaciones. Los capítulos restantes son 4, los estaré subiendo en el transcurso del día, ya que solo falta revisarlos bien para evitar que se me escapen los típicos errores de ortografía.

Como verán, aunque me basé en la idea de una película (espero que ya la hayan visto, a mí me gusta mucho), no es una versión completamente igual, siempre trataré de ponerle mi propia trama. Cuando tengo momentos para leer, me harta siempre el encontrar los mismos temas, donde Sasuke es el jefe y Sakura la secretaria o asistente. Sé que si hay historias diferentes, solo que son menos comunes, por eso me acordé de la película e hice mi versión, jeje.

Ojalá les guste, y logre distraerlos aunque sea un poquito en estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo.

Ese es otro de los porqués no me he aparecido mucho por acá. Mi trabajo no me ha permitido descanso, a lo que me dedico, al parecer es importante (trabajo en el gobierno de mi país), así que no puedo entrar en cuarentena como la mayoría de las personas, y tengo que estar saliendo a campo, a trabajar no todos los días, pero si la mayoría del tiempo, cuando no salgo, pues trabajo desde la casa, y créanme que no me queda tiempo, mucho menos energía. Escribo cuando puedo, y es muy poco, por lo que voy muy lenta con mis escritos, pero hago lo que puedo, porque es algo que me encanta y me da mucha felicidad.

En fin, espero que cada uno de ustedes y sus seres queridos estén bien, que tengan lo necesario para atravesar esta situación, y que el único malestar por el que pasen, sea aburrimiento por no poder salir. Cuídense mucho.

Los extraño. Seguiré volviendo en la medida de lo posible, porque mi pasión por el SasuSaku sigue tan viva como mis ganas de escribir, así que mientras pueda, aquí me verán.

Siéntanse libres de comentarme sus sugerencias, criticas, o chismes, como siempre lo han hecho. Ya que no tardaré en subir toda la historia, pueden dejarme un solo comentario o aprovechar cada capítulo y motivarme con varias reviews =P, no lo colgué en unas sola exhibición porque me pareció más disfrutable y ligero hacerlo en partes. A los que comenten, por adelantado les agradezco, a los que no, pues igual gracias por leer.

Los quiero, les mando un fuerte abrazo. Nos leemos siempre.

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¡SasuSaku CANON!