Esta historia fue escrita por una amiga mia que se llama Alie . yo la estoy publicando y espero que le dejen muchos reviews ok????

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Juntos a pesar de todo

Era una mañana alegre para una joven de hermosos ojos miel y cabello castaño rizado, puesto que ese día regresaba a su tan amado colegio...

Había esperado con ansia el término de las vacaciones. No era nada raro en ella. Era la mejor estudiante de todo su colegio. Le encantaba estudiar, sentirse inteligente.

Muchas veces la llamaban "sabelotodo" pero a ella no le importaba, ese sobrenombre era algo que le provocaba un gran orgullo. A ella y a sus padres...

Sin embargo no sólo esa era la razón de sus ganas por retornar al colegio. Había otra, y más poderosa que la anterior. Una razón que había aparecido dos años atrás, y que nunca había sentido... Su razón era tan simple, pero a la vez tan compleja, que podía resumirse en una sola palabra: amor.

Sí, el amor había entrado a su vida de la forma menos esperada, con la persona menos esperada, pero había entrado, y, por desgracia, ya no había vuelta atrás.

Él era compañero suyo, no pertenecía a la misma Casa, pero lo veía de vez en cuando, provocando una sensación inexplicable en su pecho. Le encantaba observarlo, admirarlo, amarlo...

¡Cuánto lo extrañaba!

Era increíble todo el amor que sentía por él. Era inexplicable... no entendía cómo podía ser tan frágil la franja que separaba el odio del amor... Sí, ella lo odiaba y lo amaba, todo al mismo tiempo... pero el amor era más poderoso que el odio, y a cada instante el amor iba ganando terreno en su corazón... borrando casi por completo el odio.

No supo nunca bien cuál había sido la razón de su enamoramiento hacia él...

¿Habían sido sus fríos y penetrantes ojos grises, acaso?

¿O había sido su personalidad arrogante y aplastante?

No lo sabía, sólo sabía que en un momento de su vida todo había dado un vuelco radical...

Había comprendido el por qué de sus lágrimas derramadas cada vez que él la insultaba. Nunca lo hacía en su presencia, pero cuando nadie la veía, cuando se encontraba acompañada de la soledad, era ahí cuando dejaba que todo su dolor se expresara en forma de lágrimas.

Había aceptado que su corazón ya no profesaba odio hacia él, sino amor.

Fue difícil, es obvio, pero tuvo que aceptarlo.

Sonrió al recordar su mirada, sonrió al recordar su melódica voz, sonrió al recordar su manera de andar, grácil e imponente...

Sin embargo esa alegría se esfumó al recordar que nada había ni podría haber entre ellos...

Él no demostraba el menor interés por ella, siempre la había odiado, la iba a odiar para toda su vida, y nada podía hacer ella más que resignarse a verlo de lejos...

¿Por qué tenía que ser él? ¿Tan lejano, tan inalcanzable? No había un por qué...

Sólo que el corazón no sabía distinguir entre clases sociales, ni entre Casas, como tampoco podía distinguir entre un "sangre limpia" y un "sangre impura".

Era triste, pero no era más que la cruel y dolorosa verdad... "Siempre lejos -pensaba con dolor- eternamente lejano serás..."

Una lágrima solitaria recorrió su mejilla, dejando a su camino un rastro salado. Se la limpió con rapidez. Sacudió su cabeza con el propósito de borrar sus pensamientos y se levantó con presteza de la cama y se fue al baño. Se dio una ducha larga y placentera, sintiéndose después fresca y alegre.

Canturreaba en su habitación, vistiéndose al mismo tiempo. Luego de vestirse abrió su placard y sacó su uniforme de Hogwarts y lo dejó sobre la cama. Miró el reloj, era temprano, las 9:30, así que decidió repasar algo antes de terminar de aprontarse. Buscó en su escritorio algún libro interesante y encontró justo lo que buscaba: "Aritmancia para magos avanzados"

Se recostó sobre su cama y se enfrascó en la lectura. Le encantaba leer...

El tiempo pasó con rapidez, sin que se diera cuenta. Si por ella fuera, habría perdido el tren. Gracias a dios siempre están las mamás para recordarnos lo que tenemos que hacer...

-¡Ya está el desayuno hija! - llamó su madre cerca de las diez - apúrate que llegarás tarde.

-Espera mamá en un segundo bajo. - se levantó de un salto y metió con gran meticulosidad los otros libros que había en la biblioteca, junto con el que estaba leyendo, y sacó, por último, las túnicas y demás cosas que utilizaría ese año, el último, en Hogwarts.

Al cabo de unos diez minutos bajó al comedor. Allí la esperaban su mamá y su papá.

- ¿Qué tal, hija? - quiso saber su papá.

- Muy bien, alegre - respondió ella con sinceridad.

- Qué bien... irás en un taxi a la estación, con tu mamá - informó William Granger.

- ¿Por qué? - preguntó con interés Hermione.

- Es que tengo que estar en el trabajo a las diez treinta - se excusó su papá.

-Ah bueno... ¿ya te vas entonces?.

- Sí, Hermione - respondió al tiempo que se levantaba del asiento y saludaba a su mujer, Jane.

- Entonces... adiós papá... - se despidió ella, triste, porque sabía que no lo vería hasta dentro de unos 6 meses, como mínimo.

-Cuídate mucho, hija mía - le pidió con ternura en su voz. La abrazó con fuerza y le murmuró un adiós, y luego salió de la casa, para dirigirse al trabajo.

- Mamá, ¿pido el taxi ya? -preguntó Hermione, metiéndose un trozo de tostada en la boca, y tomando un sorbo de café con leche.

- Cuando termines el desayuno, así no tienes que apurarte - aconsejó Jane, mirando con afecto a su hija.

- Bueno, mamá...

O§o§O

Al cabo de unos diez minutos, llamaron al taxi. Y alrededor de las 10:30 partieron hacia King's Cross, para tomar el Expresso de Hogwarts

Cuando llegó a la estación inspeccionó el lugar, buscando a sus amigos, o a alguien conocido, al menos. Sin embargo, no parecía haber nadie, así que decidió atravesar la barrera que había entre el andén 9 y 10.

Su madre la siguió, ya estaba acostumbrada a ese tipo de cosas. No era una muggle común... sabía bastante acerca del Mundo Mágico

Ya en el andén 9 y ¾ Hermione buscó a sus amigos, y los encontró no muy lejos de donde ella estaba.

Harry y Ron acompañados por Ginny Weasley, Molly Weasley y Arthur Weasley estaban, al parecer, esperándola.

Se acercó con velocidad a ellos, y abrazó a todos, uno por uno. Los había extrañado mucho.

Cuando se separó pudo observar con detenimiento a sus mejores amigos.

-¡Woow! ¡Qué guapos que están! - dijo asombrada del cambio que habían tenido durante las vacaciones, en las cuales no los había visto por diferentes inconvenientes..

Habían crecido un par de centímetros y, si bien era un cambio paulatino, no de ahora, si no que se daba con el inevitable correr del tiempo, había notado, también, que las facciones de sus amigos comenzaban a hacerse más rudas, más adultas... Y la verdad, no eran para nada feos, más bien eran realmente apuestos. Cada uno tenía lo suyo, lo que lo hacía especial. Harry con sus refulgentes ojos color esmeraldas y su pelo azabache despeinado hacía suspirar a más de una. Ron, por su parte, con su cara pecosa de niño bueno, contrastando totalmente con su forma de ser, era encantador.

-Gracias Hermione, tú también. - respondió Ron con las orejas coloradas como su pelo debido al halago de su amiga.

-Discúlpame por no escribirte Hermione, lo siento, mis tíos estaban más pesados que nunca - se excusó Harry, acordándose de repente de todas las cartas que Hermione le había mandado.

-No hay problema - dijo ella, sonriéndole ampliamente - ya me imaginaba algo de eso. -hizo una pasa deliberada, y recordó algo que se había enterado en el verano y que la había puesto muy contenta- ¿Les conté he sido seleccionado Premio Anual, y que tendré una Sala Común? Claro que la compartiré con el otro Premio Anual -añadió- pero al fin y al cabo es una sala para dos personas nomás.

-¡Felicitaciones Hermione! - le dijeron Molly y Arthur, quienes habían escuchado lo que la chica había dicho, a pesar de charlar animadamente con Jane, la mamá de Hermione.

- Gracias, señores Weasley - dijo ella, avergonzada.

Harry y Ron también la felicitaron, sin embargo, la noticia no los ponía del todo felices:

-¿Entonces ya no podremos estar juntos en la sala de Gryffindor? - preguntó desilusionado Harry

-Si podremos -repuso ella- pero debo dormir en la otra Sala... - se llevó una mano a la cintura y la otra a la barbilla, pensativa:- Realmente no se por qué...

Ron la miraba con una sonrisita misteriosa.

-¿Qué sucede? -quiso saber Hermione, intrigada.

-Es una lástima, ahora no podré copiarme de tus deberes por las noches-dijo burlonamente Ron

-¡Ron! -Gritó ella, al tiempo que le pegaba un coscorrón- Eres malo...

- Lo siento, no pude resistirme - argumentó el pelirrojo. Harry sonreía a su lado. Eran realmente graciosos sus amigos...

- ¡Miren la hora que es! -Exclamó de pronto Hermione- mi mamá debe irse a trabajar, voy a despedirme -los chicos asintieron- aguarden un momento.

Dicho esto se giró sobre sus talones, buscando a su mamá con la mirada. Pero cual fue su sorpresa al ver a un chico, parado a escasos metros de ella, mirándola intensamente. Su típica mirada, fría, altanera...

Su corazón comenzó a latir con violencia. "No ahora - pensaba- no tenías que aparecer justo ahora"

-Vaya, vaya - comenzó a hablar el rubio - miren a quien tenemos aquí, tanto tiempo.. Sangre sucia Granger- añadió con malicia.

- Malfoy - habló con la mayor indiferencia que pudo- ¿Cómo has estado?- preguntó, sorprendiendo a Draco. Supuestamente ella tenía que responder con desprecio, y no mantenerse tan serena como lo hacía.

- No creo que a ti te interese -espetó él- sigo igual que siempre, si es que quieres saber. En cambio tú -añadió con lentitud- estás muy cambiada, Sangre Sucia.

-Pues tú también -contradijo ella con algo de torpeza. El aire le faltaba.

- Hey, hey, Malfoy - intervino Harry, mirando con odio al Slytherin- Mejor vete que aquí nadie te ha llamado.

- Cállate, cara rajada, no tengo ganas de oír tu asquerosa voz- murmuró con odio.

- Vete -amenazó esta vez Ron, con los puños apretados.

- Otro más que se mete -replicó, rodando los ojos - faltas tú, sangre sucia.

Sin embargo Hermione se mantenía neutral, observando con disimulo al dueño de su corazón, sin intervenir para nada en la charla.

- ¡Draco! - llamó una voz potente. Era su padre que lo buscaba.

- Me voy -informó -pero que conste que no les tengo miedo -añadió.

Se dio media vuelta y se alejó de allí.

-Qué extraño que es ese Malfoy - dijo al cabo de un rato Ron- ¿no lo creen?-

Harry asintió con la cabeza, dando a entender que estaba de acuerdo con el pelirrojo.

-Sí, tienes razón -dijo Hermione por su parte, observando cómo Draco se alejaba de allí, rumbo al Expresso, que abordó después de despedirse fríamente de su padre y madre.

- Chicos- llamó Molly- es hora de partir, venga, denme un abrazo -pidió con dulzura.

- Sí, y no se olviden de nosotros -añadió Jane, hablando por ella y por Arthur.

Sonrientes, acataron el pedido.

Al cabo de un rato se encontraban acomodados y asentados en uno de los tantos compartimientos del Expresso que los llevaría al colegio.

O§o§O

Mientras tanto, en otro compartimiento del tren, Draco Malfoy se encontraba sumido en una intensa reflexión interna. Al lado de él, una cargosa Pansy Parkinson, tratando de llamar vanamente la atención del chico. Y un par de gorilas comiendo sin demasiado recato unas ranas de cholote.

- ¡Draco!- llamaba la rubia con insistencia.-¡Draco! ¿Vas a escucharme? - preguntó cansada.

- No, cállate Pansy - pidió hastiado - ¿acaso no ves que estoy pensando? - preguntó despectivo.

- Oh, discúlpame- pidió ella, avergonzada.

- No pasa nada -agregó él, para luego sumirse en sus pensamientos, otra vez, siendo observado por Pansy, quien se mantenía, ahora, callada.

Draco estaba asombrado, esa chica que había visto no podía ser la sangre sucia Granger.

Era cierto que él la estaba observando deliberadamente, pero no era por otra razón que porque pensó que no era Granger, si no otra. No había más razón que esa.

¿Pero cómo podía ser esa Granger tan bonita y llamativa? Sí, llamativa, porque había notado varias miradas posadas en ella.

¿Era posible que una sabelotodo insufrible con el pelo enmarañado, con un cuerpo de niña, y para nada bonita cambiara de un día para el otro?

Quizás no era de un día para el otro, pero nunca le había prestado demasiada atención a la Gryffindor, más allá de divertirse un rato molestándola a ella o a sus amigos.

Quizás ya venía cambiando desde hacía tiempo, y no lo había notado. Sí eso debía ser.

En todo caso ¿Qué hacía Draco Malfoy gastando su preciado tiempo en conjeturas acerca del cambio de la sangre sucia? No valía la pena.

"Qué bajo estoy cayendo, por dios -pensaba, reprochándose mentalmente -¿cómo puedo pensar que la sangre sucia es bonita? ¡Por dios, Draco, es una sangre sucia! Ya mejor piensa en otra... mira que decir que te gusta la sangre sucia. Olvídalo" Y eso trató de hacer, pero el recuerdo de Hermione acudía con frecuencia a su mente. Y eso le molestaba muchísimo, pero no podía hacer nada para evitarlo.

O§o§O

El viaje en tren, para suerte de todos, había transcurrido sin ningún altercado. En el ambiente se podía notar algo así como nostalgia, por parte de los chicos que cursarían el último año en Hogwarts. Miedo y nervios en los que pisarían por primera vez el colegio, y en los demás reinaba un ambiente alegre. Todos contándose lo que habían hecho durante sus vacaciones, conociendo chicos nuevos, haciéndose de amigos, etc., etc.

Ron y Hermione realizaron una ronda por todo el tren, cumpliendo su obligación como prefectos, y una vez terminaron de hacerla, volvieron con Harry, Ginny, Neville, Seamus, al compartimiento.

El tiempo pasó sin que nadie pudiera notarlo, y así sin darse cuenta, tampoco, llegaron a Hogwarts.

El castillo se alzaba a los lejos, imponente, retador. Nada había cambiado, todo seguía exactamente igual a la última vez que los chicos lo habían visto. Era hermoso. El juego de luces que había, los árboles siendo mecidos plácidamente por el viento, el ruido de las hojas al deslizarse libres por el césped, el sonido que producía el correr del agua en el lago. Todo era hermoso.

Al ingresar al gran salón pudieron notar que todos los profesores se encontraban ya presentes allí, esperándolos.

Notaron, también que el sombrero seleccionador ya estaba ubbicado en el tradicional taburete, esperando a que las cabecitas de los nuevos alumnos fueran introducidas en él, para poder juzgarlos y designarles la Casa a la que pertenecerían a partir de ese momento, hasta que abandonaran Hogwarts.

La selección fue lo primero que se hizo, los alumnos se acercaban temerosos al lugar donde estaba el sombrero, luego de haber sido llamados. Fue bastante aburrida para todos, incluso para los profesores. Algunos de los alumnos habían observado la selección de 6 generaciones y los profesores unas cuantas más, y ya les cansaba un poco.

Al cabo de una hora, todos los alumnos nuevos ya tenían su Casa correspondiente, y el Gran Salón se encontraba envuelto en un mar de murmullos provenientes de los estudiantes que recibían con efusividad a sus nuevos integrantes.

- Alumnos, orden por favor, que el Director Dumbledore quiere anunciarles algo. - pidió Minerva, subdirectora del colegio, y profesora de la materia Transformaciones.

Al instante todo los alumnos se callaron y esperaban atentos las palabras del Director:

- Es un gusto verlos de nuevo, cómo ya les dije antes -comenzó Dumbledore- quería comunicarles una noticia importante. - informó- Como saben, además de prefectos también existen Premios Anuales... ¿saben qué son? -preguntó a los chicos, obteniendo como respuesta un gesto afirmativo de una gran parte, y una minoría que no sabía- Bien, les explico brevemente. Es un premio que se le da al alumno aplicado, responsable, que siempre tuvo notas sobresalientes como también una buena disciplina.-miró a sus alumnos, buscando alguna duda en los rostros de ellos, pero no las encontró, por lo tanto, prosiguió hablando:- después de mucha meditación se ha llegado a la conclusión de que dos alumnos de séptimo año, pertenecientes a Gryffindor y Slytherin -las mesas de las anteriores casa estallaron en vivas, compitiendo entre ellas ara ver quién se escuchaba con más fuerza- Los estudiantes han sido avisados previamente de su nueva situación, entonces sé que algunos de ustedes ya lo sabrán, pero para los que no lo saben los Premios Anuales designados son Hermione Granger, de Gryffindor - varias miradas envidiosas se depositaron en ella, al tiempo que los colores se le subían al rostro- y Draco Malfoy, por parte de Slytherin -anunció finalmente, esbozando una sonrisa amable.

Así como miraron con envidia a Hermione, también lo miraron a Draco de esa manera. Y no era para menos. Prefectos y Premios Anuales, vaya uno a saber que derechos tendrían ahora...

Para Hermione esa noticia le cayó como un balde de agua fría. La ponía alegre por un lado y triste por el otro. Ahora lo vería más seguido, hasta compartiría una Sala con él. Pero eso implicaba también, más dolor, más insultos hacia ella. No podría soportarlo.

Se deprimió un poco, y se mantuvo ausente durante el resto de la Ceremonia, esperando con ansias el momento de irse a dormir, para olvidar por un rato, aunque sea, su dolor, y soñar lo imposible...

Draco por su parte, no se sorprendió de que Granger resultara Premio Anual era demasiado obvio que así sería. Él tampoco estuvo muy presente durante todo el tiempo que duró la ceremonia.

Apenas probaron bocado, y contestaron sin demasiado interés a las preguntas que les hacían.

-¡Bueno!- habló de pronto Dumbledore, una vez terminaron de cenar- A dormir todos... no quiero gente rondando por el pasillo, ¡a la cama! Que tengan buenas noches-concluyó

El ruido de las sillas al deslizarse inundó el salón. Todos se habían levantado ya, y emprendían el camino hasta sus habitaciones. Algunos caminaban arrastrando los pies, cansados, y otros caminaban con ligereza, todavía con las energías al máximo, principalmente los más pequeños que ansiaban conocer la Torre de su casa.

- ¿Nos vemos mañana, Hermione? -preguntó Ron, mientras se alejaba de ella.

- Sí, chicos -contestó la chica emprendiendo el camino contrario al que hacían sus amigos.- Nos vemos, hasta mañana chicos.

- Adiós, Hermione - dijo Harry.

- Hasta luego - se despidió Ron, agitando su brazo.

En la sala Común de los Premios Anuales, Draco y Hermione, inevitablemente, se encontraron...

Recostado en un amplio sillón se encontraba el chico. Debió haberse retirado antes de que terminara la Ceremonia, de otro modo no se explicaba cómo era que ya estaba cambiado y recostado tan plácidamente.

-Vaya, después de todo resultaste un Premio Anual, Malfoy.- habló Hermione, despojándose de la túnica, y arrojándola sobre uno de los escritorios que había.

Draco se quedó callado y solo asintió con la cabeza, mirando con curiosidad algo disimulada.

-Así que desde este año tendremos una sala común....-dijo como al pasar Hermione, tratando de, por lo menos, lograr cruzar alguna palabra amistosa con el chico. Pero no, con él no se podía hablar dos segundos sin recibir un insulto:

-Pues sí - respondió desdeñoso Draco - así lo impuso Dumbledore y no puedo hacer nada para negarme... por desgracia, tener que soportarte... -se quejó.

- Malfoy... - comenzó ella, tomando valor de no sabía dónde - No pretendo soportar tus insultos, ni tus indirectas por ningún tiempo más - No, ya no derramaré lágrimas por ti, no te lo mereces"- así que vete haciéndote la idea de que ahora en más serás mi compañero de habitación... ¡te guste o no! Así que, si quieres tener la fiesta en paz, empieza por respetarme y llevarte bien conmigo, por más que me odies. Si no quieres no me dirijas la palabra. Pero no quiero insultos... ya no más - terminó de decir ella, con la cara roja por la rabia, y el dolor, que le provocaba esta situación que se repetía constantemente con el rubio.

-Quizás sí podamos llevarnos bien...- murmuro él, en voz muy baja y se acercó a ella arrinconándola peligrosamente contra la pared. Apoyó ambas manos a los costados de la chica, y la miraba muy de cerca. Podía sentir el aroma a vainilla que ella emanaba, podía sentir que la respiración agitada de la chica le provocaba un suave cosquilleo en su rostro.

Era deliciosa... lástima que fuera una sangre sucia....

- ¿Qué haces, Malfoy? ¿Por qué me miras así? - Preguntó Hermione, sorprendida. Si bien no le provocaba demasiado disgusto tener al chico tan cerca, recelaba de sus acciones. Había aprendido eso con el paso del tiempo. Uno nunca debía confiar en lo que un Slytherin hacía, ni decía, y muchos menos si se trataba de Malfoy.

Sin embargo, apenas podía mantenerse en pie, sentía que se mareaba teniéndolo tan cerca. Su perfume de hombre emanando por cada poro, su aliento fresco, sus hermosos y gélidos ojos grises tan cerca. Esos ojos por los cuales tantas veces había suspirado, deseando con fervor que los posara en ella y que, en vez de odio, le profesaran amor.

Era único.

Muchas veces había intentado encontrar en la mirada de otros chicos lo que Draco tenía en la suya. Muchas veces había intentado compararlo con otros, pero todos se quedaban disminuidos ante él, ante su personalidad arrogante.

Definitivamente, aunque fuese difícil de aceptar: Era único.

Movió la cabeza, provocando que algunos de sus rizos acariciaran suavemente, sin intención, el rostro del chico.

Draco se mantenía en un sopor, una lucha interna. "¿Qué estoy haciendo? ¿Qué es esta ridícula situación? Esto es una estupidez, ¿cómo se me puede pasar alguna vez por la cabeza besar a la sangre sucia? Ni que fuera la chica más agraciada del mundo... Demonios, malditas hormonas."

- ¿Qué hago? -preguntó de pronto, haciendo caso omiso a las advertencias que le daba su cabeza. Acercó con lentitud su rostro al de ella, y lo mantuvo a escasos centímetros. El corazón le latía a mil, no sabía qué estaba haciendo... Hermione por su parte, estaba estática, sin saber qué hacer...

-Malfoy -llamó ella, en un susurro- ¿Podrías decirme qué es lo que estás haciendo? - volvió a preguntar, esforzándose por permanecer serena y no ceder ante los inaguantables deseos de robarle un beso a esa boca que tantas veces había imaginado suya.

- Nada - reaccionó a duras penas Draco, antes de cometer lo que el llamaría Una Estupidez. Permaneció unos segundos más en la misma posición, pero los rostros más alejados, mirándose fijamente. Queriendo descifrar la mirada de la chica, como también Hermione quería descifrar la mirada de él.

Cuando Draco se dio cuenta de que estaba haciendo algo que no debía, se alejó bruscamente de ella, dio media vuelta y se dirigió a su dormitorio, cerrando la puerta de un portazo, dejando estupefacta a Hermione.

Una lágrima solitaria volvió a recorrer su mejilla, por el mismo lugar que lo había hecho la primera que había derramado ese día en su casa. Y siempre por la misma razón. Draco Malfoy...

Permanecía en la misma posición en la que Draco la había dejado, apoyada en la pared, obligándose a si misma a reaccionar...

"¿Qué fue eso? No pudo ser lo que me imagino... por dios, Hermione estás loca... Draco Malfoy jamás te besaría, que no te pasen por la cabeza ideas locas. Resígnate... él no te ama y nunca lo hará. Ni siquiera se le pasaría por la cabeza besarte... Eres una tonta por enamorarte de él, eres una tonta, una ilusa. Demonios... ¿por qué él? "

Las lágrimas pugnaban por salir, pero ella las retenía con esfuerzo. "No lloraré más, nunca más lloraré por ti, Draco Malfoy" -se juró a ella misma, sin saber cuán difícil sería mantener en pie la promesa...

Con paso cansino se dirigió a su habitación y se acostó, tratando de conciliar el sueño, pero no pudo. En mente no había cabida para nada más que la imagen de Draco Malfoy a escasos centímetros de su rostro, tan deseable, tan él...

Sin darse cuenta, hundida en esos pensamientos, pensándolo, se durmió en un sueño intranquilo, pero al fin y al cabo, durmió.

Draco salió de su habitación y se dirigió al baño, rogando mentalmente que ella no estuviese aún allí, no podría verla otra vez.

Abrió con rapidez la puerta, y la cerró tras sí, para luego apoyarse y respirar profundo.

Se acomodó el pelo con un gesto automático y se acercó al espejo que había sobre el lavabo, apoyó ambas manos en él, y se miró fijamente al espejo. Éste le devolvió la imagen de un joven de 17 años, de intensos ojos grises con unas leves ojeras, apenas perceptibles, de su piel pálida goteaban algunas gotas de agua, ya que se había mojado el rostro, y su pelo rubio caía desordenado por su frente. No era de las mejores imágenes que había visto...

Volvió a mojarse el rostro, tratando de despejarse. La situación vivida con la sangre sucia no lo dejaba tranquilo. Él nunca acostumbraba a hacer ese tipo de cosas...

¿Por qué había tenido esa debilidad frente a ella? ¿Por qué tenía que ser justo con la sangre sucia? No podía haber caído tan bajo...

Se llevó una mano al pecho y estrujó con impotencia la tela de la camisa, queriendo borrar para siempre de él el aroma que había dejado impregnado en su ropa, borrar el recuerdo de su boca carmesí y de sus hechizantes ojos miel...

Se golpeó el costado de la cabeza con una mano, tomó la toalla que había al costado del lavabo y se refregó con fuerza, y suspiró hondo. Dio una última ojeada a su imagen y se volvió a la habitación.

Se acostó, eran la 12:30, cerró los ojos y antes de caer dormido susurró un nombre..."Granger..."

Algo había empezado a crecer en él, contra su voluntad. Sí el hubiese podido elegir entre dejar que ese sentimiento se empezara a gestar y no dejarlo, afirmaría con total seguridad que no lo permitiría... pero él nada podía hacer contra lo que se llama Corazón, que no atiende razones ni peticiones, sólo actúa como cree mejor... y a veces lo que él cree mejor, no lo es para nosotros...

Algo que nunca había conocido en la totalidad de su sentido se gestaba en un rinconcito de su frío e impenetrable corazón. Algo nuevo y diferente a todo lo que había sentido antes por alguna persona, pero no quería darse cuenta... no lo quería aceptar. Y haría todo lo posible por vencerlo... Un Malfoy no se dejaría controlar.

-(¯v´¯)- Fin...?? -(¯v´¯)-

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