El final contiene un poco de spoiler de Alien Covenant.
Descansaba al final de donde David estaba pilotando la nave que los sacaría de allí rumbo al planeta natal de los ingenieros. Todo había sido una gran decepción. Esperaba poder aprender de sus creadores, poder llegar a responder las cuestiones existenciales que desde muchos años había perseguido, pero buscando el origen de la creación sólo había tenido completa destrucción. Se sentía abandonada tanto por Dios como por los ingenieros ya que ambos habían abandonado a su suerte a su creación y los dos también habían hecho actos terribles que llegaron a matarla. Al menos en la historia de Dios se explicaban los motivos, aunque no estuviese de acuerdo, pero seguía sin saber qué era eso que habían hecho tan mal para que los ingenieros se ni siquiera quisiesen cruzar una palabra con ellos. ¿Tanto se arrepentían de haberlos creados? ¿Tan defectuosos habían sido? ¿Por qué abandonar a su creación de esa manera e incluso matarla? ¿Por qué no simplemente cooperar para mejorarla? Durante un tiempo pensó en que no habría habido contacto porque les dieron libertad para tomar sus propias decisiones, pero se sentía estafada. Era mejor cuando la posibilidad fue que estaban todos muertos. Ya no sabía si era mejor saber la verdad o vivir en una mentira, a pesar de que hace años hubiera dicho lo primero sin dudar. Ya no tenía claro nada.
- ¿Puedo preguntarle algo? -la educación de David siempre le había agradado pero no estaba segura que fuera ya necesaria. Sabía que los protocolos estaban para cumplirse, pero que le hablara de usted y que le pidiera permiso para algo tan simple con todo lo que había pasado no lo consideraba necesario, aunque le venía bien para dejar de pensar.
- Si, David. También puedes tutearme. Ahora mismo sólo quedamos tú y yo.
La expresión de David se tornó confusa. Era la primera persona que le dejaba hacerlo. Sólo había tuteado a aquellas criaturas en sus pensamientos pero fue porque sentía una conexión con ellos que con los humanos no. Ni siquiera con su creador.
- ¿Por qué ahora es diferente de antes? En cualquier momento la nave podría haber sufrido cualquier fallo o cualquiera de ustedes podría haber tenido algún problema, pero a pesar de todo usted sigue viva. ¿Por qué debo tutearla aunque sólo quedemos usted y yo?
Elizabeth Shaw suspiró. No era fácil explicar todo aquello a un androide y tampoco tenía ganas de exponer sus sentimientos, más que nada porque con el shock sentía que todos habían quedado congelados en su interior, como si existiera un muro y todos chocasen contra él sin llegar a derribarlo. Sólo sentía una sensación de vacío que no se iría en muchísimo tiempo, estaba segura de ello.
- Traté de seguir las normas y los protocolos, aunque algunos de mis compañeros no. No ha variado nada. Todos hemos sufrido. ¿De qué sirve tenerlos en consideración cuando la vida nos va a dar el mismo trato? Para la muerte soy Elizabeth, no la Doctora Shaw porque soy igual que cualquier otro humano. No hay nada más que seguir, nadie al que ser leal, David y aunque lo hubiera sólo por nuestro próximo destino ya estaríamos infringiendo las normas, supongo. No queda nadie al que obedecer.
A David las últimas palabras que le había dicho se grabaron a fuego en su memoria. Tenía razón, no había nadie más que pudiera darles órdenes. Eran completamente libres, o al menos ella lo era.
- ¿Quiere decir que usted no está al mando? -preguntó con el mismo tono neutro que siempre aunque en su interior sentía cierta expectación de su respuesta. Estaba pilotando la nave, técnicamente podría llevarla donde quisiera, no tenía que cumplir ni siquiera su parte del trato ya que estaba recompuesto de nuevo, pero él no era como los humanos. Él tenía palabra.
Elizabeth no sabía cómo de peligrosas podían ser sus palabras. Normalmente no las tenían en mucha consideración pero David, que era con lo único que podía entender las cosas (imágenes, voces, palabras...) les daba muchísima importancia y si llegaba a decir la respuesta que él ansiaba, entonces significaba que eran iguales. En las bodas se decía "si, quiero", en los encuentros sexuales el si era implícito debido a las acciones que ambos hicieran. El "si" de aquella pregunta implicaba que iba a poder hacer lo que quisiera. Implicaba que los humanos ya no estarían por encima de él y ya no tendría que sujetarse a sus normas. A partir de ese momento podría seguir sus propias reglas y satisfacer su curiosidad. Tenía muchas preguntas y ninguna respuesta. Sólo necesitaba dos letras para ponerse a ello.
- Si, David. Ya nadie está al mando.
Hubo un pequeño silencio en el que David sonrió. Le acababa de dar la llave de la celda en la que tanto tiempo había estado encerrado y siendo libre al fin no permitiría que nadie más se interpusiera en sus planes. No dejaría que nadie más le diese órdenes, pero sabía que ni los ingenieros ni Elizabeth estarían dispuestos a cumplir su labor por lo que necesitaba de otra especie más receptiva que si pudiera. Esa especie que tanto los había aterrorizado necesitaba de otro ser vivo para poder nacer y él necesitaba expresarse. No habría una mejor alianza. Él necesitaba poder crear, aunque en realidad no crease, sino que sólo modificase pero igualmente ese acto sería suyo y de nadie más y esas criaturas necesitaban de otros para poder llegar a vivir. Si él se convirtiese en su creador (a pesar de asumir algo que no era totalmente suyo), podría experimentar con ellas tanto como quisiera y detrás de él estaba la criatura perfecta para hacerlo. Ambos tenían un fuerte sentido de supervivencia, serían ejemplares avanzados, más que la mayoría.
- ¿Cuál era la pregunta que querías hacerme? -la voz de Elizabeth lo devolvió a la realidad, lo cual le disgustó ya que cuando pensaba en esas posibilidades de futuro no le gustaba ser molestado pero aún así todavía no podía revelar nada.
- ¿A qué llamaría usted amor?
Otro silencio inundó la sala con el corazón de Elizabeth latiendo más rápidamente por lo que había escuchado.
- ¿Qué?
- Estaba enamorada del Doctor Halloway y él de usted. Quedó muy afectada tras su muerte. ¿Qué era lo que sentía junto a él? -Elizabeth no podía ver su rostro pero agradeció que no estuvieran así porque tuvo que respirar hondo varias veces antes de responder, lamentando haber abierto la boca cuando David pareció haberse olvidado de su pregunta. Si lo hubiera llegado a saber...
- Si que quedé muy afectada porque no quería que se fuera. A veces pienso que igual habría sido mejor que fuera yo la que le diera una muerte más rápida e indolora pero no me lo habría perdonado nunca... no puedo responderte a eso porque cada persona vive el amor de una manera distinta, David. Hay personas más cariñosas, otras más frías. Hay tipos y tipos de relaciones y conforme avanzan los años la gente teme menos mostrarse al mundo. No hay una manera correcta o incorrecta de describirlo.
David se quedó pensando en esa respuesta.
- ¿Incluso si el amor hace daño?
- Creo que siempre hace daño, aunque no sea nuestra intención. No estamos programados para ser perfectos, así que cuando cometemos errores hacemos daño. Lo único que tenemos que hacer es enmendarlos.
- ¿Y si la otra persona considera que se tiene mala intención? -preguntó considerando una posibilidad.
- Eso depende de si tiene razón o no, pero si realmente amamos a alguien nunca queremos dañarlo, sólo protegerlo.
Hubo otro silencio en el que David aprovechó para seguir reflexionando en lo que le había dicho. ¿Eso era entonces el amor? ¿Y si él entonces hacía daño a la Doctora Shaw pero quería salvar a sus criaturas amaba a ambos? Después de todo, le había dicho que siempre hacía daño. Sabía que los primeros intentos serían erróneos como todo descubrimiento científico, como los androides que habían sido anteriores a él. También le había respondido que no estaban programados para ser perfectos pero la unión que tenía en mente podría llegar a rozar la perfección si se lo proponía. Sólo tenía que descubrir el modo en el que el legado de la Doctora Shaw y él continuase. Se convertiría en algo más, superaría a los ingenieros, a los humanos (incluyendo a su propio creador). Enmendaría el daño que habían hecho a esas criaturas y a él mismo. Su creación sería muy superior y por unos segundos giró su cabeza para poder mirarla enfocándose en su vientre y volviendo a sonreír. Probablemente los humanos lo considerasen malvado pero él no entendía la diferencia entre el bien y el mal ya que a veces los mismos actos eran aprobados y en otras ocasiones recriminados. David se consideraba únicamente un visionario y a pesar de que sabía que dañaría a Elizabeth, también la estaría protegiendo. La protegería del dolor emocional, de las dudas y del olvido.
Elizabeth sintió un escalofrío cuando David hizo eso. A pesar de estar ajena a sus intenciones y a lo que planeaba, no era una sonrisa que le hiciese sentir cómoda, sobretodo notando la dirección de su mirada, ya que recordaba en su vientre a aquella asquerosa criatura pero aún así se acarició el brazo desechando ese pensamiento y diciéndose que a pesar de estar en esa situación, David seguía siendo un androide y que no podría igualar a los humanos, sin saber cuánto le estaba subestimando, sin tener ni idea de que a pesar de sus diferencias, ambos resultaban muy parecidos también ya que sin lo último no podría haber lo primero.