Por si no ha sido suficiente aviso el título, este capítulo es puro lemon. Primera vez escribiendo solo de esto, que aunque haya leído, necesito practicar escribir jajajaja
Espero vuestras opiniones, tomatazos incluso si necesito mejorar. Ya me callo. A leer!XD


Lemon pie

Los bañaba el insistente sol de la tarde, pero no parecía molestarles demasiado. El calor que sentían no se debía en lo absoluto a ser plena tarde en mitad de agosto. Rin notaba la respiración cálida y pesada de Sesshomaru en su hombro, mientras se acercaba más a ella. Lo había estado provocando durante semanas y ahora estaba ante el resultado. Sesshomaru respiraba agitadamente, como nunca lo había notado hacerlo. Le provocaba una sensación entre placentera y nerviosa al no saber qué esperarse. No era virgen ya, en pleno siglo XXI, ¿quién lo sería aún a sus 23 años, con una educación laxa y siendo recién salida de la universidad? Pero el tener a ese demonio cerca era completamente diferente. Era como si estuviera siendo acechada por una bestia. Se sentía una presa, dócil e intimidada a la vez. Sintió a sus espaldas cómo él dejaba caer sus espadas y armadura, para luego levantarla para llevarla en brazos hasta la zona donde estaba el tatami con una mesita y almohadones. La única zona con aspecto tradicional de su humilde apartamento. No parecía querer molestarse en ni siquiera llevarla a la cama.
Vio como de una patada quitaba la mesilla de en medio, cayendo milagrosamente la tarta de limón que estaba en ella sobre su plato sin destrozarse. Enseguida acabaron en el suelo, empezando a besarse desenfrenadamente. Él cada tanto besaba su cuello, ella aprovechaba para deshacer las ropas de él. Quería un poco de igualdad de condiciones. En un rápido movimiento él respondió quitándole las braguitas, dejándole como única prenda su ligero vestido amarillo claro. Por el maldito calor se había negado a usar sostén, y ahora se estaba arrepintiendo. Se sentía demasiado a su merced.
Sesshomaru seguía besándola, admirándola. Notaba las delicadas manos de ella querer abrirse paso en su deshecho haori. Normalmente el clima no le afectaba, pero ahora definitivamente tenía calor, y se dejó ayudar a desvestir. Una vez se encontraba solamente con sus pantalones, se dejó observar unos instantes por Rin. Ella tenía la misma carita de inocente que siempre había tenido: debajo de él, con los labios rojos de los besos apasionados que había recibido, el vestido amarillo ligero y su pelo azabache revueltos, mirándolo con deseo y reticencia a la vez. Arrodillándose a su lado, cogió un bocadito de los que estaba cortado de la tarta helada de limón, y se lo dio de comer a ella.
—¿Qué desea de Rin, amo Sesshomaru? —le dijo seductoramente como respuesta, imitándole cuando le preguntaba a ella qué deseaba tras darle de comer.
—Este Sesshomaru no desea ni pide, toma sin más, Rin.
—¿Entonces a qué está esperando, amo Sesshomaru?
Sesshomaru sonrió ligeramente, provocándole otro escalofrío a ella. Rin pudo ver cómo se acercaba lentamente a ella, empezando a juguetear con uno de sus pezones a través de la ligera tela, con una de sus manos.
—Espero que no te eches atrás — le susurró a su oído, encendiéndola aún más con su aliento cálido.
Él pasó su otro brazo por detrás de la cintura de ella, obligándola a arquear la espalda y exponer más su pecho. Dejó lo que estaba haciendo para ir a atacar una de las tiras que sostenían su ligero vestido, mientras ella acariciaba sugerentemente su cuello y hombros. En cuanto uno de sus generosos pechos estuvo expuesto, Sesshomaru pasó de estar lamiendo y olisqueando su cuello, a comenzar a trazar un camino hacia una parte más sensible de su anatomía. Se le escapó su primer gemido en cuanto el cálido aliento de él se convirtió en el contacto de su lengua trazando círculos alrededor de su pezón. La mano derecha que antes se había encargado de desvestirla un poco más, se encargó ahora de repentinamente desgarrar completamente su vestido, dejándola totalmente ñexpuesta.
La reacción reflejo ante esa manera tan violenta de desvestirla fue el alejarse e intentar taparse. Y al alejarse, vió como las marcas de la cara de Sesshomaru se habían acentuado, y sus ojos se habían enrojecido. Por un momento tuvo miedo, pero él no pareció querer obligarla a nada en cuanto se alejó. Enternecida porque la esperara, se acercó y posó los dedos de una de sus manos en el pecho de él.
—Eres muy brusco, acabarás por asustarme.
—No haberme provocado.
A rin le entró la risa.
—¿Te he provocado?
—Vuelve a gemir de esa manera y compruébalo tú misma si consideras que eso no es provocar, Rin.
Se acercó para abrazarla, y la dejó desnuda de nuevo. Vió como sus manitas quisieron aventurarse en sus pantalones, pero no la dejó, volviéndola a tumbar boca arriba en el tatami, posicionándose encima de ella, sujetándole las manos sobre la cabeza.
—Todavía no. Llevas jugando tu juego desde hace semanas, ahora me toca a mí.
La notó intentar aguantarse la risa, y volvió a besarla. Ahora más lento de lo que lo había estado haciendo antes. Sujetándole una pierna con su estola y la otra con su mano izquierda, le abrió las piernas para posicionarse entre ellas, sin dejar de sujetarle los brazos con la mano derecha.
—¡Hey! ¡Eso es trampa!
Sesshomaru comenzó a refregarse sobre ella, sintiendo el roce de sus pezones endurecidos, embriagándose con el olor del deseo de ella. Volvió a besarla. Dolorosamente se separó un poco de ella, pero con el objetivo de dejar espacio para poder invadirla con sus dedos. Un sonoro gemido fue sofocado por la lucha entre sus lenguas, cuando empezó a recorrer los pliegues de ella. Estaba muy húmeda. Notó como ella estaba empezando a ser más sugestiva con los movimientos de su lengua. Ojalá tener esa boquita recorriendo su miembro, jugando de la misma manera. Le mordió el labio ligeramente, y se separó para ir a saborearla.
Rin no sabía cómo tomarse lo que Sesshomaru le estaba haciendo. No era capaz de concentrarse, y definitivamente ninguno de sus ex se había aventurado a querer satisfacerla con la lengua. Entre suspiros sintió cómo primero la besaba dulcemente, a pasar a recorrerla con la lengua, hasta que de repente se adentró en su interior.
—Aaaahhh, Sessh…por favor…
Ahora él se entretenía con su clítoris, moviendo, succionando, besando, lamiendo, arancándole cada vez más gemidos, deleitándose con el sabor de ella. Paró repentinamente tras escuchar el tercer por favor… y emergió por unos momentos de entre sus piernas, para mirarla. Ella estaba completamente extasiada, y lo miraba con un tierno sonrojo y no de sus dedos en su boca. Sesshomaru se limpió los labios seductoramente mientras volvía a ponerse a nivel de ella. Rin enseguida enroscó una de sus piernas en su cintura, obligándolo a apegarse a ella de nuevo. Entre lazo una de sus manos en el largo cabello de él, ahora tan revuelto como el de ella y con la otra le acariciaba su espalda.
—¿Seguirás jugando mucho rato?
—¿Quieres que siga haciéndolo?
Como toda respuesta, se escapó un poco de entre sus brazos para recoger otro poco de la tarta de limón, comiéndole la base de galleta y restregándole el cremoso relleno a él y otro tanto a ella y se dispuso a lamer. Sesshomaru no necesitó instrucciones para abalanzarse a hacer lo mismo con ella. Pero seguidos a sus lamidas se convirtieron en besos y mordidas, en sus pechos, hombros, cuello.
Rin le tomó la cara con ambas manos y le dio un dulce beso en los labios.
—Estoy lista ya, ¿y tú?
Como toda respuesta, se quitó los pantalones por fin, con ayuda de ella. No quería asustarla. Pero ella parecía de todo menos asustada. Enseguida comenzó a masajearlo de manera experta, arrancándole el primer suspiro de la tarde.
—Rin, no deberías…
—Oh, solo quería devolverte el favor, ¿acaso no te gusta?
—Preferiría otra cosa —le respondió con ansias de estar ya dentro de ella, pero debía ser cuidadoso con la primera vez de una chica.
Ella interpretó a su manera lo que le dijo, y se agachó para llegar hasta él. Primero le dio un pícaro beso en la punta, mirándolo a los ojos, para luego empezar a meterlo en la boca, casi hasta la garganta. Y ni así llego a cubrir toda su longitud. Subía y bajaba, mientras jugueteaba con su lengua. Se entretenía cada tanto en la punta, arrancándole troncos gemidos a él. Hasta que Sesshomaru no aguantó más.
Se posicionó sobre ella, acomodándose para entrar. No preguntó, no hizo falta. Ella lo alentaba mirándolo mientras se mordía el labio. Algo lo hizo dudar. Una señorita no debería ser tan receptiva a un hombre en su primera vez, pero sus caricias, su sonrojo, su cuerpo… la necesitaba. Entró de golpe, esperando cierta estrechez y resistencia. Pero ella parecía estar hecha para recibirlo. Después de tanta provocación durante tanto tiempo, durante cuánto tiempo habían estado jugando esa misma tarde. Un placentero escalofrío recorrió desde la base de la columna hasta la nuca, y unió su mirada con la de ella en un aviso mudo de que iba a empezar a moverse. Ella asintió.
Enseguida empezó con su vaivén, sin dejar de jugar con sus pechos en movimiento, sin dejar de admirarla. Ella no conseguía retener del todo sus gemidos, y cada gemido que se le escapaba era una excusa más para que se follara más duro. El demonio que tenía entre sus piernas dándole esa tarde un placer que le parecía más de ficción novelística que de la vida real, perdía el control, y por alguna retorcida razón eso la excitaba aún más. Hasta que empezó a notar que no lo aguantaría más, pronto llegaría.
Tiro del pelo de él hasta conseguir acercarse lo suficiente para robarle otro beso.
—Ah ah ah ah —suspiraba agitada —Sessh… voy voy a ah ah ah
Hasta que llegó a lo que le pareció el mejor orgasmo de su vida. No se molestó en reprimir su gemido. Sesshomaru la notó venirse, pero siguió penetrándola, entrando y saliendo de ella, todavía le faltaba, provocándole luego un segundo orgasmo eco del primero, hasta que explotó dentro de ella. Cayó rendido a su lado, ambos estaban cubiertos de sudor, rodeados por el calor pegajoso del verano y su estola. Ella sin ninguna clase de pudo por estar ambos desnudos, se abrazó a él, dándole un besito en el pecho.
—Ha sido el mejor polvo de mi vida —le dijo con una amplia sonrisa, y aún sonrojada —espero que podamos repetir, solo que sin lo de romper mi vestido
Sesshomaru la abrazó, pero no contestó. Tenía mucho que procesar. Había vuelto a encontrar a Rin, en una reencarnación, por fin le había hecho el amor, pero esa muchacha con cara de inocente, ya había sido antes desflorada por otro. No era virgen. Ya le sonsacaría quien fue, esperaba que no se convirtiera en una lista a quienes tenía que asesinar.

Al menos quedaba tarta de limón todavía. Ojalá no estuviera muy cansada, porque solo pensaba comerla sobre ella.


Espero que os haya gustado, la servidora se va a dormir ya. Más allá del lemon, tengo una espinita clavada con esto de que nuestro sessh viva mucho y Rin no por si no se había notado. Muchas gracias por avisarme de que se había muerto el formato! ya está arreglado y resubido :3