Hola Hola ^_^ Ya vuelvo a estar aquí! Por fin terminé el lemon!! Ya tenía ganas, me ha dado mucha guerra. Espero que me haya quedado bien. ^^ Ah! y antes de que se me olvide, quiero dedicar este fic a Vaslav! Que me ha ayudado mucho con algunas 'expresiones' XDD
Desde que empecé a traducir que tenía ganas de traducir un lemon, pero los que había encontrado hasta ahora no me atrevía a traducirlos ^^'
ESTE FANFIC NO LO HE ESCRITO YO, TAN SOLO LO HE TRADUCIDO DEL INGLÉS. ASÍ QUE LAS EXPRESIONES Y EL VOCABULARIO QUE SE UTILIZAN EN ESTE FANFIC NO SON MÍAS, YO TAN SOLO TRADUZCO.
Advertir también para quien no lo sepa que este fic es un LEMON, es decir, hay escenas explícitas de sexo, así que ya quedáis avisad@s!!
Espero que os guste!!!
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SENDEROS DE PLACER
(Pleasure Trails)
Autora: Mina Lightstar
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Cuando Hiei aterrizó en el balcón de Kurama esperaba que le dejaran entrar. Sin embargo, cuando golpeó suavemente el cristal de la ventana para hacer constar su presencia, el pelirrojo ni apareció. Hiei levantó una ceja, tomándose un momento para abanicarse con una mano – no es que el movimiento le sirviera de algo. Hacía tanto calor fuera, no estaba seguro de que si se tirara dentro de un lago le refrescaría. Miró detenidamente por la puerta del patio del apartamento de Kurama, dudoso de que el youko se hubiera aventurado a salir fuera para hacer cualquier recado en un día semejante a este.
En efecto, el pelirrojo estaba holgazaneando en un futón extendido en el suelo de la sala de estar, echado sobre su estómago con su barbilla descansando en una mano y los tobillos cruzados. Llevaba sólo una camiseta negra, sin mangas y unos pantalones negros de algodón. Parecía estar bastante cómodo. Entonces Hiei vio lo que había cautivado la atención de su amigo. Parecía como si Kurama estuviese leyendo lo que a Hiei le gustaba llamar 'Libros de dibujos para chicas'.
Puso los ojos en blanco y llamó otra vez, más fuerte ahora. Vio a Kurama sobresaltarse y luego mirar hacia arriba. Se miraron a los ojos y Hiei movió sus dedos en saludo, dejando que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios, sabiendo muy bien que a Kurama estas acciones le hacían 'gracia'.
Kurama sonrió abiertamente y se apresuró en abrir la puerta del patio. Hiei entró, cerrando la puerta tras de sí y empezando a sacarse las botas. Miró detenidamente la ropa de Kurama y levantó una ceja otra vez.
"¿No tienes calor con esos pantalones?" Preguntó.
Kurama sonrió e inclinó su cabeza. "¿Tan pronto?" Preguntó coquetamente.
Hiei tosió discretamente. "Me estaba refiriendo a la temperatura." Aclaró.
"¿Ah sí?" El youko pareció algo decepcionado. "Oh, bueno. Supongo que llegar aquí es la mitad de la diversión, ¿no?"
Hiei hizo lo que él esperó que fuese una cara exasperada. "Sólo piensas en una sola cosa." Regañó. "Sólo he llegado aquí y no he venido para eso. No sólo para eso, en cualquier caso." Añadió por si acaso.
Kurama rió ligeramente y se giró para ir a la cocina. "Voy a por agua, así podrás refrescarte antes de que empieces a tener calor."
Hiei asintió, ignorando la insinuación. El sexo era un tema frecuente entre ellos; parte de un acuerdo cuidadosamente hablado que ellos habían hecho hacía un par de años. Ellos tomaban parte en actividades sexuales lo bastante a menudo como para ser considerados provisionalmente 'amantes', a falta de un término más flojo. Sin embargo, con sus agitados trabajos y previas obligaciones, eran amigos primero y 'amantes' después.
Tal vez esa era la razón por la que se llevaban tan bien. Ambos tenían otros objetivos y deseos en sus vidas, y cada uno aceptaba eso y no reclamaba nada al otro. Su mutuo acuerdo había sido tomado la mañana después de una muy destacada noche de... bueno, para ponerlo sin rodeos: apasionado y excitante sexo. No lo habían planeado, por supuesto. Toda la noche había sido el resultado de muchos factores. Habían estado más que un poco bebidos, habían estado admirándose durante mucho tiempo, se habían estado absteniéndose durante años, habían estado estresados... Y bueno... habían estado solos.
No había sido una relación sexual. Ambos lo sabían. Había sido sexo, puro y simple – sólo dos amigos tomando parte en una actividad física por placer. Al principio, cuando se despertaron la mañana después, Hiei había temido que Kurama confundiese su relación. Pero las primeras palabras del youko hacia él, dichas con una sonrisa y sin cualquier convicción, había calmado todos sus temores.
"No te preocupes, Hiei. Ambos sabemos que esto no significa nada."
'Nada', tal vez en el sentido emocional de la situación. Por otra parte, significaba mucho para su amistad. Hiei había sabido siempre que Kurama era su amigo más íntimo; él y el youko se entendían mejor que nadie. Y con esa comprensión vino la admisión de que ninguno de ellos tenía el deseo de estar involucrado en una relación seria. Sin embargo, la estimulación física era siempre buena y bienvenida. Así que hicieron un trato: no estaban enamorados, tampoco tenían derecho a hacer ninguna reclamación al otro y buscarían satisfacción sexual sólo con el otro. Funcionó perfectamente – dándole a cada uno lo que quería y no teniendo que estar atado a un quejica y sentimental amante.
Kurama volvió con dos vasos y le pasó uno a Hiei. Hiei lo aceptó, derrámandolo en su propia camiseta negra sin mangas. El calor y la humedad estaban haciendo que la tela se pegase a su piel y era muy incómodo. En el Makai, las altas temperaturas eran normales, pero no hasta tal extremo. Los modos de transporte, los edificios y la enorme cantidad de humanos todos localizados en un área, hacían las ciudades del Ningenkai como esta, casi insoportables en los días calurosos.
"¿Disfrutando de tus vacaciones?" Hiei preguntó, observando como Kurama se acomodaba en el futón otra vez más.
"La mayor parte." el pelirrojo contestó, devolviendo su atención a su 'Libro de dibujos para chicas'. "¿Y tú? ¿Estás de permiso?"
"Mm-hm." Se sentó en el sofá y colocó sus pies en la mesa del café. "Mukuro me ha dado un par de semanas para relajarme. Ella dijo que lo necesitaba." Bueno, técnicamente era correcto. La verdad era que ambos, él y Mukuro, necesitaban relajarse. El pasar demasiado tiempo juntos estaba empezando a afectarles y habían estado discutiendo frecuentemente sobre tonterías. Así que habían decidido que era mejor relajarse y alejarse del otro por un tiempo. Hiei había decidido pasar su tiempo lejos de sus obligaciones con Kurama. Después de todo, el youko había mencionado que sus vacaciones llegarían pronto.
"Eso es bueno para ti, entonces." Kurama comentó. "Hacía tiempo que te merecías unas vacaciones."
"Tú también." Hiei devolvió. "¿Cuántos días tienes?"
"Diez. ¿Tú?"
"Catorce."
"Excelente."
"Yo también lo creo."
Hiei sorbió su agua y Kurama volvió a ponerse a leer su 'Libro de dibujos para chicas'. Hiei observó al youko durante un largo rato, mirando el modo en que parecía tan absorbido en los contenidos. Finalmente, dejó su vaso en la mesa del café.
"Kurama, ¿por qué estás leyendo eso?"
El pelirrojo giró su cabeza para levantar una ceja. "¿Qué, esto?" Preguntó. "Es interesante."
"Está pensado para que lo lean mujeres, ¿no?"
"Sí." Admitió Kurama. "Pero también los hombres pueden leerla."
"¿Pero para qué?"
"Echa un vistazo, entonces." Kurama le insistió, poniéndose de rodillas y dándole el libro.
Hiei aceptó la publicación, tomando un momento para tocar la portada satinada. Miró con el ceño fruncido la foto de la mujer en la portada. Era rubia y llevaba un vestido rojo que dejaba poco a la imaginación. Miró los caracteres garabateados de delante y parpadeó. El libro estaba escrito en una lengua con la que él nunca antes se había encontrado. Aunque Hiei hablaba con soltura en muchas lenguas específicas de determinadas regiones del Makai, la única lengua humana que podía hablar era el japonés. Aprenderlo había sido bastante fácil – y más o menos necesario. Si no lo hubiese hecho, Kurama hubiera sido con el único que habría sido capaz de comunicarse e incluso el youko había expresado dificultad en descifrar todo lo que él tenía que decir, ya que Hiei por lo general no hablaba el básico, sino una lengua del oeste. Y a medida que el tiempo pasaba, se familiarizó con el japonés escrito, porque lo aprendió fácilmente, ya que utilizaba un ideograma similar en estilo al que utilizaba en el Makai. Pero las letras escritas del manuscrito en sus manos... las había visto varias veces, pero no significaban nada para él.
"¿Qué lengua es esta?" Preguntó.
"Inglés." Kurama respondió. "Alfabeto occidental. La revista se llama 'Cosmopolitan'. Es muy interesante."
"¿Practicando tu inglés?" Hiei dijo, pensativo.
"Se podría decir eso."
"¿Y qué es tan especial? No es la clase de cosa de encontrar a menudo en este país, ¿verdad? No en una lengua extranjera, al menos." Añadió, pensando momentáneamente en los libros parecidos que había visto que Keiko enseñaba a Yukina.
"No, no se encuentra por aquí." Kurama lamentó, viéndose bastante incómodo. "Lo pedí del extranjero. Tengo una suscripción."
Hiei parpadeó. "¿Una 'suscripción'?" Pensó por un momento, atando cabos con el significado literal de la palabra y fragmentos de conversación que él había escuchado cuando Keiko explicaba la 'Libro de dibujos para chicas' a su hermana. "¿Quieres decir que cada vez que una se acaba, te envían una copia a ti?" Preguntó incrédulamente. ¿Estaba Kurama tan adicto a las cosas tontas que él incluso las compraba por adelantado? Desde el otro lado del océano y eso. Hiei sacudió la cabeza. Si tratar con monedas extranjeras en el Ningenkai era tan complicado como lo era en la tierra de Hiei... Por lo que pasaba cada año Kurama, Hiei esperó que fuesen los mejores libros que el youko había leído en su vida.
Kurama sonrió y un débil rubor apareció en sus mejillas. "Bueno, como dije, es interesante. Y muy informativa. He aprendido bastante."
"¿Sobre qué?" Hiei preguntó mientras hojeaba las finas páginas. No podía entender las palabras, pero podía leer las fotos en secuencia. "¿Cuántos polvos para cubrir tu cara antes de salir de casa? ¿Cuánto marrón deberías llevar este año?" Dejó el libro a un lado y contempló a Kurama seriamente. "¿Kurama, has examinado tus pechos últimamente? Deberías, ser vigilar cualquier bulto o color poco natural."
Kurama soltó una risa y negó con el dedo. "Hiei, no está bien bromear con el cáncer de pecho."
"No estoy bromeando." Insistió Hiei. "Todas las mujeres deberían examinarse regularmente. Ser prudente nunca hace daño a nadie. Si ellas pueden tocarse para bañarse, entonces pueden hacerlo por razones médicas. Incluso Mukuro lo hace."
"¿Y tú la ayudas?"
Hiei gruñó. "No, yo no la ayudo." Abrió un ojo y lanzó una mirada lasciva al youko. "Te ayudaré a ti, si quieres."
Kurama lamió sus labios, pero luego sacudió su cabeza. "Nah. Me has llamado chica. Si acaso deberías ser castigado, y no complacido. Quizás debería azotarte."
"Si a eso le llamas castigo." Hiei contestó con una fiera sonrisa. Pero luego recordó la temperatura y sacudió la cabeza. "No, no. Hace demasiado calor para esta clase de cosas." Le dio el 'Libro de dibujos para chicas' al youko y suspiró." Supongo que nos relajaremos por hoy, Rojo. Está demasiado húmedo para hacer nada."
Kurama repitió su suspiro y volvió a hojear el libro. "Maldito tiempo. No me importa si es cálido, pero esto es absurdo. Estoy seguro de que el tiempo sabía que tenía vacaciones... Ahora ni siquiera puedo disfrutar de mi tiempo libre..."
"¿Nada que puedas hacer en la casa?" Hiei preguntó, tratando de ayudar.
"Nop. Estoy tan aburrido. Nada que leer, navegar por Internet se ha vuelto aburrido... Estaba esperando con impaciencia una visita tuya, pero ahora no podemos hacer nada más que hablar."
"¿Así que para lo único que soy bueno es el sexo?" Hiei preguntó, fingiendo ofensa.
"Bueno, nunca has sido muy experto en la conversación..."
"Muy gracioso."
"Gracias."
Hiei suspiró otra vez. "¿Entonces ahora qué?" Tal vez podrían encontrar algo para mantenerlos ocupados al menos hasta el anochecer, cuando la temperatura casi seguro que bajaría al menos unos grados.
"Buena pregunta. No hay mucho que hacer aquí últimamente. ¿Te apetece un helado?"
"Nah. Eso implica salir fuera. ¿Hay algo que ver en tu televisión?"
"Nop. Sólo viejas películas en blanco y negro. ¿Quieres ayudarme a encerar mi apartamento?"
"Preferiría escalar una montaña de cristal que agacharme para fregar el suelo de otra persona, gracias."
Kurama rió disimuladamente y pasó otra página de su libro. "¿Quieres aprender algunas palabras en inglés?" Sonrió diabólicamente. "Puedo enseñarte cómo gritar '¡No pares, Kurama – Más! Más!' así si alguien nos escucha no entenderá lo que estamos haciendo."
"Tal vez luego." Hiei respondió irónicamente.
"O," el youko continuó, mirando fijamente una de las páginas. "Podemos jugar a este juego." Sonrió, aunque Hiei pensó que era más para él mismo. "Recuerdo este artículo." Murmuró. "Es el primero que leí."
"¿Qué artículo?" Preguntó Hiei, poniendo sus pies en el suelo e inclinándose, intentando echar un vistazo a lo que el pelirrojo estaba mirando.
"¡No espíes!" Kurama gritó, cerrando el libro y apartándose. "¡Bebé de fuego malo!"
Hiei levantó sus manos en defensa. "Te lo aseguro, no estoy intentando interrumpir el abrazo de tu lado femenino."
Kurama puso una cara. "Para ya. Es una revista útil. Es interesante, tiene algunos trucos de salud y muchos... buenos consejos."
"¿Qué clase de 'buenos' consejos?"
"No voy a decírtelo." Rió Kurama.
Hiei puso los ojos en blanco. "¿Y por qué no?"
Esta vez Kurama le lanzó una mirada lasciva. "Porque prefiero enseñártelo."
"¿Oh?" Hiei ladeó su cabeza y se cruzó de brazos. "¿Es eso una proposición?"
"Lo puede ser." Evadió Kurama. "¿Estás interesado?"
"No lo sé." Hiei respondió, encogiéndose de hombros. "Hace mucho calor."
"Puede hacer más calor." Kurama prometió con un brillo en sus ojos.
Hiei soltó una risita. Por lo que él sabía, a ninguno de ellos les había apetecido hace treinta segundos. "Bueno... tal vez." Señaló hacia el sol ardiendo intensamente fuera. "Pero suena como una promesa vacía, youko. No creo que la temperatura pueda subir mucho más."
"¿Es un reto?" Dijo Kurama pensativo, dando un vistazo a su libro. "Si lo es, lo aceptaré con mucho gusto. Creo que sé el truco para hoy."
"Pareces bastante seguro de ti mismo."
"Completamente." Confirmó Kurama, abrazando su libro de moda de manera protectora. "No estaba bromeando cuando dije que te refrescaría antes de calentarte otra vez..." Apartó el pelo de su cuello y lo dejó caer de nuevo.
Hiei sonrió abiertamente. "Está bien. Veamos lo que ese tonto libro extranjero tiene que ofrecer, entonces."
El pelirrojo sonrió con alegría. "Bien. Ahora vuelvo." Se levantó, llevándose el libro con él y empezó a dirigirse hacia la cocina. "Quédate aquí y espérame. O mejor aún, túmbate y espérame." Se paró en la entrada de la puerta. "¿Estás seguro de que no quieres aprender algunos gritos de éxtasis en inglés?" Bromeó. "Pueden venirte bien."
Hiei puso los ojos en blanco y con un gesto de la mano le dijo al youko que se fuera. "Eres demasiado creído." Le provocó él también.
Cuando Kurama desapareció en la cocina otra vez, Hiei se deslizó del sofá y gateó hasta el futón. Se estremeció cuando se estiró encima de él. Estaba caliente, ya que probablemente Kurama había estado estirado en él durante un rato. Y en un día como hoy, calor es la última cosa que queremos sentir. Parpadeó cuando oyó el ruido de objetos chocar contra cristal. ¿Qué está haciendo? se preguntó distraídamente, cruzando los brazos debajo de su cabeza.
Alzó la vista hacia el youko cuando éste volvió, llevando una taza. Hiei no podía ver el contenido porque un trapo para secar los platos azul y blanco a cuadros lo cubría. "¿Qué hay allí?" Preguntó.
Kurama le dirigió una mirada traviesa. "Si quisiese que lo supieras no lo habría tapado, ¿no?"
"¿Te crees listo, hm?"
"No, sé que soy listo."
"Y descaradamente presumido." Añadió Hiei.
Kurama le dirigió una leve mirada de odio – la cual Hiei no encontró nada convincente. "¿Vamos a jugar o qué?" El pelirrojo preguntó.
"Jugaré a lo que quieras." Hiei le aseguró. "Pero tienes que venir donde yo pueda alcanzarte."
Kurama se arrodilló y dejó la taza en el suelo, bien lejos de ellos. Luego empezó a gatear hacia el futón, tomándose su tiempo, y evidentemente haciendo todo lo posible por parecer depredador.
Hiei cerró los ojos otra vez ante el comportamiento. "Tonto youko... Ven aquí ya."
"Está bien."
Hiei no debió quitar los ojos de su amigo. O como mínimo, no debió haber tenido sus brazos inmovilizados detrás de su cabeza e incapaz de proteger su torso. Gritó, mitad en sorpresa, mitad en dolor cuando Kurama saltó sobre él. Inhaló bruscamente e intentó recuperar el aliento, mirando airado al sonriente youko encima de él. "Gracias, Rojo. Creo que casi escupí mis pulmones--"
Kurama le interrumpió con un beso. Si se le podía llamar 'beso'. Era realmente más un profundo, hambriento, desesperado y aspirante movimiento. Sin embargo, Hiei respondió al beso, colocando sus brazos alrededor del cuello de Kurama, sintiendo la necesidad del youko. Había pasado demasiado tiempo desde su última cópula. Al menos Hiei tenía la práctica y la patrulla para mantenerse ocupado. Kurama tenía... Bueno, se sentaba en un despacho todo el día. No había mucha desahogo sexual ahí.
Lo cual, cómo no, dejaba a Kurama con un libido casi insaciable. Y ya que al youko tenía aversión a tomar el asunto con sus propias manos, Hiei normalmente terminaba siendo el blanco de ello. No es que le importase, reflexionó, pero luego hizo una mueca cuando Kurama se apretó más fuerte contra él. Estar atrapado entre un futón caliente y un cuerpo todavía más caliente era más que un poco incómodo – sobre todo cuando afectaba a la respiración. Kurama no lo parecía, pero era bastante pesado y el presionar hacia abajo sólo hacía su peso más difícil de soportar. Combinado tanto con el calor de la habitación como con el calor que ellos estaban produciendo... Hiei no podía aguantarlo. Rompió el beso y giró la cabeza a un lado, jadeando y tratando de respirar aire fresco.
"¿Hiei?" Murmuró Kurama, algo preocupado.
"Tengo calor." Consiguió responder.
Sintió vibrar el pecho de Kurama cuando el youko rió. "Te lo dije." Se burló.
Hiei movió un brazo y pellizcó un lado de las costillas de Kurama.
"¡Au!"
"Una vez más, me estaba refiriendo a la temperatura." Hiei les hizo rodar, así estaban estirados de lado. Se estaba mejor así. Al menos no tenía un pesado cuerpo estirado encima suyo. En cualquier otro día, él podía superarlo, pero hoy no. Se deslizó hacia abajo y levantó la camisa de Kurama para así poder besar el sitio que había pellizcado. "Lo siento." Él ofreció, subiendo la tela más arriba para así poder besar suavemente la piel del estómago del youko.
"Lo dejaré pasar." Kurama le aseguró. "Sólo esta vez."
"Eres muy amable." Hiei respiró hondo y tomó aire fresco, luego se coló debajo de la camisa de su compañero. Hacía una calor agobiante debajo del material, pero él podría aguantarlo durante un ratito, especialmente si eso significaba que podría oír los suaves sonidos que hacía Kurama cuando Hiei hacía algo que a él le gustaba.
Besó el punto sobre el corazón de Kurama antes de dirigir su atención a uno de los pezones de su amigo. Lo acarició con la nariz primero y luego lo tocó con la punta de su lengua. Kurama suspiró bajito y se retorció un poco cuando Hiei sopló en el trozo que acababa de atormentar. Cuando los dedos agarraron su cabeza a través de la camisa, Hiei concedió la tácita petición del youko y cubrió el pezón con su boca. Lo rodeó con su lengua y lo mordisqueó, luego se giró hacia el otro y pasó rápidamente la lengua sobre él. Entonces lo mordió, apretando lo suficientemente fuerte, riéndose ante el sobresaltado grito ahogado de Kurama. Besó el trozo en disculpa mientras sentía que Kurama ponía una pierna encima de sus caderas. ¿Por qué tiene que ser tan pegajoso en un día tan caluroso...? Apretó las caderas de Kurama y las apartó un poco, lo suficiente para dejar que el youko supiese que necesitaba aire fresco y que por eso tenía que moverse. En vez de ceder a su asimiento, Kurama tiró de su camisa y la echó a algún lugar a la izquierda.
"¿Mejor?" El pelirrojo preguntó, apretándose contra a Hiei.
"Sí." Hiei contestó y le empujó hacia atrás, estirando el cuello para lamer la garganta del youko desde el declive de la clavícula hasta su barbilla.
Kurama gimió débilmente y luego le dirigió una fingida mirada seria. "Deja de distraerme o sino se va a derretir."
"¿Derretir?" Hiei repitió, dejando que Kurama le estirase de espalda sin protestar. "¿Qué se derretirá?" Hiei frunció el ceño a su compañero, ahora sentado sobre sus muslos y deshaciendo afanosamente la verde cinta de su cintura. "¿Kurama? ¿Qué se va a derretir?"
"No puedo decírtelo, tonto. Lo estropearía."
Hiei frunció más el ceño. "Kurama, mejor que no sea ningún tipo de comida rara." El youko le ignoró, deshaciendo la cinta y deslizándola fuera de los agujeros de sus pantalones. "Lo digo en serio, Kurama. Nada de comida rara. He hecho algunas cosas extrañas por ti y no puedo decir que me hayan gustado todas--"
Kurama sonrió abiertamente y se inclinó hacia adelante, descansando los codos a ambos lados de la cabeza de Hiei y poniendo la cinta en sus labios. "Deja de quejarte o te amordazaré."
Hiei cerró un poco los ojos. Mejor que no sea ninguna comida rara.
Kurama guiñó un ojo y dejó la cinta a un lado. Movió sus manos para acariciar los lados de Hiei, llevándose la camisa en el proceso. Hiei levantó sus brazos para que saliese más fácilmente y pronto la camisa voló en la misma dirección donde fue la de Kurama. Observó sin resistirse mientras Kurama soltaba los cordones de sus pantalones y empezaba a bajar el material por sus piernas. Ayudó a quitarlos y se tomó un momento para apreciar la sensación de ser desnudado ante el calor de la habitación. No se estaba más fresco, pero era una indudable mejora.
Kurama se movió para colocarse a su lado, deteniéndose para besarlo ligeramente en los labios antes de levantar la cinta. "¿Podrás mantener los ojos cerrados o quieres que te vende los ojos?" Preguntó con una sonrisa perversa.
Hiei levantó una ceja. "¿Por qué tengo que tener los ojos cerrados?"
"Es parte del juego."
"Está bien." Dijo con encogiéndose de hombros e hizo lo que el youko pidió.
"¿Estás seguro de que los podrás mantener cerrados?" Kurama se burló.
"Seguro."
"¿Muy seguro?"
"Sì."
"Apuesto a que no puedes."
"¿Oh?" Dijo pensativo, sabiendo muy bien que la apuesta era parte de lo que fuera que Kurama tenía en mente. "Ya lo veremos."
"Desde luego que lo haremos." Kurama murmuró y luego se inclinó hacia abajo y mordisqueó su oreja. "... ¿Estás seguro de que no quieres aprender en inglés--?"
"Venga, youko." Interrumpió, más divertido que enfadado y luego hizo un pequeño sonido de enfado cuando Kurama mordió el lóbulo de la oreja.
"Está bien, está bien." El youko rió.
Hiei sintió que su amigo se iba de su lado y estuvo obligado a esperar unos momentos, imaginando que Kurama estaba cogiendo lo que fuera que necesitaba de la taza que había traído de la cocina. Tenía curiosidad, pero no abrió los ojos.
Supo que Kurama había vuelto cuando sintió un dedo deslizarse por su hombro. Se quedó quieto, imaginando que estaría jugando bajo las reglas de Kurama, mientras el dedo bajó por su brazo. La mano de Kurama se cerró con delicadeza en su muñeca y dirigió su brazo lejos de su lado, dejándolo descansar en el borde del futón. El youko repitió la acción con el otro brazo, haciendo un sonido de apreciación cuando Hiei no se resistió. Hiei le devolvió el ruido con uno propio cuando su amigo deslizó la mano hacia abajo por su pecho y estómago, suavemente y provocadoramente, cambiando de dirección cuando se acercó a su pelvis para dejarla en su muslo. Sintió que el youko presionaba un poco y separaba sus piernas un poco. Kurama tocó cada extremidad que había movido y Hiei lo tomó como una orden para mantenerlas quietas.
Sintió que el futón se hundía un poco más cuando el youko se puso a horcajadas encima de él. Kurama le besó; primero sólo un roce de labios, luego un suave beso rápido y finalmente Hiei sintió la lengua de Kurama pidiendo entrada. Él lo permitió y compartieron algo más profundo y más sensual que la desesperada unión de labios en la que tomaron parte antes. Una de las manos de Kurama se arrastró por su pecho y se quedó en su mejilla... La otra cubrió uno de sus pezones. Hiei se sobresaltó, sorprendido, y casi abrió los ojos.
La palma de Kurama estaba helada.
El youko se rió ligeramente y se retiró un momento, luego acarició los brazos de Hiei varias veces. Se inclinó otra vez, pero en vez de ir a por los labios de Hiei, se dirigió más abajo y deslizó su lengua por la piel del cuello de Hiei. La lengua de Kurama estaba fría, también. Hiei arqueó un poco la cabeza hacia atrás, queriendo sentirlo otra vez. El youko accedió, esparciendo fríos besos por su cuello y garganta. Desafortunadamente, no pasó mucho tiempo antes de que el invernal efecto pasase y los labios de Kurama estuviesen calientes de nuevo.
Kurama se alejó un momento y cuando volvió, continuó besando la garganta de Hiei, sus labios y su lengua estaban otra vez fríos. Cubitos de hielo. Determinó Hiei, los dedos moviéndose un poco nerviosamente cuando la lengua del youko acarició el declive de su clavícula. Tuvo que luchar contra el impulso de moverse y apartar la cabeza de su amigo. No le gustaba cuando se aplicaba presión a esa parte de su cuello. Pero pudo quedarse quieto, como Kurama quería. O tal vez, moverse era algo que Kurama quería que él hiciera; el propósito del juego.
Kurama se alejó de nuevo – probablemente para humedecer su boca con los cubitos de hielo. Sus sospechas fueron demostradas cuando los fríos labios y manos volvieron, los fríos dedos recorriendo la parte inferior de sus brazos y los labios por su pecho. La respiración contenida en su garganta cuando sintió a Kurama moverse a la izquierda, tensándose con anticipación mientras su amigo se acercaba a un pezón, preguntándose cómo sería ser aspirado por una boca helada. Encogió sus pies cuando sintió que Kurama exhalar en él--
--Y entonces en un rápido movimiento, Kurama estaba recorriendo con su lengua los lados de su oído. Hiei inhaló bruscamente, sorprendido por el inesperado asalto, girando su cabeza – Kurama no había insistido en que tuviese la cabeza quieta, después de todo. El youko liberó su oreja y besó la sensible carne detrás de ella, enviando pequeñas ondas de placer a través del cuerpo de Hiei que estaban empezando a concentrarse entre sus muslos.
Kurama jugó con su oreja unos instantes más y luego su amigo se tiró hacia atrás, besando suavemente su torso – ignorando sus pezones completamente, para decepción de Hiei. Entonces la fría punta de la lengua de Kurama se hundió en su ombligo y él se retorció, queriendo que su amigo fuera más abajo...
Kurama fue más abajo, pero demasiado abajo. El peso del youko dejó el futón y la próxima cosa que Hiei supo, fue que los suaves labios estaban besando las plantas de sus pies – primero un pie, luego el otro y después empezaron a ascender por una pierna mientras la mano de Kurama acariciaba la otra. Cuando Kurama alcanzó sus rodillas, Hiei tuvo que detenerse a sí mismo de doblarlas para dejarle un acceso más fácil a sus muslos interiores. Hizo un ruido de impaciencia cuando el youko se quedó en su rótula derecha, pero eso no hizo que Kurama fuese más deprisa. Al contrario, eso incitó al pelirrojo a detenerse.
Esta vez, Hiei escuchó el sonido de los cubitos chocando el uno contra el otro cuando Kurama buscó uno en la taza, lo que significaba que el pelirrojo estaba probablemente empezando a disfrutar el juego muchísimo – tanto que ya no se molestaba en hacerlo sigilosamente.
Si Hiei tenía alguna duda sobre si los accesorios eran o no en verdad cubitos de hielo, ésta fue respuesta cuando uno fue pasado lentamente a lo largo de la línea entre su muslo y su abdomen. Él inhaló con los dientes apretados ante la frialdad, que estuvo inmediatamente aliviada por la cálida lengua de Kurama cuando bebió el agua que el cubito había dejado. El dedo índice del youko trazó ese mismo lugar en su otra pierna y Hiei se preparó para una repetición de la actuación – y lanzó un grito cuando la boca helada de Kurama se cerró sobre su pezón izquierdo. Agarró las sábanas del futón con fuerza mientras Kurama alternaba entre lamer y chupar, no haciendo ningún esfuerzo para contener ningún gemido. Dios, le gustaba eso – Kurama sabía lo mucho que le gustaba... y Kurama era tan bueno en eso...
Hizo una especie de medio-gemido, medio-quejido cuando la boca de Kurama liberó el endurecido trozo y no pudo detenerse a sí mismo. Movió sus manos y agarró la cabeza del youko, aplicando un poco de presión para intentar convencerle de que se quedase allí. A Kurama no pareció importarle, pero tampoco accedió. En vez de eso, volvió a colocar las manos de Hiei donde él las había dejado al principio. Hiei hizo un sonido de protesta y Kurama lo silenció con un beso, conduciendo sus fríos dedos a jugar con el otro pezón de Hiei. No era exactamente lo que quería que Kurama hiciese, pero se sentía bien. Así que respondió al beso, dejando que el youko supiese que lo aprobaba.
Jadeó por aire fresco cuando Kurama dejó su boca y sintió al youko cambiarse de posición en el futón. Hiei frunció el ceño cuando se dio cuenta de que su amigo estaba ahora a gatas por encima de él, pero de cara a sus pies. Una pequeña sonrisa apareció en su boca cuando su mente evocó la divertida – y atrayente – imagen de Kurama a gatas con su trasero en el aire. Entonces la lengua del pelirrojo se estaba deslizando deliciosamente hacia la unión de sus muslos, y su atención fue inmediatamente desviada. Levantó sus caderas en una silenciosa súplica para que Kurama continuase; para que le tragase entero... Lo quería...
Kurama se lo dio; rápida y repentinamente, la boca del youko lo metió para dentro y lo bajó, sus labios pasaron lentamente por la longitud de Hiei y luego le liberó. Fue tan rápido, Hiei apenas tuvo tiempo de darse cuenta de lo que había pasado, y aún menos dejarle hacer ningún grito de placer. Gimoteó cuando Kurama besó la parte delantera de sus caderas, esperando que el youko se compadeciera de él.
Uno pensaría que después de casi tres años de copular con Kurama, Hiei le conocería mejor.
El youko ignoró su súplica y empezó a besar al azar sitios de la parte inferior de su cuerpo: caderas, muslos, abdomen,... Entonces su amigo se movió otra vez, volviendo a su posición previa, a horcajadas sobre él una vez más. Kurama rió ligeramente y acarició sus brazos, preparándolos. Besó la parte interior de las muñecas de Hiei y colocó sus brazos por encima de su cabeza. Hiei le dejó que lo hiciese, agradecido de que a su amigo no le diera por atarle, a lo cual era muy afín. Aunque él lo hubiese consentido varias veces porque Kurama se lo había pedido y suplicado, a Hiei no le gustaba estar atado por ninguna razón.
El youko liberó sus brazos y Hiei no los movió. Suspiró suavemente cuando Kurama dejó un dulce beso en cada uno de sus párpados cerrados, como elogiándolo por mantenerlos cerrados todo el tiempo. Hiei pensó silenciosamente que él se merecía el elogio. Le gustaba observar a Kurama durante su cópula – y tenía que admitir que no saber donde Kurama iba a tocarlo después le estaba volviendo loco.
Suspiró otra vez y se estremeció cuando el cubito de hielo empezó a descender por su brazo izquierdo... por el lado... por el exterior de su pierna... y luego por el interior, subiendo por el interior de su muslo, afortunadamente evitando completamente su excitación, para continuar bajando por el interior de su otra pierna... después el exterior, y subió por su cuerpo hasta su brazo derecho, casi como si Kurama estuviese helando uno de esos dioses que parecían humanos. Kurama se inclinó hacia abajo para besar su cuello otra vez, con la boca abierta con la escasa señal de succión... y luego se escurrió más hacia bajo y se quedó en el pezón que él había abandonado antes. Hiei gimió más alto esta vez, esperando que los ruidos obligasen a su amigo a quedarse ahí más tiempo. Era fácil ser así de ruidoso; los dientes del youko se preocuparon del trozo de carne en su boca, mamó de él como si pudiese conseguir leche de éste y se estuviese esforzando.
"Kurama," Hiei pronunció, rompiendo su tácito acuerdo de silencio. "¿puedo...?"
Sintió a su amigo asentir y no perdió tiempo. Enroscó sus dedos en la melena roja de Kurama y sujetó la cabeza del youko en su pectoral, se arqueó hacia la apasionada boca. Los brazos de Kurama se movieron debajo de él para envolverlos firmemente alrededor de su espalda. El pelirrojo se levantó del pecho de Hiei y luego se movió rápidamente hacia abajo para tragarlo otra vez. La boca de Hiei se quedó abierta, pero ningún sonido salió de ella, sólo su pesada e irregular respiración. Esa era otra cosa en la que Kurama era bueno...
De algún modo, Hiei pensaba mientras se retorcía bajo las acciones de Kurama, era más erótico porque no podía ver a su amigo descender por él. Era un poco una contradicción, ya que normalmente observar a Kurama le habría encendido todavía más. Por así decirlo. Esta vez no se le permitía ver, pero tenía una imaginación muy viva. Una que estaba en esta momento proporcionándole la imagen de Kurama yaciendo entre sus muslos, con sus ojos cerrados y su hermoso pelo rojo extendido sobre el abdomen de Hiei, sus propias caderas empujando contra el borde del futón mientras él sujetaba a Hiei constantemente e intentaba sacar su liberación de él...
Pensar se hizo imposible cuando Kurama aceleró el paso, cayendo en el ritmo que Hiei había llegado a amar. Hiei movió sus piernas y las colocó alrededor de la espalda de su amigo, balanceando sus caderas hacia delante y hacia atrás en la boca del youko. Kurama le estaba llevando a ese lugar... a ese maravilloso lugar donde el tiempo se detiene, donde no hay preocupaciones, donde sólo había placer...
He tiró su cabeza hacia atrás y gritó cuando llegó.
Pasaron unos pocos minutos antes de que volviera en sí. Sintió a Kurama estirándose encima suyo, aunque teniendo en cuenta de no poner todo su peso encima de él, pero se tomó su tiempo. Esperó hasta que su respiración se regularizó, hasta que sus extremidades dejaron de temblar... Cuando abrió sus ojos Kurama le estaba sonriendo; una deslumbrante y radiante sonrisa.
"Sabía que sería divertido." Susurró con excitación, inclinándose hacia abajo para sembrar pequeños besos por la cara y el cuello de Hiei. "Deberías haberte visto. Estabas tan hermoso... no podía apartar mis ojos de ti."
Hiei no contestó enseguida, pero rodeó con sus brazos el cuello de Kurama y besó su mejilla. "... Mantuve mis ojos cerrados."
Kurama permaneció en silencio por un momento. Después estalló en un ataque de pequeñas risas, dándose la vuelta par que ambos estuvieran estirados de lado. "Oh Hiei, tonto... ¡Ese no era el propósito del juego!" Él insistió, abrazando a Hiei hacia él, pasando su nariz por su pelo.
"¿Entonces qué era?" Preguntó Hiei. "Pensé que era un reto."
"No del todo." Kurama respondió, acariciando arriba y abajo su espalda con una mano. "Lo leí en la revista. Aparentemente, hay cuatro secretos senderos de placer que se pueden seguir en el cuerpo de un hombre para darle una increíble experiencia. Cogí el 'lento y sensual'." Besó la nariz de Hiei. "No eres exactamente un hombre, pero imaginé que serviría." Añadió con un guiño. "¿Entonces... que te ha parecido?"
¿Increíble? Ciertamente no. Pero había sido lento, sensual, placentero, impredecible, ... "Sabes, considerando que eso está escrito por mujeres, saben bastante sobre hombres..."
"¿Entonces te gustó?" Preguntó Kurama, frotándose intencionadamente contra el cuerpo de Hiei.
"Claro que me ha gustado." Respondió Hiei, y luego movió su mano para tocar la erección que Kurama todavía poseía. "Lo siento, youko. Me ocuparé de ti en un minuto."
"¿En un minuto?" Kurama repitió. "¿Por qué en un minuto?"
Hiei se alejó y cogió la revista, agradeciendo el hecho de que Kurama hubiese guardado la página. Ojeó las páginas que contenían el juego al que acababan de jugar y sonrió. Había más. "Es mi turno."
"Pero tú no lees en inglés." Protestó Kurama. "¿Cómo puedes saber lo que tienes que hacer? No quiero leértelo todo en voz alta, Hiei." Se quejó. "Lo quiero ahora. ¿Por favor?"
Hiei estudió las páginas. "Hay dibujos, Rojo. Puedo leer los dibujos. Mira," añadió señalando la figura en verde del cuerpo humano con puntos y líneas decorándolo. "hay hasta diagramas. Creo que lo haré bien." Sonrió cuando pasó el método que Kurama había utilizado en él y vio el siguiente. Habían hecho 'Slow and Sensual'. Tal vez era la ocasión para 'Fast and Furious'.
Regresó al futón y movió a Kurama para que estuviese boca arriba, poniéndose a horcajadas en el estómago del youko. "¿Quieres jugar otra vez?"
Kurama hizo una mueca. "Hiei, por favor no hagas el 'lento y sensual'. Por favor. No puedo esperar tanto."
Hiei le sonrió con malicia. "¿Crees que lograrás no gritar? ¿O quieres una mordaza?"
"... Pero a mí me gusta gritar." Kurama replicó de forma poco convincente.
"Y a mí ver." Hiei señaló. Se inclinó hacia abajo para respirar en el oído de Kurama. "Pero si gritas," Susurró. "... hazlo en inglés."
~ Owari ~
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Qué? Qué os ha parecido? Está bien, no? Espero que sí, porque a mí me gusta mucho ^_^
Antes de despedirme quería agradeceros los reviews de la última traducción. Muchísimas gracias!!! ^____^
También quería decir un par de cosas a un par de personas que me dejaron review. Os respondo aquí porque supongo que leeréis este fic, ya que dijisteis que queríais un lemon ^^
Kiri Miyamoto, muchas gracias por el review, antes que nada ^^ Sobre lo de que por qué no escribo uno yo... me gustaría decir que tengo algún que otro fic por ahí escrito, pero no es el caso. Yo siempre digo que hay dos grupos, los escritores y los lectores ^_^ Yo me considero del grupo de los lectores, no tengo demasiada imaginación ^^' Pero si algún día escribo algo decente, ya lo publicaré.
Voz del silencio, gracias por el review a ti también ^_^ Me encantó lo que dijiste de que somos como soles en el invierno polar! Espero que este no te haya decepcionado.
Puede que veáis que faltan letras, eso es cosa de ff.net, cuando pueda lo arreglaré (a ver cómo lo hago...). Pasa cuando acentúo palabras... es que acaso quieren que la gente escriba mal?!
Mmm... creo que no tenía que decir nada más... Sólo que el fic de capítulos está en proceso y no tardaré en publicar el primero ^___^
Mata ne!!!
