Capítulo 36: UNA NUEVA VIDA

El viento viajaba con una suavidad inusual, el aire estaba impregnado con el dulce aroma de las flores, flores pequeñas y hermosas que cubrían el terreno y el cielo muchos pájaros volaban en grupos, algunos de los cuales cantaban.

El terreno era inmenso, quizá, infinito. Estaba completamente florecido, no había angustia, no había dolor, no había desesperación, solo una tranquilidad contagiosa y especial. Se miró las manos, estaban limpias, no tenían moretones, ni cortadas, estaban como si nada; se sorprendió al fijarse en su ropa, llevaba puesto en un pantalón blanco y una camisa manga larga del mismo color, además estaba descalzo. Levantó la mirada y a unos pasos suyos estaba una pareja que le sonreía ampliamente. Los reconoció de inmediato, uno de ellos era una mujer joven de cabello rojizo y largo, con el mismo color de sus ojos, el otro era un hombre muy parecido a él, el mismo cabello negro azabache indomable pero el color de los ojos era azul; los dos también estaban vestidos de blanco. Corrió hacia ellos y los abrazó con fuerza mientras las decía:

-Papá... mam

-¡Como estas de grande, Harry! - le dijo su madre mientras le acariciaba el rostro con cariño.

Y era verdad, Harry estaba un poco más alto que su madre y casi del mismo tamaño de su padre.

-Estamos muy orgullosos de ti, Harry - le decía James Potter mientras ponía una de sus manos en el hombro de su hijo.

-Lo hiciste muy bien, y lo venciste sin dejarte caer... pero debes saber que aún no eres bienvenido aquí.

-¿A qué te refieres, mamá? - preguntó Harry sorprendido.

-No es tiempo que estés aquí - le respondió Lily -. Aún no.

-Todavía te faltan muchas cosas por vivir hijo, tienes que terminar de recorrer tu plan de vida - le dijo en tono reflexivo James.

-Pero... ¿entonces no estoy muerto?, ¿qué hago aquí?

-Muerto no estas, esto es solo un pequeño regalo que nos dio el cielo, unos valiosos minutos para estar contigo y animarte a seguir adelante - decía Lily con cariño.

-¿Seguir adelante? - dudó Harry.

-Si, hijo - ratificó James -. Una nueva vida espera por ti...

-¿Piensas desaprovecharla? - interrumpió otra voz.

Harry giró con rapidez, él conocía esa voz, era...

-¡Sirius! - dijo Harry con alegría.

-Este es un momento familiar, Sirius - le dijo Lily con el entrecejo fruncido, aparentando disgusto.

Harry observó a su padre que trataba de contener la risa, provocando que se sonrojara y Harry sonrió, a pesar de todo seguían siendo los mismos.

-¿Y yo que soy... un desconocido? - se defendió Sirius con actitud ofendida que nadie le creyó -. Déjame recordarte que James y tú me nombraron su padrino - agregó señalando a Harry.

-Si, y fue mala idea... ¡cómo se me pudo olvidar que eras un entrometido!- dijo Lily aguantando la risa.

-Pues gracias a meterme en lo que no me importa Potter y tu se casaron... ¡cómo te quedo el ojo!

-¿Siempre fueron así? - le preguntó Harry a su padre.

-Toda la vida - respondió James con una sonrisa.

-Como te decía, Harry - continuó Sirius mirando de reojo a Lily - ¿piensas desaprovechar tu nueva vida?... fíjate que hay muchas personas que te esperan, que han estado junto a ti desde el principio, como Ron, Hermione, la familia Weasley...

-Hagrid y Dumbledore - completó Lily mirando a su hijo a los ojos.

-¿Y piensas dejar a un lado tu aspiración de convertirte en jugador de quidditch profesional? - le preguntó su padre.

-¡O es que acaso piensas dejar pudrir la saeta de fuego! - le dijo Sirius en tono de regaño bastante fingido -. Para esa gracia te hubiera regalado una Barredora 5.

-Ehhh... esas escobas son del tiempo de Upa - le dijo Harry a Sirius mirándolo de reojo.

-Vez... aún te quedan muchas cosas por hacer. Además tienes que estar bien, por esa persona nueva que llegará a tu vida - le dijo Lily con cierta sonrisa de complicidad, la misma que tenían James y Sirius.

-¿A qué persona te refieres mamá?

-Pronto lo sabrás... no comas ansias.

De pronto Harry notó que se estaba poniendo transparente, estaba a punto de desaparecer.

-Se acabó el tiempo - le dijo su madre -. Es hora que regreses.

-¡Pero no me quiero ir! - le dijo Harry mientras la abrazaba.

-Si no lo haces te echan - intervino Sirius.

-Siempre estaremos contigo, hijo - decía James y comenzó a darle suaves golpecitos en el pecho - Aquí, en tu corazón.

-¡Adiós, mi niño! - y Lily le dio un beso en la frente.

-Cuídate mucho... y disfruta de todo lo que esta por llegar - dijo James y lo abrazó.

-Suerte con el quidditch, y no desperdicies esa maravillosa escoba - le dijo Sirius mientras le daba palmaditas en una de las mejillas.

Harry se apartó de ellos con mucha tristeza, se miró las manos y pudo ver a través de ellas, con rapidez llegó a sus ojos una cegadora luz blanca y lo último que vio fue a sus padres y a su padrino sonriéndole antes de que los cerrara. Al abrirlos de nuevo vio a un viejo conocido.

-Bienvenido - le dijo Albus Dumbledore y le sonrió de manera serena.

-¿Dónde...? - preguntó Harry sin aliento, el cuerpo le dolía demasiado.

-Estas en el Hospital San Mungo - le aclaró el profesor.

-¿Cuánto...?

-Una semana... pero no hables, tienes que conservar las energías.

Harry realizó lo que para ese momento era un esfuerzo sobrehumano, giró un poco la cabeza, con la vista nublosa pudo distinguir que la habitación en la que se encontraba estaba abarrotada de arreglos florales, muchos regalos y un tumulto de cartas.

-No se sabe cómo... pero toda la comunidad mágica se ha enterado de lo ocurrido - le indicó Dumbledore con cierta inocencia -. ¡Tan solo hace cinco minutos regresé de una súper fiesta en tu honor!

-¿Una... fiesta?

-Sí, no solo una... muchas, en todo el país. También algunas en el extranjero, pero prefiero las de aquí. ¿Cómo más se celebraría la caída de Lord Voldemort?, imagínate, una semana de festejo ininterrumpido. Esto esta mejor que el carnaval de Río.

-¿Y ya no está?... ¿se fue?- le preguntó Harry con esfuerzo, sin duda se refería a Voldemort.

-Para siempre... sin duda. Esperemos que en su próxima vida sea un poco más inteligente y no se dedique a hacer infelices a los demás.

-Profesor... hay algo...

-Ahora no, Harry... descansa un poco. En unas horas dejaré ingresar a tus amigos que están ansiosos en verte.

Harry asintió con la cabeza, le sentaría muy bien ver a Ron y a Hermione en ese momento.

Al caer la noche Harry ya se hallaba incorporado en la cama y tenía los lentes puestos que habían recuperado su aspecto habitual por obra y gracia de la varita del profesor Dumbledore. Durante toda la tarde el anciano maestro se la pasó comiendo los dulces que los magos le habían enviado a Harry y también le leyó algunas de las centenares de cartas que tenía, incluida una de Hagrid. Luego el profesor se paró, fue hasta la puerta y la abrió:

-Pueden pasar - dijo

Y el primero en entrar fue George mientras decía:

-¡Por Dios!... si estas hecho un mamarracho.

-¡George! - le advirtió la señora Weasley.

-Pero si es la verdad - lo defendió Fred -. Cuando lo encontramos parecía un Santo Cristo.

-Por lo menos la semana que dormiste como angelito te sirvió - le dijo Ron mientras se sentaba a su lado -. ¡Ya no tienes tan mal aspecto!

Durante la siguiente hora los gemelos y Ron le contaron como lo encontraron: fue al día siguiente cuando en las horas de la mañana fueron a visitarlo y Fred lo descubrió tendido en el suelo de su habitación de bebé. Pero Harry no prestó mucha atención ya que continuamente observaba a Hermione quien iba vestida con un vestido color lila en tela vaporosa que le llegaba a las rodillas y se cubría con una chaqueta de jean, en el cabello tenia dos trenzas.

-Y desde entonces hemos venido todos los días, esperando a que despertaras - dijo distraídamente el señor Weasley que estaba jugando con un aparato que Harry distinguió como un móvil.

-¡Arthur!... se más cortés con Harry - le dijo la señora Weasley -. Y devuélvele ese chisme muggle a Hermione.

-Aún no, Molly - dijo el señor Weasley concentrado en la pantalla del aparato -. Todavía tengo dos vidas con mi nave intergaláctica.

Todos en la habitación estallaron en carcajadas, mientras Ginny se acercaba a Harry y le decía en voz baja:

-¿Quieres algo de tomas?

Harry negó con la cabeza, escasamente podía pronunciar la palabra quidditch.

-Te hará bien - insistió Ginny.

Harry volvió a negar y vio como Hermione observaba la escena con recelo. De pronto, y mientras los demás seguían riéndose, el señor Weasley gritó con terror mientras tiraba el móvil en la cama de Harry.

-¿Arthur... qué ocurre? - chilló la señora Weasley con la mano en el pecho.

-¡Esta vivo!... ¡se mueve!... ¡y pita! - dijo el señor Weasley señalando el aparato.

-No se preocupe, señor Weasley - lo tranquilizó Hermione -. Solo esta entrando una llamada.

Hermione cogió el teléfono y contestó la llamada, por último dijo:

-Ya bajo... - y colgó.

-¿Te vas? - preguntó Ron.

-Si... mis padres me están esperando en la recepción - dijo ella mientras se guardaba el móvil en uno de los bolsillos de la chaqueta.

-Hermione... en otra oportunidad me lo prestas - le dijo el señor Weasley - ¡y te prometo que la próxima vez no grito!

-¿Sabe qué, señor Weasley? - dijo Hermione conteniendo la risa -. Voy a tenerlo en cuenta para obsequiarle uno en su próximo cumpleaños.

-¿De verdad? - le dijo el señor Weasley mientras le brillaban los ojos a causa de la ilusión.

Hermione asintió con la cabeza mientras le sonreía. Luego de despidió cortésmente de todos los presentes y fue a despedirse de Harry. Vaciló unos instantes ante la cercanía de Ginny, la pelirroja se hizo a un lado y Hermione le dio un rápido beso en la mejilla, segundos después salía de la habitación. En esos momentos Harry deseó haber estado solo, detenerla, despojarla de sus prendas y tomarla entre sus brazos, como tantas veces había hecho, así tuviera que aguantarse los agudos dolores en todo su cuerpo. Pero ya llegaría el día, a fin de cuentas, ya no había ningún Voldemort estorbando.

Una semana después Harry salía del hospital, y acompañado por la familia Weasley fue hasta su casa. Al ingresar en ella quedó maravillado por la limpieza y el orden perfecto en que estaba. Luego Ron en tono sarcástico dijo:

-¿A que no adivinas quién la limpió?

-¿Tú? - preguntó Harry entre risas.

-El mismo - dijo Ron -. Y yo que quería evitar ese tipo de actividades...

-Fíjate cómo es la vida - le dijo Harry reflexionando.

-Si, sobre todo para que valores lo que significa mi amistad.

-Lo tendré en cuenta para el futuro.

Ante la insistencia de la señora Weasley, Harry permitió que Ron se quedara para hacerle compañía durante algunos días y en ese tiempo se divirtieron mucho, enviaron las solicitudes a los equipos de quidditch, incluido Ron que presentaría pruebas para la posición de guardián. Durante ese tiempo, extrañamente no tuvieron noticias de Hermione; ambos se cuestionaron por qué no se les había ocurrido pedirle el número telefónico o la dirección de su casa..

A finales de agosto Harry recibió una carta que lo sorprendió bastante.

Estimado señor Potter:

Como gerente del Banco Gringotts sede Londres, me permito informarle que usted ha heredado el contenido de la bóveda 711 que en vida pertenecía al señor Sirius Black.

Por favor, acérquese a nuestra entidad lo más pronto posible para la documentación pertinente.

Cordialmente Lionel Knowles

Gerente General

-Heredero... - decía Harry sin creérselo.

El 5 de septiembre fue la Callejón Diagon y legalizó la transferencia del dinero de Sirius a su bóveda. Cuando estaba disfrutando de una cerveza de mantequilla en El Caldero Chorreante vio pasar con rapidez a Hermione, se dirigía al Londres muggle y llevaba cargando con ambas manos un paquete lleno de libros. Harry la siguió con cautela y ella ingresó en un estacionamiento, eso era lo que Harry necesitaba, un lugar privado para hablar a solas. Aceleró el paso y la cogió del codo derecho obligándola a girar con rapidez, en ese instante se le cayeron los libros mientras Harry le decía:

-Hermione, tenemos que ha... - se quedó mudo al notar algo extraño en ella y Hermione retrocedió unos pasos completamente asustada.

Harry bajo un poco la mirada y vio que ella estaba...

-Embarazada... ¡estas embarazada!

Hermione se cogió su barriguita con ambas manos y Harry perdió el dominio de su carácter, algo bastante común en él.

-Me habías dicho que no lo estabas... ¿quién es el mentiroso ahora?

-Déjame en paz...

-¿Por qué me lo ocultaste?

-No quería que también hirieras a mi hijo - le dijo ella con desesperación.

Harry la acorraló contra uno de los automóviles.

-¿Y crees que escondiéndome las cosas ibas a evitar que algún día me enterará?

-¡Aléjate! - le dijo ella tratando de apartarlo.

-¡Nunca!... no puedo creer que me hayas hecho esto.

-¿Y lo que me hiciste tú a mí?- le gritó Hermione mientras lo empujaba y Harry perdía el equilibrio.

-¡Yo no te hice nada!... todo fue por... - E interrumpió lo que decía al fijarse en la postura de Hermione.

Ella había cerrado los ojos y estaba completamente concentrada, solo significaba una cosa...

-¡NO! - gritó Harry tratando de cogerla.

¡Plin!... Hermione había desaparecido... ahora podría estar en cualquier lugar del mundo.

Harry se quedó solo en el estacionamiento, impotente y completamente confundido.

FIN

Dedicado a Manel Zamorano Olagaray

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Paulisima, Gamsdeep, Hermi De Harry y Lilyem, muchas gracias por sus mensjaes.

Agradesco también a todos los que plasmaron su presencia a lo largo de las extensas actualizaciones de este fict