EL CENTINELA

LIBRO TERCERO

PARTE II: ÉL Y ELLA

Capítulo 1

Esperando el retorno

Tokio, 2041

Ya habían pasado diez años de la batalla contra Dagoth y Asuka Langley lo recordaba como si fuera ayer. Ella estaba de pie, luciendo un elegante vestido negro de mangas largas que la cubría casi hasta la altura de los tobillos, frente a un altar estilo japonés donde estaba posada la foto de quien había sido su esposo. "Lisandro, ¿cómo es que no puedo quitarme aún ese sentimiento de culpa?", pensaba ella al terminar de dedicarle una oración.

La hermosa pelirroja de tez clara y ojos azules enciende las velas y vuelve a ver las fotos. Al lado de la de Lisandro estaba la foto de su hijo perdido. "Kay, ¿qué habrá sido de ti?", se preguntaba Asuka a sí misma. Sus pensamientos son interrumpidos por la llegada de Gretchen. La otrora pequeña niña, que también lucía un atuendo negro pero que llegaba hasta la altura de sus rodillas y era de mangas cortas, ya tenía diecisiete años.

Era muy parecida a su madre, pero que debido a que Irmisu la sumergiera en el mar del plasma, Asuka aparentaba una edad menor de la que tenía. Por lo que resultaría curioso para más de uno que se presentaran como madre e hija. Aunque su vida no era tan pública y Asuka se había cambiado el apellido a Ikari. De hecho, ellas se presentaban como tía y sobrina.

—¿Mamá?

—Lo olvidaste —le dijo Asuka sin mirarla.

—Ay, mamá, no lo voy a tener en la cabeza todos los días y nunca te he fallado.

—Hasta ahora.

—No dejas de ser perfeccionista, ¿no?

Gretchen no dice más y se pone al lado de su madre para rezar.

—¿Y Shiru?

—Él ya viene.

Casi al instante, un niño de once años de pelo negro rizado, tez y ojos claros así como rasgos faciales más similares a los caucásicos que a los asiáticos ingresa. Vestía de saco y corbatín negros y sin decir nada se pone al lado de Asuka.

—Otro tardón.

—Lo siento, mamá —dijo Shiru antes de poner la foto de Nidi en el altar—, la estaba arreglando.

Al terminar la oración, madre e hija se sientan a conversar mientras Shiru se va a jugar.

—Mamá, quería decirte que tengo una sesión de fotos hoy.

—¿Qué? ¿Es que acaso insististe con eso después de lo que te dije?

—Tú no me lo prohibiste.

—¡Pero te dije que no era bueno!

—La decisión seguía siendo mía. No entiendo que tan trágico lo ves si tú fuiste modelo.

—Esa persona ya murió.

—Entonces no necesito tu permiso ya que no serías mi mamá.

—¡No seas irrespetuosa!

—¡No lo soy! Mamá, por favor, debes reconocer que más que madre has sido mi amiga y ya te dije que me gusta el modelaje.

Asuka baja la cabeza pero luego mira a su hija.

—La verdad es que no me deja de sorprender. Cuando yo era modelo, tú lo odiabas.

—Odiaba el que no me dedicaras tiempo.

—El modelaje es eso. Te absorbe.

—Yo no tengo hijos.

—Pero los tendrás, y ahora tienes a tu hermano y a mí.

Gretchen se pone de pie y da vueltas antes de hablar.

—Mamá, siempre te he dicho que debemos salir a recorrer mundo. No puedes vivir aferrándote a nosotros y atada al recuerdo de papá y al de Kay. Las cosas han cambiado mucho en estos diez años, y hasta la tía Jiné y la abuela están aprovechando el tiempo.

Asuka se para y va al altar.

—Lo sé —contestó—. Tu abuelo Ikki, tu tío Aioros, Hyoga. Ellos han muerto. Lo antiguo se derrumba y las consecuencias aún se sienten.

—Tú lo has dicho. El mundo antiguo se derrumba pero la vida continúa y no se detendrá por tus complejos de culpa. No eres responsable de la muerte del tío Aioros, ni del abuelo, ni del tío Hyoga. Ellos cumplieron su papel en la tierra y ahora ya no están. Como no lo están el tío Shun ni el tío Kiki o como los antiguos Caballeros. El Santuario ya no existe ni habrá una Atena nunca más.

—¿Y tu padre? Él se fue y por mi mano.

—¡Mamá! ¡Por favor! No estoy de humor de consolarte de nuevo. Además eso no es cierto y lo sabes. ¿Por qué no lo aceptas como mi padre aceptó su destino?

—¿Qué es lo que quieres que acepte?

—¿Por qué no nos vamos un tiempo con la abuelita Shaina y la tía Jiné a Acapulco? Estoy segura que el cambio nos sentará a todos bien y yo olvidaré el modelaje durante las vacaciones, ¿de acuerdo? Mamá, eres joven y hermosa. Te juro que antes no hubiese soportado la idea que hubiera otro hombre en tu vida pero ahora lamento que no tengas a un compañero a tu lado. Tal vez sea hora de que salgas a buscarlo.

Asuka iba a contestar cuando Shiru entra corriendo.

—¡Mamá! ¡Gretchen! ¡Vengan!

—Shiru —le dijo Gretchen—, estamos charlando y no tenemos tiempo para...

—¡Rápido, tienen que ver esto! —Shiru sin esperar más sale corriendo y ambas mujeres se ven obligadas a seguirle.

Shiru sube al desván mientras Asuka le llamaba la atención.

—¡Shiru! Te dije miles de veces que no subas aquí sin mi permiso y... ¡Santo Dios!

—¡No puede ser! —exclamó Gretchen.

—¿Ya ven? Sabía que se asombrarían. ¿Me dejas jugar con el arco?

Asuka no contesta y junto con Gretchen seguían atónitas. Frente a ellas y en medio del desván, la Armadura de Oro de Sagitario estaba nuevamente armada, intacta y resplandeciente.

...

Planeta Singa

Kay contemplaba el horizonte que se veía al final del mar, el llamado Mar Último. Más allá era la nada para los singanos y sus barcos no se aventuraban dentro de él. Pero el muchacho de cabello castaño hasta los hombros y ojos del mismo color sabía que no había peligros más allá. Claro que eso no podía compartirlo con los singanos. Ni siquiera con su pequeña hija a quien llevaba de la mano que contemplaba extasiada ya que jamás había visto el mar.

Ya anochecía cuando Kay preparaba la cena para ambos. Hacía tres días había partido de la aldea Kinode. Él aspiraba a enseñarle el mar a Mikina y fue una suerte que los panis migraran hacia las tierras del sur limítrofe con Parakor. La temporada se hacía ver que sería demasiado fría para estar tan al norte. Por eso muchas tribus emigraron al sur, más aún que Parakor abrió la frontera para los panis.

Él se aprovechó de ello para poder llevar a su hija a conocer el mar. Para los panis, el mar solo era importante en un momento señalado cuando se recogía el agua del mar para echarlo a los cultivos como una forma de ritual para la fertilidad.

Por ello es que la abuela materna de Mikina se opuso aduciendo que ya tendría la oportunidad de conocerlo cuando la tribu viajara para recoger el agua. Él no quiso esperar y partió solo avisando que se iba con ella. Sabía que no era del todo correcto pero la verdad estaba cansado de pasársela pidiéndole permiso a los Kedel.

—Papá, ¿mañana regresaremos a la tribu?

—¿Qué? Oh, sí, mañana. Ahora debes de dormir.

—Sí, pero mañana me levantaré temprano para jugar en la playa antes de irnos, ¿ya?

—Sí, claro que en la mañana hace frío.

—Me aguanto, quiero entrar al mar.

—Al mar hay que tenerle respeto. Entraremos los dos y te enseñaré a nadar, ¿está bien?

—¡Ya! Se sorprenderá mucho la abuelita.

El joven de pelo castaño pensó en su madre en ese momento.

—Mikina, hay algo que quería contarte.

—¿Ahora? Ya tengo mucho sueño.

—Es que es importante. Tú quieres mucho a tu abuelita, ¿no?

—Sí, la quiero mucho.

—Y ella también. Las abuelas quieren mucho a sus nietos. Yo tuve mis abuelos también y a ellos les gustaría conocerte para quererte también. Lo mismo que una mama que también te querría mucho.

—¿Tú tienes una mamá?

—Todos la tenemos.

—¿Y dónde está?

—Pues... muy, muy lejos de aquí. Tal vez algún día vayamos a buscarla. Ella no sabe que has nacido.

—¡Ya! ¿Y podremos ir con la tribu?

—Mucho me temo que no. Es muy lejos para ellos.

Mikina ya dormitaba así que Kay la puso dentro de la tienda. La acompañó hasta que se durmió. Acarició el cabello negro de la niña viendo que sus ojitos castaños estaban cerrados y le dio un beso en la frente antes de irse.

Él sale a contemplar la noche y prende una fogata para iluminar su entorno más cercano. Y luego se puso en meditación. Elevó su cosmoenergía hasta el séptimo sentido para tratar de llegar a su antiguo mundo pero por alguna razón, no podía percibirlo.

Su concentración se detiene ya que siente la presencia de alguien. Y reconoce a la figura de cabello entrecano cuya apariencia era menuda y serena.

—Hola, Kay.

—Hola, Denonte, Centinela de Mystacor. ¿A qué se debe tan señalado honor?

Denonte se sienta frente a él a disfrutar del fuego antes de hablar.

—¿Estás ocupado?

—Mucho, Denonte.

—Me enteré que la experiencia en el mundo que elegiste no fue tan buena.

—Algo me dice que ustedes ya lo sabían.

—Cuando entramos en contacto con ese mundo, nuestros cálculos nos hicieron creer que algo pasaría.

—Vaya, ¿y por qué no me lo dijeron?

—Preferimos que se presentara y confiábamos que tú lo manejarías bien.

—En otras palabras nunca deje de ser Centinela. Si hubiese sido advertido, tal vez lo que pasó nunca hubiese pasado.

—No aceptaste la misión.

—Ni enviaste a nadie a que lo haga. ¿Quién les avisó? ¿La señora Li?

—Sí, ella es una Vigilante.

—Lo supuse, ¿a qué has venido Denonte?

Denonte guarda silencio nuevamente antes de contestar.

—Kay, recuerdo que dijiste que aceptarías una misión si el asunto no pudiera ser manejado por nosotros.

—Yo y mi bocota, ¿a eso has venido?

—Sí, necesitamos tu ayuda.

—Pero puedo negarme si quiero.

—Puedes, pero primero escúchame y decide.

—Pues comienza a hablar y espero que sea bueno para que me convenza.

...

En la Tierra, Asuka y su hija estaban sentadas en la mesa. Ella tenía una expresión vaga como si su mente estuviera en otro lado.

—Mamá, ¿por qué habría de significar algo? Tú sabes que las armaduras del Santuario pueden reconstruirse por sí solas. La energía de los que la usaron está presente en ellas, es como si estuvieran vivas.

—Lo sé, pero solo puede ser la de tu padre. Es como si él la hubiese reconstruido.

—¿Por qué estás tan segura?

—Porque él es el único que la usó.

—¿Y qué me dices del legendario Seiya, o Aioros y los anteriores?

Asuka la mira sin decir nada por un momento.

—No lo sabes entonces. Creí que tu papá te lo habría contado.

—¿Contarme qué?

—Esa armadura provino de mi mundo. No es de aquí.

—Sabía que tú naciste en un mundo paralelo a este. ¿Había Armaduras de Oro también?

—Pues sí. La verdad es que debió existir un Santuario, pero los romanos lo destruyeron y la Atena de ese tiempo arrojó las armaduras al mar. Cuando sucedió lo de Tanatos, Broly y los Jinetes del Apocalipsis, el maestro de tu padre, el dragón Shiryu las despertó. Las Armaduras de Oro de aquí fueron destruidas en la batalla y tu padre las trajo aquí para que tomaran el lugar de las anteriores.

La antigua piloto de Evangelion calla unos momentos al recordar aquello. A Grant, Broly y la pelea contra los Jinetes.

—Es decir que mi papá fue el único en usarla. Un momento, ¿no tenía alas?

—Tienes razón. Las alas no se han reconstruido. Tal vez el proceso no termine.

—¿Cómo es que te trajiste las piezas?

—Recogí lo que pude, no creo que se me haya olvidado nada.

—Sea como sea, creo que debemos avisar.

—¿Avisar? ¿A quién?

—Pues a los Caballeros de Oro.

—Por favor, tú misma dijiste que el Santuario ya no existe.

—Sí, pero los Caballeros de Oro existen aún. No todos murieron.

—Hace tanto tiempo que...

—Haz memoria.

—Geki de Cáncer, Jabú de Tauro, Omba de Leo, Albión de Libra y tu padre. Ellos murieron. Lo mismo que los Caballeros Kamei. Hyoga, tu abuelo Ikki y tu tío Aioros. Solo ellos eran de mi confianza.

—¿Quiénes quedan?

—Pues sé que Rei tiene la de Acuario, ¿te acuerdas de ella? Luego el saiyajin Teker, la de Aries. Y la boba de Bra, la de Virgo. Con ella son ocho. ¡Ah! Y la hechicera Rina, la de Piscis. Pero como sabes, ellos están en otros mundos.

—¿Y aquí?

—No recuerdo bien. Un tal Francisco. Creo que es mexicano, y quien sabe dónde estará, es el de Géminis. Y una tal Galatea. Me parece que es francesa, tiene la de Escorpio.

—Van once, falta uno.

La pelirroja se muerde los labios ya que sabía que debió mencionarlo primero.

—Burgun... Capricornio.

—Sí, ya son doce. Pero de él si debes saber dónde está, ¿no es cierto?

—Gretchen, no empieces.

—Mamá, nunca llegué a disculparme contigo por haber impedido tu matrimonio con Burgun.

—¿Y quién dice que tú lo impediste? Quien lo impidió fue Dagoth con ese accidente aéreo. Después ya era imposible.

—Pero los molesté durante mucho tiempo. Creo que cometí un error.

—Solo eras una niña. ¡Por favor, Gretchen! ¡No la hagas de casamentera!

—Ay, mamá, es que siento que has perdido el tiempo y aún eres joven y hermosa.

—Olvídalo, además lo de Burgun no habría funcionado. Yo no dejé de amar a tu padre pero tras lo de Kay sentí que no podía seguir con él. Burgun estuvo ahí y listo. Pudo ser cualquiera pero él demostraba sincero interés en mí. Creo que nunca lo amé. Lo quise, claro, pero no estaba enamorada.

—Bueno, al menos eso me hace sentir mejor. ¿Lo buscarás?

—¿Qué caso tiene? Hagamos mejor esto. Lo hablaré con tu abuelita Shaina en Acapulco.

—¡Hurra! ¿Eso quiere decir que nos vamos?

—¿Qué supones?

Gretchen se levanta a buscar a Shiru, mientras Asuka seguía pensando en el significado de todo aquello.

...

Denonte y Kay estaban frente al fuego mientras el primero hablaba:

—Es un mundo llamado Adén. Es habitado por una raza humana y ésta controla todo el planeta. No lo teníamos en observación porque nada hacía presagiar algún problema en él. Fue hace exactamente un año de los tuyos que el planeta sufrió un cambio. Empezaron a haber manifestaciones de actividad paranormal que crecieron con intensidad. Enviamos a un Centinela a observar pero de un momento a otro el planeta se "aisló". Es decir que el campo electromagnético sufrió un cambio que hizo que el planeta se aislara astralmente. No podemos entrar y el Centinela allí no puede salir.

—¿Quién o qué ocasionó eso?

—No lo sabemos exactamente. Los reportes de nuestro enviado se hicieron confusos pero nos habló del surgimiento de una secta que al final se convirtió en una religión global. Me habló de una figura sagrada que era la que ya gobernaba el planeta de hecho pese a que los estados y sus gobiernos continuaban pero ya casi trabajaban en un objetivo común.

—Eso no suena tan malo.

—No, por lo general los pueblos en distintos mundos se unen y eso significa la evolución del planeta a una forma de vida civilizada pero aquí es distinto. Los opositores empezaron a ser exterminados y todos aquellos que solo dudaban de esto, eran muertos. Y no por ser acusados de algo. Solo bastaba ser señalados para que las turbas se lanzaran a sus casas y matarlos con familias y todo.

—Suena feo pero no muy diferente a otros mundos y sabes que eso pasa en miles de mundos.

—Sí, pero jamás hubo manifestaciones paranormales que coincidan con el surgimiento de un nuevo credo.

—¿Primordiales?

—No lo sé. Pero estamos preocupados, más cuando hemos perdido contacto con nuestro enviado.

—¿Quién era? ¿Lo conozco?

—Sí, es Kron.

Kay se pone de pie.

—¿Kron? ¿Quieres decirme que han perdido contacto con Kron?

—Así es.

Él se queda en silencio unos segundos.

—Denonte, francamente no sé qué pensar o decidir. Pensaba dedicarme a mi hija e incluso estoy considerando en ir a mi mundo de origen. Quiero saber de mi madre y hermana, y que ellas conozcan a Mikina.

—Te necesitamos, Kay.

—Pareciera que necesitan a alguien que les haga el trabajo sucio. ¿Por qué no cogen la escoba ustedes una vez?

—No te buscamos por tu poder o tu inclinación a la violencia. Confiamos más en tus capacidades de Centinela. Tus poderes no te hacen Centinela sino tu corazón.

—Vaya, gracias, pero no siento que mi corazón sea el de un Centinela.

—Tal vez todavía no lo descubres del todo. Pero al margen de lo que pasó en la Tierra, hiciste todo lo posible por salvar a la chica Xiomy. Otro tal vez hubiese decidido matarla.

—Dime, Denonte, si digo que sí... ¿aceptarían mis condiciones?

—¿Condiciones?

—Sí, por lo general me he limitado a ir a una misión y aceptar lo que ustedes me digan. Quisiera ahora hacerlo a mi manera.

—Tú dirás.

—La primera de ellas, quiero que los Centinelas hagan todo lo posible por localizar mi mundo de origen y me informen de mi familia.

—Ya te dijimos que...

—Me importa un bledo lo que me dijeron. Quiero una promesa tuya de que la encontrarán. Si pudieron enviarme aquí tan fácilmente, no debe ser muy complicado enviarme de vuelta, ¿no?

—Está bien, te prometo hacer todo lo posible.

—Confiaré en ti. La segunda es que me permitan elegir mi equipo.

—Si eso es todo, te aseguro que todos los Centinelas nos ponemos a tu disposición.

—No, no hablo solamente de Centinelas. Hablo de guerreros.

—¿Quieres decir utilizar a otros que no son Centinelas?

—Sí, justamente a eso.

—Pero eso implica demasiados riesgos.

—Ese mundo ya escapó de sus manos. Déjalo en las mías.

—No queremos destruir ese mundo.

—Nunca hablé de eso, pero necesito gente que me respalde en caso de que haya lío.

—Kay, ¿acaso temes algo?

—No te puedo engañar. Sí, es por Mikina. Quiero estar con ella. Quiero verla crecer.

—Eso haces.

—Si muero, no. No quiero que me pase lo de Alucard, que se perdió eso. Ni ella ni Xiomy disfrutaron el uno del otro, y sentí el dolor de Alucard y el de Xiomy. No quiero pasar por eso. En la última misión peligrosa que tuve, perdí mis poderes y casi me matan. No voy a correr ese riesgo.

—Bueno, si lo ves así, lo aceptaré. Pero deberé consultarlo con el Consejo.

—Hazlo, pero no cambiaré mis condiciones. Lo toman o lo dejan.

...

Acapulco nunca dejó de ser bello pese al gran desastre, aunque no fuera el mismo de antes. Al aumentar el nivel del mar, la zona costera se colocó más al interior del país pero nuevamente se convirtió en un atractivo turístico, sobre todo ahora que los turistas podían bucear y ver los restos del antiguo Acapulco sumergido, como una ciudad fantasma en medio del mar.

Incluso podían hacer compras ya que otros buzos profesionales simulaban ser tenderos. Jiné, Mana, Shiru y Gretchen partieron con un grupo turístico, mientras Asuka se quedaba con Shaina en la playa.

Para Asuka había cierta incomodidad, más que por el tema que quería conversar con Shaina, era por las miradas que atraía ya que tenía nuevamente la edad y la apariencia física de cuando era modelo y su físico era algo que ella cuidaba. Anatomía que era resaltada por un bikini revelador de dos piezas de color rosado con cuadros blancos.

Ya bastantes piropos recibió Asuka cuando llegó a la playa con Gretchen, que lucía un bikini blanco de dos piezas que resaltaban demasiado bien su silueta. Parecía su viva imagen, salvo por ser un poquito más baja que su madre. Y las miradas hacia ella si irritaban a Asuka. Después de todo, su hija estaba en la edad en que eso empezaba a ser común pero lo que menos quería era que ella se enredara con cualquier papanatas que le hablara bonito aunque Gretchen demostraba ser muy sensata.

—Oye —decía un hombre ya maduro—, esa chica se parece muchísimo a una modelo de hace tiempo. Asuka Langley.

—¿No es ella? —respondió otro más joven.

—No, se ve igualita y se supone que ella murió en un accidente hace diez años. Fue conocido eso ya que el avión partió de México.

—Ah, sí. Ya me acuerdo pero no recordaba mucho de ella. Aunque está buena la que está ahí —mencionó el más joven viendo a Gretchen.

Shaina y Asuka conversaban ajenas a los comentarios. A la pelirroja no le dejaba de sorprender que la antigua Caballero de Ofiuco se conservara tan bien pese a sus sesenta y siete años. De hecho, aparentaba menos edad de la que tenía, además de su fortaleza que estaba aún intacta.

—Me sorprendió mucho que te decidieras en venir, Asuka. Siempre has tenido una vida muy retirada.

—Lo sé, pero Gretchen insistió mucho y... bueno, también había algo que quería hablarte.

—Debe de ser importante.

—Lo es, ¿recuerdas lo que pasó hace diez años?

—Sí, por mucho que me esfuerzo no puedo olvidarlo. Y justo ahora me vienes a hablar de eso.

—Lo siento, Shaina.

—Hace cinco años que Ikki murió. Lo último que me dijo es que todos aquellos que usaron las Armaduras Kamei morirían. Mi hijo Aioros murió hace un año. Mi Lisandro hace diez. He perdido a mi esposo y a mis hijos. Solo me quedan ustedes. Tú y Jiné son ahora mis hijas y mis queridos nietos. Gretchen, Mana y Shiru son el recuerdo que me han dejado mis hijos.

—Te olvidas de Kay.

—¿Cómo olvidarlo? Pero él no está aquí y creo que... bueno, no quiero discutir contigo sobre eso.

—De eso quería hablarte, Shaina. ¿Recuerdas que recogimos lo que quedó de la Armadura de Sagitario?

—Sí, yo te ayudé.

—Las dejé en una caja en el desván. Hace una semana, Shiru nos llamó y cuando entramos ahí estaba, la Armadura de Sagitario. Intacta. Bueno, le faltan las alas.

Shaina se queda callada unos momentos antes de contestar.

—No pareces muy sorprendida —dijo la pelirroja.

—No lo estoy, Asuka. No es raro que las armaduras se reconstruyan solas. La energía y parte del ser de los que la usaron está en ellas y les da cierta "autonomía" por querer darle un nombre.

—Eso me dijo Gretchen. ¿Olvidaste también que el único que la usó fue Lisandro?

—No, y debo aceptar que parte de Lisandro está en ella. ¿Qué es lo que crees?

—Que Lisandro trata de decir algo.

—¿Lo sientes así?

—Creo que sí.

—Lo crees, pero no estás segura. Si Lisandro quisiera decirte algo ya te lo habría dicho. A ti o a Gretchen. Las otras Armaduras de Oro resultaron muy dañadas y estoy segura que ya deben haberse restaurado, lo mismo que le ha pasado a la de Sagitario. Ha pasado bastante tiempo.

—Crees entonces que no debo pensar en ello.

—No te voy a decir en qué creer. Claro que es una buena noticia saber que la armadura que estaba prácticamente destruida, se haya reconstruido por sí misma. Asuka, he visto demasiadas batallas y siempre las Armaduras de Bronce, Plata u Oro acababan deshechas pero todo el tiempo las reparaban. Y no las llevaban a un herrero, un ferretero o a un soldador. Usaban la sangre y la cosmoenergía de los más poderosos. Mu siempre se encargaba de repararlas. Solo la del Fénix lo hacía por si sola y de inmediato. Bueno, el caso es que lo que ha pasado no me sorprende y me alegra. Al menos podré verla y recordar a Seiya y a Lisandro.

—Aun así pienso que puede significar algo.

—¿Y qué piensas hacer?

—No lo sé. Por eso quería hablar contigo. ¿Qué me aconsejas?

—Que esperes. Nada más. No ganas nada con preocuparte y no creo que puedas hacer nada. Si hay algún motivo adicional por el que la armadura se restauró aparte del proceso natural, creo que te lo hará saber. A propósito, ¿y Excalibur?

—Guardada y segura. Ni siquiera Gretchen sabe dónde está.

—Pues me alegro. No es algo que deba saberlo cualquiera. Excalibur es una espada legendaria y de valor incalculable y puede despertar ambiciones, lo mismo que la Armadura de Sagitario.

—¿Temes que alguien quiera robarlas?

—Por supuesto, pero no me preocupo por los objetos. Nadie podría poner las manos en ellos si estos no quieren. Me preocupan ustedes. Dos chicas guapas solas más un niño, no podría llamarse seguridad.

—¿Qué diferencia hay contigo y Jiné más Mana viviendo solas?

—Asuka, estaré vieja pero aún puedo partir un árbol de un solo golpe. Y Jiné no ha dejado de ser la mejor de su clase en cuanto a Caballeros femeninas se refiere. Podemos cuidarnos solas.

—Yo también.

—De todos modos, creo que es mejor que...

—¿Que me consiga un hombre? Ahora veo de dónde saca Gretchen esas ideas.

—¿Ella te ha dicho eso? ¡Jaja! Buena sugerencia, pero no me refería a eso. Podríamos pasar más tiempo juntas.

—Será un placer. ¿Viajarás a Japón?

—Sí, pero podrías pasar una temporada con nosotras en México. Estoy pensando viajar a Grecia uno de estos días.

—¿Visitará el Santuario?

—¿El nuevo protectorado estadounidense? No, gracias, pero el gobierno griego quiere que de una ponencia sobre el Santuario y...

...

En Tokio...

Una ventana se veía abierta, mientras en el interior, dos hombres estaban revisando el lugar.

—¡Te digo que debe haber más objetos de valor que todas estas chucherías!

—Y yo te dije que debimos entrar cuando estaban ellas. Así al menos nos hubiéramos divertido.

—Degenerado, yo soy un ladrón honrado. Veamos que hay arriba.

Ambos suben y es cuando ven un objeto cubierto por una manta, que llama su atención. Uno de ellos, el que se hizo llamar un ladrón "honrado", la descubre y se queda pasmado. Es allí que el delincuente que hubiera pensado en divertirse con las mujeres que habitaban aquella casa exclamó:

—¡Te lo dije! ¡Mira esto! ¡Es de oro!

—Es cierto. Es valiosísima. ¿Pero qué hace aquí? Esa mujer no parece millonaria —dijo su compañero con más escrúpulos.

—Tal vez invirtió en oro. Esto es de un valor incalculable. Mira, es obra de un artista y parece ser antiquísima.

—Para serlo brilla mucho.

—Ayúdame, vamos a desarmarla.

—Habrá que fundirla.

—Idiota, conozco gente que pagaría una fortuna por solo su valor artístico. La venderemos por piezas —replicó el ladrón "degenerado", antes de dirigirse hacia la armadura.

Se acerca y la toca pero inmediatamente las retira dando un grito.

—¿Qué pasa?

—¡Está caliente! Pareciera que...

El ladrón "honrado" ve la armadura nuevamente. Se dio cuenta que no podía ser un reflejo porque esta brillaba y la habitación no tenía ventanas. Cuando trata de avanzar, la armadura se mueve y le apunta con el arco.

—¿Qué... qué es esto?

—Está embrujada.

Las patas de la representación de Sagitario comienzan a moverse y el ladrón "degenerado" coge un palo y trata de golpearla, pero la flecha se dispara y le vuela el garrote que se clava en la pared. La armadura extrae otra flecha del carcaj y apunta a los intrusos.

—¡Huyamos! —gritó el ladrón con menos escrúpulos, saliendo atropelladamente seguido del otro.

No se detienen hasta huir de la casa, mientras la armadura volvía a su posición original. La ventana se cierra y la casa recupera su tranquilidad.

...

Kay Namura llegaba a la aldea Kinode por la tarde junto con su hija. Ya lo habían visto en el camino los vigías panis y pasaron la voz al resto de la aldea. Cuando Kay y Mikina llegan a la aldea, son recibidos por el jefe.

—Hola, jefe. ¿Qué tal? ¿Ya terminó la siembra?

—Kay, ¿por qué te llevaste a Mikina?

—Lo dije al salir. Ella quería conocer el mar y...

—Hay partidas de hombres que han ido a buscarte. Te la llevaste sin permiso.

—Avisé.

—Nadie dijo que sí.

—Nadie me podía decir que no. Soy su padre.

—Kay, es hora de que entiendas una cosa. Eres su padre pero no eres un panis y Mikina si lo es. Ella tiene los derechos y deberes de una panis.

Kay mira a su hija quien contemplaba al líder algo seria.

—Mikina, ve a casa y yo hablaré con el jefe.

Ella se va silenciosa. Su familia ya había salido y la recibía, pero la abuela y su esposo van hacia el líder.

—Jefe, creo que no nos estamos entendiendo. Lamento que tomen a mal que me haya llevado a Mikina. Pero creo que no puede ser considerada como una panis más sin tomarme en cuenta.

—Kay —dijo la abuela de Mikina con furia—. No sé qué te crees tú, pero no permitiré que le hagas a Mikina lo que le hiciste a mi hija. Ya no quiero que te le vuelvas a acercar.

—¡Óigame! ¿Qué cosa le pasa para hablarme así? ¿Qué le hice a su hija exactamente?

—La sacaste de la aldea haciéndole olvidar sus deberes y el respeto a su clan, y al final acabaron matándola.

—En primer lugar, no la saqué a rastras. Ella quiso irse conmigo. Y en segundo lugar, de haberla dejado, ustedes la hubieran casado con Nestema. Y eso hubiese sido un fin mucho peor del que tuvo.

—¡Eso no puedes decirlo! Nestema...

—Nestema provocó la guerra civil e hizo un pacto con la oscuridad. Y eso ya lo saben. ¿Lo sigue prefiriendo de yerno?

—¡Kay! —exclamó el jefe.

—¡No pueden tratar a Mikina como si fuera más hija de ustedes que mía! ¡Tengo derecho a ella como ella tiene derecho a mí!

—¿Qué te hace pensar que tienes un derecho sobre ella? —preguntó la suegra de Kay—. Tú ni sabías que existía. Además...

—¡No digas nada! —le ordenó su esposo.

El Centinela no necesitaba que se lo dijeran porque captó los pensamientos de la señora Kedel.

—Termine de decirlo, señora. ¿Cree que no lo sé? Estaba usted a punto de decir que nada aseguraba que Mikina era mi hija ya que la recibió de... ¿acaso piensa negarme la paternidad?

—Tú lo has dicho, no yo.

—No la dejaré.

—¿Crees poder impedirlo? La asamblea decidirá.

—¿Y qué le hace pensar que voy a aceptar semejante cosa?

—¿Acaso te irás contra la asamblea?

—¿Acaso la asamblea avalará una mentira? ¿Jefe?

—No puedo adelantar opinión. Si ellos desean, pondrán el asunto en manos de la asamblea.

Kay miró a todos que se congregaban. No podía quedarse y defender su posición cuando ya había aceptado la misión de Denonte pero tampoco podía dejar que le arrebaten a su hija. "¿Arrebatármela? Eso sí que es gracioso. ¿Por qué me he de preocupar si decido que me importa muy poco lo que diga la asamblea?", pensó.

—Esto es una arbitrariedad e injusticia para Mikina misma. No lo toleraré.

—¿Acaso desacatarás nuestras leyes?

Él respira profundo antes de hablar:

—No, pero no permitiré que me quiten a mi hija. Aceptaré sus procedimientos y tengan su asamblea. No me defenderé porque no aceptaré discutir una patraña. Lo dejo en sus manos pero me reservo el derecho del siguiente paso que puedo dar. Y mientras tanto, nada podrá impedir que nos veamos.

Tras ello, da media vuelta y se va, dejando a los panis en su aldea. Lamentó no despedirse de su hija pero no quiso escenas y prefirió concentrarse en lo que ahora tenía que hacer.

Solo esperaba que no fuera su última misión.

...

Shaina descansaba mientras Asuka, Jiné y los niños conversaban afuera disfrutando el fresco de la tarde. Aquellas vacaciones eran las últimas que Shaina pensaba tomar, no porque le faltaran ganas, sino porque ya le faltaba el dinero. La Corporación Kido estaba a punto de desaparecer al fusionarse con otra corporación americana. Tras lo de Unicron, los países se volvieron recelosos de las grandes corporaciones y muchas de ellas entraron en crisis.

Matsuo, sobrino de Shaina, ya le había avisado que era muy probable que el nuevo directorio aceptara seguir pagando aquella pensión vitalicia a las familias de los antiguos Caballeros. Aunque en realidad, las únicas eran Jiné, Asuka y ella. A Miho la mantenía el propio Matsuo aunque vivía con su otra hija, Sayuri.

Ellos ya eran una gran familia pero le sorprendía el poco contacto que tenían. Sayuri tuvo tres hijos, y Matsuo, dos. Pero ninguno se conocía con sus primos, los hijos de Lisandro y Aioros. Y eso era algo que incomodaba a Shaina. La Caballero de Ofiuco sabía que la familia de los cónyuges de ambos no veía con buenos ojos a los primos por cuestiones de herencia. La única que había tenido cierto contacto con ellos fue Asuka, pero fue más porque ella era una modelo famosa. Y tras su "muerte" ese contacto se rompió.

Shaina estaba pensando ubicar a Miho y hablar con ella. En cierto modo, algo las unió hacía ya cincuenta años. "Seiya", pensó Shaina. Recordó que ella había sido el primer "romance" de Seiya, por querer darle un nombre, pero ella fue relegada debido a las luchas y la fidelidad a Saori Kido. Ni siquiera podía pensar en que fueron rivales ya que Seiya jamás reparó en ella. Y Miho hubiese tenido todas las de ganar en caso de que Seiya perdiera esperanza con Saori.

"Creo que a Seiya le gustaban las frágiles doncellas que se desvanecían en sus brazos y no una que le reventó la cara más de una vez a puñetazos", pensó. Ella sonrió nostálgicamente al recordar aquellos tiempos mientras revisaba su agenda pero casi inmediatamente la cierra.

"¿Qué estoy haciendo? ¿A quién voy a llamar?", se preguntó a sí misma. Se había dado cuenta que estaba sola. Todos los que conoció, sus compañeros del Santuario, estaban muertos. Marin, Aioria, Seiya, Shun, Shiryu, Hyoga, su bienamado Ikki, sus hijos.

No quedaba nadie vivo de aquellos con quienes luchó hombro con hombro. Kiki había partido a otro mundo y tal vez ya estaría muerto como todos los que usaron las Armaduras Kamei. Incluso contra quienes luchó. Julian Solo, Sorrento, Bud. No, ella era la única que quedaba de aquellos tiempos y se sintió terriblemente sola.

—Shaina —Jiné entró y le sujetó los hombros—, ¿qué tienes?

—Oh, Jiné. De pronto, al ver mi agenda, me di cuenta que ya no sirve. Todos los que tenía allí están muertos. Mis amigos, mis compañeros de lucha, hasta mis antiguos enemigos. ¿Con quién podré ahora recordar las antiguas glorias del Santuario convertida ahora en una colonia?

—Puedes hacerlo con tus nietos y conmigo. Yo también fui parte del Santuario.

—Ya no lo somos, Jiné. Creo que ya no se trata de recordar sino de ver hacia adelante. De lo que debemos hacer para mantener a los niños. Mana crece rápidamente y Shiru aún es muy niño.

—Ya pensaremos en algo pero creo que primero debemos hablar con alguien sobre lo de la Armadura de Sagitario.

—¿Crees como Asuka que algo va a pasar? ¿Qué es un mensaje?

—No me extrañaría. Es algo que debemos consultar.

—¿Y con quién?

—La verdad es que no hay con quien.

Unos golpes a la puerta las hace cortar su conversación y Jiné va a abrir. Shaina se vuelve a Asuka y los chicos que ya entraban.

—Shaina, ¿qué te parece si salimos a hacer compras al centro comercial? —dijo Asuka.

—Bien, antes deben arreglarse que están muy sucios y...

Shaina se calla al ver la expresión de Asuka quien miraba hacia la puerta y la antigua Caballero de Ofiuco se vuelve.

Al lado de Jiné estaba un hombre de pelo verdoso y ojos castaños. Una figura masculina alta, musculosa y de rasgos nórdicos que era inconfundibles para Asuka. Era Burgun.

...

Kay había llegado a la puerta de un castillo, cuyas puertas se abren y este entra al interior. Ya conocía el camino y solo sigue sin detenerse. Hasta que una mujer de hermosa silueta lo recibe. Su atuendo lucía similar al de un halcón, primando en él los colores azul, blanco y rojo.

—Saludos, Sorceress.

—Kay Namura, guerrero Centinela. ¿A qué se debe el honor?

—Necesito tu ayuda. Del Salón de los Espejos.

—¿Vas a buscar otros mundos?

—Voy a buscar varios mundos y necesito la ayuda de tu magia para poder traer aquí a los guerreros que necesito para una misión peligrosa. ¿Me permites quedarme un tiempo en Greyskull?

—Estamos a tu disposición. Se trata de Adén, ¿no es cierto?

—¿Conoces Adén?

—Observé su plano de existencia. Hay problemas en él, ¿verdad?

—Sí, ¿tienes alguna idea?

—Puedo averiguar algo aunque no quisiera interferir con el trabajo de un Centinela.

—Créeme, Sorceress, que necesito más ayuda de la que crees. Antes de eso, quiero pedirte un favor más. Quiero saber la forma de proyectarme a los mundos. Sé que tú puedes hacerlo.

—¿Buscas a alguien?

—Sí, busco a alguien en especial. Te contaré las circunstancias en que lo conocí y necesito contactarlo nuevamente.

...

Burgun estaba sentado en los sillones de la habitación, mientras Asuka se había ido a su cuarto a empacar y Gretchen trataba de disuadirla.

—¡Mamá! ¿Qué diablos te pasa ahora?

—¿Qué crees? ¿De quién puede ser obra esto? ¿Acaso tuya?

—¡Mamá, necesitábamos hablar con él! ¡No pude ubicar ni a Francisco y Galatea! ¡Y tú querías hablar con alguien!

—¡No con Burgun! Esto no lo hiciste por lo de la Armadura de Sagitario. ¡Lo hiciste por esa tontería de querer buscarme pareja! Esto es ridículo, Gretchen, te pasaste tu infancia tratando de separarme de Burgun y ahora me lo quieres meter en las narices.

—¿No podríamos al menos hablar con él? Si pude ubicarlo es porque quería encontrarnos.

—¿Y para qué si se puede saber?

—Pues vamos a la habitación de la abuela y allí lo charlaremos.

—Gretchen, no quiero problemas. No quiero saber más de luchas. Mi único interés es saber porque se reconstruyó la armadura de tu padre y punto. Y después de eso quiero que Burgun se vaya por donde vino.

—Eso será cuestión de él. Yo no lo obligué a venir.

—Gretchen, ¿quieres saber una cosa? Jamás te lo dije pero hay algo peligroso en Burgun y no es por él. Es por el chico que entrena que ahora debe de tener tu edad. Su nombre es Ergon, es hijo de Freya y Bud. No sé si te acordarás de ellos. Como sea, lo cierto es que se profetizó que él sería enemigo de Kay.

—¿Qué? No lo sabía.

—¡Pues entonces la próxima vez consúltame antes de hacer tonterías! ¡No solo me aparté de Burgun por mí, sino por ustedes y por tu hermano! ¡Tu padre lo sabía y advirtió a Bud! ¡Él no quiso escuchar porque creyó que podía burlar el destino pero no pudo ni cambiar el suyo!

—Mamá, no podemos pensar que realmente no podremos cambiar nada. Mi padre lo cambió al apartar a Kay de nosotros. Estaba también profetizado que ellos se enfrentarían y no fue así. Las profecías son eso. Avisos para que podamos cambiar el destino.

—Sí, y lo he estado haciendo bien hasta que se te ocurrió traer a Burgun aquí.

Asuka sale y Gretchen va detrás de ella. En la habitación de Shaina, Burgun le sonreía a Shiru quien lo miraba con curiosidad. Para un niño como él, que solo había estado rodeado de mujeres, conocer a alguien como él le daba curiosidad.

—Hola, ¿cómo te llamas?

—Shiru.

—¿Cuántos años tienes?

—Once.

Shaina, quien estaba sentada frente a Burgun, decide hablar de una vez.

—Debo confesar que es una sorpresa verte, Burgun. Ha pasado el tiempo pero sigues igual.

—Supongo, Asuka igual, claro que como la recuerdo cuando vivíamos juntos. La verdad es que me quedé un poco perturbado.

—¿Viniste por eso? ¿Por el recuerdo de Asuka?

—Shaina, creo que aún la quiero. Después de ella no ha habido otra.

—Pues usa tu mano —La voz de Asuka se hizo sentir, obviamente aún conservaba intacto su carácter, contra el cual Burgun estaba totalmente indefenso.

—Asuka.

—Antes que digas nada, déjame ser clara nuevamente, Burgun. Tal como lo fui hace diez años. Mi posición referente a ti no ha cambiado. No te guardo rencor ni nada por el estilo. Te estimo y te aprecio, y guardo un buen recuerdo de ti pero nada más.

—Gracias por ser tan directa. Yo también guardo un buen recuerdo de ti.

—Gracias, así que cuando planees una próxima visita, hazlo en el cementerio de Berlín donde se supone que hay un nicho con mi nombre y mi ropa o arroja flores al Golfo de México. Se supone que yo estoy allí, ¿no?

—No estás muerta, Asuka.

—Para ti, sí. Ahora, damos inicio a la sesión espiritista y el espíritu de Asuka Langley toma posesión del cuerpo de Asuka Ikari —Ella se zamaqueaba y blanqueaba los ojos antes de ponerse "normal" de nuevo y asumir la postura que tanto recordaba Burgun—. Ya estoy aquí, ¿qué tienes que decirme?

—No has cambiado, Asuka, por más que finjas.

—¿Solo eso? Pues entonces, chau.

—Espera, no quiero solo decirte eso. Hay muchas cosas más. Gretchen me dijo que la Armadura de Sagitario se reconstruyó. ¿Es eso cierto?

—Sí, ¿y la tuya?

—Déjame decirte que no. Sigue tan dañada como siempre.

—¿Qué? ¿Eso quiere decir que...

—Creo que hay varias explicaciones y tal vez una de ellas está relacionada con lo que ha pasado.

—Habla de una vez sin tantos rodeos.

—Ergon ha desaparecido.

Fin del capítulo 1

Notas del editor:

Desde ya, esperen algunas modificaciones en la redacción de forma de esta historia, así como en el desarrollo y narración de varias escenas. Es mejor aclarar algunas cosas para que todos los que hayan llegado a este punto no se pierdan. Aquellos que hayan seguido el fanverse de Eduardo Castro (gracias por el término, Eduardo, el cual existe y está en TvTropes), sabrán que ha trabajado con varios universos ficticios. Hasta ahora podemos mencionar:

-Dragon Ball Z, luego GT (incluye un homenaje a la fanwriter Alondra al mencionarse a Kaissa como madre de Vegeta)

-Saint Seiya

-Evangelion

-Slayers

-Love Hina

-Sailor Moon y Ranma ½ (estos dos últimos animes coexisten en otro universo, tomando como base lo creado por un fanwriter legendario como Julian Soullard)

-Card Captor Sakura, Hellsing, Nightwalker The Midnight Detective, Boogiepop Phantom, Blade y Buffy The Vampire Slayer (los últimos seis coexisten en otro universo)

Además de sus propios universos originales donde están los mundos de Singa y Mystacor respectivamente. Y referencias y personajes de universos como los de He-Man and the Masters of Universe (la serie clásica de 1983, de hecho, la apariencia de Sorceress y otros personajes que pudieran aparecer serán solo los de esa serie), Oh My Goddess!, Nausicaa del Valle del Viento, así como del lore de H.P. Lovecraft (los dioses primigenios y los antiguos que en este caso son considerados como los Primordiales). Hablamos de doce universos y contando hasta este punto.

Bien, de todos estos universos el que más ha avanzado en el tiempo ha sido el de Saint Seiya, y ha tenido una renovación completa del cast de personajes con lo cual entra en el juego la familia Namura. Para ello, partiremos desde la fecha canónica dada por Masami Kurumada, creador de Saint Seiya, que es el año 1990 al momento de la publicación de esta reedición de Él y Ella. Desde allí, sigue así:

1990: Los Fundamentos del Poder

2015: Tan Sólo un Ángel

2016: Un nuevo comienzo, La Búsqueda y la Esperanza, y Recuerdos e Ilusiones

2026: Preámbulo de El Centinela

2031: El Santuario en Llamas de El Centinela

2041: Él y Ella en El Centinela

Pasaron 25 años entre Los Fundamentos del Poder y Tan Sólo un Ángel. De allí, los eventos transcurridos en los siguientes tres fanfics transcurren en un lapso equivalente a 1 año. Luego son 10 años hasta el Preámbulo de El Centinela. Sumen 5 años hasta el libro segundo de El Centinela, llamado El Santuario en Llamas. Y finalmente, llegamos hasta Él y Ella con 10 años más.

25 + 1 + 10 + 5 + 10 = 51 años

De allí que no deben sorprenderse de que Shaina de Ofiuco tenga 67 años, o que Asuka tenga 40 años aunque aparente tener 25 (por un accidente que se mencionó).

Ahora, el árbol genealógico de los Namura hasta este momento. Todos los Santos de Bronce descienden de Mitsumasa Kido, de modo que son medio hermanos, salvo casos como los de Seika y Seiya, o Ikki y Shun. En este universo, Seiya murió en la pelea contra Hades. Sí, yo sé, Seiya sigue vivo en el canon, pero al momento en que se redactó Los Fundamentos del Poder todos teníamos entendido que Seiya murió tras pelear contra Hades. Bien, centrémonos en Ikki y obviemos a Shun y Miho con la descendencia que vino por ese lado.

Ikki se casó con Shaina. Y con ella tuvo dos hijos, Aioros y Lisandro. Aioros se casó con Jiné, y ambos tuvieron como hija a Mana (nombrada así en honor a Mana Kirishima del videojuego Girlfriend of Steel de Evangelion, quien está en la saga de Eduardo). Ahora, volvamos a centrar el foco en Lisandro Namura. Protagonista desde Tan Sólo un Ángel y sigue con ese rol hasta El Santuario en Llamas.

Ahora, él tiene una relación con Asuka Langley de Evangelion. Él tiene dieciséis y ella catorce. Los dos van a procrear a Kay y a Gretchen. Sí, Kay Joseph Namura Langley que es protagonista de Los Doce Maestros, Juicio Final y… bueno, lo tendrán por un tiempo. Oh, y claro, Kay se casó con Saily Kedel en Singa, en Los Doce Maestros, tras lo cual tenemos a Mikina.

Sin embargo, Lisandro, debido a su naturaleza primordial así como a otros eventos que complican su relación con Asuka, acaba conviviendo con Nidi Palmer (personaje de Eduardo) por cuatro años hasta casi el inicio de Santuario en Llamas. Con ella, tiene a Shiru, quien luego será adoptado por Asuka. Ella reconoció el valor de Nidi por estar al lado de Lisandro hasta su muerte.

En resumen, el árbol genealógico de los Namura hasta el momento se resume así:

Mitsumasa Kido + X mujeres = Santos de Bronce (incluido Ikki)

Ikki de Fénix + Shaina de Ofiuco = Aioros y Lisandro.

Lisandro Namura + Asuka Langley = Kay y Gretchen

-Lisandro Namura + Nidi Palmer = Shiru

Kay Namura + Saily Kedel = Mikina

Las uniones que estén precedidas por el signo de guión (-) son extramatrimoniales.

Oh, como dato adicional. Los bikinis que Asuka y Gretchen usan son una novedad que incluí. Asuka fue modelo y Gretchen le sigue los pasos, y están vacacionando en el moderno Acapulco. Era lógico que usen trajes de baño. Tanto el autor como el editor concordamos que a Gretchen le sentaría bien el blanco, y en cuanto a Asuka el traje que usa se basa en un modelo de una figura de acción que pueden googlear.