La Luz de la Amistad

Tk se quedó inmóvil ante lo que acababa de revelarle su hermano, todo su mundo se hizo trizas con la noticias y cayó al suelo, sentía que todo a su alrededor daba vueltas y solo logró ver a su hermano a su lado tratando de levantarlo, sin embargo nada de eso importaba ahora, lo único que le importaba era el dolor que debía estar sufriendo su novia y como eso iba a trasformar sus vidas para siempre. Por primera vez en mucho tiempo, lloró dejando salir el dolor que la noticia le provocaba, en silencio dejó que las lágrimas rodaran por su rostro. De pronto, notó que las enfermeras y dos médicos corrieron hacia la parte de cuidados intensivos, al parecer la paciente del cuarto 246 se encontraba grave.

- ¡Oh no! Es la habitación de Kari – mustio su hermano, Tk levantó la vista aterrado y sintió un dolor agudo en el pecho, no quería perderla, no podía perderla, no ahora.

Abrió los ojos de nuevo para encontrarse con el techo de su cuarto, tapó sus ojos con su brazo izquierdo y trató de reprimir las lágrimas, el dolor en su pecho no se marchaba, aun le parecía estar viviendo ese momento, aun la voz de su hermano repitiendo las mismas palabras retumbaba en su cabeza, con torpeza busco el reloj en la mesita de noche, eran las 4 de la tarde, dentro de media hora irían al hospital para saber como seguía Kari, los médicos solo les habían pedido que fueran a descansar sin decirles su estado, Tai estaba destrozado desde eso, no hablaba, no sonreía y temía en pensar que tampoco deseaba comer nada, parecía ausente desde que habló con el doctor, también parecía haber perdido la esperanza como ella, su hermano le había dicho que Kari se encontraba terriblemente deprimida con la noticia, creía que las cosas iban a cambiar para mal y que se iba a quedar sola, la sola idea le parecía ridícula, no importaba como se encontrara ella, él siempre estaría a su lado, la amaba y no se separaría de ella, sin embargo, parecía que ella no lo veía de esa forma. Alguien tocó a la puerta, Tk supo lo que eso significaba, ya era hora de ir al hospital y por más que había ansiado ese momento, se sentía nervioso y algo asustado ¿y si el estado de su novia había empeorado? Negó con su cabeza y trató de apartar esa duda de su cabeza, Hikari era fuerte y no se dejaría derrotar, pero sabía que debía estar pensando que nadie más iba a estar con ella.

- Tk… - la voz de su madre lo trajo de nuevo a la realidad, se puso los zapatos y abrió al puerta, su madre lo miró con preocupación.

- Ya estoy listo.

- Todo va a estar bien – le dijo su madre tratando de animarlo, él solo asintió con la cabeza, Matt estaba en la puerta junto con Himiko quien lloraba, Tk supuso que Matt acababa de contarle lo que estaba pasando.

- ¿Y papá? – preguntó extrañado al no verlo en casa.

- Se adelantó para saber que había pasado con Hikari, ya sabes, él se ha encariñado mucho con ella y quiso acompañar a su Taichi en esto.

- Ya veo – contestó y sin más camino hacia la puerta, su hermano lo miro con tristeza y algo remordimiento, quiso decirle que dejara de culparse, pero las palabras no el llegaban a su boca, tampoco deseaba hablar, solo quería estar con ella, Himiko ahogó un sollozo y notó que evitó abrazarlo, ella se encontraba muy afectada con la noticia, Tk trató de sonreír para tranquilizarla, pero no logró esbozar aquella expresión en su rostro.

- Quiero acompañarlos – musito Himiko, Tk se volteó a mirar a Matt, el rubio mayor asintió con la cabeza y cubrió la espalda de su futura esposa con su chaqueta y tomó las llaves del auto, detrás de ellos, salió la señora Takaishi quien cerró la puerta, Tk siguió caminando sin esperar a ninguno, por alguna extraña razón no quería estar rodeado de gente, quería estar solo, sabía que lo miraban con lastima y eso le desagradaba, pero no quería lastimarlos, sabían que todos estaban preocupados por él y por la salud de Hikari.

Al llegar al hospital, Tk corrió hacia Tai, seguía con esa actitud ausente, pero en esta ocasión miro a los ojos al rubio, Tk sintió algo de lastima de Tai al verlo en ese estado, parecía haber perdido todo por lo que luchaba, su incentivo, además que un miedo lo invadía a medida que comprendía la actitud del moreno, las cosas no habían mejorado para nada. Tai volvió a mirar al doctor que salía de cuidado intensivos y se acercaba al grupo.

- ¿Yagami Taichi? – preguntó el doctor, Tai asintió – bien, hoy en la mañana tuvimos junta médica para tratar el caso de su hermana – hizo una pausa y Tk tragó saliva – hay una solución, ella puede volver a caminar, su caso es muy extraño, pero con la operación la señorita Yagami podrá volver a caminar.

- La noticia trajo esperanza a los ojos del moreno y tranquilidad para el resto, los padres de Matt y Tk se abrazaron, mientras Tk sonrió y soltó el aire que había guardado mientras escuchaba al médico, mientras Matt pasaba el brazo por el hombro de su hermano reconfortándolo.

- Sin embargo – volvió a hablar el doctor llamando la atención de todos – ha surgido otra complicación.

- ¿Qué sucede ahora? – preguntó Matt preocupado.

- El estado de la señorita no es nada estable, ayer no habían signos de que pudiera enfermarse gravemente, pero hoy ha amanecido con una fuerte neumonia que puede transformarse en bronconeumonía o… peor, hemos hecho todo lo humana y médicamente posible por mantener su estado de salud estable, pero ella no colabora, no ha querido ingerir alimento desde que despertó y ha estado quitándose las agujas y los aparatos, su brazo esta muy lastimado y su ánimo decae en creces, ha intentado caminar varias veces produciéndose lesiones leves por las caídas, pero es mejor que no fuerce sus piernas o puede causar un daño peor.

- ¿no el dijeron la posibilidad de que puede volver a caminar? – pregunto la señora Takaishi, su voz sonaba nerviosa y preocupada.

- Lo hice, sin embargo tuve que decirle que el resultado se verá con el tiempo, no es de inmediato, pasaran varios meses mientras el sistema nervioso se recupera lentamente, pero lo hará, todo depende del cuidado y sobre todo, de ella, si la paciente continua sumida en esa depresión en la que se encuentra, su recuperación puede ser más lenta y tortuosa, así como puede nunca recuperarse.

- Kari… - Tk musito el nombre de su novia con tristeza, ella estaba sufriendo, estaba destruida y no estaba a su lado, miro a Tai quien tenía una expresión de dolor en el rostro.

- No es bueno que todos entren a verla en su delicada condición de salud, sin embargo creemos que tal vez hablar con alguien especial para ella la haga reaccionar – comentó el médico y Matt miró a Tk y a Tai, el rubio menor miro a Tai con tristeza, sabía que debía ir él, era su hermano, su familia, él tendría que esperar un poco más para poder verla, Tai bajó la mirada al suelo, parecía esatr pensando en algo crítico, nadie dijo nada esperando la respuesta del moreno, Tk miró a sus padres y se dirigió a las sillas que estaban cerca de la entrada.

- Tk – la voz de Tai le sonó algo extraña, levantó su rostro para observar al mayor de los Yagami, Tai no lo miraba simplemente tenía su vista fija en la ventana – saluda a mi hermana por mí – dijo él y caminó lejos del grupo, Tk asintió y siguió al médico a través de las blancas puertas.

- Bien, debe usar esto para poder verla, el estado de la señorita es de extremo cuidado, sus defensas están muy bajas debido al frío al que estuvo expuesta y cualquier soplo puede complicar aun más su situación – le dijo el doctor entregándole una bata azul y un tapabocas, Tk se los colocó con prisa para luego entrar a la blanca habitación.

Allí en esa inmensa y blanquecina habitación, cerca de la ventana, se encontraba Hikari recostada, tenía varios aparatos conectados a ella, con lentitud camino hacia ella en silencio, la castaña tenía los ojos cerrados y parecía reposar, el aparato indicaba los latidos de su corazón; al acercarse más pudo notar los morados en el brazo derecho de su novia, el rubio mordió su labio inferior sintiéndose mal por ella, con cuidado acercó una silla a la cama para poder estar junto a ella y cuidarla, sin embargo al sentarse, se encontró con dos orbes canela que lo miraban con miedo, el aparato comenzó a pitar con más frecuencia mostrando el miedo y los nervios que padecía la castaña.

- Takeru – musito ella débilmente, él sonrió y acarició el rostro de ella con ternura, las lágrimas empapaban el rostro de la castaña.

- No llores, todo va estar bien.

- No… no puedo caminar, ni si quiera sé si podré volver a… - su voz se quebró y la frase quedó inconclusa, Tk sintió de nuevo el dolor en su pecho.

- Si puedes, el doctor dice que volverás a caminar con la operación.

- ¿y… si no? Que tal si no me recupero, si… la operación no funciona.

- Tienes que creer que todo saldrá bien

- Aun así… demoraré en curar, tardaré unos 4 o 5 meses en ver los resultados, yo…

- Todo va estar bien, yo voy a estar a tu lado.

- No quiero atarte a mí de esta forma, no quiero que estés conmigo por lastima o por no herirme.

- No me estás atando a nada y tampoco estaré contigo por lastima o para no herirte – le dijo Tk levantando la voz, ella fijó su mirada en las blancas sabanas que la cobijaban – estaré a tu lado porque te amo y eres todo lo que necesito, no entiendo por qué crees que no querría estar a tu lado, eres mi todo, no puedo alejarme de ti.

- ¿No lo entiendes? – dijo ella, su voz estaba impregnada por la desesperación – voy a estar solo en una silla de ruedas, no podré moverme sola, no podré estar a tu lado como antes.

- Eso no me importa Kari.

- No te importa ahora que sabes que puedo volver a caminar, pero… ¿si falla? ¿si no vuelvo a caminar?

- Tampoco me importara entonces – dijo el rubio mirándola seriamente, ella clavo sus torturados ojos en él – si vuelves a caminar, será un milagro del que siempre estaré agradecido, y si no, te amaré igual o más.

- No me mientas.

- No te estoy mintiendo y lo sabes ¿Por qué insistes en pensar que no te querré y que te dejaré? No podría Kari, no podría porque tú eres todo lo que veo en mi futuro, si tú no estás nada volvería a tener sentido, eres mi ángel, no, eres mi luz, tú me devolviste la esperanza y jamás he sido tan feliz, a tu lado aprendí muchas cosas, cosas que no quiero dejar de vivir ni de sentir – tomó la mano de la castaña entre sus manos y la acerco a su rostro, Hikari escuchaba en silencio lo que su novio le decía, sabía que no le estaba mintiendo, pero estaba asustada por su futuro, solo podía ver la silla de ruedas y eso la atormentaba, más el hecho de que Tk se cansara alguna vez de ella.

- No quiero quedarme sola… pero no quiero ser una carga para nadie – levantó ella la voz e invadida por el miedo trató de levantarse y salir de la habitación, Tk trató de retenerla, pero Kari se soltó y puso sus pies en el suelo, trató de saltar y correr, pero solo consiguió irse para delante, pero Tk logró evitar que se cayera abrazándola contra él, Kari trató de zafarse, y golpeó a Tk con sus débiles manos, pero el rubio no la soltó, solo la volvió a recostar, una repentina tos sobrecogió a la castaña, una enfermera entró rápidamente y dándole una medicina logró clamarla, tocó su frente y luego salió para buscar al médico, al verse solos de nuevo, ella volvió a hablar– no quiero quedarme paralítica.

- Entonces haz algo por ti misma – le dijo Tk alterado, ella lo observó agitada – deja de pensar en eso y mira la posibilidad que hay frente a ti, puedes volver a caminar sólo si tú pones de tu parte, si te sigues hundiendo en esta depresión que no te lleva a ninguna parte no lograrás superar esto, no volverás a caminar y me alejarás por completo, si tú no quieres seguir adelante y estar a mi lado y te rindes como ahora, entonces yo tampoco estaré a tu lado para verte decaer.

- Tk…

- ¡Por Dios, Kari! Aun hay una oportunidad, no la dejes ir, puedes volver a caminar y seguir adelante, aun si no pudieras recuperarte y quedaras paralitica, eres una gran persona y lograrás lo que sea, hay muchas personas en el mundo que están paralíticas y sin embargo logran maravillas, son independientes y salen adelante porque lo desean, no se echan a morir como estás haciendo, reacciona.

- Estoy asustada – musito ella aferrándose a la mano de su novio, él besó su frente con ternura tratando de calmarse un poco mientras ella, ya débil soltó su mano.

- Sé que lo estás, yo también lo estoy, esto no será fácil, pero lo superaremos, sé que si, muchas personas te necesitamos Kari, yo te necesito más que nada, no te rindas, no me dejes – murmuro cerca del oído de la castaña, ella asintió y tomó aire.

- No quiero perderte.

- No lo harás, siempre estaré contigo pase lo que pase, pero no te rindas, sé que todo saldrá bien si tú te lo propones, yo solo no puedo hacer gran cosa – dijo mirándola de nuevo a los ojos y ella sonrió más animada.

- Estaba… estoy muy asustada – dijo y volvió a toser, Tk se acercó a ella sin saber que hacer, pero Kari tomando su mano le indico que se encontraba mejor – no me siento nada bien, al parecer tengo neumonía… me siento muy débil y encima de todo no puedo caminar, no siento mis piernas, me encontraba desesperada y creí… creí que todos iban a culparme por esto, que ninguno se quedaría a mi lado.

- No sé como se te ocurren todas esas cosas – dijo Tk divertido y ella lo observó, sus ojos mostraban el cansancio que la dominaba y Tk sabía que ella necesitaba mucho descanso para poderse recuperar – prométeme que no pensarás más en eso – dijo y ella sonrió mientras asentía con la cabeza – debo marcharme, tienes que descansar y creo que no te estoy ayudando en eso.

- No… no te vayas – pidió ella algo atemorizada y aferrando la mano del rubio con más fuerza, él sonrió y acarició de nuevo la mejilla de su novia.

- Volveré mañana y espero encontrarte mejor, de esa forma podrán hacerte la cirugía pronto.

- Tk… ¿Cómo está mi hermano? – preguntó con temor la castaña y Tk no pudo evitar entristecerse al recordar el estado del moreno.

- Está algo deprimido con todo esto, cree que te dejarás vencer y eso lo preocupa demasiado, no quiere verte triste y tampoco verte sufrir, pero si te ve mejor se repondrá.

- Quiero verlo.

- Le preguntaré al doctor si puede venir a verte ahora mismo – dijo Tk y besando la frente de la castaña se dirigió a la puerta – te amo – le dijo abriendo la puerta, ella sonrió complacida por esto.

- Yo también te amo – le contesto ella y sin más, el rubio cerró la puerta y se encamino hacia la sala de espera. Allí todos lo esperaban preocupados.

- ¿Cómo está? – preguntó Matt al ver a Tk de nuevo, el rubio sonrió tranquilizando a su hermano mayor.

- Está mejor, creo que tiene un poco más de ánimo, o eso me parece a mí – dijo Tk y todos sonrieron ante esta noticia, sin embargo Tai seguía aislado de ellos, Tk se acercó a él algo nervioso – Tai… ella esta bien, estaba algo asustada y creo que sentirá más fuerzas si te ve.

- ¿ella te pidió que me animaras? – preguntó ásperamente el moreno, Tk negó con la cabeza y puso una mano sobre el hombro de su amigo.

- Ella me pidió que fueras a verla – dijo el rubio y Tai lo miro a los ojos, de improviso se puso de pie y camino hacia el doctor, después de hablar un rato, este le dio permiso para ver a la castaña y con ánimo, Tai traspaso las blancas puertas, Tk sonrió al ver al moreno un poco más animado, sabía que esto ayudaría a Kari a tener valor y soportar todo esto.

Tai siguió al doctor y escuchó todos sus consejos, se coloco la bata azul y el tapabocas e ingresó al cuarto, la enfermera estaba revisando a Kari y volvía a inyectarle algo, Kari hizo una mueca de dolor, pero luego se relajo, Tai observó en silencio par ano interrumpir y asustar a su hermanita, se veía tan frágil y pequeña que le costaba creer que era su hermana, aun así seguía manteniendo una sonrisa en el rostro en señal de agradecimiento a la enfermera, de repente la castaña comenzó a toser sin poder parar, se estaba ahogando, la enfermera de inmediato la ayudo y le dio un vaso con agua, Tai quiso acercarse, pero parecía pegado al piso, al pasar la crisis, Kari se recostó en la cama y cerró sus ojos mientras la enfermera abandonó la habitación no sin antes sonreírle a Tai e indicarle que podía acercarse más. Él, aun algo nervioso y preocupado se acercó a la tranquila castaña que reposaba en silencio, con dulzura acarició el cabello de su hermana haciendo que ésta abriera sus ojos de nuevo y los fijara en los de él, una sonrisa en el pálido rostro de la joven se esbozo tranquilizando un poco a Tai.

- Hermano… no sabes cuanto te extrañe – le dijo aún sonriendo y buscando con su mano la de Tai, él se dio cuenta y apretó entre la de él la de Kari para darle fuerza – lo siento mucho… lo siento.