The Paper Rose (Red Moon Kree)

Quemando una rosa de papel se olvidaría fácilmente de los recuerdos que Malchior dejó, pero Raven no se lo puede permitir, no sin antes obtener algunas respuestas. ¿Ganará la habilidad de olvidarse de él o finalmente encontrará algo más? Malchior/Raven

I. Prólogo

Desde que lo conoció, ella se enterró más en sus queridos libros. Sin embargo, no eran los típicos libros de fantasía u horribles criaturas, no... sólo leía libros de magia. Cualquier trozo de literatura que tuviera escrito sobre él.

Buscaba respuestas, él estaba en sus pensamientos cada segundo del día y no sabía por qué. Esperaba que al estudiar su pasado, estudiar la creación del bien y del mal aprendería a olvidarse de él... para siempre. Las heridas que él había causado se volvieron cicatrices permanentes que nunca dejaron de atormentarla, aunque se encontrara sola. Envenenada con su imagen y cautivada por su aroma, todavía podía sentir el brazo de papel alrededor de su cuello. Sus suaves y melodiosas palabras susurraban a través de sus oídos por la noche y la llaman de forma consoladora hacia los recuerdos del pasado. Sus ojos de ébano venían a ella y no sabía si quería borrarlos para siempre de su mente o guardarlos cerca de su corazón... había demasiado dolor en ambas opciones.

Y sólo un mes había pasado.

El libro no se volvería un objeto más en la colección de Robin, no él no necesitaba recordar a Malchior... él había sido responsabilidad de ella. El libro se guardó bajo llave en el baúl de Raven, donde pudiera estar consciente de él en todo momento. Durante los primeros días, luego que encarcelaran a Malchior, ella esperó oír su voz llamándola desde el libro... pero nada ocurrió. Había una extraña mezcla de alivio y desilusión, que realmente no podía entender. Nuevamente ya no entendía nada de lo que pasaba con Malchior.

Ella odiaba admitir que Malchior le había roto el corazón, si lo hubiera hecho, significaba que estaba enamorada de él... ella no ama, eso iba en contra de las leyes de su naturaleza. Y ciertamente no podía creer que habría amado a semejante persona sin corazón... la bestia... lo que sea que fuese, como Malchior.

Un mes había pasado y al parecer el resto de los habitantes de la torre titán se habían olvidado del asunto.. Durante algún tiempo, Chico Bestia no podía mirarla de la misma manera, todo debido a ese maldito abrazo... ella deseó no haberlo dado, después de todo la mirada del chico verde no la había confortado. Sus amigos sabían que estaba acongojada, pero todos habían tenido en algún momento un revoltijo de emociones debido a la crueldad del amor.

Cyborg y Chico Bestia jugaron bola apestosa, aproximadamente una semana antes de que se aburrieran de ese juego e inventaran algún otro medio tonto con el cual divertirse. Robin estaba demasiado preocupado en la búsqueda de Slade y Starfire descubría las alegrías del salón de belleza en el centro comercial. Raven se pasó un mes leyendo cada libro que contuviera algo acerca de la historia de Malchior. Cada momento que no luchaba junto a su equipo, se perdió en la oscuridad de un cuarto desolado a través de antiguas paginas de historia. Sus ojos cansados, en una noche silenciosa, buscaron la comodidad de su cama e intensamente estudiaba cada palabra que tenia frente a ella. Un dedo bajo las líneas del texto le indicaba mientras leía la pagina, y la siguiente y la siguiente. En sólo un mes había completado toda su lectura.

Había completado toda la lectura y no encontró ninguna respuesta.

Este era un pensamiento escalofriante y desconcertante, había estado tan segura que encontraría las respuestas en sus libros, siempre lo había hecho, nunca la habían dejado sola, cuando ella necesitaba aliviar su rabia y frustración o cuando necesitaba escapar de su soledad. Pero ahora que la habían abandonado, la habían dejado tan vacía como hace un mes, no sabia que hacer... ¿no habría nada que pudiera hacer... cómo podría encontrar paz en la vida?

Era medianoche, lo sabía. Cuando se asomó a su ventana pudo ver como la nunca cambiante oscuridad reinaba el cielo, luego se acomodó bajo la protección de sus sábanas. Ningún movimiento podía percibirse en la torre de los titanes, salvo el rítmico sonido del aire pasando a través de sus pulmones. Su mano se apoyaba en el libro que había terminado de leer recientemente. Cerró sus ojos tratando de sucumbir ante la completa oscuridad. Últimamente, rogaba para que llegaran las horas de sueño y serenidad, donde era libre de todo sufrimiento. No había carga en su regazo; simplemente el sentimiento seguro de la nada. Era gracioso como antes ella deseaba poder sentir algo, ahora era sólo un pensamiento que la estrangulaba poco a poco.

Era imposible. No había ninguna forma de dormir, no con tantas preguntas sin contestar. Sus párpados se abrieron lentamente y la primera cosa que llegó a su vista fue el baúl, aquel baúl que contenía a es maldito libro.

Sin embargo, una nueva idea llegó a cabeza. Con una miraba perdida, meditó en las consecuencias. Obviamente habría consecuencias, pero tal vez esa era la única manera. Sí, quizás era la única manera en que entendería por qué pensaba en Malchior de día y de noche. Si tenia el suficiente cuidado, sus acciones no traerían consecuencias... tendría sus emociones bajo control. Mientras ella tuviera el mando, nada podría salir mal.

Y sólo seguiría con esto hasta que comprendiera la respuesta. Después pondría llave al libro, podría cerrar con llave a Malchior para bien, y podría seguir con el resto de su vida en paz, e incluso aprendería a odiarlo.

Empujando sus sábanas hacia un lado, se deslizó fuera de su cama cayendo suavemente la rosa a sus pies. Encendiendo una vela con unos de los conjuros mágicos que Malchior le había enseñado, la sujetó entre sus dedos. Sus pasos eran suaves, como si pasara a través de un campo de flores, su mano se arrastró hacia la cerradura del baúl. Lo abrió mientras contemplaba al libro blanco que había en su interior.

Sus dedos temblaron cuando alcanzaron el lomo del hermoso libro. De hecho era un libro vistoso, no se había deteriorado a pesar del pasar de los años y brillaba suavemente con la tenue luz de la vela. Sacó el libro de su prisión y lo sostuvo en su regazo por algunos minutos. No se atrevía a abrir esas paginas nuevamente... pensó que nunca tendría que hacerlo.

Pero tenía que hacerlo, tenía que sentir la suavidad de las páginas en las yemas de sus dedos, tenia que mirar fijamente a los ojos del joven que ella se había enamorado, tenia que oír su voz una vez más, aunque esta ocasión era para poder encontrar las respuestas que estaba buscando.

Un pequeño suspiro se deslizó a través de sus labios cuando abrió el libro. Las páginas se movieron como magia bajo sus dedos como chispas de fuego. La pagina con los ojos color carbón aun permanecía allí, siempre en vida, siempre hermoso.

"Raven" un rayo de voz encantadora pronuncio su nombre con entretenimiento y asombro. "Jamás pensé que tus delicados dedos se posarían nuevamente sobre mis paginas... ¿a qué debo este honor?"