Hola a todo el mundo!

SÍ, HE VUELTO DE ENTRE LOS ESCRITORES BLOQUEADOS.

Por fin mi inspiración esta volviendo. Y no saben como lo agradezco, porque extrañaba escribir. Es tan difícil querer escribir y que tu cabeza se quede en blanco y no produzca nada. Ahora estoy retomando de a poco.

Empecé esta historia hace más o menos un mes. Estoy obsesionada con la canción Roller Coaster de Luke Bryan. Me inspiré en parte por el video y porque la canción es completamente hermosa. No me la podía quitar de la cabeza y me dije, ¿qué tal si escribo un fic para sacármela? Y no funcionó tan bien como yo esperaba, porque sigo cantándola a cada momento, pero ya no me molesta xD

Vean el video, escuchen la canción y se darán cuenta de los elementos que tomé y de la razón por la que la amo.

Espero que les guste tanto como a mí me gustó escribirlo.

Les aviso que es un poco triste, pero créanme cuando digo que vale la pena.

Nos vemos en las notas finales.

Disfruten su lectura :D


Roller Coaster

OneShot


La vida había sido injusta con él. El destino le había dado todo para ser feliz, pero las circunstancias de la vida le habían quitado todo lo que tenía. Una por una, había perdido todas sus valiosas gemas.

Primero, aunque nunca lo había conocido, la vida le quitó a su padre. Steve no había tenido que sufrir por su pérdida porque nunca lo había tenido. No realmente. Pero había tenido que sufrir en silencio al ver a su madre desmoronarse de adentro hacia afuera. Perdiendo un poco de vitalidad y felicidad cada aniversario.

Luego, cuando su madre había comenzado a sonreír un poco más, cuando había dejado de mirar con añoranza hacia la puerta, esperando que su amado esposo regresara, justo ahí la vida decidió que era demasiada felicidad. Y le quitó a su mejor amigo. Bucky no había muerto, al igual que su padre, sino que había perdido una parte de sí mismo y se había dejado ir por la depresión y la tristeza. Bucky había perdido el brazo izquierdo en una misión al otro lado del océano. Y con eso había perdido las ganas de vivir. Y aunque Steve tenía confianza en que Natasha lograría sacarlo de aquel foso en el que se había escondido, sabía que le tomaría tiempo y que el Bucky que conoció jamás volvería. No después de los horrores de la guerra y todo lo que le había pasado. Así que, si bien Bucky no estaba muerto, ya nunca sería el mismo y, por lo tanto, lo había perdido.

Natasha siempre le decía que las cosas mejorarían. Por un momento, solo por un momento, se dejó llevar por la esperanza. Y sus esperanzas fueros destrozadas por la vida una vez más. Esta vez el golpe fue más duro que las veces anteriores. Esta vez el golpe casi lo deja noqueado en el piso. Si no fuera por Natasha y Sam, tal vez no se hubiera levantado.

La pérdida de su madre fue tan repentina y difícil de asimilar, pero Sarah siempre tuvo una sonrisa en el rostro. Los doctores dijeron que fue una mezcla entre una condición cardíaca poco detectable y, probablemente, la anemia que había manifestado en los últimos meses. Pero él no lo entendía. La vida estaba en su contra.

Steve se levantó una vez más. Y, luego de mucho pensar, decidió alejarse de todo lo que tenía para no tener que pasar por el dolor de perderlo otra vez. Así que se alejó de su amada ciudad, de sus amigos y de la casa que tantos recuerdos le traía. Dejó todo en manos de Sam y dijo que se tomaría un tiempo para aclarar su mente y volver a levantarse, como siempre hacía.

Y así, como si nada, luego de las fiestas, tomó su motocicleta y avanzó por la interestatal.

•••

La vida le había quitado muchas cosas, pero este viaje le había dado muchas más. Armado solo con su motocicleta, unas cuantas mudas de ropa y un cuaderno en blanco, acompañado de muchos lápices, había conocido y dibujado los paisajes más hermosos que jamás habría conocido de no haberse alejado de todo lo que conocía.

Sus amigos lo llamaban por lo menos una vez por semana y, ahora que los meses habían pasado, se sentía un poco más listo para enfrentarse a la vida y comenzar a ganar.

•••

Una tarde, en un pequeño pueblo costero, en pleno mes de Julio, reía junto a unos chicos que acababa de conocer en el bar frente a la playa. Reían de algo estúpido que uno de ellos había hecho hace tiempo y Steve no había estado ahí para ver. Justo cuando se llevó la cerveza a la boca, un brazo chocó con el suyo y todo fue un desastre.

Tenía que ser demasiado bueno para ser cierto. La vida otra vez estaba a punto de patear su trasero.

O tal vez no. Porque cuando se vio vuelta, la camiseta cubierta de cerveza, pegada e incómoda sobre su pecho, vio al hombre más perfecto que jamás había visto. Pero como la vida era una maldita y estaba en su contra, el hombre perfecto se rió en su cara.

Steve no podía creer su mala suerte.

•••

Tony nunca había sido un hombre discreto. En lo absoluto. Tony era todo un espectáculo, bullicioso y expresivo. Pepper le había dicho muchas veces que ese comportamiento tan estridente lo iba a meter en problemas algún día. Y lo había hecho, en más de una ocasión. Pero esta vez, lo había llevado a conocer al hombre más sexy que había visto.

Justo cuando estaba contando a Pepper y Rhodey sobre el pez que había visto en el mercado, abrió los brazos para hacer énfasis en el tamaño del animal y fue cuando pasó. Golpeó el brazo de alguien y al voltear lo vio. Alto, rubio, perfectamente bronceado, los ojos azules más hermosos del espectro y un esculpido torso realzado por una camiseta bañada en cerveza.

No estaba seguro si fueron los nervios a una mala reacción por parte del rubio o la ridícula expresión en el rostro de Mr. Adonis, pero no pudo evitar estallar en carcajadas. Intentó mantener un rostro firme y reflejar culpa en sus facciones al principio, pero la risa ganó. La risa siempre ganaba.

•••

Steve estaba a un paso de enojarse y desquitarse con el hombre que se reía de él en lugar de disculparse, pero todo se disolvió cuando el hombre le dedicó una sonrisa. El moreno alcanzó un montón de servilletas y comenzó a tratar de secar su torso mientras se disculpaba. Todo sin dejar de reír o mirarlo a los ojos.

No estaba seguro si esas manos estaban tratando de secar su camiseta o de sentir lo que había debajo de ella, pero no iba a quejarse. El moreno era más que solo atractivo.

—Déjame compensar las molestias. —Se dirigió al bartender y pidió dos cervezas. —Soy Tony.

—Steve.

Estrecharon manos y Steve podría jurar que sintió una chispa.

•••

Una cerveza se convirtió en dos. Y esas dos se convirtieron en una cena y una caminata por la playa a la luz de la luna. Todo pasó tan rápido que Steve no estaba seguro de si era real.

Tony le presentó a sus amigos, los eternos enamorados, según el moreno. Y así comenzó la semana más loca de su vida.

•••

Las caminatas matutinas por la playa terminaron en una feria que funcionaba durante el verano. Montaron cada uno de los juegos y luego, entre risas y besos, terminaron en la cama de Steve. Las noches más apasionadas y salvajes de su vida ocurrieron con el misterioso moreno que nunca preguntaba nada ni entregaba información sobre sí mismo.

Tomados de las manos caminaban entre callejones, conociendo las cafeterías, comprando en las tiendas de regalo, besándose y sonriendo a cada momento. Los días eran más que perfectos y los atardeceres que vieron juntos se quedaron grabados en su memoria.

Y cuando el domingo llegó, el momento de decir adiós fue como un mal sueño. Apenas y escuchó lo que ocurría a su alrededor, solo pudo sentir los labios de Tony sobre los suyos. Solo pudo escuchar sus palabras "jamás te olvidaré" antes de que el hombre depositara en su mano aquella cadena con el extraño colgante que traía en el cuello.

No sabía si habían pasado dos minutos o dos horas, solo pudo quedarse ahí parado. Mirando hacia el camino por el que Tony se había ido. Ambos iban en direcciones diferentes y no sabían nada el uno del otro. Solo habían hablado de sus viajes, de los lugares que había conocido y la información más íntima que conocían del otro era el sonido de sus gemidos y el calor de sus cuerpos al hacer el amor.

Para Steve había sido hacer el amor. Probablemente Tony lo recordaría un tiempo, como esa aventura de verano, pero era difícil pensar que sintiera otra cosa.

Siempre había sido igual. Su madre siempre lo decía, "Sientes todo tan profundamente, cariño. Amas con intensidad y es por ello que sufres más que nadie que haya visto." Tal vez su madre tenía razón, pero lo había heredado de ella.

•••

El viaje debía continuar.

No podía quedarse más tiempo en ese pueblo. En cada rincón había un recuerdo de Tony. Un beso robado, una caricia, una sonrisa, esas manos alrededor de sus hombros o sobre sus caderas, aferradas a su espalda. Así que partió con la intención de no volver.

La vida había encontrado la forma de darle algo tan valioso y de quitárselo.

Como siempre hacía.

Aunque esta vez fue su culpa.

Fue él quien no notó lo efímero del regalo. Ni siquiera era un regalo, era un préstamo. Y qué grande fue el precio a pagar por él.

•••

Los meses pasaron y estaba otra vez en casa. Sus amigos lo recibieron con los brazos abiertos y la vida siguió.

Sus amigos preguntaron por el viaje. Steve relató todas sus aventuras y les enseñó todos sus dibujos. Incluso Bucky parecía atento a sus historias. Les contó todo. Todo excepto Tony. No les dijo que había conocido al hombre perfecto para él en un pequeño pueblo costero sin nombre. No les dijo que había conocido al amor de su vida ni les dijo lo mucho que se arrepentía de no haberle dicho que lo amaba. Lo mucho que le pesaba ese adiós junto al mar. Que cada vez que recordaba las noches cálidas que había pasado con él, amándose entre las sábanas, el corazón le dolía. Que su piel ansiaba ser acariciada por esas manos masculinas. Que sus manos picaban por las ganas de volver a recorrer su cuerpo. No. Esa era una historia que solo sería para él.

No quería contar a sus amigos que la vida lo había golpeado otra vez.

•••

La vida comenzó a ser gentil con él. Las cosas mejoraron. Todos eran más felices. Bucky estaba mejorando y Steve no podía creer que la vida le estaba dando un respiro. Los colores cambiando a su alrededor a medida que las estaciones pasaban una a una.

Y así los meses se convirtieron en años.

Los conocidos en amigos y algunos en amores.

Conoció a Peggy. Pero, aunque ella era su chica, la vida quería cosas diferentes para ambos.

Su trabajo le entregó a Denny, pero el hombre vivía viajando y así como un avión lo llevó hasta él, otro se lo llevó de su vida.

Phil, era un hombre demasiado serio y nunca llegaron a la segunda cita.

La vida le trajo varios amores y luego se los quitó. Y aunque sintió cada uno de ellos en lo profundo del corazón, no fueron tan dolorosos como aquel que perdió.

Ninguno de ellos era Tony.

A veces se detenía a pensar en él. Cuando escuchaba el sonido del mar en la televisión, cuando alguien pasaba a llevar su brazo en el bar mientras bebía una cerveza. Y en momentos como esos no podía evitar pensar en qué había sido de él. Si la vida lo había tratado bien. Si había encontrado el verdadero amor. Si era feliz con su vida. Si alguna vez pensaba en él. Si es que lo extrañaba, aunque fuera un poco. Si acaso lo recordaba.

Pero la vida tenía que seguir.

Y tan rápido como venía, el recuerdo de Tony volvía a salir de su mente.


Espero no haber dejado pasar ningún error ortográfico, si es así, lo siento mucho. Ojalá les haya gustado y, si quieren, puedo publicar un epílogo.

El epílogo está listo, pero solo lo subiré si lo piden. Y algo me dice que lo van a querer o, más bien, necesitar.

Sí, soy un poco mala por dejarlo así y no darle final feliz, pero me amarán si leen el epílogo.

Saben que siempre me hacen feliz con algo tan simple como un review, así que... háganme feliz. Una escritora feliz hace lectores felices, recuerden eso ;)

Nos leemos pronto.

Besos.

Bye :D


Martes 12 de Mayo, 2020.