Fics basado en la serie Hunter X Hunter

No Yaoi

No AU

Reescritura del fic original de mi autoria que lleva el mismo título.

CUMPLEAÑOS

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Por DarkCryonic

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Killua pasó sus ojos meticulosamente por toda la habitación del hotel en que se habían hospedado. No podía evitarlo. Era una costumbre más arraigada a su sangre y educación. Entrecerró los ojos al llegar a la gran ventana que dejaba pasar de manea aparatosa la luz del sol… por la intensidad pudo suponer que era casi el mediodía, por lo que pasó su mano derecha entre sus desordenados cabellos y cerró los ojos tratando de conseguir un segundo de contemplación antes de salir de la cama.

-- Será un largo día.—Dijo antes de dar un salto gatuno para salir de entre las sábanas que no querían soltarle. Estiró sus brazos por sobre su cabeza con fuerza. Todo estaba tan tranquilo que no podía quejarse.-- Creo que tendré que comprar más choc...

-- ¡Killua! – Escuchó que gritaban segundos después de escuchar que abrían la puerta del cuarto con estrepito. Gon cruzaba el umbral con su acostumbrada energía, sorprendiendo tanto al albino que no pudo evitar dar un salto hacia atrás poniendo la posición "Killua mode attack".

Por su parte, el moreno se le quedó viendo con sorpresa al notar los movimientos de su compañero de viaje. Por un momento llegó a pensar que había asustado al susodicho, pero claro, quitó rápidamente el pensamiento de su cabeza, ya que aquello era más que ridículo, si quiera de pensar. Era Killua Zoldieck. Aquello era imposible.

Killua, por su parte, trataba de relajar sus músculos que se habían apretado con la única misión de cortarle el cuello a cualquiera que entrara en su espacio personal. Claro, su cerebro tuvo el tiempo necesario para ordenarle a su cuerpo el detener el ataque, cuando comprendió que el sujeto en cuestión no era nada menos que Gon.

--Gon.—Dijo mientras bajaba los hombros y pasaba sus manos fuertemente por entre sus cabellos para distraerse.

--¿Aún no te has bañado?—Preguntó el inocente pelinegro mirándole con aquellos ojos grandes que le hacían dudar que el chico fuera un cazador. Suspiró antes de contestar.

--No… Aún es temprano…--Dijo caminando hacia su morral para sacar algo de ropa limpia.

--Es cierto… Pero en que estoy tan emocionado…--Dijo Gon sorprendiéndole por segunda vez y haciéndole pensar que era aquello que lo tenía tan emocionado. Claro, su cara de "Qué diablos" debió ser entendida por el otro, porque no tardo en agregar.—Es tu cumpleaños… ¿Acaso lo olvidaste?

--Mi… ah… pero ya sabes que a mí me da lo mismo. No es algo que haya celebrado alguna vez.—Dijo quitándole la importancia a tanta emoción de su amigo. Caminó con tranquilidad hasta el baño dejando a Gon sentado en su cama meciendo los pies, muy pensativo.

--No creo… --Dijo Gon.—No creo que te dé lo mismo. Los cumpleaños son geniales…--Dijo antes de que el albino cerrara la puerta.

-- Quizás para ti Gon...-- Contestó Killua desde el baño.-- Lo que es para mí...-- El albino no dijo más.

-- ¿Killua?

-- mmm...

-- Lo que es para ti ¿qué? -- Preguntó Gon desde el cuarto.

-- Lo que es para mí un día cualquiera.-- Terminó por decir Killua. Se escuchó que abría el agua de la regadera.

Killua no dijo más. Por su lado, Gon se quedó en silencio contemplando la ciudad desde la ventana. Sabía muy bien que el albino no era alguien común, más cuando recordaba que había sido educado bajo un estricto régimen para ser heredero de la familia Zoldieck. Pero también era su amigo, tanto como Kurapika y Leorio. Y eso no iba a cambiar. Ya habían pasado un par de años buscando a su padre Ging como para saber cuales eran las cosas que en verdad molestaban a Killua. Y, aún no sabía muy bien, porqué en aquella lista estaba precisamente el hecho de celebrar su cumpleaños.

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En que podría perjudicarme un cumpleaños… pues algo tan simple no tiene importancia en sí, salvo por el paso del tiempo. Por la hora que llega a su termino, por el camino que se hace más corto. Un año más cerca de la verdad que trato de ocultar, contra la estirpe que trato de negar…

No puedo evitar pensar que mi padre está en algún lugar observando, buscando el momento preciso para aparecerse, para llevarme de nuevo.

--¡Killua!—La voz de Gon me saca de mis pensamientos.

--¿Qué pasa?

--Date prisa… Tenemos mucho que hacer.—Dice con su acostumbrado todo alegre, aquel que parece darle sentido a mi decisión de seguirle mientras busco mi propio sentido.

--Espero que nunca cambies…--Murmuró sin darme cuenta.

--¿Dijiste algo, Killua?

--Que ya voy.—Respondo cerrando la llave del agua y sacudiendo mi cabello para que quede en su desorden acostumbrado.

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Una hora después...

--Vamos Killua, no te quedes atrás.—Exclama Gon medio arrastrándome por las calles.

--¿A dónde vamos?—Preguntó por quinta vez.

--Es una sorpresa.—Me contesta por quinta vez también.

--No me gustan las sorpresas…--Digo con desgano. De pronto siento un aire frío recorrer mi espalda. Mi cuerpo se detiene al instante. Mis ojos se quedan clavados en la acera y mis brazos se tensan a mis costados. Levanto los ojos con decisión mientras mi cuerpo empieza a girar lentamente sobre mis talones.

Gon sigue caminando sin darse cuenta de que ya no le acompaño y que para más remate, le doy la espalda.

--¡Killua!—Escucho que Gon dice. Siento su presencia unos 30 metros de mí. Parece darse cuenta de mi estado, porque en menos de que me dé cuenta está a mí lado mirando a su alrededor con detención. Mi nen está disparado, y mi mano que ya es una garra lo deja bastante en evidencia.

--Debe estar usando setsu…--Murmuró soltando mis hombros y tratando de volver a la normalidad. Cierro los ojos y suspiro tratando de relajar todo mi cuerpo. Mi reacción había sido más instintiva que conciente. Toda mi niñez me la había pasado reconociendo esa sensación en especial. Era una especie de macabro saludo familiar. – Gon.—Dije. Éste me miró con atención y relajó su rostro al notar que yo volvía a parecer tranquilo.--¿Dónde me ibas a llevar?—Pregunté usando la técnica número uno de distracción Zoldieck para distraer su mente de cualquier pregunta que tuviera que ver con lo sucedido. Pero sé que no es tan ingenuo como parece, pero por está vez decide seguirme la corriente, sonríe abiertamente antes de jalarme de la manga y echarnos a caminar en la misma dirección que antes.

Elevo ligeramente mis ojos por la azotea del edificio del frente, en donde puedo distinguir el paso fugaz de una muy conocida silueta.

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Mis ojos se abrieron grandemente. No podía creerlo. Debía estar muerto y estaba en la entrada del paraíso. No había otra explicación.

--Chocolates…

--Sabía que te gustaría.—Dice Gon conteniendo el entusiasmo.

Estábamos delante de una fabrica de chocolates. Era demasiado bueno como para si quiera ponerme a pensar en tonterías. Chocolates y más chocolates. Por todos lados.

Pero algo pasó dentro de mí. Un "click" que me hizo quedar quieto en mi lugar y bajar la vista al suelo.

-- ¿Qué pasa Killua?-- Pregunta Gon.

-- Gon...—Me hubiera gustado decirle que nada, pero tenía la sensación de que las cosas cambiarían de manera brusca y muy prontamente. Levanté los ojos y le miré. Mis labios se quedaron a media palabra y no pude. Sonreí. No podía hacerle esto, no podía hacerme esto. Sinceramente no podía.—Sólo que estoy muy sorprendido, ya sabes… chocolates.—Dije cambiando mi semblante y obligándome a concentrarme de nuevo en el paraíso.

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18:30 hrs.

-- Aún no entiendo como no te cansas de comer tantos dulces...-- Dijo Gon.

-- "Los asesinos somos así".-- Pensé, saliendo del ascensor dejando a Gon estático en el.

-- Killua ¿Qué dijiste? -- Preguntó. Me volteé sin entender. No recordaba haber dicho nada, por lo menos no verbalmente.

-- ¿Que? ¿Yo no dije nada o sí?-- Me pregunté. Sería que lo había dicho en voz alta.

-- Sí, ¡lo dijiste!-- Dice Gon acercándose con el ceño fruncido y con las manos empuñadas.

-- Será que escuchaste bien...-- Dije tontamente dándole la espalda y echándome a caminar hacia mi cuarto con Gon a mis espaldas, más silencioso que una tumba. Tenía que empezar a ponerle más atención a lo que pensaba en voz alta. Iba a voltearme a decirle alguna tontería que lo sacara del silencio, pero me quedé a medio gesto. Un segundo escalofrío recorrió mi cuerpo paralizándome de golpe y haciéndome perder levemente el equilibrio.

Gon pareció notarlo también ya que sus ojos recorrieron el lugar de manera rápida. Suspiré con fuerza y le miré con decisión. Era el momento de tomar decisiones. El paso del tiempo me enfrentaba nuevamente a mi destino, o al que decían que era mi destino. Era un Zoldieck y como tal, no me dejaría embaucar tan fácil. Por lo menos, eso estaba de mi parte.

-- ¿Killua?

-- Gon... Vete a tu cuarto.-- Dije mientras sonreía levemente.

-- Pero...

-- Es un asunto de familia.-- Dije dejando a Gon en el pasillo y caminando con tranquilidad hacia mi cuarto. Tenía que demostrarle seguridad, debía también hacerlo por mí mismo.

Pasé la tarjeta para abrir la puerta con acostumbrada normalidad y entré. Cerré la puerta a mis espaldas con calma y caminé hasta la cama, en donde Silva Zoldieck, mi padre, me esperaba sentado con aquel gesto de hombre maduro y lleno de trucos.

-- Feliz cumpleaños, Killua.--Sus ojos brillaron con una expresión que me hizo sentir que estaba acorralado. Supongo que nadie si quiera sospecharía que hasta entre familia mantenemos esa especie de barrera provoca infartos.

-- ¿No creo que sólo hayas venido a eso o me equivoco?-- Pregunté manteniendo la distancia entre él y yo. No estábamos en casa, más bien él estaba en mi terreno, aunque eso no fuera ninguna ventaja para mí... Un Zoldieck se hace dueño de cualquier lugar en que esté y usa todo a su conveniencia. Éramos dos Zoldieck, pero era bastante claro quien estaba en desventaja en aquel lugar.

-- Ven.. Siéntate a mi lado.—Dijo con su tono de voz calmado. No pude evitar seguir su indicación como si yo fuera una serpiente y el un encantador adiestrado.-- Dime ¿Cómo estás?

-- ¿Qué haces aquí? -- Pregunto. Veo una sonrisa en sus labios, y no sé si es buena o mala señal.

-- Veo que sigues como siempre...

-- No soy el de siempre.—Digo manteniendo mis manos sobre mis rodillas, pareciendo controlado.

-- Dejemos eso... Vine a ver si cambiaste de opinión sobre volver a casa.

-- No. No he cambiado de opinión.-- Digo poniéndome de pie.-- Por qué ya no te olvidas de mí como heredero, y eliges a uno de mis hermanos de una vez....

-- Tú eres diferente..-- Dice cerrando los ojos como si meditara.

-- Por lo mismo... Yo nunca seré un asesino nuevamente.-- Suelto con fuerza, clavando mis ojos en su rostro de calma.

-- Está en tu sangre serlo... Y lo demostraste hoy, cuando sentiste mi presencia. No fue más que tu instinto el que te hizo reaccionar...

Reí a sus palabras, pareciendo aturdido levemente por su visión de las cosas. Pensábamos de forma tan distinta.

-- Lo que me hizo reaccionar fue mi instinto de sobrevivencia..-- Corregí.-- Y entre ése y el de asesino hay una diferencia... Un asesino no teme morir...

-- ¿Temes morir , Killua?

-- No, pero no quiero morir por causa de una tontería, quiero que mi muerte valga la pena.

Ahora el que rió fue él. Bien, aquello se estaba volviendo una de las reuniones familiares más extrañas que había tenido en mi vida.

-- Pronto te darás cuenta que eres el más Zoldieck de todos.-- Dijo poniéndose de pie. Yo no me moví, en caso de que intentara algo, sabía muy bien que saldría perdiendo, así que no valía la pena desgastarme en moverme o pensar en una estrategia.-- Adiós, Hijo.-- Dijo dándome la espalda y desapareciendo por el balcón abierto de la habitación.

Pasaron 5 minutos antes que pudiera respirar nuevamente con soltura. Ya no podía sentir su aura cerca.

"¿El más Zoldieck de todos?"

-- ¡Killua!-- Llamó Gon.

Caminé hacia la puerta y la abrí con tranquilidad. Me miró como si estuviera buscando rastros de lucha.

-- Gon...

-- ¿Qué quería, Killua?

No pude evitar sonreír.

-- Eso ya no importa.-- Dije.-- ¿Por qué no vamos a ver si encontramos a Kurapika?-- Pregunté.

-- ¿Kurapika? ¡Sí! Vamos.. Aún podemos seguir celebrando tu cumpleaños.-- Dijo sonriendo mientras comenzaba a caminar en dirección al ascensor.

Volteé a ver la habitación. Sobre la cama había una caja de madera... ¿Un regalo Zoldieck?... Por primera vez no tuve curiosidad de saber que contenía. Salí de la habitación y cerré la puerta para seguir a Gon.

Fin primera parte.

Fecha de creación: Agosto de 2005. /2:45 AM/

Fecha de reescritura: Junio de 2009 /2:47 AM/

DarkCryonic