Capítulo Séptimo: Controlar y no reprimir


- ¡Estás bien! - exclamó Raven con una débil sonrisa, mientras volvía a cerrar los ojos y a respirar profundamente.

- ¿Yo? - le habló Beast Boy angustiado - ¡¡Yo no importo!! ¿Cómo estás? -

Raven frunció el entrecejo, esforzándose en recordar o quizá para recuperar más energía. Se sentía con pesadez y tenía una horrible sensación de amargura en la boca. Intentó sentarse pero lo único que consiguió fue aumentar sus malestares.

Y a la mente de Raven llegaron tantas cosas de forma abrupta: Slade, batalla, amenaza, golpes, descontrol, enfrentamientos... frialdad, ira, venganza.

Ella la controló. Ella la dominó completamente

El rostro de Raven palideció más y nuevamente trató de sentarse. Pero sentía que todo su cuerpo estaba hecho de metal y que tenía las fuerzas de un recién nacido.

- No te muevas - decía Beast Boy tomando los hombros de la joven para obligarla a mantenerse recostada. No fue necesaria fuerza alguna para ello. Raven simplemente no estaba con sus energías recargadas.

Raven cerró los ojos esforzándose en recordar con mayor precisión todo lo había acontecido. El simple hecho de imaginar que la ira la dominó no le daba una señal de lo que haya acontecido fuera bueno o agradable.

- ¿Nos.... vamos? - Raven escuchó su propia voz en un tono dudoso. Los ojos azules de la fémina se abrieron abruptamente al instante que los latidos de su corazón se aceleraron.

- No - respondió otra voz parecida a la de ella, pero en solemne tono - Aún hay detalles que podríamos aportar para un pronto reestablecimiento -

Beast Boy esquivó varias veces su mirada, como si ella le estuviera acusando y él se justificara diciendo 'No es a propósito el que yo esté aquí' . Después de todo él no le mentía. Beast Boy no planeaba volver a introducirse en su mente, no si eso la enfadaba. Más aún con lo que recientemente descubrió, el profundo odio que ella le tiene.

- ¿Qué hacemos aquí? - preguntó Raven sosteniendo la base de la estructura lisa en la cual estaba recostada. Beast Boy la ayudó a sentarse, como si con ello menguaría el coraje que a ella le daría.

- Te juro que fue sin querer. Yo no estaba ni a un metro de tu habitación -

Raven le miró extrañada y sintiéndose mal al mismo tiempo. Un malestar diferente a las sensaciones físicas que le seguían fastidiando. El tono del chico verde tenía un sabor a decepción y pánico. Como si le temiera, como si quisiera nunca más volver a verla.

- ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó abruptamente. Beast Boy sobresaltó ante el cambio de actitud de Raven. Lo que él anteriormente interpretó como enfado ahora era un miedo terrible de querer y no querer saber. Era una extraña mezcla entre su estado intelectual y estado temeroso.

Beast Boy bajó la cabeza y pareció fascinado con un imaginario cuadro que estaba a sus pies.

¿Acaso era sencillo decirle 'Solamente descubrí que me odias a tal punto de que quieres matarme'? No, no lo era. Porque esa idea le cuesta a él más pronunciarla que aceptarla.

En ocasiones él creía que en el fondo le caía bien a Raven, sólo que ella ponía sus límites porque era parte de su personalidad. Así la había aceptado. Muy raras veces le gustó fantasear con la idea de que lo que tienen era especial e indefinible. Le encantaba protegerla en las batallas así como le hacía sentir que era importante para ella cuando le protegía con sus barreras o le curaba sus heridas.

También le agradaban las extrañas pláticas que mantenían, cuando él se esforzaba intensamente por hacerla reír y cómo no cedía la muy terca (No se imaginaba que su estado alegre hasta le dolía el estómago por tantas carcajadas). Cuando ella le replicaba lo infantil que era y sin embargo bien que se dejaba arrastrar en sus niñerías, como aquella ocasión en que Beast Boy quiso gastarle una broma pesada a Cyborg, pero desafortunadamente la afectada fue Starfire. Raven le fue cómplice silencioso aún en contra de su voluntad.

- ¿Qué fue lo que hice? - preguntó Raven apartándose notablemente de él.

Beast Boy seguía sin mirarla. Ni una palabra salía de sus labios. Y esto, aparte de exasperarla, la ponían más ansiosa y tensa.

Raven volvió su mirada hacia su entorno, siendo totalmente consciente de la presencia de sus estados de ánimo. Incluso estaba esa emoción. Los azules orbes de Raven se volvieron hacia Beast Boy y luego a la joven de traje tan negro como el color de sus ojos.

La joven de traje amarillo dio dos pasos, a notable fastidio de la chica púrpura quien ya veía que sus momentos junto a Beast Boy finalmente se acabaron.

- Creo que puedo ayudarte - le dijo la joven de traje amarillo en su habitual tono solemne. Su ya normal grupo de páginas mágicas aparecieron y se fundieron en sus manos, las cuales dirigió hacia Raven, quien adquiría al instante tantos conocimientos.

Y esta información pareció brindarle fuerzas a Raven porque, apenas terminó de procesar lo que su estado intelectual le quiso transmitir, se levantó abruptamente de su sitio, ignorando todos sus malestares físicos.

- Debes irte de aquí - le dijo ella con firmeza. Beast Boy apretó los puños.

La joven intelectual de inmediato creyó que él le saldría con un comentario tipo 'sella tu mente' como él le había soltado en momentos anteriores.

- Sí, claro - le respondió Beast Boy mientras se incorporaba y silenciosamente le preguntaba cómo salir.

Raven alzó su capucha azul para cubrir su rostro, y juntó las manos para abrir un portal hacia el mundo real. Cuando escuchó en su propia voz unas palabras que la dejaron congelada de la impresión.

- No me dejes...-

Raven abrió los ojos desorbitadamente. Era su voz la que había soltado las palabras, pero no fue ella la que dijo aquello. No fue exactamente ella.

Beast Boy miró a la chica de traje gris apretarse las manos y temblando de pies a cabezas, luego se abrazó a sí misma antes de seguir hablando con voz quebradiza:

- No quiero que te vayas - la joven bajó su capucha gris, dejando en claro su rostro sonrojado y empapado de delicadas lágrimas - No quiero que sigas pensando que te odio -

- ¡Eso no es cierto! - reclamó directamente Raven quitándose su capucha azul, para encarar firmemente a su personalidad - ¡¡Yo sí lo odio!! ¡¡Detesto sus niñerías!! ¡¡Aborrezco su falta de madurez!! ¡¡Es un imprudente y patético.... -

- ¿Sabes? Capté el mensaje - le cortó Beast Boy tratando de sonar indiferente - Sólo quería asegurarme de que estabas bien. Y como sí lo estás, entonces déjame salir de aquí -

Raven apretó los puños mirando con fiereza a su personalidad tímida, luego volvió a juntar sus manos. Beast Boy apartó su mirada de la chica gris para fijarse en la nada. Las palabras de Raven, de la propia Raven, hacían eco en su mente. Y le dolía terriblemente.

- Yo tampoco te odio - declaró con firmeza su personalidad de traje púrpura. Sin embargo en esos precisos instantes no le hacía honor a su característica. Los ojos azules se le llenaron de lágrimas que no tardaron en rodar por sus mejillas - ¡¡Demonios!! - masculló contra sí misma al pasarse las manos por el rostro - Odio que esto suceda -

- ¡¡Pero yo sí lo detesto!! - replicó Raven fríamente, tratando de no alterarse.

- Si tú lo dices - la chica feliz sonrió con notable tristeza, mientras su larga capa comenzaba a oscurecer, al igual que su traje, al igual que las joyas que adornaban su traje.

- Otra más a la lista - comentó la personalidad intelectual al ver que el color púrpura se perdía cada vez más.

Raven las miró entre desesperada e irritada.

- ¡¡Váyanse de aquí!! - les reclamó molesta - ¡¡No necesito más espectadoras!! -

Fue cuando la joven verde se percata que su traje también se estaba volviendo negro, como el de su compañera.

- ¡¡Vaya!! Existen diversos tipos de valentía - exclamó asombrada - Pensé que todo eran batallas físicas, pero también hay las mentales - Luego volvió su mirada hacia Beast Boy, quien sintió al instante aquellos ojos azules clavados en él, orbes que iban oscureciendo, al igual que su traje - Yo tampoco te odio. Es más, admiro tus poderes de transmutación. Además me has salvado algunas veces ¡¡Y adoro el verde!! -

- Y yo le he salvado otras, así que estamos a mano - Raven estaba perdiendo el control de sí misma - ¡¡Ya dejen de entrometerse!! -

- Nadie te está sujetando - observó con timidez la joven gris, la única que no cambiaba el color de su traje, aparte de su estado intelectual.

- Dejen de meterle esas estupideces en la cabeza a Beast Boy - reclamó Raven comenzando a temblar.

- Diga lo que diga esta mujer - replicó una de sus personalidades ya inidentificable porque estaban 3 con el traje negro - Aquí siempre tendrás un espacio, Beast Boy -

El joven atinó a pasar su mirada por cada una de sus personalidades. La única que no había abierto la boca en todo ese tiempo era aquella parte de Raven que lo había llevado ahí.

Fue entonces cuando se dio cuenta.

- No puedes pasarte toda la eternidad reprimiendo tus emociones - dijo Beast Boy acercándose a Raven y posando una mano en su hombro.

- ¡¡Tú no entiendes!! - le recriminó Raven más alterada - Vete de aquí -

- Estás provocando que desaparezca lo mejor de ti - insistió el joven colocando su mano en el otro hombro y volviéndola hacia él.

- ¡¡Desaparecerá todo!! - dijo Raven bajando la mirada - ¡¡Todas estas emociones!! -

- ¿Y qué quedará de ti? - preguntó Beast Boy presionando con firmeza sus hombros. Raven no quería mirarlo.

- ¿Estás consciente de que corres un grave riesgo al estar junto a mí? - respondió impulsivamente Raven colocando sus manos en los brazos de Beast Boy - Puedo perder nuevamente el control de mis emociones y no sé si... -

Beast Boy acercó su rostro al de ella.

- Si sigues reprimiendo todo lo que sientes entonces volverás a explotar - le dijo con sencillez - Será más fácil para ti si de cuando en cuando exteriorizas lo que sientes. Ya sea enojo, felicidad, miedo... -

- No puedo darme ese lujo. Mis poderes se manejan por el perfecto control de lo que siento -

- Sólo te pido que no reprimas más tus emociones - dijo Beast Boy sonriendo.

Aquella confianza que reflejaba su mirada verde e intensa fue más que suficiente para bloquear cualquier rastro de raciocinio en Raven. Ella ejerció mayor fuerza en sus brazos y lo haló hacia su rostro.

Beast Boy apenas sintió los cálidos labios de ella sobre los de él, se dejó llevar por sus impulsos y correspondió a aquella sublime caricia, la que su subconsciente le gritaba ejecutar cuando la veía indefensa, lastimada y él quería reconfortarla. Y que él también reprimió extraordinariamente.

La felicidad brilló en Raven, junto a la valentía... y el amor. Raven apenas separó sus labios de los de él, posó su barbilla en el masculino hombro, dejando que la inundaran los nervios por su osadía y la felicidad de aquel beso correspondido.

Fue cuando Raven se percató que las tres jóvenes, antes de negro, ahora resplandecían sus colores a toda potencia. El púrpura de la joven alegre, el verde de la valiente y el transparente del amor.

¡¡¡¿¿¿Trasparente???!!!

Raven brincó abruptamente mientras Beast Boy intentó mirar a lo que ella le causó tal sobresalto, por una milésima de segundo creyó que la descendiente había aparecido para arruinarles tan perfecto momento. Pero el sonrojo de Raven al taparle los ojos fue más que suficiente para hacerle saber que no era así.

- ¡¡¡No me veas!!! - le ordenó roja hasta la médula - O sea... - intentó corregirse de inmediato - No la veas -

- ¿Qué está pasando? - preguntó extrañado forcejeando juguetonamente por liberarse de las manos de ella sobre sus ojos.

- ¿Acaso no pudiste elegir otro tono para vestirte? - reclamó Raven intimidada - ¿Por qué el transparente? -

- El amor es de esta tonalidad, a diferencia de la represión, que es negra -

Beast Boy dejó de forcejear mientras armaba el rompecabezas en su mente. Pero de inmediato sintió que Raven lo zarandeaba.

- Y tú no imagines lo que no debes si es que quieres salir de aquí con vida -

Beast Boy se soltó de Raven, pero de inmediato le dio la espalda a sus personalidades.

- Está bien... está bien... - le dijo sonriendo al notar por primera vez el brillo en su mirada azul, que no tenía nada que ver con la tristeza, y el sonrojo de sus mejillas - ¿Nos vamos? - Raven lo tomó del brazo mientras asentía. Beast Boy le hizo una seña a las demás si volver sus ojos hacia ellas - ¡¡Nos vemos, chicas!! -

- Eso ni lo sueñes - le dijo Raven concentrándose en abrir un portal hacia la torre de los titanes.

Cuando Beast Boy abrió los ojos, lo primero que sintió fue algo suave debajo de su espalda, y algo sólido sobre su pecho. Raven estaba recostada sobre él, con los ojos cerrados y con la expresión de felicidad y paz al mismo tiempo. Era como despertar de un profundo sueño para volver a una magnífica realidad.

Beast Boy se sentó en la cama, despertando de forma silenciosa a Raven, si acaso ella se encontraba dormida. Lo primero que hizo fue soltar una risita entre nerviosa, feliz e incrédula.

Raven por su lado arqueó una ceja mientras se cruzaba de brazos, tratando de adoptar una posición de profundo enojo, claro que todo se quedó en el tratando.

- Me parece que te he dicho un centenar de veces que mi cuarto está prohibido -

Beast Boy se llevó una mano a la nuca y se la sobó en señal de justificarse.

- Je! No lo creerás, pero una extraña serie de acontecimientos me dejó aquí - dijo mientras se levantaba y se dirigía a la puerta.

- Hey! Beast Boy - escuchó él antes de tocar la puerta de salida, y se volvió hacia Raven, encontrándose en el precioso instante en que ella posaba sus labios sobre los de él, provocando cosquillas alrededor del estómago de ambos, como si fuesen mariposas danzando en el parque en un día despejado. El contacto fue breve y fugaz, pero suficientemente claro para poner todo en orden entre ambos - Eso sí... No te esperes esto todos los días y a cada rato - declaró Raven como si nada hubiese ocurrido.

De pronto sintió el brazo de Beast Boy sobre su espalda, mientras la recostaba hacia atrás al momento de que sus labios volvían a encontrarse.

- Tú tampoco lo esperes por mi lado -

Y dicho esto, salió de la habitación de Raven, dejándola con una extraña sonrisa de satisfacción total.

Si Beast Boy entrara en esos precisos instantes a su mente vería a su personalidad feliz revoloteando por todo el sitio, a su lado temeroso con la sensación de que esta nueva relación terminará tarde o temprano pero dispuesta a disfrutarlo al máximo. Su ira actualmente estaba aplacada y seguro que saldrá a flote si algo malo le vuelve a ocurrir a su chico verde. Y su lado recientemente descubierto, el amor, danzaba feliz al sentir que nunca más sería reprimida.


Starfire sonrió encantadoramente mientras se recostaba en el hombro de Robin.

¡Cómo adoraba la paz de esos benditos instantes! ¡Cómo le encantaba la inteligencia, valor y fortaleza de su acompañante!

La pelirroja sonrió ampliamente al sentir la mano de Robin posarse sobre su hombro en una forma de reconfortarla y darle calidez.

¡Cómo lo amaba!

Lo que ignoraba la joven pelirroja era que no sólo la Luna y las estrellas eran testigos silenciosos de esos benditos momentos.

Una fémina, de larga melena negra, les miraba con ansias de venganza.

Finalizado 'Nunca digas nunca'


Notas finales: Lamento si quedó empalagoso (Sí, claro, cómo no!! Me infartaba sino quedaba al menos con un beso por parte de estos dos) y estoy tan feliz en este fandom que para que vean que soy niña buena, les adelanto la trama de mi siguiente fict: Les dije que mi segundo capítulo predilecto de la serie era Sisters, ne? Pues imaginen: Blackfire vuelve para vengarse de su hermana. Y no sé si ya alguien ha hecho fict sobre esto, pero dudo mucho que lo haya hecho como yo lo voy a hacer. Esta aclaración debido a que cuando ya tenía algunos capítulos de 'Nunca digas nunca' me vengo a topar con uno que tenía ligeros parecidos. Me encantó el fict. Pero el desarrollo afortunadamente no fue lo mismo o ya comenzaba a sospechar que algo extraño pasaba conmigo.

¿Peleas con la descendiente? Ummm.... la idea del fict era menos violenta y la inspiración no me dio para ello. Veremos qué sucede en el siguiente fict que, como ven, será una secuela de este.