Imperfecto

Disclaimer: Los personajes de Ed, Edd y Eddy no me pertenecen, son propiedad de Cartoon Network y Danny Antonucci.

Advertencia: Menciones de intensiones cuestionables sobre cortarse a sí mismo por parte de un personaje. Proceda con precaución si esto lo llega a molestar.

¡Disfrútenlo!


- ¡Doble De! ¡Doble De, abre la maldita puerta!

Crujiendo los dientes, Eddward apretó los ojos, deseando con todas sus fuerzas que las malditas voces desaparecieran, que se largaran de su casa y lo dejaran en paz.

(Pero eso era la cuestión, ¿no?)

(Desea con gran fervor que se queden)

(Que lo ayuden)

(Sólo que no tiene el valor para encararlos)

Apretó su agarre en el lavamanos, fulminando con la mirada a la imagen que le devolvía el espejo. Algo cercano al odio brillaba en sus ojos, colándose entre el desdén que destilaba de su mirada, hacia él mismo o hacia lo que representaba, no estaba completamente seguro.

(¿É importaba realmente?)

(Al final de cuentas, su reflejo no era más que el producto roto y desquebrajado de los deseos de alguien más)

Sus dientes comenzaban a crujir bajo la presión con la que los apretaba, su respiración volviéndose más y más elaborada mientras una rabia por demás familiar comenzaba a burbujearle en su pecho. Era un poco aterrador, la cantidad de ira que llevaba dentro de sí. ¿Desde cuándo la tenía? ¿Siempre había estado ahí? ¿O era acaso una consecuencia más de los actos negligentes de ellos?

No estaba seguro, tampoco lo quería averiguar. Estaba más ocupado intentando mantenerse bajo control.

Después de todo, ya se había dejado cegar por esa infinita rabia que sentía. Alguien inocente había pagado el precio, y Edd se detestaba un poco más por ello; aunque la víctima fuera un patán y un imbécil bien hecho, no había merecido las crueles palabras que salieron de su boca con tanto veneno. Le había recriminado, lo había tumbado del pedestal en el que él mismo se alzaba y lo había revolcado por el suelo como si de basura se tratase; siempre fue bueno al momento de hablar, era un maestro del sarcasmo, y esa rabia y ese rencor solo servían para afilar cada palabra hasta hacer añicos cualquier pretensión de grandeza que su víctima hubiera tenido.

No fue hasta que vio la palidez de su piel y las lágrimas en sus ojos que supo que se había pasado de la raya.

Quizá sintió arrepentimiento, pero si lo hizo entonces no lo demostró en lo absoluto. Con un alarido de furia dio media vuelta y se fue sin mirar atrás, dejando al muchacho sólo y humillado.

Edd desearía poder sentirse mal en ese momento. Sentir cualquier otra cosa que no fuera esa furia que lentamente se lo estaba carcomiendo. Agachó la cabeza y respiró fuertemente por entre sus dientes, intentando calmar el caos en su cabeza. Apretando un poco más su agarre, hizo una mueca al sentir una punzada en una de sus palmas, abriéndola lentamente para observar con expresión neutra la pequeña navaja en su mano, un hilito de sangre corriendo de la herida que se había causado.

Con los labios en una fina línea, miró casi hipnotizado al objeto. ¿Se atrevería a hacerlo? ¿Sería capaz de hacer semejante acto? El filo de la navaja, cortando su fina piel, ríos de sangre escapando y manchando el pulcro piso de su baño.

Un acto de castigo por su incompetencia, por su fracaso. Por no ser lo que sus padres querían que él fuera.

Tensó su agarre, furia brillando en sus ojos azules, sintiendo rojo nublarle la vista.

¿Pero porqué él se tendría que castigar? ¿Qué culpa tenía él de no ser lo que sus padres querían? ¡Ellos ni siquiera estaban aquí! Nunca estaban aquí. No cuando él los necesitaba, no cuando quería hablar con ellos, no cuando quería recordar que tenía una familia.

Y ellos tenían el descaro de exigirle...De reclamarle...¡!

Con un rugido apretó la navaja y estrelló su puño en el cristal del espejo, quebrando su reflejo, volviéndolo tal y como se sentía en la vida real.

("¿Doble De? ¡Doble De, qué diablos está pasando!")

("Suficiente. Ed, tumba la puerta en este instante")

Lágrimas cristalizaban sus ojos, su labio inferior temblando mientras ahogaba los sollozos que luchaban por salir. No era justo...él se esforzaba tanto por complacerlos...cumplía todo al pie de la letra, con gusto, con pulcritud. Entendía su trabajo y las pocas horas para estar con él. Pero esto...esto era inaudito.

Esto...esto dolía mucho.

"Me decepcionas, Eddward."

"Esperábamos más de ti."

(Sí...él también esperaba demasiado.)

Se llevó una mano a la boca, un sollozo quebrado escapando de su garganta. Perdiendo su lucha contra las lágrimas, éstas escaparon y se deslizaron rápidas por sus mejillas, gruesas y sin avistamientos de detenerse. Se sentía débil, cansado, harto, y tan, tan decepcionado...y era una carga emocional tan pesada que le cortaba la respiración y amenazaba con volver añicos su ya destruido corazón.

Se apoyó en la pared, lentamente deslizándose hasta llegar al frío suelo, ocultando su rostro entre sus manos. Ignoró el estruendoso sonido de su puerta siendo destruida por la descomunal fuerza de su enorme amigo, ignoró sus llamados y sus preguntas, ignoró su necesidad de gritarles que se largaran y el regocijo de que estuvieran aquí.

Cansado...estaba tan cansado...

-¡Doble De! – Un par de fuertes brazos rodearon su delgado cuerpo, llevándolo hasta un fuerte pecho y estrujándole con desesperación. – ¡Teníamos mucho miedo, Doble De! ¡Estábamos muy preocupados!

- Lo lamento... – Susurró débilmente, sin energía, sin saber si lo decía en serio o no.

(Ya no podía confiar en su propia boca)

(No cuando todo lo que provenía de ella se sentía tan ajeno)

Los brazos lo apretaron con más fuerza, y a su lado un pesado suspiro se escuchó. Un cuerpo más pequeño se sentó bruscamente en el suelo, una mano callosa y áspera posándose con firmeza en su hombro. Doble De apretó los labios y finalmente rodeó la ancha espalda con sus delgados brazos, apoyando su frente en el hombro del Gran Ed, girando su cabeza ligeramente para ver el rostro del más pequeño.

Una mirada intensa se conectó con la suya, y el pelinegro pudo sentir su estómago revolviéndose ante la seriedad reflejado en ellos. Eddy, con el carácter que cargaba y las miles de travesuras que se maquinaban diariamente en su cabeza, no era conocido por tomar las cosas en serio. El hecho de ver esa expresión en su rostro, a causa de él, hacía que un nudo se formara en su garganta y una ola de nauseas lo atacara.

¿Qué tan mal debía de verse, para que su querido amigo se comportara de esa forma?

(¿Que gran desastre era, para que sus propios padres negaran de él?)

En silencio, sin decir ni una sola palabra, Eddy tomó su mano y tranquilamente la abrió, revelando hilos de sangre escurriendo de la herida provocada por la navaja. Chasqueó la lengua y tomó el pequeño objeto, lanzándolo hasta el otro lado de la habitación. Posó su vista nuevamente en él, checando evidencia de aquel acto, pero sólo se encontró con su ojos rojizos y expresión cansada.

-¿Neta Doble D? – Musita secamente, dejando caer su peso contra la pared, cruzándose de brazos –. Pareciera que te encanta hacer drama.

Quizá debería reñirle, decirle que sus comentarios estaban de más y no tenía ganas de escuchar sus tonos despectivos. Pero si bien no tiene la facilidad de leerlo como Eddy puede hacerlo con él, sí conoce su lenguaje corporal, y esa forma de fruncir los labios, de evitar su mirada y ese deje de defensividad en su voz...

Eddy estaba preocupado. Y Eddy no sabía manejar bien ese tipo de sentimientos.

Edd no se molestó en apaciguar las miles de emociones haciéndose maraña en su pecho.

-Ya sabes cómo me pongo, Eddy. – Dijo calladamente, su voz ronca y tan (tan) exhausta.

Eddy apretó los labios, y Ed sollozó en su hombro. – ¡Creíamos que harías una locura, Doble De! ¿Por qué no nos dijiste nada? Hubiéramos ayudado, no nos gusta verte así.

Apretó su agarre, mordiéndose el labio para no soltarse nuevamente a llorar. El gran Ed, de los tres, era increíblemente el mejor en manejar sus emociones...o por lo menos, no tenía problema alguno para hablar de ellos. ¿Estaba triste? ¿Enojado? ¿Feliz? No tenía ninguna dificultad en hacérselo saber al mundo, mucho menos a ellos. Sabía, por lo tanto, que Ed no comprendía del todo por qué no querría hablar con ellos de lo que lo aquejaba.

(Vergüenza)

(Si no podías ni encararte a ti mismo)

(¿Cómo podrías hacerlo con ellos?)

- El grandote tiene razón. – Intervino el más bajo, y Edd lo volteó a ver en sorpresa –. Somos tus amigos, ¿no es cierto? Nosotros...tsk, no es como si no pudieras contar con nosotros, cabeza de calcetín.

Es inútil, pensó Doble De sintiendo frescas lágrimas volver a bajar por sus mejillas, intentar dejar de llorar cuando tiene a ese par de tontos (sus tontos) tratar de consolarlo, aunque sea algo fuera de su rango de habilidades sociales.

Eddy mantenía un fuerte agarre en sus antebrazos, y Ed asentía con fuerza para darle toda la razón del mundo.

-Lo lamento... – Y esta vez lo dice en serio –. Es sólo que...mis padres...Y no sabía cómo...cómo decirles a ustedes...

-¿Decirnos qué?

Ocultó su rostro en el hombro del más grande, negándose a ver la cara de su mejor amigo. Porque sabía que pronto descifraría lo no dicho entre sus palabras.

(Entre lo que ha dejado ver entre líneas)

- ...oh. – El silencio los envuelve por eternos momentos incómodos –. Supongo...qué no lo tomaron bien, ¿huh?

Edd rió despectivamente –. Creo que eso fue sólo la gota que derramó el vaso entre otros tantos defectos míos.

-Eso no es cierto. – Finalmente el grandote lo miró, con el ceño fruncido y los ojos rojos –. Eres perfecto Doble De, así con todo y defectos.

Algo cálido comenzó a crecerle en el pecho, y una diminuta sonrisa se asomó por sus labios. – ¿En verdad crees eso, Ed?

Asintió tan efusivamente, que por un momento creyó que se le caería la cabeza –. ¡Por supuesto que sí! Aunque a veces seas raro nosotros te amamos igual.

Le sonrió como sólo él podía hacerlo; tan feliz, cálido e inocente... ¿cómo no creerle a esa dulzura de persona? –. Y yo a ustedes, grandote.

-Sí, sí. Todos nos queremos. – Eddy rodó los ojos, parándose abruptamente –. Mejor limpiemos este desastre y vámonos a casa de Ed a ver películas o algo.

Vámonos a un lugar donde te sientas seguro, fue lo que no dijo, pero los otros dos entendieron. El más grande celebró y lo ayudó a ponerse en pie, aferrándose un poco de su chaqueta ante el mareo que lo asaltó.

-Estoy bien, Ed. Gracias. – Le sonrió tímidamente, y se dispuso a comenzar a limpiar.

El baño quedó libre de pedazos de cristal, pero no tenía mucha energía ni ganas de reemplazar el espejo roto, además, no era como si sus padres fueran a volver después de los acontecimientos sucedidos en el día. El gran Ed, con todo su entusiasmo, comenzó a festejar y corrió escaleras abajo para seguramente asaltar su cocina en busca de bocadillos para llevar a su habitación. Doble De y Eddy quedaron atrás, avanzando con paso más armonioso.

-Lo digo en serio, Doble De. – Una mano en su hombro lo detuvo, y Edward miró desconcertado al más bajo ante sus palabras –. Estamos aquí contigo. Somos nosotros los Ed's contra el mundo, ¿recuerdas?

Un nudo se formó en su garganta ante eso, y una sonrisa sincera se asomó, finalmente, en sus labios.

-Juntos los tres. – Asintió con voz ahogada, pero sus ojos nuevamente brillaban.

Eddy sonrió de lado –. Y más vale que no lo olvides.

Metió sus manos en sus bolsillos, y continuó su caminar –. Será mejor que nos demos prisa o ese animal se llevará hasta los vegetales.

-No sería mala idea, Eddy, necesitas más en tu dieta.

-No empieces con esas cosas, Cabeza de Calcetín, que no eres mi nutriólogo.

Doble De se rió por lo bajo, y una pequeña parte de sí se sintió relajada de nuevo. Nada estaba bien, y mañana sus problemas nuevamente lo alcanzarían, pero por el momento, estando aquí junto a sus dos mejores amigos, podía respirar nuevamente.

(Y era quizá aquí, con ellos dos, donde está su verdadera familia)

(Su corazón ciertamente lo cree)


Nota: ¿Por qué esto está en cursiva? Al principio era un recuerdo, un capítulo de otro fic que tengo en mente pero solo dios sabe si lo subiré algún día o no. Pero como se puede leer aparte sin perderte de mucho dije 'meh, porqué no' y ¡ta rá! aquí está :D

La amistad de los Edds siempre me ha gustado, y quiero creer que conforme crecieron maduraron en distintas formas pero lograron cuidar su amistad. En cualquier caso, me pone muy triste cuando en otros fics los relevan en segundo plano, quitándoles importancia, especialmente cuando se trata de Doble D :(

Con respecto a la situación de él y la navaja, espero no haber ofendido a nadie, en serio. La situación la base más en lo que yo misma he sentido respecto a eso cuando estaba en secundaria; siempre tuve esas ideas, pero nunca logré hacerlo porque el simple hecho de que quizá nunca tuve verdaderos motivos o razones para llevarlo a cabo (que convencieran a mi cabeza, quiero decir). Si tú, querido lector, lo has hecho, espero estés bien y que tengas personas con quién hablar (sea en persona o por internet), y aunque no sea fácil, espero recibas ayuda, porque aunque yo no lo haya vivido personalmente, si he tenido personas importantes que lo han hecho y sé que es algo bastante difícil.

En fin, espero les haya gustado este pequeño one-shot. Dejen comentarios que son el alimento del alma para los autores, ya sea para decir si les gustó, si no o si tienen alguna (constructiva) sugerencia :)

¡Nos leemos!

¿Me regalan un review?