¿ QUÉ LE PASÓ A MI BULMA ?
Capítulo 1: Una solución para la arrugas.
Era uno de esos días que Bulma andaba con sus cuestiones revolucionando toda la casa. Hacían apenas unos días desde la última de las batallas contra los dragones malignos, todo estaba en calma, y a ella le encantaba distraerse con sus aparatos. En esta ocasión, estaba visualizando en su videocámara las escenas de una de las batallas - Mira Vegeta, aquí está la imagen en video de cuando estábas poseido por Baby... y justo aquí es cuando estamos juntos. - Vegeta se acercó a la videocámara y como siempre, hizo alarde de su humor irónico.
- Ayyy, pero que fea saliste. - No es que él pensara eso en lo más mínimo, ni tampoco es que esperase que nadie se riera de su chiste malo, es que le divertía sobremanera ver enojada a su temperamental esposa hasta que por la noche ZAS, la silenciaba con un beso y la contentaba con una de sus legendarias noches apasionadas. el ceño de Bulma se frunció y la discusión (diversión para él) comenzó de inmediato.
Había pasado apenas una hora desde que Vegeta hizo el desafortunado comentario y Bulma estaba en el baño de su laboratorio, mirándose en el espejo tristemente. La imagen mostraba a una mujer de más de 60 años, aunque apenas aparentaba unos 50 años, pero con arrugas en su cara, los ojos más apagados, su hermoso cuerpo menos turgente de lo que era, aun siendo muy atractivo para su edad.
- ¿Cuándo pasé a ser una vieja? - Sus ojos azules comenzaron a llorar. - Yo era una jovencita tan hermosa... Estas arrugas son odiosas... - Pronunció resentidamente. - Vegeta es mayor que yo y sin embargo... snif snif snif - Siguió llorando. - Me dijo que estaba fea... ¿será que ya no me encuentra bonita?. ¿Será que me ve vieja?. Ohhh cielos, la vida no es justa... ¿por qué tiene él que estar tan jóven?. - Bulma siguió llorando un rato más y acto seguido salió del baño para dejar de mortificándose con su cara llena de arrugas. Ninguna crema podía disimular convenientemente sus más de sesenta años.
Caminó hasta el salón y sacó su viejo album de fotos, de cuando apenas era una jovencita de 16 años que recorría el mundo acompañada por Goku buscando las bolas de Dragón y sintió una nostalgia y una gran añoranza de aquellos años. Se divirtió recordando los momentos más cómicos, se sintió totalmente poderosa al recordar como lograron destruir con su ayuda a tantos enemigos. Se detuvo en una de sus fotos, una en la que estaba con su grupo de amigos. Yamcha, Goku, Chichi y ella. - Al menos Chi-chi está más vieja que yo, jijiji. - Ahora su rostro estaba más feliz. Su amiga Chi-chi, la esposa de Goku era 4 años más joven que ella y sin embargo aparentaba en la actualidad ser muuucho más mayor de lo que Bulma era.
- Goku... - El recuerdo de su amigo de la infancia transformado de nuevo en un niño, montado sobre el lomo del Dragon mágico y alejándose de todos golpeó su mente. - De nuevo se marchó y quién sabe dónde estará... Seguro que viviendo miles de aventuras. en el fondo me da cierta envidia... Mmmm, pobre Chi-chi, de nuevo la abandonó, desde luego parece que no sabe retener a un hombre, aunque siendo claros Goku jamás la encontró demasiado atractiva, todo sea dicho, incluso, se casó con ella porque se lo prometió sin saber siquiera que prometía... mmm, Chi-chi forzó las cosas y debió saber que Goku era un alma libre, además, él parecía su hijo incluso antes de que lo volvieran a convertir en niñó... - Su rostro se volvió azul de repente. Tragó saliba. - ¿Y si Vegeta dejara de encontrarme atractiva y decidiera abandonarme? Oh, cielos. Es... terrible... - "Uyyyy, pero que fea saliste" Aquella frase se repetía como un tormentoso eco en su cerebro. - Vegeta... - Bulma se levantó y volvió a mirarse en el espejo del baño que quedaba cerca del salón.
Salió del baño con su labio inferior formando un feo puchero que acrecentaba más aún las arrugas, y encendió un cigarrillo. - ¿Y si acaba dejándome por otra más joven que yo?. Despues de todo él parece mucho más joven. No aparenta tener más de 40 y pocos años. Snif, snif. - Bulma siguió llorando por varios rincones de la casa, mortifiándose con miles de pensamientos terribles hasta que de pronto, sus ojos brillaron.
- Bulma Briefs, deja de llorar. - Se dijo a sí misma. - Eres la mujer más inteligente de la Tierra, y quizás de todo el Universo, y vas a inventar una máquina rejuvenecedora... ayyysssss, ahora verá... Vegeta se va a tragar sus feas palabras, le voy a dejar boquiabierto... cuando me vea se desmayará con mi belleza... pero antes... tendré que terminar la máquina, así que me pondré a trabajar inmediatamente en este proyecto. Jijiijii. Soy un genio. ¿Cómo no se me ocurrió antes?. - Bulma se dirigió al laboratorio a toda prisa y se encerró en él.
Esa noche...
Vegeta entró en su habitación esperando encontrar a su esposa en pose indiferentemente cabreada, y comenzar su pequeña y divertida escena jugando a pasión-peleas. Pero ni rastro de ella... Salió al balcón y esperó un rato. - ¿Es que no piensa venir a acostarse? - Masculló entre dientes mirando la hora. - Son ya las 1 de la madrugada... Mmmm parece que está en su laboratorio. ¿Qué andará tramando?. - El príncipe se marchó volando por la ventana y se puso a observar el trabajo de laboratorio de Bulma. Le encantaba espiarla, eso era aún más divertido que hacerla enfadar. Bulma trabajaba con una máscara de soldar en una especie de cabina alargada. De pronto ella se agachó y su falda corta comenzó a mostrar un poco más de carne. Vegeta la miraba desde fuera de la ventana, dobló la cabeza con una sonrisa y se agacho un poco para tener mejor visión. Sus ojos estaban bastante ilusionadillos y ocupados en su labor de mirones, de modo que cuando quiso acordar, de pronto, ella se volvió sintiéndose observada y él se desplomó en el suelo lleno de verguenza por haber sido cazado en su pequeña pasión secreta. Por suerte fue más rápido que la vista de Bulma y a pesar del golpe que se dió, ella no fue capaz de descubrirle. Vegeta dió un suspiro de alivio y volvió a su cuarto, se desnudó por completo y se acostó en la cama esperando que llegase su mujercita... entonces cataría un poco de lo que había estado observando en su sesión de alto espioaje.
Por la mañana...
Vegeta despertó y tocó a su lado. La cama estaba fría y sin deshacer. Bulma no había dormido esa noche allí con él. - Rayos. ¿Será posible que aún esté enojada conmigo por el comentario de ayer?. - Se levantó, se vistió y fue a desayunar.
En la cocina estaban sus dos hijos desayunando, Trunks tenía dos semanas de vacaciones en la empresa, mientras que Bra estaba de vacaciones de verano, así que ambos estaban de muy buen humor.
- Buenos días papa. - Dijo Trunks sonriendo.
- Heeyy, Buenos días papiii - Bra le abrazó y le plantó un beso en la mejilla.
- Buenos días. ¿Habeis visto a vuestra madre?. - Preguntó observando que no había rastro de ella en la cocina.
- Parece que anda en su laboratorio con una invención para la empresa, dice que es un proyecto importante y que no quiere que nadie la moleste bajo ningún concepto. Parecía bastante concentrada. - Contestó Trunks. Vegeta gruñó.
En todo el día no se vió ni rastro de Bulma por toda la casa. Vegeta, que era llevado a sus ideas se propuso no ceder al chantaje emocional. Si ella pretendía hacerle sufrir privándolo de su presencia y de sus actividades nocturnas, estaba equivocada si pensaba que iba a ganar la apuesta, él podía ser más duro que ella si se lo proponía. - Con el Príncipe de los Saiyajins no juega nadie. - Así que se puso a entrenar en la cámara de gravedad día y noche.
Pasaron 3 días...
Era una hermosa mañana, y Bulma estaba radiante de felicidad. - Por fín la he terminado. Ayy Dios mio, es tan... emocionante.. - Su cuerpo temblaba un tanto por el nerviosismo. - Mmmm, pero tengo que probarlo antes. Ah ya se... - Sus ojos se pararon a observar el viejo gato negro de su difunto padre, el cual comenzó a sudar al ver que era cogido de sopetón. - Ohh no te preocupes pequeño... muy pronto me agradecerás lo que voy a hacer por tí... jijiji. - El gato fue lanzado intempestivamente dentro de la cápsula alargada con forma de armario. Miró hacia los lados aterrado y trató de salir como pudo. Bulma ignoró sus miauuusss desesperados y accionó la máquina. A los minutos, y después de algunos tembleques del sistema eléctrico general de la casa, se abrió la compuerta y apareció un gatito de apenas 6 meses de edad. - Ohhhhhhhh. Mírate Sock, ¿No estás adorable?. - El gato comenzó a jugar cariñosamente con su dueña. Luego se marchó llamando con su voz a su anterior dueño, el difundo profesor Briefs.
- Ahora es mi turnoooooo. - Bulma corrió a su habitación, abrió el armario y sacó uno de sus viejas ropas, unas botas, y un vestido super corto color rojo, con buen escote. Se engarzó dentro de la ropa, que le quedaba mucho menos lucida que en sus viejos tiempos y corrió hasta el laboratorio de nuevo. - Jijijiji, ahora... Mmmmm ¿qué edad? Bueno, creo que le daré una buena lección, le voy a hacer pasar verguenza. Voy a retrocederme hasta cuando tenía 16 años. Cuando sufra un poco al ver como todos le miran como si fuese mi padre, entonces me añadiré unos cuantos años más... hasta los... ¿18?. Si. Es buena edad. Bien, de momento comenzaré por 16 años jejeje, pero que ilusión. - Bulma se introdujo en el especie de armario con una sonrisa de oreja a oreja y accionó la palanca. A los pocos minutos salió tosiendo por el humo.
- Cof Cof Cof, ¿ehhhh? - Ahora parecía toda una jovencita de apenas 16 años. - ¿Dónde estoy?. - Lo que Bulma no había previsto es que el retroceso de sus células corporales había ocasionado también un retroceso de sus células neuronales, haciendo que su memoria, a pesar de mantener los recuerdos almacenados en su cerebro, retrocediera a la época de su vida cuando ella tenía 16 años. En su mente, era como haber viajado a su propio futuro. Ella, a todas luces, se veía, sentía, actuaba, pensaba y recordaba, como la chiquilla de 16 años que fué en su día. Ningún recuerdo de Vegeta, ni de Bra, ni de Trunks, nada. No recordaba nada más allá de lo que vivió a sus 16 años.
¿Qué pasará con Bulma?. Lo descubriremos en el próximo capítulo...
